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Thursday, July 17th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
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Bible Commentaries
Comentario de la Cadena Dorada sobre los Evangelios Comentario de la Cadena Dorada
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Información bibliográfica
Aquino, Tomás. "Comentario sobre John 3". "Comentario de la Cadena Dorada sobre el Evangelio". https://studylight.org/commentaries/spa/gcc/john-3.html.
Aquino, Tomás. "Comentario sobre John 3". "Comentario de la Cadena Dorada sobre el Evangelio". https://studylight.org/
Whole Bible (30)New Testament (5)Gospels Only (1)Individual Books (4)
VersÃculos 1-3
Ver 1. HabÃa un varón de los fariseos llamado Nicodemo, prÃncipe de los judÃos: 2. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: RabÃ, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estos milagros que tú haces, a menos que Dios esté con él. 3. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
AGO. Ãl habÃa dicho anteriormente que, cuando estuvo en Jerusalén, muchos creyeron en su nombre, cuando vieron los milagros que hacÃa. De este número era Nicodemo, de quien se nos dice; HabÃa un hombre de los fariseos, Nicodemo, un gobernante de los judÃos. BED. Se da su rango, Un gobernante de los judÃos; y luego lo que hizo, Este hombre vino a Jesús de noche: esperando, es decir, por una entrevista tan secreta, aprender más de los misterios de la fe; los últimos milagros públicos le dieron un conocimiento elemental de ellos.
CHRYS. Sin embargo, la enfermedad de los judÃos lo retuvo todavÃa, y por eso vino de noche, temiendo venir de dÃa. De tales habla el evangelista en otra parte, Sin embargo, entre los principales gobernantes también muchos creyeron en él; pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados ââde la sinagoga. AGO. Nicodemo fue uno de los que creyeron, pero aún no habÃan nacido de nuevo.
Por lo cual vino a Jesús de noche. Mientras que a los que nacen del agua y del EspÃritu Santo, les dice el Apóstol: Vosotros en otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor. HAYMO. O, bien puede decirse que vino de noche, envuelto, como estaba, en las tinieblas de la ignorancia, y aún no habÃa llegado a la luz, es decir, a la creencia de que nuestro Señor era Dios verdadero. La noche en el lenguaje de las Sagradas Escrituras se pone por ignorancia.
Y le dijo: RabÃ, sabemos que has venido de Dios como maestro. El Rabino hebreo, tiene el significado de Magister en latÃn. Lo llama, vemos, Maestro, pero no Dios: no lo insinúa; cree que es un enviado de Dios, pero no ve que es Dios.
AGO. Cuál era el fundamento de su creencia, es claro por lo que sigue inmediatamente: Porque nadie puede hacer estos milagros que Tú haces, a menos que Dios esté con él. Nicodemo entonces fue uno de los muchos que creyeron en Su Nombre, cuando vieron las señales que Ãl hacÃa.
CHRYS. Sin embargo, no concibió ninguna gran idea de ellos a partir de sus milagros; y le atribuyó hasta ahora sólo un carácter humano, hablando de Ãl como un Profeta, enviado para ejecutar una comisión, y necesitando ayuda para hacer Su obra; mientras que el Padre lo habÃa engendrado perfecto, autosuficiente y libre de todo defecto. Siendo el designio de Cristo, sin embargo, para el presente, no tanto revelar Su dignidad, cuanto probar que Ãl no hizo nada contrario al Padre; en palabras Ãl es a menudo humilde, mientras que Sus actos siempre testifican Su poder.
Y por eso a Nicodemo en esta ocasión no le dice nada expresamente para magnificarse a sà mismo; pero Ãl corrige imperceptiblemente su baja opinión de Ãl, y le enseña que Ãl mismo era todo suficiente e independiente en Sus obras milagrosas. Por eso responde: De cierto, de cierto os digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
AGO. Esas son, pues, las personas a las que Jesús se encomienda, los nacidos de nuevo, que no vienen a Jesús de noche, como hizo Nicodemo. Tales personas hacen inmediatamente la profesión.
CHRYS. Dice, pues, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios; como si dijera: Aún no habéis nacido de nuevo, es decir, de Dios, por engendramiento espiritual; y por eso vuestro conocimiento de Mà no es espiritual, sino carnal y humano. Pero yo os digo, que ni vosotros, ni nadie, sino el que naciere de nuevo de Dios, podrá ver la gloria que me rodea, sino que será fuera del reino: porque es engendrar por el bautismo, que ilumina la mente.
O el significado es, A menos que nazcas de lo alto y hayas recibido la certeza de mis doctrinas, te desvÃas del camino y estás lejos del reino de los cielos. Por las cuales palabras nuestro Señor revela Su naturaleza, mostrando que Ãl es más de lo que parece a simple vista. La expresión Desde arriba significa, según unos, desde el cielo, según otros, desde el principio. Si los judÃos lo hubieran oÃdo, lo habrÃan dejado con desdén; pero Nicodemo muestra el amor de un discÃpulo, quedándose para hacer más preguntas.
VersÃculos 4-8
Ver. 4. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Podrá entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5. Respondió Jesús: De cierto, de cierto os digo, que el que no naciere de agua y del EspÃritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que es nacido del EspÃritu es espÃritu. 7. No te maravilles de que te haya dicho: Tienes que nacer de nuevo. 8. El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no puedes decir de dónde viene ni adónde va; asà es todo aquel que es nacido del EspÃritu.
CHRYS. Nicodemo, viniendo a Jesús, como a un hombre, se sobresalta al aprender cosas mayores de las que el hombre podrÃa expresar, cosas demasiado elevadas para él. Su mente está entenebrecida, y no se mantiene firme, sino que tambalea como quien está a punto de apartarse de la fe. Por lo tanto, objeta la doctrina como imposible, a fin de invocar una explicación más completa. Hay dos cosas que le asombran, tal nacimiento y tal reino; de los que aún no se ha oÃdo hablar entre los judÃos. Primero insta a la primera dificultad, como la mayor maravilla. Nicodemo, le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Podrá entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
BED. La pregunta planteada suena como si un niño pudiera entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer. Pero Nicodemo, debemos recordar, era un anciano, y tomó su ejemplo de sà mismo; como si dijera: Soy un anciano, y busco mi salvación; ¿Cómo puedo entrar de nuevo en el vientre de mi madre y nacer?
CHRYS. Le llamáis RabÃ, y decÃs que viene de Dios, y sin embargo no recibÃs Sus dichos, sino que utilizáis para vuestro maestro una palabra que trae una confusión sin fin; porque ese cómo, es la pregunta de un hombre que no tiene una creencia fuerte; y muchos de los que asà han preguntado, han caÃdo de la fe; algunos preguntan, ¿cómo se encarnó Dios? otros, ¿cómo nació? Nicodemo aquà pregunta desde la ansiedad. Pero observen cuando un hombre confÃa las cosas espirituales a sus propios razonamientos, cuán ridÃculamente habla.
AGO. Es el EspÃritu el que habla, mientras que carnalmente entiende; no conoció ningún nacimiento excepto uno, el de Adán y Eva; de Dios y de la Iglesia no conoce a ninguno. Pero, ¿entiendes tú el nacimiento del EspÃritu, como Nicodemo entendió el nacimiento de la carne; porque asà como no se puede repetir la entrada en la matriz, tampoco se puede repetir el bautismo.
CHRYS. Mientras Nicodemo tropieza, insistiendo en nuestro nacimiento aquÃ, Cristo revela más claramente la forma de nuestro nacimiento espiritual; Respondió Jesús: De cierto, de cierto os digo, que el que no naciere de agua y del EspÃritu, no puede entrar en el reino de Dios.
AGO. Como si dijera: Me entiendes que hablo de un nacimiento carnal; pero el hombre debe nacer del agua y del EspÃritu, si ha de entrar en el reino de Dios. Si para obtener la herencia temporal de su padre humano, el hombre debe nacer del vientre de su madre; para obtener la herencia eterna de su Padre celestial, debe nacer del seno de la Iglesia. Y puesto que el hombre consta de dos partes, cuerpo y alma, el modo incluso de este último nacimiento es doble; regar la parte visible limpiando el cuerpo; el EspÃritu por Su cooperación invisible, cambiando el alma invisible.
CHRYS. Si alguien pregunta cómo nace un hombre del agua, yo pregunto a cambio cómo nació Adán de la tierra. Porque asà como en el principio, aunque el elemento de la tierra era el tema, el hombre era la obra del modelador; asà también ahora, aunque el elemento del agua es el tema, toda la obra es hecha por el EspÃritu de gracia. Luego dio el ParaÃso por un lugar para morar; ahora nos ha abierto el cielo.
