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Sunday, July 20th, 2025
the Week of Proper 11 / Ordinary 16
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Bible Commentaries
Comentario Completo de Trapp Comentario de Trapp
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Información bibliográfica
Trapp, John. "Comentario sobre Romans 7". Comentario Completo de Trapp. https://studylight.org/commentaries/spa/jtc/romans-7.html. 1865-1868.
Trapp, John. "Comentario sobre Romans 7". Comentario Completo de Trapp. https://studylight.org/
Whole Bible (31)New Testament (6)Individual Books (3)
VersÃculo 1
Hermanos, ¿no sabéis (porque hablo a los que conocen la ley) que la ley se enseñorea del hombre mientras vive?
Ver. 1. No sabéis, hermanos ] Belarmino dice de sus romanos (quizás más cierto de estos), Romani sicut non acumina, ita nec imposturas habent. Como no saben mucho, no son astutos para engañar.
VersÃculo 2
Porque la mujer que tiene marido está obligada por la ley a su marido mientras él viva; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley de su marido.
Ver. 2. Está suelta, etc. ] Y asÃ, en libertad de casarse de nuevo, aunque Jerónimo los compara con las bestias inmundas en el arca, y con los vasos de deshonra en una casa, sÃ, con los perros que vuelven a su vómito; que fue su error. Patres legendi cum venia, dice uno.
VersÃculo 3
Por tanto, si mientras vive su marido, ella se casa con otro hombre, será llamada adúltera; pero si su marido muere, queda libre de esa ley; para que no sea adúltera, aunque esté casada con otro hombre.
Ver. 3. Entonces, si ] Las sectas están afuera que dicen hoy, que si tienen esposos y esposas que no se vuelven santos, es decir, sectas, pueden dejarlas y casarse con otros.
VersÃculo 4
Por tanto, hermanos mÃos, también vosotros habéis muerto a la ley por el cuerpo de Cristo; de modo que lo se casa con otro, incluso a aquel que resucitó de los muertos, de que llevemos fruto para Dios.
Ver. 4. Que produzcamos fruto ] El ministerio de la palabra, dice uno, es el lecho nupcial; donde Dios por su EspÃritu comunica a nuestras almas sus más dulces favores, y las hace concebir con los frutos de justicia para vida eterna.
VersÃculo 5
Porque cuando estábamos en la carne, los movimientos de los pecados, que eran por la ley, obraron en nuestros miembros para llevar fruto para muerte.
Ver. 5. En la carne ] En nuestros naturales puros.
Los movimientos del pecado ] Esas enfermedades del alma (ÏαθημαÏα).
Por la ley ] Por la irritación de la ley.
Funcionó ] Gr. trabajaba interiormente (ενηÏγειÏο).
VersÃculo 6
Pero ahora somos librados de la ley, por estar muertos en que fuimos retenidos; para que sirvamos con novedad de espÃritu y no con la vejez de la letra.
Ver. 6. No en la vejez de la letra ] Es decir, no en ese viejo tipo de vida que vivÃamos sometidos a la ley, a la irritación, coacción y maldición de la misma.
VersÃculo 7
¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? Dios no lo quiera. No, no conocà el pecado sino por la ley; porque no conocà la concupiscencia, si la ley no dijera: No codiciarás.
Ver. 7. No habÃa conocido la lujuria ] Movimientos malignos involuntarios. El apóstol llama pecado de concupiscencia, dice Possevine el jesuita, pero no podemos decirlo. La mayorÃa de las opiniones más peligrosas sobre el papismo surgen de ahà que tienen ligeras presunciones sobre la concupiscencia como condición de la naturaleza. Pero la hemorragia interior matará a un hombre, también lo hará la concupiscencia, si no se lamenta. El Concilio de Trento dice que no es verdadera y propiamente pecado, aunque se llame asÃ, porque procede del pecado e inclina al hombre al pecado. Tampoco falte entre nosotros los que digan que el pecado original no está prohibido por la ley; directamente de hecho, e inmediatamente, no lo es; pero está prohibido, porque está maldito y condenado por la ley.
No habÃa conocido el pecado ] La ley de la naturaleza no descubre el pecado original con sus malos deseos. Cierto es que un filósofo podrÃa decir (Timon apud Laertium),
ÏανÏÏν μεν ÏÏÏÏιÏÏα κακÏν εÏÎ¹Î¸Ï Î¼Î¹Î± εÏÏιν,
La concupiscencia es la raÃz de todos los males; pero si entendió lo que él mismo dijo, lo dudo mucho. Erras, si tecum vitia nasci putas, dice Séneca; supervenerunt, ingesta sunt: ââTe equivocas si piensas que tus vicios nacieron contigo, vinieron desde entonces, fueron traÃdos a ti. Tam sine vitio quam sine virtute nascimur, dice otro; Nacimos tanto sin vicio como sin virtud. Quintiliano dice que es más maravilloso que un hombre peque, que que todos los hombres vivan honestamente; el pecado es tan contrario a la naturaleza del hombre.
