Lectionary Calendar
Thursday, July 17th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
video advertismenet
advertisement
advertisement
advertisement
Attention!
StudyLight.org has pledged to help build churches in Uganda. Help us with that pledge and support pastors in the heart of Africa.
Click here to join the effort!
Click here to join the effort!
Bible Commentaries
Comentario CrÃtico y Explicativo de toda la Biblia Comentario CrÃtico
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre 1 John 2". "Comentario CrÃtico y Explicativo de toda la Biblia". https://studylight.org/commentaries/spa/jfb/1-john-2.html. 1871-8.
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre 1 John 2". "Comentario CrÃtico y Explicativo de toda la Biblia". https://studylight.org/
Whole Bible (32)New Testament (6)Individual Books (2)
VersÃculos 1-29
CAPITULO 2
LA INTERCESION DE CRISTO ES NUESTRO ANTIDOTO CONTRA EL PECADO MIENTRAS CAMINAMOS EN LA LUZ: PUES PARA CONOCER A DIOS DEBEMOS GUARDAR SUS MANDAMIENTOS Y AMAR A LOS HERMANOS, Y NO AMAR AL MUNDO, NI HACER CASO DE LOS ANTICRISTOS, DE LOS CUALES NUESTRA SEGURIDAD ES POR MEDIO DE LA UNCION INTERIOR DE DIOS PARA QUE PERMANEZCAMOS EN DIOS: DE MODO QUE A LA VENIDA DE CRISTO NO TENGAMOS VERGUENZA.
1. (5:18.) hijitos mÃosâEl diminutivo expresa el tierno afecto de un pastor anciano y padre espiritual. Mis propios hijos queridos, es decir, hijos e hijas (Nota, 2:12). estas cosasâ(1:6-10.) Mi propósito en escribir lo que acabo de escribir no es para que abuséis de ellas como si dieran licencia para pecar, sino, al contrario, âpara que no pequéisâ en absoluto (el aoristo griego, denota la ausencia no sólo del hábito, sino también de actos individuales de pecado [Alford.]) A fin de âandar en la luzâ (1:5, 7), el primer paso es la confesión del pecado (1:9); el segundo (2:1), el deber de abandonar todo pecado. El propósito divino tiene por fin, tanto evitar la comisión del pecado, como destruir el pecado. [Bengel.] yâIlativo; Además, âsi alguno peca (aoristo del subjuntivo: si cae en algún pecado; no âsi practica el pecado.â), mientras que lo aborrece y lo condena, no tema de acudir en seguida a Dios, el Juez, para confesarlo, porque âabogado tenemos para con él.â Está hablando de los pecados ocasionales del creyente, de debilidad a causa del engaño y malicia de Satanás. El uso de ânosotrosâ en esta posición denota que todos estamos expuestos al peligro de pecar, aunque no necesariamente constreñidos a pecar. abogado tenemosâLa intercesión es la bendición de la familia de Dios; concede otras bendiciones a buenos y a malos, pero la justificación, la santificación, la continua intercesión y la paz, las da solamente a sus hijos. abogadoâGriego, âparacleto,â el mismo vocablo aplicado al EspÃritu Santo, como el otro âConsolador;â lo que demuestra la unidad de la Segunda y Tercera Personas de la Trinidad. Cristo es nuestro Intercesor en el cielo; y en su ausencia, acá en la tierra el EspÃritu Santo es el otro Intercesor en nosotros. La intercesión de Cristo es inseparable de la consolación y la obra del EspÃritu Santo en nosotros, como el espÃritu de la oración intercesora. el justoâComo nuestro âabogado,â Cristo no es sólo quien demanda por nosotros, solicita en base a la justicia, tanto como en base a la misericordia. Aunque no puede decir nada bueno acerca de nosotros, puede decir mucho a nuestro favor. Es la justicia de él, o su obediencia a la ley, y su sufrimiento de la plena culpa por nosotros, la base por la cual demanda nuestra exoneración. El sentido es pues, âen que él es justo,â en contraste con nuestro pecado (âsi alguno pecaâ). El Padre, al levantarlo de los muertos y colocarlo a su diestra, ha aceptado una vez por todas la reclamación de Cristo a nuestro favor. Por tanto las acusaciones del diablo contra los hijos de Dios son vanas. âLa justicia de Cristo está de nuestra parte; porque la justicia de Dios es, en Cristo, nuestra.â (Lutero.)