Pero ¿qué necesidad hay de agua para los que reciben el EspÃritu Santo? Lleva a cabo los sÃmbolos divinos de la sepultura, la mortificación, la resurrección y la vida. Pues por la inmersión de nuestras cabezas en el agua, el hombre viejo desaparece y es enterrado como en un sepulcro, de donde asciende como un hombre nuevo. Asà debéis aprender, que la virtud del Padre, y del Hijo, y del EspÃritu Santo, llena todas las cosas.
Por lo cual también Cristo estuvo tres dÃas en el sepulcro antes de su resurrección. Entonces, lo que la matriz es para la descendencia, lo es el agua para el creyente; es modelado y formado en el agua. Pero lo que se forma en el vientre necesita tiempo; mientras que el agua todo se hace en un instante. Porque la naturaleza del cuerpo es tal que requiere tiempo para completarse; pero las creaciones espirituales son perfectas desde el principio. Desde que nuestro Señor subió del Jordán, el agua ya no produce reptiles, es decir, almas vivientes; sino almas racionales y dotadas del EspÃritu.
AGO. Porque El no dice, El que no naciere de nuevo del agua y del EspÃritu, no tendrá salvación, o vida eterna; mas, no entrará en el reino de Dios; de esto algunos infieren que los niños deben ser bautizados para estar con Cristo en el reino de Dios, donde no estarÃan si no fueran bautizados; sino que obtendrán la salvación y la vida eterna aunque mueran sin el bautismo, no estando atados con ninguna cadena de pecado. Pero, ¿por qué un hombre nace de nuevo, excepto para ser cambiado de su estado anterior a uno nuevo? ¿O por qué la imagen de Dios no entra en el reino de Dios, si no es a causa del pecado?
HAYMO. Pero no pudiendo Nicodemo asimilar tan grandes y profundos misterios, nuestro Señor le ayuda con la analogÃa de nuestro nacimiento carnal, diciendo: Lo que nace de la carne, carne es, y lo que nace del EspÃritu, espÃritu es. Porque asà como la carne engendra carne, asà también el espÃritu, espÃritu.
CHRYS No busquéis, pues, ninguna producción material, ni penséis que el EspÃritu engendra la carne; porque aun la carne del Señor no es engendrada solamente por el EspÃritu, sino también por la carne. Lo que nace del EspÃritu es espiritual. El nacimiento del que aquà se habla no tiene lugar según nuestra sustancia, sino según el honor y la gracia. Pero el nacimiento del Hijo de Dios es diferente; porque si no, ¿qué hubiera sido Ãl más que todos los que nacen de nuevo? Y se probarÃa que era demasiado inferior al EspÃritu, ya que su nacimiento serÃa por la gracia del EspÃritu.
¿Cómo difiere esto de la doctrina judÃa? - Pero marca a continuación la parte del EspÃritu Santo, en la obra divina. Porque mientras que arriba se dice que algunos son nacidos de Dios, aquà encontramos que el EspÃritu los genera. - El asombro de Nicodemo despertado de nuevo por las palabras, El que nace del EspÃritu es espÃritu, Cristo lo encuentra de nuevo con un ejemplo de la naturaleza; No te maravilles de que te dije: Tienes que nacer de nuevo.
La expresión, No te maravilles, muestra que Nicodemo estaba sorprendido por Su doctrina. Ãl toma por este ejemplo algo, no de la groserÃa de otras cosas corporales, pero aún alejado de la naturaleza incorpórea, el viento; El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va: asà es todo aquel que es nacido del EspÃritu. Es decir, si nadie puede impedir que el viento vaya por donde quiere; mucho menos pueden las leyes de la naturaleza, ya sea la condición de nuestro nacimiento natural, o cualquier otra, restringir la acción del EspÃritu.
Que Ãl habla del viento aquà es claro, de Su salvación, Oyes el sonido del mismo, es decir, su ruido cuando golpea los objetos. Al hablar con una persona incrédula e ignorante, no describirÃa asà la acción del EspÃritu. Ãl dice, Sopla donde quiere; no significa ningún poder de elección en el viento, sino solo sus movimientos naturales, en su poder incontrolado. Pero no puede decir de dónde viene ni adónde va; i.
mi. Si no puedes explicar la acción de este viento que llega bajo el conocimiento tanto de tu sentimiento como de tu oÃdo, ¿por qué examinar la operación del EspÃritu Divino? Y añade: Asà es todo aquel que es nacido del EspÃritu.
AGO. Pero, ¿quién de nosotros no ve, por ejemplo, que el viento del sur sopla de sur a norte, otro viento del este, otro viento del oeste? ¿Y cómo, pues, no sabemos de dónde viene el viento y hacia dónde va?
BED. Es el EspÃritu Santo, por lo tanto, Quien sopla donde Ãl quiere. Está en Su propio poder elegir, cuyo corazón visitar en Su gracia esclarecedora. Y oyes su sonido. Cuando uno lleno del EspÃritu Santo está presente contigo y te habla.
AGO. Suena el Salmo, suena el Evangelio, suena la Palabra Divina; es el sonido del EspÃritu. Esto significa que el EspÃritu Santo está invisiblemente presente en la Palabra y el Sacramento, para realizar nuestro nacimiento.
ALCUINO. Por tanto, no sabes de dónde viene ni adónde va; porque, aunque el EspÃritu poseyera a una persona en vuestra presencia en un tiempo determinado, no se podÃa ver cómo entraba en él, ni cómo se iba de nuevo, porque es invisible.
HAYMO. O bien, no puedes decir de dónde viene; es decir, no sabéis cómo lleva a los creyentes a la fe; o hacia dónde va, es decir, cómo dirige a los fieles a su esperanza. Y asà es todo aquel que es nacido del EspÃritu; como si dijera: El EspÃritu Santo es un EspÃritu invisible; y de la misma manera, todo el que nace del EspÃritu nace invisiblemente.
AGO. O asÃ: Si sois nacidos del EspÃritu, seréis tales, que el que aún no ha nacido del EspÃritu, no sabrá de dónde venÃs, ni adónde vais. Porque se sigue: Asà es todo aquel que es nacido del EspÃritu.
TEOFILO. Esto refuta completamente a Macedonio, el impugnador del EspÃritu, quien afirmó que el EspÃritu Santo era un siervo. El EspÃritu Santo, encontramos, obra por Su propio poder, donde Ãl quiere, y lo que Ãl quiere.
VersÃculos 9-12
Ver 9. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede ser esto? 10. Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes estas cosas? 11. De cierto, de cierto os digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibÃs nuestro testimonio. 12. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os digo cosas celestiales?
HAYMO. Nicodemo no puede asimilar los misterios de la Divina Majestad, que nuestro Señor revela, y por eso pregunta cómo es, no negando el hecho, no queriendo censura alguna, pero queriendo ser informado: Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo pueden estas cosas ¿ser?
CHRYS. Por cuanto él sigue siendo judÃo, y, después de tan clara evidencia, persiste en un sistema bajo y carnal, Cristo se dirige a él en adelante con mayor severidad: Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres maestro en Israel, y no sabes estas cosas? ¿cosas?
AGO. ¿Qué pensamos nosotros? que nuestro Señor quiso insultar a este maestro en Israel? Ãl quiso que naciera del EspÃritu: y nadie nace del EspÃritu si no se hace humilde; pues esta misma humildad es la que nos hace nacer del EspÃritu. Sin embargo, estaba inflado con su eminencia como maestro y se consideraba importante porque era un médico de los judÃos. Nuestro Señor, entonces, derriba su orgullo, para que pueda nacer del EspÃritu.
CHRYS. Sin embargo, Ãl no acusa al hombre de maldad, sino sólo de falta de sabidurÃa e iluminación. Pero alguno dirá: ¿Qué relación tiene este nacimiento, del que habla Cristo, con las doctrinas judÃas? tanto. El primer hombre que fue hecho, la mujer que fue hecha de su costilla, la estéril que dio a luz, los milagros que fueron hechos por medio del agua, quiero decir, ElÃas sacando el hierro del rÃo, el paso del Mar Rojo , y la purificación de Naamán el arameo en el Jordán, eran todos tipos y figuras del nacimiento espiritual, y de la purificación que habrÃa de tener lugar en él.
Muchos pasajes en los Profetas también tienen una referencia oculta a este nacimiento: como en los Salmos, que te hace joven y vigoroso como un águila: y, Bienaventurado aquel cuya injusticia es perdonada. Y de nuevo, Isaac fue un tipo de este nacimiento. Refiriéndose a estos pasajes, nuestro Señor dice: ¿Eres tú maestro en Israel, y no sabes estas cosas? Por segunda vez, sin embargo, condesciende a su debilidad, y hace uso de un argumento común para hacer creÃble lo que ha dicho: De cierto, de cierto os digo: Hablamos que sabemos, y testificamos que hemos visto, y vosotros no reciban nuestro testimonio.