No codiciarás ] La palabra concupisco es inceptiva: mostrar (dice uno) que el primer movimiento es el pecado, aunque no se dé el consentimiento.
VersÃculo 8
Pero el pecado, aprovechándose del mandamiento, produjo en mà toda concupiscencia. Porque sin la ley el pecado está muerto.
Ver. 8. Por el mandamiento ] No por mandamientos. Los papistas aboliendo, o al menos destruyendo, el sentido del segundo mandamiento, haciéndolo miembro del primero, para que puedan retener el número de diez palabras (tan poco son herejes para que se les vean los oÃdos de sus traseros), dividen este último ; que sin embargo Pablo llama aquà el mandamiento; y seguro que conocÃa mejor que ellos el análisis de la ley.
Obtuvo en mà todo tipo de concupiscencia ] Cuanto más reprimÃa la ley el torrente de las concupiscencias pecaminosas, más se hinchaban. ( Nitimur in vetitum. ) La corrupción aumenta y comienza por la ley. Cuanto más prohÃbe Dios el pecado, más lo pedimos: como si pecáramos a propósito para provocar a Dios; como si Dios tuviera que tratar con nosotros como lo hizo en la historia, quien solÃa ordenar lo contrario cuando querÃa que se hiciera algo, porque sabÃa que lo enfadarÃan.
Sin embargo, aunque el pecado asà ocurre por la ley, sin embargo, esto es por accidente, como en la hidropesÃa, no es la bebida a la que se debe culpar por el aumento de la enfermedad, sino al mal malestar del cuerpo.
VersÃculo 9
Porque yo vivÃa sin la ley una vez; pero cuando vino el mandamiento, el pecado revivió y yo morÃ.
Ver. 9. Porque estaba vivo ] Como sin sentido de pecado y sin conciencia del deber.
El pecado revivió ] sc. En sentido y apariencia.
Y morà ] sc. Con orgullo y justicia propia.
VersÃculo 10
Y hallé que el mandamiento, que estaba ordenado para vida, era para muerte.
Ver. 10. Ordenado a la vida ] Por vida y muerte entendemos la paz y la perturbación.
VersÃculo 11
Porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató .
Ver. 11. Me engañó ] Irritó mi naturaleza corrupta y me hizo pecar más, por accidente, ya que el Faraón fue peor por un mensaje de destitución.
VersÃculo 12
Por tanto, la ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
Ver. 12. El mandamiento ] Vis legis in mandando et praecipiendo. La palabra (ενÏολη) significa propiamente un precepto afirmativo.
VersÃculo 13
¿Entonces lo bueno me fue hecho muerte? Dios no lo quiera. Pero el pecado, para que parezca pecado, obrando muerte en mà por el bien; para que el pecado por el mandamiento llegue a ser sumamente pecaminoso.
Ver. 13. Superar el pecado ] El pecado es tan malo que no se le puede dar un epÃteto peor. Pablo no puede llamarlo peor que por su propio nombre, "pecado pecaminoso".
VersÃculo 14
Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido al pecado.
Ver. 14. Vendido bajo el pecado ] Pero, sin embargo, mal pagado por mi esclavitud y codicia por la libertad.
VersÃculo 15
Por lo que hago, no lo permito; por lo que quiero, no lo hago; pero lo que odio, eso lo hago yo.
Ver. 15. No permito ] Gr. Î¿Ï Î³Î¹Î½ÏÏκÏ, no sé, por estar preocupado, Gálatas 6:1 , arrebatado y arrebatado por el pecado antes de darme cuenta o tener tiempo para considerarlo.
VersÃculo 16
Entonces, si hago lo que no quiero, doy mi consentimiento a la ley de que es bueno.
Ver. 16. Doy mi consentimiento a la ley ] Voto con ella, y por ella, como regla de derecho; Deseo también lo mejor para la observancia de la misma, como hizo David, Salmo 119:45 .
VersÃculo 17
Ahora bien, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mÃ.
Ver. 17. Ya no soy yo ] El señor Bradford, mártir, en cierta carta consuela asà a su amigo: En este momento, querido corazón en el Señor, te encuentras en una situación bendita, aunque te parezca de otra manera, o más bien tu viejo Adán; la que ahora me atrevo a discernir de ti, porque no sólo la harÃas discernir, sino también destruir por completo. Dios (dice otro reverendo) establece una diferencia entre nosotros y el pecado en nosotros, como entre el veneno y la caja que lo contiene.