2. Y élâGriego, âY él mismoâ. El es nuestro Abogado del todo apoderado, porque él él mismo, es âla propiciaciónâ; en lo abstracto, como en 1 Corintios 1:30 : él es para nosotros todo lo que se necesita para la propiciación âen pro de nuestros pecados:â el sacrificio expiatorio, proveÃdo por el Padre de amor, que quita la enemistad y aplaca la justa ira, de parte de Dios, en contra del pecador. âNo hay ninguna incongruidad en el hecho de que un padre se ofenda con aquel hijo a quien ama, tampoco en que ofendido con él, al mismo tiempo lo ameâ. [El Obispo Pearson.] El único otro lugar donde ocurre el término griego âpropiciación,â en el Nuevo Testamento es en el 4:10; corresponde en la Versión de los Setenta al hebreo caphar, efectuar la propiciación o reconciliación con Dios; y en Ezequiel 44:29, a la ofrenda por el pecado. En Romanos 3:25, griego, âel propiciatorioâ es el âasiento de la misericordiaâ, o sea, la tapa del arca, donde Dios, representado por la gloria (Shekinah) sobre ella, se reunÃa con el pueblo, representado por el sumo sacerdote, que rociaba sobre él la sangre del sacrificio. nuestrosâde los creyentes: no judÃos, en contraste con gentiles, porque no está escribiendo a judÃos ( Romanos 5:21). de todo el mundoâla intercesión de Cristo se limita a los creyentes (v. 1; Romanos 1:7): su propiciación alcanza hasta donde alcance el pecado: Nota, 2 Pedro 2:1, âNegando al Señor que los rescatóâ. âTodo el mundoâ no puede restringirse a la porción creyente del mundo (comp. 4:14; y âtodo el mundoâ, 5:19). âTú también, eres parte del mundo, de modo que tu corazón no puede engañarse pensando que el Señor murió por Pedro y por Pablo, pero no por mÃ.â [Lutero.]
3. en esto sabemosââEn esto, y sólo en esto, sabemos (presente) que tenemos recibido conocimiento (pretérito perfecto, una vez por todas obtenido y que continúa) de él (vv. 4, 13, 14). Señales con que discernir la gracia se dan muchas veces en esta EpÃstola. Se refuta por las advertencias prescientes del EspÃritu a los gnósticos, los que se jactaban de su conocimiento, pero hacÃan a un lado la obediencia. le hemos conocidoâcomo âel justoâ (vv. 1, 29); y como nuestro âAbogadoâ, o Intercesor. guardamosâpalabra predilecta de Juan: en vez de hacer, lit., vigilar, guardar, tener seguro, como una cosa preciosa: observar para guardar. Asà Cristo mismo. Quiere decir, no la perfecta conformidad, sino la aceptación sincera de toda la revelada voluntad de Dios, y la sujeción gustosa a ella. mandamientosâórdenes expresas de fe, amor y obediencia. Juan nunca usa âla leyâ para expresar la regla de la obediencia cristiana: la hace referir a la ley mosaica.
4. le he conocidoâGriego, âhe recibido y guardo conocimiento (pretérito perfecto) de él. Comp. con éste el 1:8.
5. No da la mera repetición de la proposición del v. 3; ni la aseveración de la alternativa opuesta del v. 4, sino la ampliación de la idea de âconocerleâ (del v. 3), hasta decir: âen él (enfático en el griego: no un asunto de vanagloria) está hecha perfecta la caridad de Dios (el amor para con Dios)â y âestamos en él.â Amor aquà corresponde a conocimiento en el v. 3. En la medida en que amamos, en la misma medida le conocemos y viceversa, hasta que nuestro amor y conocimiento alcancen su plena madurez de perfección. su palabraâSu palabra es una (Nota 1:5), y comprende sus âmandamientosâ, que son muchos. por estoâen nuestro progreso hacia este ideal de perfecto amor y obediencia. Hay una gradación: âconocerleâ (2:3); âestar en élâ (2:5); âpermanecer en élâ (2:6); respectivamente, conocimiento, comunión, permanencia constante. [Bengel.]
6. estáâGriego, âpermanece,â que denota una condición duradera, sin interrupción, y sin fin. el que dice ⦠debeâde modo que sus hechos sean consecuentes con sus palabras. como aquélâLos creyentes sabrán quién, tan lleno de él está su corazón ( Juan 20:15). âAsà como él anduvoâ cuando estuvo en la tierra, especialmente con respecto al amor. Juan se deleita en referirse a Cristo como al hombre modelo, con las palabras, âasà como élâ. âNo es su caminar sobre la mar, sino su caminar ordinario, el que se nos manda imitar.â [Lutero.]
7. hermanosâLos manuscritos y versiones más antiguos dicen, âAmados,â apropiado al tema, el amor. no ⦠mandamiento nuevoâa saber, el amor, el principio básico de caminar como Cristo anduvo ( Juan 2:6), y aquel mandamiento, del cual nos da luego una ejemplificación ( Juan 2:9), el amor a los hermanos. desde el principioâdesde el tiempo cuando primero oyeron la predicación del evangelio.