La vista la consideramos el más cierto de todos los sentidos; de modo que cuando decimos que vimos tal cosa con nuestros ojos, parecemos obligar a los hombres a creernos. De la misma manera, Cristo, hablando a la manera de los hombres, no dice ciertamente que haya visto realmente, es decir, con el ojo corporal, los misterios que revela; pero es claro que lo quiere decir del más cierto conocimiento absoluto. Esto entonces, a saber. Que lo sabemos, él lo afirma solo de sà mismo.
HAYMO. ¿Por qué, se pregunta, habla en plural, Hablamos que sabemos? Porque siendo el hablante el Hijo Unigénito de Dios, Ãl mostrarÃa que el Padre estaba en el Hijo, y el Hijo en el Padre, y el EspÃritu Santo de ambos, procediendo indivisiblemente.
ALCUINO. O bien, el número plural puede tener este significado; Yo, y los que son nacidos de nuevo del EspÃritu, solo entendemos lo que hablamos; y habiendo visto al Padre en lo secreto, esto testificamos abiertamente al mundo; y vosotros, que sois carnales y soberbios, no recibáis nuestro testimonio.
TEOFILO. Esto no se dice de Nicodemo, sino de la raza judÃa, que persistió en la incredulidad hasta el final.
CHRYS. Son palabras de dulzura, no de ira; una lección para nosotros, cuando discutimos y no podemos conversar, no con palabras dolorosas y airadas, sino con la ausencia de ira y clamor (porque el clamor es el material de la ira) para probar la solidez de nuestros puntos de vista. Jesús, al entrar en doctrinas elevadas, siempre se refrena en compasión por la debilidad de su oyente: y no se detiene continuamente en las verdades más importantes, sino que se vuelve hacia otras más humildes. De donde se sigue: Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os digo cosas celestiales?
AGO. Es decir: si no creéis que yo puedo levantar un templo que vosotros derribasteis, ¿cómo podéis creer que los hombres pueden ser regenerados por el EspÃritu Santo?
CHRYS, O asÃ: No te sorprendas de que llame terrenal al bautismo. Se realiza sobre la tierra, y se compara con ese nacimiento estupendo, que es de la sustancia del Padre, siendo un nacimiento terrenal uno de mera gracia. Y bien ha dicho, no no entendéis, sino no creéis: porque cuando el entendimiento no puede asimilar ciertas verdades, lo atribuimos a deficiencia natural o ignorancia: pero donde no se recibe aquello que pertenece a la fe sólo a recibir, la falta no es deficiencia, sino incredulidad. Estas verdades, sin embargo, fueron reveladas para que la posteridad pudiera creer y beneficiarse de ellas, aunque la gente de esa época no lo hizo.
VersÃculo 13
Ver. 13. Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
AGO. Después de haber notado esta falta de conocimiento en una persona que, en virtud de su posición magisterial, se puso por encima de los demás, y culpando la incredulidad de tales hombres, nuestro Señor dice que si tales como estos no creen, otros lo harán. : Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. Esto puede traducirse: El nacimiento espiritual será de tal manera que los hombres de ser terrenales se convertirán en celestiales: lo cual no será posible, a menos que sean hechos miembros de MÃ; para que el que sube, se haga uno con el que descendió. Nuestro Señor cuenta Su cuerpo, es decir, Su Iglesia, como Ãl mismo.
GREG. Por cuanto somos hechos uno con Ãl, al lugar de donde vino Ãl solo en Sà mismo, allà Ãl vuelve solo en nosotros; y el que está siempre en el cielo, diariamente asciende al cielo.
AGO. Aunque fue hecho Hijo del hombre sobre la tierra, sin embargo, su divinidad con la que, permaneciendo en el cielo, descendió a la tierra, ha declarado no estar en desacuerdo con el tÃtulo de Hijo del hombre, pues ha considerado que su carne es digna del nombre de Hijo de Dios. Porque por la Unidad de la persona, por la cual ambas sustancias son un solo Cristo, caminó sobre la tierra, siendo Hijo de Dios; y permaneció en el cielo, siendo Hijo del hombre.
Y la creencia en lo mayor implica creer en lo menor. Si, pues, la sustancia divina, que está tanto más alejada de nosotros, y podrÃa por nosotros tomar la sustancia del hombre para unirlos en una sola persona; cuánto más fácilmente podemos creer que los santos unidos al hombre Cristo, llegan a ser con él un solo Cristo, de modo que si bien es cierto de todos que ascienden por la gracia, es al mismo tiempo cierto que Ãl solo asciende al cielo, que descendió del cielo.
CHRYS. O asÃ: habiendo dicho Nicodemo: Sabemos que eres un maestro enviado por Dios; Nuestro Señor dice: Y nadie ha subido, &c. en que Ãl podrÃa no parecer ser un maestro solo como uno de los Profetas.
TEOFILO. Pero cuando oigáis que el Hijo del hombre descendió del cielo, no penséis que su carne descendió del cielo; porque esta es la doctrina de aquellos herejes, que sostuvieron que Cristo tomó Su Cuerpo del cielo, y sólo pasó por la Virgen.
CHRYS. Por el tÃtulo Hijo del hombre aquÃ, no se refiere a su carne, sino a sà mismo en su totalidad; la parte menor de Su naturaleza se pone para expresar el todo. No es raro en Ãl nombrarse a Sà mismo enteramente de Su humanidad, o enteramente de Su divinidad.
BEDA; Si un hombre con un propósito determinado desciende desnudo al valle, y allà se provee de ropas y armaduras y sube de nuevo a la montaña, se puede decir que el que subió es el mismo que el que descendió.
HILARIO; O, Su descenso del cielo es la fuente de Su origen como concebido por el EspÃritu: MarÃa no dio origen a Su cuerpo, aunque las cualidades naturales de su sexo contribuyeron a su nacimiento y crecimiento. Que Ãl es el Hijo del hombre es del nacimiento de la carne que fue concebido en la Virgen. Que Ãl esté en el cielo es por el poder de Su naturaleza eterna, que no contrajo el poder de la Palabra de Dios, que es infinita, dentro de la esfera de un cuerpo finito.
Nuestro Señor permaneciendo en forma de siervo, lejos de todo el cÃrculo, interior y exterior, del cielo y del mundo, pero como Señor del cielo y del mundo, no estuvo ausente de allÃ. Asà pues, descendió del cielo porque era el Hijo del hombre; y estaba en el cielo, porque el Verbo, que se hizo carne, no habÃa dejado de ser Verbo.
AGO. Pero os maravilláis de que estuviera aquà y en el cielo a la vez. Sin embargo, tal poder le ha dado a sus discÃpulos. Escucha Pablo, Nuestra conversación está en el cielo. Si el hombre Pablo caminó sobre la tierra, y tuvo su conversación en el cielo; ¿No podrá el Dios del cielo y de la tierra estar en el cielo y en la tierra?
CHRYS. También lo que parece muy elevado sigue siendo indigno de Su inmensidad. Porque Ãl no está solamente en el cielo, sino en todas partes, y lo llena todo. Pero por el momento se adapta a la debilidad de su oyente, para que gradualmente pueda convertirlo.
VersÃculos 14-15
Ver 14. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, asà es necesario que el Hijo del hombre sea levantado: 15. Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
CHRYS. Habiendo hecho mención del don del bautismo, procede a su fuente, es decir, la cruz: Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, asà es necesario que el Hijo del hombre sea levantado.
BEDA; Introduce al maestro de la ley mosaica, al sentido espiritual de esa ley; por un pasaje de la historia del Antiguo Testamento, que pretendÃa ser figura de su Pasión y de la salvación del hombre.
AGO. Muchos morÃan en el desierto por el ataque de las serpientes, Moisés, por mandato del Señor, levantó una serpiente de bronce y los que la miraban eran sanados inmediatamente. El levantamiento de la serpiente es la muerte de Cristo; la causa, por un cierto modo de construcción, se pone por el efecto. La serpiente fue la causa de la muerte, por cuanto persuadió al hombre a ese pecado, por el cual mereció la muerte.
Nuestro Señor, sin embargo, no transfirió el pecado, es decir, el veneno de la serpiente, a su carne, sino la muerte; para que a semejanza de la carne de pecado haya castigo sin pecado, en virtud del cual la carne de pecado sea librada tanto del castigo como del pecado.