Pecado que habita en mà ] Un enfermo que no se marchará, hasta que la casa caiga sobre su cabeza; como la lepra inquietante en las paredes de una casa no desaparecerÃa hasta que la casa misma fuera demolida. El pecado, como Agar, morará con gracia, como Sara, hasta que la muerte lo derrote.
VersÃculo 18
Porque yo sé que en mà (es decir, en mi carne) no mora el bien; porque el querer está presente en mÃ; pero no encuentro cómo hacer lo que es bueno.
Ver. 18. No mora el bien ] Horreo quicquid de meo est, ut sim meus, dice Bernardo. No fue ningún mal deseo de él que deseara que Dios lo liberara de un hombre enfermo, él mismo, un Porque, aunque injertado en Cristo, todavÃa llevamos a nuestro alrededor un gusto por la vieja estirpe. La corrupción es, aunque abatida por su regencia, pero no expulsada de su herencia; se entremezcla con nuestras mejores obras.
Cómo realizar ] Gr. καÏεÏγαζεÏθαι, hacerlo a fondo; aunque lo estoy haciendo, como puedo.
a Domine, libera me a malo homine, meipso.
VersÃculo 19
No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
Ver. 19. Por el bien, etc. ] La naturaleza, como Eva y la esposa de Job, siempre nos aleja de Dios. Mientras el barquero lanza el remo y mira la orilla hacia su casa, donde estarÃa, llega una ráfaga de viento que lo lleva de regreso; asà es con un cristiano. La corrupción, incitada por una tentación, se apodera de la colina y del viento y, sobre tales ventajas, prevalece con demasiada frecuencia.
VersÃculo 20
Ahora bien, si hago eso, no lo harÃa, ya no soy yo el que lo hago, sino el pecado que habita en mÃ.
Ver. 20. Ya no es yo ] Todo nuevo hombre son dos hombres. Ver a Trapp en " Romanos 7:17 ".
Pero el pecado que habita en mÃ] Una escritura mal aplicada por esa mujer antinomiana; quien cuando su ama la acusó de robarle la ropa de cama y demás cosas que encontró en su baúl o baúl, ella negó haberlas robado; y cuando le preguntaron cómo llegaron a ponerlos y encerrarlos allÃ? ¿No hiciste esto? No, dijo ella, "no fui yo, sino el pecado que habita en mÃ". Ver Trapp en " Rom 6:15 " Ver Trapp en " Rom 7:17 "
VersÃculo 21
Encuentro entonces una ley, que, cuando quiero hacer el bien, el mal está presente en mÃ.
Ver. 21. Cuando harÃa el bien ] Algo yacÃa en la fuente, por asà decirlo, y lo detuvo cuando cumplió con su deber. Pero Dios valora al hombre por sus deseos. a A menudo viene una prohibición de la CancillerÃa de suspender los procedimientos en el derecho consuetudinario, asà que aquÃ; cuando oramos, meditamos, conferenciamos, etc., somos obstaculizados e interrumpidos. Pero Dios lo considera; y asà como el servicio de un niño enfermo es doblemente aceptado, asà aquÃ.
El mal está presente ] No podemos evitar pecar más de lo que el corazón puede dejar de patear y el pulso de latir. Nuestras vidas están más llenas de pecados que el firmamento de estrellas o el horno de chispas. Erasmo estaba completamente fuera, lo que decÃa con OrÃgenes, Paulum hoc sermone balbutire; quam ipse potius ineptiat, dice el erudito Beza. Entonces Joannes Sylvius Aegranus, una persona instruida pero profana, reprendió a Pablo por falta de conocimiento y dijo: Quod usus sit declamatoriis verbis, non congruentibus ad rem, etc. Sofismas nominabat, quod diceremus homines non posse implere legem. (Joh. Manl.)
a Tota vita boni Christiani sanctum desiderium est. Ago .
VersÃculo 22
Porque me deleito en la ley de Dios según el hombre interior:
Ver. 22. Me complace ] Germánico reinaba en el corazón de los romanos, pero Tiberio en las provincias. Asà que aquÃ.
VersÃculo 23
Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente y me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
Ver. 23. Una ley en mis miembros ] Llamadas las obras del cuerpo, Romanos 8:13 , porque la corrupción actúa y se expresa por los miembros del cuerpo. a El ÏανÏÏεÏμια ( vox Empedoclea ) está dentro, pero con facilidad y a menudo se mueve y se escapa.
Luchando contra la ley ] La parte regenerada. Platón en Cratylo pulchre ait; Ut mentem appellamus νοον, ita legem dicimus νομον, cuasi μενονÏα νοον, alioqui mens hominum vagatur.