8. un mandamiento nuevoâera antiguo por cuanto los cristianos mismos lo habÃan oÃdo desde el principio; pero ânuevoâ (kaine, no nea, reciente; nuevo y diferente del antiguo precepto legalista), en que fué primero promulgado con el cristianismo; aunque en el Ãntimo espÃritu de la ley estaba el amor aun a los enemigos, con todo estaba envuelto en los preceptos amargos que lo hicieron por algún tiempo casi irreconocible, hasta que vino el evangelio. El cristianismo fue el primero en poner el amor a los hermanos en el motivo nuevo y más alto, el amor instintivo a aquel que nos amó primero, que nos constriñe a amar a todos, aun a los enemigos, andando asà en las pisadas del que nos amó cuando éramos enemigos. Por tanto, Jesús lo llama ânuevoâ ( Juan 13:34), âAmaos los unos a los otros, como yo os he amadoâ (el motivo nuevo; Juan 15:12.) que es verdadero en él y en vosotrosâEn Cristo todas las cosas son siempre verdad, y asà lo fueron desde el principio; pero en Cristo y nosotros conjuntamente el mandamiento (de amor hacia los hermanos) es pues verdadero cuando reconocemos la verdad que está en él y tenemos la misma floreciente en nosotros.â [Bengel.] Alford explica, âLo que (el griego: el hecho que el mandamiento es nuevo) es verdadero en él y en nosotros, porque las tinieblas pasan y la luz verdadera alumbra; es decir, el mandamiento es uno nuevo, y esto es verdad tanto en el caso de Cristo como en el caso de vosotros: porque en vosotros las tinieblas están pasando, y en él la verdadera luz alumbra; por tanto, por ambas razones, el mandamiento es uno nuevo: nuevo respecto de vosotros, porque acabáis de llegar de las tinieblas hasta la luz; nuevo respecto de él, porque él lo proclamó cuando entró en el mundo para alumbrar a todo hombre y dió comienzo a ese fulgor que continúa aún ahora.â Yo prefiero explicar, con Bengel, que el nuevo mandamiento encuentra su veracidad, o comprobación, en su realización práctica en el caminar de los cristianos en unión con Cristo. Comp. el uso de âverdaderamenteâ, en el v. 5; Juan 4:42; Juan 6:55. La repetición de âenâ, âen él y en vosotros,â y no âen él y vosotros,â denota que este mandamiento del amor encuentra su realización individualmente: primero âen él,â y luego âen nosotros,â conforme nosotros ahora âtambién andamos como él anduvo;â y con todo encuentra su realización conjuntamente, por estar ambos unidos en una oración gramatical, asà como es por la virtud de haber sido cumplido primero en él el mandamiento de amor que se cumple también en nosotros, por el EspÃritu de él en nosotros: comp. un caso similar, Juan 20:17, âmi Padre y vuestro Padreâ: por virtud de ser él mi Padre es también âvuestro Padre.â tinieblas son pasadasâGriego, âpasan,â como en el v. 17; o âestán pasando.â No estarán del todo pasadas hasta que âel Sol de la justiciaâ salga visiblemente: âla luz ya alumbraâ, si bien parcialmente, hasta que el dÃa esclarezca.
9-11. No hay término medio entre luz y tinieblas, amor y odio, vida y muerte, Dios y el mundo; dondequiera que haya vida espiritual, por débil que sea, allà no reinan ya las tinieblas ni la muerte; allà el amor desaloja al odio; y Lucas 9:50 tiene constancia: donde no hay la vida, prevalecen la muerte, las tinieblas, la carne, el mundo, el odio, por cuanto más estén barnizados y disimulados a la observación del hombre; también Lucas 11:23. âDonde no hay amor, allà hay odio; porque el corazón no puede estar vacÃo.â [Bengel.] en luzâcomo su propio elemento. a su hermanoâsu prójimo, y especialmente los de la hermandad cristiana. El mismo tÃtulo de hermano es la razón por la cual el amor debe practicarse. aun ⦠todavÃaâno obstante que âla luz verdadera ya alumbraâ ( Lucas 2:8).
10. Permanecer en el amor es permanecer en la luz; porque la luz del evangelio no sólo ilumina el entendimiento; calienta también el corazón. no hay tropiezoâEn contraste con âEl que aborrece a su hermano ⦠los ojos.â âEn el que ama, no hay ni ceguera ni ocasión de tropezar (para él mismo): en el que no ama, tanto hay ceguedad como ocasión de tropiezo. El que aborrece a su hermano, es tropezadero para sà mismo, tropieza contra sà mismo y contra toda cosa existente dentro y fuera; el que ama tiene sendero sin impedimentos.â [Bengel.] Juan tiene en mente las palabras de Jesús, Juan 11:9. Alford bien dice: âLa luz y las tinieblas están dentro de nosotros: admitidas al través del ojo, cuya simplicidad llena todo el cuerpo de luz.â
11. está en tinieblas y andaââEstá,â señala su ESTADO permanente: nunca salió âfuera de las tinieblas:â âAndaâ señala su CONDUCTA EXTERIOR y sus hechos. a dóndeâGriego, âdóndeâ; que incluye no sólo su destino a donde, sino también el camino (no conoce) por donde va. han cegadoâmás bien como el aoristo griego, âcegaronâ de antiguo. Las tinieblas no sólo lo rodean, sino también lo ciegan, y la ceguera es de mucho tiempo.