TEOFILO. Vea entonces la adecuación de la figura. La figura de la serpiente tiene la apariencia de la bestia, pero no su veneno: del mismo modo Cristo vino en semejanza de carne de pecado, estando libre de pecado. Por Cristo siendo levantado, entiéndase Su suspensión en lo alto, por cuya suspensión Ãl santificó el aire, tal como habÃa santificado la tierra al caminar sobre ella. En esto también se tipifica la gloria de Cristo: porque la altura de la cruz se convirtió en su gloria porque en cuanto se sometió a ser juzgado, juzgó al prÃncipe de este mundo; porque Adán murió justamente, porque pecó; Señor injustamente, porque no cometió pecado.
Asà venció al que lo entregó a la muerte, y asà libró a Adán de la muerte. Y en esto el diablo se encontró vencido, que no podÃa en la cruz atormentar a nuestro Señor para que odiara a Sus asesinos: sino que solo hizo que Ãl los amara y orara más por ellos. De esta manera la cruz de Cristo se hizo su elevación y gloria.
CHRYS. Por lo cual no dice: El Hijo del hombre debe ser suspendido, sino elevado, término más honroso, pero acercándose a la figura. Ãl usa la figura para mostrar que la antigua dispensación es similar a la nueva, y para mostrar a Sus oyentes que Ãl sufrió voluntariamente; y que su muerte dio como resultado vida.
AGO. Como entonces, el que miró a la serpiente que fue levantada, fue sanado de su veneno y salvado de la muerte; Asà pues, el que es hecho conforme a la muerte de Cristo por la fe y la gracia del bautismo, es librado del pecado por la justificación, y de la muerte por la resurrección, como él mismo dijo; Para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. ¿Qué necesidad hay, pues, de que el niño sea conformado por el bautismo a la muerte de Cristo, si no está completamente contaminado por la mordedura venenosa de la serpiente?
CHRYS. Observar; Alude oscuramente a la Pasión, en consideración a su oyente; pero el fruto de la Pasión lo manifiesta claramente; verbigracia. para que no perezcan los que creen en el Crucificado. Y si los que creen en el Crucificado viven, mucho más vivirá el Crucificado mismo.
AGO. Pero existe esta diferencia entre la figura y la realidad, que la una se recuperó de la muerte temporal, la otra de la eterna.
VersÃculos 16-18
Ver 16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo; mas para que el mundo sea salvo por él. 18. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creÃdo en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
CHRYS. Habiendo dicho, Asà es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, aludiendo a Su muerte; para que su oyente no sea abatido por sus palabras, formando alguna noción humana de él, y pensando en su muerte como un mal, corrige esto diciendo que el que fue entregado a la muerte era el Hijo de Dios, y que su la muerte serÃa la fuente de la vida eterna; De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna; como si dijera: No os maravilléis de que yo deba ser levantado, para que vosotros seáis salvos; porque asà le parece bien al Padre, que tanto os ha amado, que ha dado a su Hijo a sufrir por los siervos ingratos y negligentes.
El texto, tanto amó Dios al mundo, muestra intensidad de amor. Porque grande en verdad e infinita es la distancia entre los dos. El que es sin fin, ni principio de la existencia, Infinita Grandeza, amó a los que eran de tierra y ceniza, criaturas cargadas de innumerables pecados. Y el acto que brota del amor es igualmente indicativo de su vastedad. Porque Dios no dio un siervo, ni un ángel, ni un arcángel, sino su Hijo. Nuevamente, si hubiera tenido muchos hijos, y dado uno, este hubiera sido un regalo muy grande; pero ahora Ãl ha dado a Su Hijo Unigénito.
HILARIO; Si fuera sólo una criatura entregada por el bien de una criatura, una pérdida tan pobre e insignificante no serÃa una gran evidencia de amor. Deben ser cosas preciosas que prueben nuestro amor, grandes cosas deben evidenciar su grandeza. Dios, en amor al mundo, dio a Su Hijo, no un Hijo adoptivo, sino Suyo, aun Su Unigénito. Aquà está la filiación propia, el nacimiento, la verdad: no hay creación, no hay adopción, no hay mentira: aquà está la prueba del amor y la caridad, que Dios envió a su propio Hijo unigénito para salvar al mundo.
TEÃFILO Como dijo arriba, que el Hijo del hombre descendió del cielo, no queriendo decir que su carne descendió del cielo, a causa de la unidad de la persona en Cristo, atribuyendo al hombre lo que era de Dios; al hombre, asigna a Dios la Palabra. El Hijo de Dios era impasible; pero siendo uno en cuanto a persona con el hombre que era pasable, se dice que el Hijo fue entregado a la muerte, en cuanto que verdaderamente padeció, no en su propia naturaleza, sino en su propia carne.
De esta muerte se sigue un beneficio sumamente grande e incomprensible: a saber. para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. El Antiguo Testamento prometÃa a los que obedecÃan, largura de dÃas: el Evangelio promete vida eterna e imperecedera.
BEDA; Nótese aquà que lo mismo que antes dijo del Hijo del hombre, levantado en la cruz, lo repite del unigénito Hijo de Dios: a saber. Que todo aquel que en El cree, &c. Porque el mismo nuestro Hacedor y Redentor, que era Hijo de Dios antes que el mundo fuese, fue hecho al fin del mundo Hijo del hombre; de modo que Aquel que por el poder de Su Deidad nos habÃa creado para gozar de la felicidad de una vida sin fin, el mismo nos restauró a la vida que habÃamos perdido al tomar sobre Sà nuestra fragilidad humana.
ALCUINO. Verdaderamente por medio del Hijo de Dios el mundo tendrá vida; porque por ninguna otra razón vino Ãl al mundo, sino para salvar al mundo. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
AGO. ¿Por qué se le llama Salvador del mundo, sino porque salva al mundo? El médico, en cuanto a su voluntad se refiere, cura a los enfermos. Si el enfermo desprecia o no obedece las instrucciones del médico, se destruye a sà mismo.
CHRYS. Porque sin embargo Ãl dice esto, los hombres perezosos en la multitud de sus pecados, y exceso de descuido, abusan de la misericordia de Dios, y dicen, No hay infierno, no hay castigo; Dios nos perdona todos nuestros pecados. Pero recordemos, que hay dos advenimientos de Cristo; uno pasado, el otro por venir. El primero fue, no para juzgar sino para perdonarnos: el segundo será, no para perdonar sino para juzgarnos. Es de los primeros que dice: No he venido a juzgar al mundo.
Porque Ãl es misericordioso, en lugar de juicio, Ãl concede una remisión interna de todos los pecados por el bautismo; y aún después del bautismo nos abre la puerta del arrepentimiento, que si Ãl no hubiera hecho todo, se habrÃa perdido; por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Después, sin embargo, sigue algo sobre el castigo de los incrédulos, para advertirnos de que no nos halaguemos pensando que podemos pecar impunemente.
Del incrédulo dice, 'ya ha sido juzgado'. - Pero primero dice, El que cree en El no es juzgado. El que cree, dice, no el que pregunta. Pero ¿y si su vida es impura? Pablo declara con mucha fuerza que los tales no son creyentes: Confiesan, dice, que conocen a Dios, pero lo niegan en las obras. Es decir, los tales no serán juzgados por su creencia, sino que recibirán un castigo severo por sus obras, aunque no se les acusará de incredulidad.
ALCUINO. El que cree en Ãl y se une a Ãl como un miembro a la cabeza, no será condenado.
AGO. ¿Qué esperabas que dijera del que no creÃa, excepto que está condenado? Sin embargo, fijaos en Sus palabras: El que no cree, ya ha sido condenado. La Sentencia no ha aparecido, pero ya está dada. Porque el Señor sabe quiénes son suyos; quienes esperan la corona, y quienes el fuego.
CHRYS. O el significado es que la incredulidad misma es el castigo de los impenitentes: por cuanto eso es estar sin luz, y estar sin luz es en sà mismo el mayor castigo. O está anunciando lo que ha de ser. Aunque un asesino aún no sea sentenciado por el Juez, su crimen ya lo ha condenado. De la misma manera, el que no cree, está muerto, asà como murió Adán el dÃa que comió del árbol.
GREG. O asÃ: En el juicio final algunos perecen sin ser juzgados, de los cuales aquà se dice: El que no cree, ya ha sido condenado. Porque el dÃa del juicio no juzga a los que por incredulidad ya están desterrados de la vista de un juez discernidor, están bajo sentencia de condenación; pero aquellos, que reteniendo la profesión de fe, no tienen obras que mostrar adecuadas a esa profesión. Para aquellos que no han guardado ni siquiera los sacramentos de la fe, ni siquiera escuchen la maldición del Juez en el último juicio.