Y llevándome al cautiverio] Los pecados de los santos (los de la incursión diaria) son de precipitación, como Gálatas 6:1 , o de enfermedad; cuando un hombre lucha, y tiene algún tiempo para luchar, pero por falta de aliento y fuerzas, cae y queda cautivo de la ley del pecado; esto es lo peor.
a εÏÎ¹Î¸Ï Î¼Î¹Î±Î½ Platón ÏÎ¿Î»Ï ÎºÎµÏαλον appellat.
VersÃculo 24
¡Miserable de mÃ! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte?
Ver. 24. ¡ Oh, miserable! Debemos estar descontentos con el hecho de estar abrumados con el pecado mientras estamos aquÃ. Está tan criado en los huesos, que hasta que nuestros huesos, como los de José, sean sacados del Egipto de este mundo, no se irá. Los romanos conquistaron tanto a Cosroes el persa, que él promulgó una ley, que nunca ningún rey de Persia deberÃa hacer la guerra contra los romanos. (Evagrius.) Pero hagamos lo que podamos para someter el pecado, será un jebuseo, un falso bordeador, sÃ, un traidor de rango, rebelándose contra el EspÃritu.
Solo que podemos tomar esto como una cómoda señal de victoria futura, cuando estemos descontentos con nuestro mal estado actual, la gracia tomará la delantera; como lo hace la naturaleza, cuando los humores se alteran y después de muchos encajan. Y asà como hasta entonces no hay descanso para el cuerpo, tampoco hay descanso para el alma. El conflicto entre carne y espÃritu es como cuando dos cosas opuestas se juntan (salitre frÃo y azufre caliente), hacen un gran ruido.
Asà lo hace Pablo aquÃ, Miserable de mÃ, etc. Basil lo compara adecuadamente con un hombre arrojado de su caballo y arrastrado tras él pidiendo ayuda. Otro, al que tiene una enfermedad llamada yegua o Ephialtes; lo cual (en su sueño) le hace pensar que siente algo tan grande como una montaña sobre su pecho, que no puede quitar, pero de lo que de buena gana se desharÃa.
¿Quién me librará? Nada se hiende más pertinazmente o es más inexpugnable que una fuerte concupiscencia.
De este cuerpo de muerte ] O, este cadáver, por un hebraÃsmo, este cadáver del pecado al que estoy atado y retenido durante mucho tiempo, tan repugnante para mi alma como un cadáver para mis sentidos; y tan pesado como un brazo seco o un miembro mortificado, que cuelga de un hombre como un trozo de plomo. Algunos vestigios del pecado que Dios ha dejado en nosotros, para aclararnos su gracia justificadora por la justicia de Cristo. Esto el apóstol cae admirando, Romanos 8:1 ; "Ahora bien, no hay condena", etc.
; como bien podrÃa haber esperado, siendo llevado cautivo a la ley del pecado. Aquà también Cristo trata como algunos conquistadores, que habÃan hecho prisioneros a sus enemigos, pero no los mataron inmediatamente, hasta que llegó el dÃa del triunfo. Esto evitará que los santos no vean nada ante sus propios ojos, incluso cuando estén llenos de gracia y gloria en otro mundo.
VersÃculo 25
Doy gracias a Dios por Jesucristo nuestro Señor. Entonces, con la mente, yo mismo sirvo a la ley de Dios; pero con la carne la ley del pecado.
Ver. 25. Doy gracias a Dios, etc. ] Los griegos, liberados de la servidumbre corporal por Flaminio el general romano, lo llamaron su salvador; y sonó tanto, Salvador, salvador, que las aves en el aire cayeron muertas con el grito. ¿Cuánto mayor motivo tenemos para magnificar la gracia de Cristo, etc.?
Entonces, con la mente, etc. ] Las estrellas por su propio movimiento son llevadas del oeste al este; y sin embargo, por el movimiento de la obediencia al primer motor, pasan del este al oeste. Las aguas por su curso natural siguen el centro de la tierra, pero cediendo a la luna, están sujetas a sus movimientos; también lo son los santos para la santa voluntad de Dios, aunque la naturaleza corrupta se queja y resiste.
La gracia es el prÃncipe en el alma regenerada. A veces, la voluntad puede alejarse del rey y volar hacia el enemigo, como David huyó a Aquis por miedo; sin embargo, cuando salió a pelear, mató a los filisteos en la región del sur, y mantuvo todavÃa un corazón leal a su rey; asà que en este caso. Una mujer violada vexari potest, violari non potest, puede ser molestada, pero no violada. Leemos de uno que (cuando no pudo evitarlo) clavó sus tijeras en el vientre de un obispo inmundo que la habrÃa obligado.