12. Hijitosâe hijitas; niñitos (Griego, teknia), no la misma palabra asà traducida Efesios 2:13 (paidÃa); infantes (en edad y en estado.) Llama âhijitosâ a TODOS; (teknÃa, dim. de téknon), 2:1; 2:28; 3:18; 4:4; 5:21); pero sólo Efesios 2:13 y 18 usa el término (paidÃa), niñitos, criaturas. Nuestro Señor, cuyo EspÃritu Juan absorbió tan hondamente, aplicaba a sus discÃpulos el término ( Juan 13:33) de âhijitosâ (teknÃa), hijos e hijas queridos; pero en Juan 21:5, âniñitosâ (paidÃa). No es coincidencia impensada con la EpÃstola aquÃ, que en el Evangelio según Juan ocurre una clasificación similar, âcorderos, ovejas, ovejas.â son perdonadosââOs han sido y están perdonados:â todos los hijos e hijas de Dios gozan de este privilegio.
13, 14. Para las tres clases usa el presente, âescribo;â luego en el aoristo, âos escribÃâ (no âhe escrito;â además, en los manuscritos más antiguos y versiones, al fin Deuteronomio 2:13 es en aoristo, âescribÃ.â) A dos clases, âpadres, y âmancebos,â les dirige las mismas palabras cada vez (salvo en el caso de los mancebos indica la fuente y los medios de su victoria); pero se dirige diferentemente a los âhijitosâ y a los âniñitos.â habéis conocidoây âconocéisâ, tal es el sentido aquà del tiempo perfecto. El âhe escritoâ (mejor âescribÃâ el aoristo epistolar), no indica una epÃstola anterior, sino ésta misma. Era un idiotismo el poner el pasado, pensando en el tiempo desde el punto de vista del lector; cuando éste recibiera la carta, ya el escrito serÃa del pasado. Cuando pone âescribo,â escribe desde su propio punto de vista. aquel ⦠desde el principioâCristo: âlo que era desde el principio.â vencidoâLos padres; propiamente, por su edad, se caracterizan por su conocimiento. Los mancebos, correspondientes a su edad, por su actividad en el conflicto. Los padres, también, han vencido; pero ahora su servicio activo ha pasado; y ellos, como los niños, se caracterizan por haber conocido (los padres, a Cristo, âel que era desde el principioâ y los niños, al Padre). De lo que deben darse cuenta primero los niños es de que Dios es Padre de ellos; corresponde al paralelo de los âhijitos,ââ¦âvuestros pecados están perdonados por su nombre,â el primer privilegio universal de todos los queridos hijos de Dios. Asà esta última cláusula incluye a todos, mientras la anterior se refiere más especialmente a los que están en la primera fase de la vida espiritual, âlos niñitos.â Por supuesto, éstos pueden conocer al padre sólo por medio del Hijo ( Mateo 11:27). Es hermoso ver cómo los padres son caracterizados como volviendo a las primeras grandes verdades de la niñez espiritual, y a la suma de frutos los más maduros de la experiencia avanzada, el conocimienio de aquél que era desde el principio (dos veces repetido, Mateo 2:13). Muchos de ellos habÃan conocido a Jesús probablemente en persona, tanto como por la fe. mancebos ⦠fuertesâhechos fuertes, siendo naturalmente débiles, hechos asà aptos para vencer âal fuerte armadoâ por medio de aquel que es el âmás fuerte.â La fe es la victoria que vence al mundo. Este término âvencerâ es peculiarmente de Juan, adoptado de su amado Señor. Ocurre dieciséis veces en el Apocalipsis, seis veces en la Primera EpÃstola, y sólo tres veces en el resto del Nuevo Testamento. A finde vencer al mundo sobre el fundamento y en el poder de la sangre del Salvador, debemos estar dispuestos a despojarnos de todo lo del mundo que nos pertenece: pues no bien dijo, âhabéis vencido al maligno (al prÃncipe del mundo), agrega, âNo améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.â fuertes, yâel secreto de la fuerza de los mancebos: la palabra del evangelio, vestidos del poder viviente del EspÃritu que mora permanentemente en ellos; ésta es la âespada del EspÃrituâ manejada en oración, sirviendo a Dios. Contraste: la fuerza meramente fÃsica de los âmozosâ ( IsaÃas 40:30). La enseñanza oral preparó a estos jóvenes para el uso provechoso de la palabra, cuando estuviese escrita. âEl anticristo no puede poneros en peligro ( IsaÃas 2:8), ni Satanás arrancaros de la palabra de Dios.â al malignoâel cual, como âprÃncipe del mundoâ, esclaviza âal mundoâ ( IsaÃas 2:15; IsaÃas 5:19. griego, âpuesto en el maloâ), especialmente a los jóvenes. Cristo vino para destruir a este âprÃncipe del mundo.â Los creyentes logran su primera conquista grande sobre él cuando pasan de las tinieblas a la luz, pero después deben mantener una continua vigilancia guardándose de los asaltos de aquél, con los ojos puestos en Dios, por quien sólo serán guardados en seguridad. Bengel piensa que Juan se refiere especialmente a la notable constancia mostrada por los jóvenes en la persecución de Domiciano. También a aquel joven al que Juan, vuelto del destierro en Patmos, llevó con amorosa persuasión al arrepentimiento. Dicho joven habÃa sido encomendado por Juan, en una de sus giras apostólicas, a los sobreveedores de la iglesia, como un discÃpulo de promesa; habÃa sido vigilado, pues, con cuidado hasta su bautismo. Luego, demasiado confiado en la gracia bautismal, se juntó con malos amigos, e iba cayendo paso a paso, hasta llegar a ser capitán de ladrones. Cuando Juan, pasados unos años, volvió a visitar a dicha iglesia y supo de la triste caÃda del joven, fué en seguida al escondite de los ladrones, y permitió que lo capturasen y lo llevasen ante su capitán. El joven, herida su conciencia por el recuerdo de los años anteriores, huyó del venerable apóstol. Lleno de amor el anciano padre corrió tras de él, le rogó que cobrara valor y le anunció el perdón de sus pecados en nombre de Cristo. El joven fué recuperado para los senderos del cristianismo, y fué el medio de inducir a muchos de sus malos compañeros a arrepentirse y a creer. [Clemente Alejandrino, Quis dives salvus? IsaÃas 4:2; Eusebio, Hist. Eccl. Libro 3:20; Crisóstomo, 1 Exhortación a Teodoro, 11.].