Ellos ya, en la oscuridad de su incredulidad, han recibido su sentencia, y no son considerados dignos de ser condenados por la reprensión de Aquel a quien habÃan despreciado Otra vez; Porque un soberano terrenal, en el gobierno de su estado, tiene otra regla de castigo, en el caso del súbdito descontento y del extranjero rebelde. En el primer caso consulta la ley civil; pero contra el enemigo procede inmediatamente a la guerra, y paga su maldad con el castigo que merece, sin tener en cuenta la ley, ya que el que nunca se sometió a la ley, no tiene derecho a sufrir por la ley.
ALCUINO. Luego da la razón por la cual el que no cree es condenado, a saber. porque no cree en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Porque solo en este nombre hay salvación. Dios no tiene muchos hijos que puedan salvar; Aquel por quien Ãl salva es el Unigénito.
AGO. Entonces, ¿dónde colocamos a los niños bautizados? ¿Entre los que creen? Esto se adquiere para ellos en virtud del Sacramento, y las promesas de los padrinos. Y por esta misma regla contamos a los que no están bautizados, entre los que no creen.
VersÃculos 19-21
Ver 19. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20. Porque todo el que hace el mal aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21. Mas el que hace la verdad viene a la luz, para que sus obras sean manifiestas, que son hechas en Dios.
ALCUINO. Aquà está la razón por la cual los hombres no creyeron, y por qué son justamente condenados; Esta es la condenación, que la luz ha venido al mundo.
CHRYS. Como si dijera: Lejos de haberla buscado o trabajado para encontrarla, la luz misma les ha llegado y se han negado a admitirla; Los hombres amaron más las tinieblas que la luz, por eso Ãl no les da excusa. Ãl vino a rescatarlos de las tinieblas y sacarlos a la luz; ¿Quién puede compadecerse de aquel que no elige acercarse a la luz cuando llega a él?
BEDA; Se llama a sà mismo la luz, de lo que habla el evangelista: Esa era la luz verdadera; mientras que al pecado Ãl lo llama tinieblas.
CHRYS. Luego, porque parecÃa increÃble que el hombre prefiriera la luz a las tinieblas, da la razón del enamoramiento, a saber. que sus obras eran malas. Y de hecho, si hubiera venido a Juicio, habrÃa habido alguna razón para no recibirlo; porque el que es consciente de sus crÃmenes, naturalmente evita al juez. Pero los criminales se alegran de encontrar a quien les trae el perdón. Y por lo tanto, podrÃa haberse esperado que los hombres conscientes de sus pecados hubieran ido al encuentro de Cristo, como de hecho muchos lo hicieron; porque los publicanos y los pecadores vinieron y se sentaron con Jesús.
Pero la mayor parte, siendo demasiado cobardes para soportar las fatigas de la virtud por causa de la justicia, persistieron en su maldad hasta el final; de quien dice nuestro Señor: Todo el que hace lo malo, aborrece la luz. Habla de aquellos que eligen permanecer en su maldad.
ALCUINO. Todo el que hace el mal, odia la luz; es decir, el que está decidido a pecar, que se deleita en el pecado, odia la luz, que detecta su pecado.
AGO. Como les desagrada que los engañen y les gusta engañar, aman la luz por descubrirse a sà misma y la odian por descubrirlos a ellos. Por tanto, será su castigo, que ella los manifieste contra su voluntad, y ella misma no se manifieste a ellos. Aman el brillo de la verdad, odian su discriminación; y por lo tanto se sigue, Ni viene a la luz, que sus obras deben ser reprendidas.
CHRYS. Nadie reprende a un pagano porque su propia práctica esté de acuerdo con el carácter de sus dioses; su vida está de acuerdo con sus doctrinas. Pero un cristiano que vive en la maldad todo debe condenar. Si hay gentiles que viven bien, no los conozco. ¿Pero no hay gentiles? se puede preguntar. Porque no me hables de los naturalmente amables y honestos; esto no es virtud. Pero muéstrame uno que tenga fuertes pasiones y viva con sabidurÃa.
No puedes. Porque si el anuncio de un reino, y las amenazas del infierno, y otros alicientes, difÃcilmente mantienen a los hombres virtuosos como lo son, tales llamadas difÃcilmente los despertarán al logro de la virtud en primera instancia. Los paganos, si producen algo que se ve bien, lo hacen por vanagloria y, por lo tanto, al mismo tiempo, si pueden pasar desapercibidos, gratifican también sus malos deseos.
¿Y de qué sirve la sobriedad y la decencia de conducta del hombre, si es esclavo de la vanagloria? El esclavo de la vanagloria no es menos pecador que fornicador; es más, peca aún más a menudo y más gravemente. Sin embargo, aun suponiendo que haya unos pocos gentiles de buena vida, las excepciones tan raras no afectan mi argumento.
BEDA; Moralmente también aman las tinieblas más que la luz, quienes cuando sus predicadores les dicen su deber, los asaltan con calumnias. Pero el que hace la verdad viene a la luz, para que sus obras sean manifiestas, que son hechas en Dios.
CHRYS. No dice esto de los que se educan bajo el Evangelio, sino de los que se convierten a la verdadera fe del paganismo o del judaÃsmo. Ãl muestra que nadie dejará una religión falsa por la fe verdadera, hasta que primero se resuelva a seguir un curso de vida correcto.
AGO. Ãl llama a las obras del que viene a la luz, obradas en Dios; lo que significa que su justificación no es atribuible a sus propios méritos) sino a la gracia de Dios.
AGO. Pero si Dios ha descubierto que todas las obras de los hombres son malas, ¿cómo es que alguno ha hecho la verdad y viene a la luz, es decir, a Cristo? Ahora lo que Ãl dijo es que amaban más las tinieblas que la luz; Ãl pone el énfasis en eso. Muchos han amado sus pecados, muchos los han confesado. Dios acusa tus pecados; si los acusas también a ellos, te unes a Dios. Debes odiar tu propio trabajo y amar el trabajo de Dios en ti.
El principio de las buenas obras, es la confesión de las malas obras, y luego haces la verdad: no tranquilizarte, no halagarte a ti mismo. Y habéis venido a la luz, porque este mismo pecado en vosotros, que os desagrada, no os desagradarÃa, si Dios no os iluminase, y Su verdad os la mostrase. Y aquellos que han pecado solo de palabra o pensamiento, o que solo se han excedido en las cosas permitidas, hagan la verdad, haciendo confesión, y vengan a la luz haciendo buenas obras.
Porque los pecados pequeños, si se les permite acumularlos, se vuelven mortales. Pequeñas gotas hinchan el rÃo: pequeños granos de arena se convierten en un montón, que oprime y pesa. El mar que entra poco a poco, a menos que sea bombeado, hunde el barco. ¿Y qué es bombear, sino por las buenas obras, el duelo, el ayuno, el dar y el perdonar, para proveer contra nuestros pecados que nos abruman?
VersÃculos 22-26
Ver 22. Después de estas cosas vino Jesús y sus discÃpulos a la tierra de Judea; y allà se detuvo con ellos, y bautizó. 23. Y Juan también estaba bautizando en Ãnon cerca de Salim, porque allà habÃa mucha agua; y vinieron, y fueron bautizados. 24. Porque Juan aún no habÃa sido echado en la cárcel. 25. Entonces surgió una pregunta entre algunos de los discÃpulos de Juan y los judÃos acerca de la purificación. 26. Y vinieron a Juan, y le dijeron: RabÃ, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien diste testimonio, he aquÃ, bautiza, y todos vienen a él.
CHRYS. Nada es más abierto que la verdad, nada más audaz; ni busca el encubrimiento, ni evita el peligro, ni teme la trampa, ni se preocupa por la popularidad. No está sujeto a ninguna debilidad humana. Nuestro Señor subÃa a Jerusalén en las fiestas, no por ostentación ni por amor al honor, sino para enseñar al pueblo sus doctrinas y mostrar milagros de misericordia. Después del festival visitó a las multitudes que estaban reunidas en el Jordán. Después de estas cosas vino Jesús y sus discÃpulos a la tierra de Judea; y allà se detuvo con ellos, y bautizó.
BEDA; Después de estas cosas, no es inmediatamente después de Su disputa con Nicodemo, que tuvo lugar en Jerusalén; pero a su regreso a Jerusalén después de haber pasado algún tiempo en Galilea.
ALCUINO. Por Judea se entienden los que se confiesan, a quienes Cristo visita; porque dondequiera que haya confesión de pecados, o alabanza de Dios, allà viene Cristo y sus discÃpulos, es decir, su doctrina e iluminación; y allà Ãl es conocido por Su limpieza de los hombres del pecado: Y allà se detuvo con ellos, y bautizó.