15. No améis al mundoâque yace en el maligno (5:19), a quien vosotros los mancebos habéis vencido. Habiendo vencido al mundo una vez por todas, por la fe (4:4; 5:4), llevad adelante la conquista del mundo, sin amar al mundo. âEl mundoâ aquà significa âel hombre y el mundo del hombreâ [Alford.], en el estado de ambos como caÃdos, apartados de Dios. âDios amó al mundo (con el amor que se manifiesta en compasión), y nosotros debiéramos sentir la misma suerte de amor por el mundo caÃdo; pero no hemos de amar al mundo con congenialidad y simpatÃa en su distanciamiento de Dios; no podemos tener esta clase de amor hacia el mundo apartado de Dios, y al mismo tiempo, tener âel amor del Padre en nosotros.â niâGriego, âni tampocoâ. Puede ser que uno niegue en general que amó al mundo, mientras que ávidamente sigue tras alguna de las cosas del mundo: riquezas, honores o placeres del mundo: esta frase manifiesta al tal su verdadera condición. si algunoâla amonestación, pues, dirigida a los jóvenes en particular, se aplica a todos. amor del padreâeso es, amor hacia el Padre. Los dos, Dios y el (pecaminoso) mundo, son contrarios el uno al otro; no se puede amar congenialmente a ambos al mismo tiempo.
16. todo lo que hay en el mundoâpuede clasificarse como una de las siguientes tres cesas; el mundo tiene éstas y ninguna más: la concupiscencia de la carneâes decir, el deseo que tiene su asiento y fuente en nuestra baja naturaleza animal. Satanás probó esta tentación primero con Cristo: Lucas 4:3, âDà a esta piedra que se haga pan.â La juventud está especialmente expuesta a los desees carnales. concupiscencia de los ojosâla avenida por la cual las cosas externas del mundo, las riquezas, la pompa, la hermosura, nos inflaman. Satanás probó esta tentación en Cristo cuando le enseñó los reinos del mundo en un solo momento. A causa de la concupiscencia de los ojos David ( 2 Samuel 11:2) y Acán ( Josué 7:21) cayeron. Véase la oración de David, Salmo 119:37 : la resolución de Job, Job 31:1; Mateo 5:28 : El único bien de las riquezas mundanas para el que las posee está en contemplarlas con los ojos, Comp. Lucas 14:18, âTengo que ir y verlaâ la soberbia de la vidaâlit., âla presunción arrogante:â la parada vanagloriosa. La soberbia, el pecado de Satanás que causó su caÃda, y forma el vÃnculo entre los dos enemigos del hombre, el mundo (que corresponde a la concupiscencia de los ojos) y el diablo (como la concupiscencia de la carne es un tercero). Satanás probó esta tentación en Cristo colocándole sobre las almenas del templo, para que, en orgullo espiritual y presunción, en base al cuidado de su Padre, se arrojara desde ellas. Los mismos tres enemigos aparecen en las tres clases de tierra donde cae la simiente divina: los del camino, el diablo; los espinos, el mundo: los pedregales. la carne. La terrible antitrinidad del mundo, âla concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vidaâ asimismo se presentó en la tentación de Eva: âY vió la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabidurÃaâ (una manifestación del âorgullo de la vida,â el deseo de saber más que lo revelado por Dios, Colosenses 2:8, el orgullo del saber profano). no es del Padreâno viene de âel Padre,â como el origen (usado de los âniñitos,â o âhijitosâ Daniel 2:13). El que es nacido de Dios solo, vuelve a Dios; el que es (o viene) del mundo, vuelve al mundo: la fuente del amor a Dios y la del amor al mundo son irreconciliablemente distintas.
17. el mundoâcon todos los que son del mundo, mundanos. se pasaââestá pasandoâ ahora mismo. su concupiscenciaâen su triple manifestación (2:16). el que hace la voluntad de Diosâno la suya propia, carnal, ni la del mundo, sino la voluntad de Dios (2:3, 6), especialmente con respecto al amor. permaneceââasimismo como Dios permanece para siempreâ (son uno con él los piadosos; véase Salmo 55:19, âEl que desde la antigüedad permaneceâ), un comentario verÃdico, que Cipriano y Lutero agregaron al texto sin apoyo de los manuscritos griegos. En contraste con las tres concupiscencias pasajeras del mundo, el que hace la voluntad de Dios tiene tres bienes permanentes, âriquezas, honra y vidaâ ( Proverbios 22:4).
18. hijitosâComo en el 2:13, âniñosâ en edad. Idos los padres y los mancebos, âel último tiempoâ con sus âmuchos anticristosâ está por sobrevenir repentinamente a los niños. âEn esta última hora vivimos todos aún.â [Bengel.] Cada época sucesiva ha tenido impresas en ella algunas de las señales del âúltimo tiempoâ que precede la venida de Cristo, para guardar a la Iglesia en la expectativa continua de su Señor. Su relación Colosenses 2:15 es: Están por venir los seductores, que son del mundo, y quieren tentaros para que salgáis de entre nosotros (2:19) y neguéis al Cristo (2:22). como ⦠habéis oÃdoâde los apóstoles, predicadores del evangelio (por ejem. 2 Tesalonicenses 2:3; y en la región de Efeso, Hechos 20:29). ha de venirâGriego, âviene,â es decir, de su propio lugar. Se interpreta la palabra de dos maneras: un Cristo falso ( Mateo 24:5, Mateo 24:24), lit., âun reemplazante de Cristo;â o un adversario de Cristo; lit., âuno en contra de Cristo.â Como Juan nunca usa seudo-cristo por Anticristo, es claro que significa un adversario de Cristo, que se arroga lo que pertenece a Cristo, y desea sustituirlo como el objeto supremo de adoración. Niega al Hijo, no obrando meramente, como el papa, en el nombre de Cristo. 2 Tesalonicenses 2:4, âQue se opone (Griego antikeimenos) a todo lo que se llama Dios,â decide el asunto. A la gran verdad de Dios de que âDios es hombre,â quiere sustituirla con su propia mentira de que âel hombre es Dios.â [Trench.] muchos anticristosâCorresponden al espÃritu de anarquÃa (Griego) que ya está obrando.â El principio anticristiano aparecÃa entonces, como ahora, en los hombres malos y en las enseñanzas y escritos malos; pero con todo âEl Anticristoâ significa una persona hostil, asimismo como, âEl Cristoâ es un Salvador personal. Como âvieneâ se aplica a Cristo, del mismo modo aquà al Anticristo, la incorporación en su propia persona de todos los rasgos y el espÃritu anticristianos de aquellos âmuchos anticristosâ que ha habido, y que son precursores de él. Juan usa el singular para determinarlo. Ningún otro escritor del Nuevo Testamento usa el término. Probablemente corresponde al âcuerno pequeño, que tiene ojos de hombre y habla grandezasâ ( Daniel 7:8, Daniel 7:20): como âel hombre de pecado, hijo de perdiciónâ (2 Tesalonicenses 2.); âla bestia que asciende del abismo ( Apocalipsis 11:7; Apocalipsis 17:8), o más bien, âel falso profeta,â igual a âla segunda bestia que sube de la tierraâ ( Apocalipsis 13:11; Apocalipsis 16:13).
19. de (entre) nosotrosâde nuestra comunión cristiana. No necesariamente una sucesión formal: asà Roma ha âsalidoâ espiritualmente, aunque de forma todavÃa es de la Iglesia cristiana. no eran de nosotrosâen cuanto a la confraternidad espiritual (1:3). âSon como humores malos en el cuerpo de Cristo, la Iglesia: cuando se los expele, entonces el cuerpo queda aliviado: el cuerpo de Cristo está aún en tratamiento, y no ha alcanzado aún la perfecta salud que tendrá sólo en la resurrección.â [AgustÃn, Ep. Juan, Tratado 3:4.]. hubieran ⦠permanecidoâLo que denota la indefectibilidad de la gracia en los elegidos. âDonde la llamada de Dios es efectual, allà habrá perseverancia segura.â [Calvino.] Sin embargo, no es una necesidad fatal, sino una ânecesidad voluntariaâ [DÃdimo.] que hace que los hombres permanezcan, o si no, salgan del cuerpo de Cristo. Nosotros o estamos entre los miembros, o entre los malos humores. No es de su propia voluntad el que cada uno o sea un anticristo, o esté en Cristo.â [AgustÃn.] Con todo, las acciones de Dios en la eterna elección, se armonizan de una manera para nosotros inexplicable, con el libre albedrÃo y resposabilidad del hombre. Es la propia voluntad mala de los hombres lo que elige el camino del infierno; es la gracia de Dios, libre soberana, lo que trae a cualquiera a él y al cielo. A Dios atribuyen los salvos la obra de su salvación desde el principio hasta el fin; aquéllos se reprocharán a sà mismos, no los decretos de Dios, por la condenación que sufrirán (3:9; 5:18). que todos no son de nosotrosâNo âtodos los anticristos,â sino âque no todos (los que estuvieron por un tiempo entre nosotros) eran de nosotros.â Comp. 1 Corintios 11:19, âDebe haber entre vosotros hasta herejÃas, para que los aprobados sean manifestados entre vosotros.â En vez de âeranâ, algunos de los manuscritos más antiguos dicen âson.â Tales ocasiones prueban cuáles son y cuáles no son pueblo del Señor.