CHRYS. Como dice después el evangelista, que Jesús no bautizaba sino a sus discÃpulos, es evidente que quiere decir lo mismo aquÃ, es decir, que sólo bautizaban los discÃpulos.
AGO. Nuestro Señor no bautizó con el bautismo con que habÃa sido bautizado; porque Ãl fue bautizado por un siervo, como una lección de humildad para nosotros, y para llevarnos al bautismo del Señor, es decir, al Suyo; porque Jesús bautizó, como el Señor, el Hijo de Dios.
BEDA; Juan todavÃa continúa bautizando, aunque Cristo ha comenzado; porque la sombra permanece quieta, y el precursor no debe cesar, hasta que se manifieste la verdad. Y Juan también estaba bautizando en Ãnon, cerca de Salim. Ãnon es agua en hebreo; de modo que el evangelista da, por asà decirlo, la derivación del nombre, cuando añade: Porque allà habÃa mucha agua. Salim es un pueblo en el Jordán, donde una vez reinó Melquisedec.
JERÃNIMO; No importa si se llama Salem o Salim; ya que los judÃos muy rara vez usan vocales en medio de las palabras; y las mismas palabras son pronunciadas con diferentes vocales y acentos, por diferentes lectores y en diferentes lugares.
Y vinieron, y fueron bautizados. BEDA; El mismo tipo de beneficio que reciben los catecúmenos de la instrucción antes de ser bautizados, lo mismo transmitió el bautismo de Juan antes que el de Cristo. Asà como Juan predicó el arrepentimiento, anunció el bautismo de Cristo y llevó a todos los hombres al conocimiento de la verdad ahora manifestada al mundo, asà los ministros de la Iglesia primero instruyen a los que vienen a la fe, luego reprenden sus pecados; y finalmente, acercándolos al conocimiento y amor de la verdad, ofréceles la remisión por el bautismo de Cristo.
CHRYS. A pesar de que los discÃpulos de Jesús bautizaron, Juan no se detuvo hasta su encarcelamiento; como insinúa el lenguaje del evangelista, porque Juan aún no habÃa sido echado en la cárcel.
BEDA; Evidentemente aquà está relatando lo que Cristo hizo antes del encarcelamiento de Juan; una parte que ha sido pasada por alto por el resto, que comienza después del encarcelamiento de Juan.
AGO. Pero, ¿por qué Juan bautizó?
AGO. Porque era necesario que nuestro Señor fuera bautizado. ¿Y por qué era necesario que nuestro Señor fuera bautizado? Que nadie se crea nunca en libertad de despreciar el bautismo.
CHRYS: ¿Pero por qué siguió bautizando ahora? Porque, si lo hubiera dejado, podrÃa haber sido atribuido a envidia o ira: mientras que, continuando bautizando, no obtuvo gloria para sà mismo, sino que envió a los oyentes a Cristo. Y él estaba mejor capacitado para hacer este servicio que los propios discÃpulos de Cristo; siendo su testimonio tan libre de sospecha, y su reputación con la gente mucho más alta que la de ellos. Por tanto, continuó bautizando, para no aumentar la envidia de sus discÃpulos contra el bautismo de nuestro Señor.
De hecho, creo que la razón por la que se permitió la muerte de Juan y, en su habitación, Cristo hizo el gran predicador, fue que la gente pudiera transferir sus afectos completamente a Cristo, y no estar más divididos entre los dos. Porque los discÃpulos de Juan se volvieron tan envidiosos de los discÃpulos de Cristo, y aun de Cristo mismo, que cuando vieron a este último bautizar, despreciaron su bautismo, como siendo inferior al de Juan; Y surgió una pregunta de algunos de los discÃpulos de Juan con los judÃos acerca de la purificación.
Que fueron ellos quienes iniciaron la disputa, y no los judÃos, el evangelista lo da a entender al decir que surgió una pregunta de los discÃpulos de Juan, mientras que él podrÃa haber dicho: Los judÃos plantearon una pregunta.
AGO. Los judÃos entonces afirmaron que Cristo era la persona más grande y que era necesario recibir Su bautismo. Pero los discÃpulos de Juan no entendieron tanto y defendieron el bautismo de Juan. Por fin acuden a Juan, para resolver la cuestión: Y acercándose a Juan, le dijeron: RabÃ, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, he aquÃ, ése bautiza.
CHRYS. Es decir, Aquel a quien bautizaste, bautiza. No dijeron expresamente A quién bautizasteis, porque no querÃan que se les recordara la voz del cielo, sino Aquel que estaba con vosotros, es decir, Quien estaba en situación de discÃpulo, que no era más que cualquiera de nosotros. , Ãl ahora se separa de vosotros y bautiza. Añaden, De quien diste testimonio; como si dijera, A quien mostraste al mundo, A quien hiciste famoso, Ãl ahora se atreve a hacer lo que tú haces. He aquÃ, el mismo bautiza. Y además de esto, instan a la probabilidad de que las doctrinas de Juan caigan en descrédito. Todos los hombres vienen a Ãl.
ALCUINO. Es decir, al pasar junto a ti, todos los hombres corren al bautismo de Aquel a Quien tú bautizaste.
VersÃculos 27-30
Ver. 27. Respondió Juan y dijo: El hombre no puede recibir nada, a menos que le sea dado del cielo. 28. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. 29. El que tiene la novia es el novio; pero el amigo del novio, que está de pie y le oye, se regocija mucho a causa de la voz del novio: por tanto, este mi gozo se ha cumplido. 30. Ãl debe crecer, pero yo debo disminuir.
CHRYS. Juan, al ser planteada esta pregunta, no reprende a sus discÃpulos, por temor a que se separen y se vuelvan a alguna otra escuela, sino que responde suavemente, Juan respondió y dijo: El hombre no puede recibir nada, a menos que le sea dado del cielo; como si dijera: Con razón Cristo hace obras tan excelentes, y que todos los hombres vienen a Ãl; cuando Quien lo hace todo es Dios. Los esfuerzos humanos se ven fácilmente, son débiles y de corta duración.
Estos no son tales: no son por lo tanto de origen humano, sino divino. Sin embargo, parece hablar algo humildemente de Cristo, lo que no nos sorprenderá, cuando consideramos que no era apropiado decir toda la verdad, a las mentes poseÃdas por una pasión como la envidia. Sólo trata por el momento de alarmarlos, mostrándoles que están intentando cosas imposibles y luchando contra Dios.
AGO. O tal vez Juan está hablando aquà de sà mismo: soy un simple hombre, y lo he recibido todo del cielo, y por tanto no penséis que, porque me ha sido dado ser algo, soy tan necio como para lanzar: contra la verdad.
CHRYS. Y ver; el mismo argumento por el cual pensaron haber derribado a Cristo, de quien disteis testimonio, él se vuelve contra ellos; Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo; como si dijera: Si crees que mi testimonio es verdadero, debes reconocerlo más digno de honor que yo. Ãl agrega, Pero que yo fui enviado delante de Ãl; es decir, soy siervo, y cumplo la comisión del Padre que me envió; mi testimonio no es de favor ni de parcialidad; Digo lo que me fue dado decir.
BEDA; ¿Quién eres, pues, si no eres el Cristo, y quién es Aquel de quien das testimonio? Juan responde: Ãl es el Esposo; Soy el amigo del Esposo, enviado a preparar a la Esposa para Su llegada: El que tiene a la Esposa, es el Esposo. Por la Esposa se refiere a la Iglesia, reunida de entre todas las naciones; una Virgen en la pureza de corazón, en la perfección del amor, en el vÃnculo de la paz, en la castidad de mente y cuerpo; en la unidad de la fe católica; porque en vano es virgen de cuerpo la que no permanece virgen de mente. Esta Esposa tiene a Cristo unido a Sà mismo en matrimonio, y redimido con el precio de Su propia Sangre.
TEOFILO. Cristo es el esposo de cada alma; el matrimonio, en que se unen, es el bautismo; el lugar de ese matrimonio es la Iglesia; la prenda de ella, la remisión de los pecados y la comunión del EspÃritu Santo; la consumación, vida eterna; que recibirán los que sean dignos. Sólo Cristo es el Esposo: todos los demás maestros no son más que los amigos del Esposo, como lo fue el precursor. El Señor es el dador del bien; el resto son los despreciadores de sus dones.
BEDA; Su Esposa, por lo tanto, nuestro Señor encomendó a Su amigo, es decir, la orden de los predicadores, que deberÃan estar celosos de ella, no por ellos mismos, sino por Cristo; El amigo del Esposo que está de pie y le oye, se regocija mucho por la voz del Esposo.