20. MasâGriego, âYâ. Aquà declara los me dios que tienen los creyentes con que resistir a los anticristos ( 1 Corintios 2:18), a saber, el crisma (asà el griego: un juego con sonidos similares), o sea, âungüento de unción,â es decir, el EspÃrtiu Santo (más claramente mencionado más adelante, como es el estilo de Juan, 1 Corintios 3:24; 1 Corintios 4:13; 1 Corintios 5:6), que ellos tienen (âvosotrosâ es enfático, en contraste con los apóstatas Daniel 2:19) âdel Santoâ, de parte del Santo, Cristo ( Juan 1:33; Juan 3:34; Juan 15:26; Juan 16:14): âel Justoâ ( Juan 2:1), âpuroâ ( Juan 3:3), âel Santoâ ( Hechos 3:14), âde Dios;â (Marco 1:24). Sólo los ungidos de Dios en Cristo pueden resistir a los que están ungidos con el espÃritu de Satanás, anticristos, que quieren apartarlos del Padre y del Hijo. Los creyentes tienen al EspÃritu de unción de parte del Padre también, tanto como del Hijo: asimismo como el Hijo es ungido por el Padre. Por tanto el EspÃritu es la señal de que estamos en el Padre y en el Hijo; el que no lo tiene no es de Cristo. El ungüento material de los ingredientes más caros se derramaba sobre la cabeza de sacerdotes y reyes, para tipificar el ungüento espiritual que procede de Cristo, la Cabeza, a nosotros miembros de su cuerpo. No podemos tener parte en él como Jesús, a menos que seamos verdaderos cristianos y estemos en él como Cristo, ungidos con aquel crisma que es del Santo. El EspÃritu derramado sobre Cristo la Cabeza es difundido por él por todos los miembros. âParece que somos todos el cuerpo de Cristo: porque todos estamos ungidos: y todos en él somos de Cristo y somos Cristo, porque en alguna medida el Cristo entero es Cabeza y cuerpo.â yâpor tanto conocéis, todas las cosasânecesarias para obrar correctamente contra las seducciones del Anticristo y para la vida cristiana y la santidad. En la misma medida que uno tiene el EspÃritu, en ella (más o menos) conoce todas estas cosas.
21. como a los que la conocéisâNo sólo sabéis lo que es la verdad (tocante al Hijo y al Padre,Marco 2:13), sino que también sabéis discernir la mentira por cosa contraria a la verdad. Pues lo recto (una lÃnea recta) es el Ãndice de sà mismo y de lo que es torcido. [Estius.] El griego es susceptible a la traducción de Alford: âPor cuanto la conocéis, y por cuanto ninguna mentira es de la verdadâ (no procede de la verdad: está excluÃda de ser de la verdad), por tanto escribà (en esta EpÃstola) para señalar cuál es la mentira y cuáles son los mentirosos.
22. â¿Quién esââel mentiroso?â ¿el culpable de la mentira aludida? que Jesús es el Cristoâla gran verdad céntrica. anticristoâGriego, âel Anticristoâ; que no es personal aquÃ, sin embargo, sino en lo abstracto; el ideal del anticristo es la negación del Padre y del Hijo. Negar a éste es en efecto negar a aquél también. Otra vez, la verdad referente al Hijo debe ser sostenida en su integridad; negar que Jesús es el Cristo, o que es el Hijo de Dios, o que vino en la carne, invalida el todo ( Mateo 11:27).
23. Griego, âTodo aquel que niega al Hijo no tiene al Padre tampoco;â âpor cuanto Dios se ha dado a vosotros completamente para vuestro gozo en Cristo.â [Calvino.] cualquiera que confiesaâfrase omitida en algunos manuscritos, aunque no en los más antiguos. tieneâes decir, en su posesión permanente como su âporciónâ, mediante la viviente comunión personal.
24. desde el principioâdesde cuando oÃsteis por primera vez el evangelio. sea permanecienteâla verdad que oÃsteis tocante al Padre y al Hijo, no meramente como la semilla que cae en tierra, sino como que se arraigue ( Mateo 3:9). en vosotrosâen forma enfática: âen vosotros permanezcaâ. Asimismo enfático: âVosotros ⦠permaneceréisâ. Confesad, pues, al Hijo, y también tendréis al Padre (v. 23). Habiendo recibido la viviente simiente de la verdad tocante al Padre y al Hijo, somos transformados a la semejanza de aquel cuya simiente hemos recibido en el corazón.