AGO. Como si dijera, Ella no es Mi esposa. Pero, ¿no os regocijáis, pues, en el matrimonio? SÃ, me alegro, dijo, porque soy amigo del Esposo.
CHRYS. Pero ¿cómo se llama a sà mismo amigo aquel que dijo arriba: A quien no soy digno de desatar la correa del zapato? Como expresión no de igualdad, sino de exceso de alegrÃa (porque siempre se goza más el amigo del Esposo que el siervo), y también, como condescendencia a la debilidad de sus discÃpulos, que pensaban que estaba afligido por la muerte de Cristo. ascendencia. Porque por la presente les asegura que lejos de sentir dolor, se alegró mucho de que la Esposa reconociera a su Esposo.
AGO. Pero, ¿por qué se para? Porque no falla, por su humildad. Terreno seguro sobre el que pisar, cuya correa del zapato no soy digno de desatar. Otra vez; Ãl está de pie y lo escucha. Entonces, si falla, no lo oye. Por tanto, el amigo del Esposo debe estar de pie y escuchar, es decir, permanecer en la gracia que ha recibido, y escuchar la voz en la que se regocija. No me regocijo, dijo, por mi propia voz, sino por la voz del Esposo.
Me regocijo; yo al oÃr, él al hablar; Yo soy el oÃdo, Ãl la Palabra. Porque el que guarda a la novia o esposa de su amigo, cuida que ella no ame a nadie más; si quiere ser amado él mismo en lugar de su amigo, y gozar de la que le ha sido confiada, ¿cuán detestable parece a todo el mundo? Sin embargo, muchos son los adúlteros que veo, que quisieran poseer al cónyuge que fue comprado a tan alto precio, y que pretenden con sus palabras ser amados ellos mismos en lugar del Esposo.
CHRYS. O asÃ; La expresión, que está de pie, no deja de tener significado, pero indica que su parte ahora ha terminado, y que en el futuro debe ponerse de pie y escuchar. Esta es una transición de la parábola al tema real. Por haber introducido la figura de los novios, muestra cómo se consuma el matrimonio; verbigracia. por la palabra y la doctrina. La fe viene por el oÃr, y el oÃr por la palabra de Dios. Y como se cumplieron las cosas que esperaba, añade: Por tanto, este mi gozo se ha cumplido; es decir, el trabajo que tenÃa que hacer está terminado, y no queda nada más que pueda hacer.
TEOFILO. Por lo cual ahora me gozo de que todos le sigan. Porque si la novia, es decir, el pueblo, no hubiera salido al encuentro del Esposo, entonces yo, como amigo del Esposo, me habrÃa afligido.
AGO. O asÃ; Este mi gozo se cumple, es decir, mi gozo al oÃr la voz del Esposo. tengo mi don; No reclamo más, para no perder lo que he recibido. El que quiere regocijarse en sà mismo, tiene tristeza; pero el que quiera regocijarse en el Señor, se regocijará siempre, porque Dios es eterno.
BEDA; Se regocija al oÃr la voz del Esposo, que sabe que no debe regocijarse en su propia sabidurÃa, sino en la sabidurÃa que Dios le da. El que en sus buenas obras no busca su propia gloria, ni alabanza, ni ganancias terrenales, sino que tiene sus afectos puestos en las cosas celestiales; este hombre es el amigo del Esposo.
CHRYS. Luego desecha las mociones de envidia, no sólo con respecto al presente, sino también al futuro, diciendo: Ãl debe aumentar, pero yo debo disminuir: como si dijera: Mi oficio ha cesado y ha terminado; pero sus avances.
AGO. ¿Qué significa esto, Ãl debe crecer? Dios ni aumenta ni disminuye. Y Juan y Jesús, según la carne, eran de la misma edad: porque la diferencia de seis meses entre ellos no tiene importancia. Este es un gran misterio. Antes de que viniera nuestro Señor, los hombres se gloriaban en sà mismos; Vino en la naturaleza de nadie, para que la gloria del hombre sea disminuida, y la gloria de Dios sea exaltada. Porque Ãl vino a perdonar los pecados sobre la confesión del hombre: la confesión de un hombre, la humildad de un hombre, es la piedad de Dios, la exaltación de Dios.
Esta verdad Cristo y Juan probaron, incluso por sus modos de sufrimiento: Juan fue decapitado, Cristo fue levantado en la cruz. Entonces nació Cristo, cuando los dÃas comienzan a alargarse; John, cuando empiezan a acortarse. Aumente, pues, la gloria de Dios en nosotros, y disminuya la nuestra, para que también la nuestra crezca en Dios. Pero es porque entendéis a Dios más y más, que Ãl parece crecer en vosotros: porque en Su propia naturaleza no crece, sino que es siempre perfecto: como un hombre curado de la ceguera, que comienza a ver un poco, y cada dÃa ve más, la luz parece aumentar, mientras que en realidad siempre está en la caÃda, ya sea que la vea o no.
Del mismo modo el hombre interior avanza en Dios, y parece como si Dios creciera en él; pero es Ãl mismo el que decrece, cayendo de la altura de su propia gloria, y levantándose en la gloria de Dios.
TEOFILO. O asÃ; Asà como, al salir el sol, la luz de los otros cuerpos celestes parece extinguirse, aunque en realidad sólo es oscurecida por la luz mayor: asà se dice que el precursor disminuye; como si fuera una estrella oculta por el sol. Cristo crece en proporción a medida que se revela gradualmente por medio de milagros; no en el sentido de aumento o avance en la virtud (la opinión de Nestorio), sino solo en lo que respecta a la manifestación de Su divinidad.
VersÃculos 31-32
Ver 31. El que de arriba viene es sobre todos: el que es de la tierra es terrenal, y habla de la tierra: el que viene del cielo es sobre todos. 32. Y lo que ha visto y oÃdo, eso da testimonio;
CHRYS. Como el gusano roe la madera y enmohece el hierro, asà la vanagloria destruye el alma que la acaricia. Pero es una falta muy obstinada. Juan con todos sus argumentos difÃcilmente puede someterlo en sus discÃpulos: porque después de lo que ha dicho arriba, él dijo una vez más: El que de arriba viene es sobre todos: es decir, Tú exaltas mi testimonio, y dices que el testimonio es más digno ser creÃdo, que aquel de quien da testimonio. Sepan esto, que El que viene del cielo, no puede ser acreditado por un testigo terrenal. Ãl está por encima de todo; siendo perfecto en sà mismo, y por encima de toda comparación.
TEOFILO. Cristo viene de lo alto, como descendiendo del Padre; y es sobre todo, como elegido con preferencia a todos. ALCUINO. O, viene de arriba; es decir, desde la altura de la naturaleza humana que existÃa antes del pecado del primer hombre. Porque fue esa naturaleza humana la que asumió la Palabra de Dios: no tomó sobre sà el pecado del hombre, como tomó su castigo.
El que es de la tierra, es de la tierra; es decir, es terrenal, y habla de la tierra, habla cosas terrenales. CHRYS. Y, sin embargo, no era del todo de la tierra; porque tenÃa un alma, y ââparticipó de un espÃritu, que no era de la tierra. ¿Qué quiere decir entonces al decir que es de la tierra? Sólo para expresar su propia inutilidad, que es uno nacido en la tierra, arrastrándose por el suelo, y no para ser comparado con Cristo, que viene de lo alto.
Habla de la tierra, no quiere decir que habló de su propio entendimiento; sino que, en comparación con la doctrina de Cristo, habló de la tierra: como si dijera: Mi doctrina es mezquina y humilde, comparada con la de Cristo; como corresponde a un maestro terrenal, comparado con Aquel, en Quien están escondidos todos los tesoros de la sabidurÃa y el conocimiento.
AGO. O, habla de toda la tierra, dijo del hombre, es decir, de sà mismo, en cuanto habla meramente humanamente. Si dice debe ser divino, es iluminado por Dios para decirlo: como dijo el Apóstol; Mas no yo, sino la gracia de Dios que estaba conmigo. Juan entonces, en lo que se refiere a Juan, es de la tierra, y habla de la tierra: si oyes algo divino de él, atribúyelo al Iluminador, no al que ha recibido la luz.
CHRYS. Habiendo corregido los malos sentimientos de sus discÃpulos, viene a hablar más profundamente sobre Cristo. Antes de esto, hubiera sido inútil revelar las verdades que aún no podÃan ganar un lugar en sus mentes. Se sigue, pues, El que viene del cielo.
BRILLO. Es decir, del Padre. Ãl es sobre todo de dos maneras; primero, en cuanto a su humanidad, que era la del hombre antes de pecar; segundo, en cuanto a la altura del Padre, a quien Ãl es igual.
CHRYS. Pero después de esta mención alta y solemne de Cristo, su tono baja: Y lo que ha visto y oÃdo, eso da testimonio. Como nuestros sentidos son nuestros canales más seguros de conocimiento, y se depende más de los maestros que han captado por la vista o por el oÃdo lo que enseñan, Juan añade este argumento a favor de Cristo, que, lo que ha visto y oÃdo, eso testifica: es decir que todo lo que dijo es verdad. Quiero, dijo Juan, oÃr qué cosas ha visto y oÃdo Aquel que viene de lo alto, es decir, lo que Ãl, y sólo Ãl, sabe con certeza.
TEOFILO. Cuando oigáis, pues, que Cristo habla lo que vio y oyó del Padre, no penséis que necesita ser enseñado por el Padre; pero sólo que ese conocimiento, que Ãl tiene naturalmente, es del Padre. Por eso se dice que ha oÃdo, todo lo que sabe, del Padre.
AGO. Pero ¿qué es lo que el Hijo ha oÃdo del Padre? ¿Ha oÃdo la palabra del Padre? SÃ, pero Ãl es la Palabra del Padre. Cuando concibes una palabra con la que nombrar una cosa, la concepción misma de esa cosa en la mente es una palabra. En ese momento como tienes en tu mente y contigo tu palabra hablada; asà también Dios pronunció la Palabra, es decir, engendró al Hijo. Ya que el Hijo es la Palabra de Dios, y el Hijo nos ha hablado la Palabra de Dios, nos ha hablado la palabra del Padre. Por lo tanto, lo que dijo Juan es cierto.
VersÃculos 32-36
Ver 32. - y nadie recibe su testimonio. 33. El que ha recibido su testimonio ha puesto su sello de que Dios es verdadero. 34. Porque el que Dios ha enviado, las palabras de Dios habla; porque Dios no le da el EspÃritu por medida. 35. El Padre ama al Hijo, y ha puesto todas las cosas en su mano. 36. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; y el que no cree en el Hijo no verá la vida; pero la ira de Dios está sobre él.
CHRYS. Habiendo dicho, Y lo que ha visto y barbado, da testimonio, para que nadie suponga, que lo que dijo era falso, porque sólo unos pocos por ahora creyeron, añade, Y nadie recibe su testimonio; es decir, sólo unos pocos; porque tenÃa discÃpulos que recibieron su testimonio. Juan está aludiendo a la incredulidad de sus propios discÃpulos, ya la insensibilidad de los judÃos, de los cuales leemos al principio del Evangelio, a los suyos vino, y los suyos no le recibieron.
AGO. O asÃ; Hay un pueblo reservado para la ira de Dios, y para ser condenado con el diablo; de los cuales ninguno recibe el testimonio de Cristo. Y otros allà están ordenados para vida eterna. Noten cómo los hombres están divididos espiritualmente, aunque como seres humanos están mezclados entre sÃ: y Juan los separó por los pensamientos de su corazón, aunque todavÃa no estaban divididos en cuanto a lugar, y los miró como dos clases, los incrédulos. , y los creyentes. Mirando a los incrédulos, dijo: Nadie recibe su testimonio. Entonces, volviéndose a los de la derecha, dijo: El que ha recibido su testimonio, ha puesto su sello.
CHRYS. es decir, ha demostrado que Dios es verdadero. Esto es para alarmarlos: porque es tanto como decir, nadie puede descreer a Cristo sin convencer a Dios, que lo envió, de falsedad: ya que Ãl no habla sino lo que es del Padre. Pues Aquel, se sigue, A Quien Dios ha enviado, habla las palabras de Dios.
ALCUINO. O, Ha puesto a su sello, es decir, ha puesto un sello en su corazón, como una señal singular y especial, que este es el Dios verdadero, Quien sufrió por la salvación de la humanidad.
AGO. ¿Qué es, que Dios es verdadero, sino que Dios es verdadero, y todo hombre mentiroso? Porque nadie puede decir qué es la verdad, hasta que sea iluminado por Aquel que no puede mentir. Entonces Dios es verdadero, y Cristo es Dios. ¿TendrÃas pruebas? Escuche Su testimonio, y lo encontrará asÃ. Pero si aún no entiendes a Dios, aún no has recibido Su testimonio. Cristo entonces mismo es Dios el verdadero, y Dios lo ha enviado; Dios ha enviado a Dios, juntad ambos; ellos son Un Dios.
Porque Juan dijo: A quien Dios ha enviado para distinguir a Cristo de sà mismo. Entonces, ¿no fue el mismo Juan enviado por Dios? SÃ; pero fijaos en lo que sigue, porque Dios no le da el EspÃritu por medida. A los hombres les da por medida, a su único Hijo no les da por medida. A uno le es dada por el EspÃritu palabra de sabidurÃa, a otro palabra de conocimiento: uno tiene una cosa, otro otra; porque la medida implica una especie de división de los dones. Pero Cristo no recibió por medida, aunque dio por medida.
CHRYS. Por EspÃritu aquà se entiende la operación del EspÃritu Santo. Quiere mostrar que todos nosotros hemos recibido la operación del EspÃritu con medida, pero que Cristo contiene en sà mismo toda la operación del EspÃritu. ¿Cómo, pues, se sospechará de Ãl, que nada dijo sino lo que es de Dios y del EspÃritu? Porque todavÃa no hace mención de Dios el Verbo, sino que basa su doctrina en la autoridad del Padre y del EspÃritu. Porque los hombres sabÃan que habÃa Dios, y sabÃan que habÃa el EspÃritu, (aunque no tenÃan la creencia correcta acerca de Su naturaleza;) pero que habÃa el Hijo que no conocÃan.
AGO. Habiendo dicho del Hijo, Dios no le da el EspÃritu por medida; añade: El Padre ama al Hijo, y añade aún más, y ha puesto todas las cosas en su mano; para mostrar que el Padre ama al Hijo, en un sentido peculiar. Porque el Padre ama a Juan y a Pablo, y sin embargo no les ha entregado todas las cosas en sus manos. Pero el Padre ama al Hijo, como al Hijo, no como amo a su siervo: como a Hijo único, no como a Hijo adoptivo.
Por lo cual Ãl ha puesto todas las cosas en Su mano; de modo que, tan grande como es el Padre, tan grande es el Hijo; no pensemos, pues, que por haberse dignado enviar al Hijo, ha sido enviado cualquiera inferior al Padre.
TEOFILO. El Padre entonces ha dado todas las cosas al Hijo con respecto a Su divinidad; de derecho, no de gracia. O; Ãl ha entregado todas las cosas en Su mano, en cuanto a Su humanidad: por cuanto Ãl es hecho Señor de todas las cosas que están en el cielo, y que están en la tierra.
ALCUINO. Y debido a que todas las cosas están en Su mano, la vida eterna también lo está: y por lo tanto se sigue, El que cree en el Hijo tiene vida eterna.
BED. Debemos entender aquà no una fe en palabras solamente, sino una fe que se desarrolla en obras.
CHRYS. No quiere decir aquà que creer en el Hijo es suficiente para ganar la vida eterna, porque en otra parte dice: Ni todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos. Y la blasfemia contra el EspÃritu Santo es por sà misma suficiente para enviar al infierno. Pero no debemos pensar que incluso una creencia correcta en el Padre, el Hijo y el EspÃritu Santo es suficiente para la salvación; porque tenemos necesidad de una buena vida y conversación.
Sabiendo entonces que la mayor parte no se mueve tanto por la promesa del bien como por la amenaza del castigo, concluye: Pero el que no cree en el Hijo, no verá la vida; pero la ira de Dios está sobre él. Ved cómo se refiere de nuevo al Padre, cuando habla de castigo. No dijo la ira del Hijo, aunque el Hijo es el juez; pero hace al Padre el juez, para alarmar más a los hombres. Y no dice, en Ãl, sino sobre Ãl, queriendo decir que nunca se apartará de Ãl; y por la misma razón que Ãl dice, no verá la vida, es decir, para mostrar que Ãl no se referÃa sólo a una muerte temporal.
AGO. Tampoco dice: La ira de Dios viene sobre él, sino que permanece sobre él. Porque todos los que nacen, están bajo la ira de Dios, en la cual incurrió el primer Adán. El Hijo de Dios vino sin pecado, y se vistió de mortalidad: murió para que vosotros vivieras. Quien, pues, no cree en el Hijo, en él está la ira de Dios, de la cual habla el Apóstol: Nosotros éramos por naturaleza hijos de la ira.