25. ésta es la promesaâLa vida eterna será la consumación permanente de esta permanencia en el Hijo y en el Padre. él nos prometióâGriego, âel mismoâ, Cristo, âel Hijoâ (comp. el 1:1, con Juan 3:15, Juan 3:36; Juan 6:40, Juan 6:47, Juan 6:57; Juan 17:2).
26. he escritoâresumiendo desde el v. 21 y el 14. estoâ(v. 18-25.) que os engañanâque tratan de seducirnos y apartaros al error.
27. Pero la naciónâEl griego: âY vosotros la unción que â¦â âY vosotrosâ, los creyentes en contraste con los seductores, palabras prominentes en la proposición (cuyo orden está interrumpido) que sólo encuentra un complemento en el verbo âno tenéis necesidadâ. Lo de âla unciónâ se resume desde el v. 20. recibido de élâ( Juan 1:16.) De modo que âsomos a Dios un olor suave en Cristoâ, mora en vosotrosâTácitamente asà les amonesta para que digan. cuando sean tentados por los seductores, âLa unción permanece en nosotros; no nos hace falta quien nos enseñe (pues tenemos al EspÃritu Santo que nos guÃa a toda la verdad; Jeremias 31:34; Juan 6:45; Juan 16:13): él nos enseña la verdad; en dicha enseñanza permaneceremosâ. [Bengel.] masââY por lo tantoâ: Dios es suficiente para los que son enseñados de él; independientes son de todos los demás, aunque, por cierto, no rechazan el consejo cristiano de los ministros fieles, âLa comunicación mutua no debe hacérsela a un lado: hay que aprobarla en el caso de los que participan de la unción en un cuerpo.â [Bengel.] la misma unciónâque recibisteis una vez por todas, y que aun permanece en vosotros. todas cosasâlas esenciales para la salvación: el punto aquà discutido. No que el creyente llegue a ser infalible, pues ningún creyente recibe aquà al EspÃritu en toda su plenitud, sino la sólo medida necesaria para guarda:lo del error que destruye al alma. Del mismo modo la Iglesia, aunque tiene al EspÃritu en sÃ, no es infalible (pues muchos falibles miembros nunca pueden hacer un todo infalible), sino que es guardada de modo de no perder del todo la verdad salvadora. no es mentiraâcomo la enseñanza anticrÃstiansa. perseveraréisââPermaneceréisâ (v. 24: el mismo verbo), asà como la unción permanece en vosotros. Los manuscritos más antiguos dicen âpermanecedâ, HijitosâGriego, como en el 2:12: creyentes de toda posición y edad. perseverad en élâen Cristo. Juan repite su amonestación con un nombre cariñoso, como padre al hablar a sus queridos hijos. apareciereââsea manifestado,â o ârevelado.â tengamosânosotros, escritor y lectores. confundidosâGriego, âNo quedamos avergonzados (lit.) de élâ, retrocediendo de él en confusión. Contraste: âfranqueza en el dÃa del juicio,â 4:17; cf. 3:21; 5:14. En el Apocalipsis (escrito, pues, piensa Bengel, subsecuentemente), la venida de Cristo se representa como postergada a grande distancia.
29. El encabezamiento de la segunda división de la EpÃstola: âDios es justo; por tanto, todo el que hace justicia es nacido de él.â El amor es el gran rasgo y principio de la âjusticiaâ escogido para la discusión, 2:29-3:3. Si sabéis ⦠sabedâDistintos verbos en el griego: sabéis y conoced, o conocéis: Ya aprendisteis que Dios (âélâ comprende tanto âel Padre,â del cual cada creyente es nacido (éste Colosenses 3:1), como âel Hijoâ, (2:1, 23) es justo, debéis de necesidad, pues, percibir también la consecuencia de dicha verdad, a saber, âque cualquiera que hace justicia (y él solo: Griego, âla justicia,â tal justicia que Dios aprueba) es nacido de élâ El justo engendra a los justos. No se nos dice nunca que uno nazca de Cristo, sino de Dios, con el cual Cristo es uno. Hollaz en Alford define la justicia de Dios: âEs la divina energÃa por cuyo poder Dios determina y lleva a cabo todas las cosas que están conformes a su eterna ley, prescribe leyes propias a sus criaturas, cumple sus promesas hechas a los hombres, recompensa a los buenos, y castiga a los impÃos.â haceââPorque las gracias (las virtudes) son prácticas, y tienen su ser en ser producidas (o ejercidas); pues cuando han dejado de actuar, o sólo están por actuar, ni tienen el ser aún.â (Oecumenius.) âDios es justo, y por tanto la fuente de la justicia; cuando un hombre pues hace la justicia, sabemos que la fuente de su justicia es Dios, que por consiguiente ha adquirido por el nuevo nacimiento de parte de Dios aquella justicia que no tenÃa por la naturaleza. Arguimos por el hecho de que él hace justicia, que ha nacido él de Dios.â El error de los pelagianos es su conclusión de que el hacer justicia es la condición de llegar a ser hijo de Dios.â (Alford, con toda verdad.) Véase Lucas 7:47, Lucas 7:50 : Su mucho amor demostró que sus pecados estaban ya perdonados; no que fuese condición necesaria para tenerlos perdonados.