Lectionary Calendar
Saturday, July 19th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
video advertismenet
advertisement
advertisement
advertisement
Attention!
Take your personal ministry to the Next Level by helping StudyLight build churches and supporting pastors in Uganda.
Click here to join the effort!
Click here to join the effort!
Bible Commentaries
Comentario BÃblico de Sermón Comentario BÃblico de Sermón
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto CortesÃa de BibleSupport.com. Usado con Permiso.
Estos archivos están en el dominio público.
Texto CortesÃa de BibleSupport.com. Usado con Permiso.
Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre 1 Timothy 2". "Comentario BÃblico de Sermón". https://studylight.org/commentaries/spa/sbc/1-timothy-2.html.
Nicoll, William R. "Comentario sobre 1 Timothy 2". "Comentario BÃblico de Sermón". https://studylight.org/
Whole Bible (27)New Testament (6)Individual Books (4)
VersÃculo 5
1 Timoteo 2:5
"Jesucristo hombre". La mera ausencia de todos los epÃtetos calificativos hace que la designación sea única y solemne. Tiene una majestuosidad que inspira asombro. Hay una gracia en ella que gana amor y confianza. No es el santo, el justo, el bondadoso. Es simplemente "Jesucristo hombre".
I. Ãl es el hombre de principio a fin; fuera y fuera el hombre. En alma, cuerpo, espÃritu; en mirada, voz, porte, andar; en mente, corazón, sentimiento, afecto; Ãl está fuera y fuera, de cabo a rabo, el hombre.
II. Ãl es simplemente un hombre en todo momento; en cada exigencia, en cada prueba, simplemente hombre, Jesucristo hombre. En todas sus experiencias terrenales y humanas, nunca lo encuentras a Ãl más que a un hombre, nunca lo encuentras a Ãl menos que a un hombre, y nunca lo encuentras a Ãl más que a un hombre. Crees y estás seguro de que Ãl es más que un hombre, porque ves Sus obras divinas de caridad y poder; ves como salva a otros. Pero por la manera en que Ãl cumple con Sus propias obligaciones, se enfrenta a Sus propias tentaciones y soporta Sus propios sufrimientos, nunca entenderÃas esto.
III. Es el hombre exclusivamente, preeminentemente, por excelencia, con absoluta exclusión de todos los demás; Ãl es el hombre, completo y perfecto. No un hombre formado por los restos más selectos de virilidad, entre los hombres como han vivido desde la CaÃda. Ãl es el hombre como Dios originalmente hizo hombre, perfecto, absoluta e indivisiblemente uno y perfecto el hombre Cristo Jesús.
IV. Ãl es el hombre para mediar entre Dios y el hombre.
V. Ãl es el hombre que se dará a sà mismo en rescate por todos.
VI. Ãl es el hombre de quien se testificará a su debido tiempo. Cualquiera que sea la hora, cualquiera que sea la temporada, es un tiempo debido, una temporada adecuada, para que el EspÃritu te testifique que Ãl está presente contigo. Cuando andas por las calles o viajas por el camino, Ãl te habla en el camino y te abre las Escrituras concernientes a Ãl; el hombre Jesucristo, que enseñó esto desde la antigüedad en Galilea y en los judÃos, hablando como nunca lo ha hecho ningún hombre.
RS Candlish, Sermones, pág. 24.
Referencias: 1 Timoteo 2:5 . F. Wagstaff, Christian World Pulpit, vol. xv., pág. 407. 1 Timoteo 2:5 ; 1 Timoteo 2:6 . Púlpito de la Iglesia de Inglaterra, vol. ii., pág. 243; Preacher's Monthly, vol. viii., pág. 197.
VersÃculo 8
1 Timoteo 2:8
La oración de fe.
I. Dios es infinito y las leyes de la naturaleza, como la naturaleza misma, son finitas. Estos métodos de trabajo, por lo tanto, que corresponden al elemento fÃsico en nosotros, no agotanSu agencia. Hay un residuo ilimitado de facultad desconectada más allá. Hasta ahora, has llegado al recinto de Su ser. Detrás y en medio de todas las puntualidades de la ley, habita en el resto infinito, el espÃritu vivo y no comprometido de Dios; las huellas que imprime en la naturaleza no son más que la ondulante lÃnea de agua con la que los rompientes se encuentran con la playa; pero horizonte tras horizonte más allá, la misma marea barre sola, y hay el juego de diez mil olas sin arrecife ni orilla que las justifique; lo mismo ocurre con la mente profunda de Dios, más allá del lÃmite del contacto con la naturaleza, su energÃa no está obligada a tomar ninguna forma dada, arrojada y determinada por su fuerza anterior, sino que es libre de levantarse y jugar y caer en sà misma. de nuevo. AquÃ, él no ha hecho más regla que la regla eterna de santidad,
II. En el hombre hay dos elementos, el fÃsico y el espiritual; en Dios hay dos agentes, también fÃsicos y espirituales. De sà mismo se sigue que lo fÃsico en nosotros está sujeto a lo que fÃsicamente proviene de Ãl; mientras que lo espiritual en nosotros está abierto a la comunicación de lo que vive espiritualmente en Ãl. Debemos acomodarnos al riguroso mecanismo de las leyes naturales de Dios, y entonces Ãl nos socorrerá, no modificándolas , sino inspirándonos al levantarnos para llevar su carga al abrirnos la omnipotencia de Su compañÃa y el refugio. de su amor.
Dondequiera que los elementos del carácter entren en el resultado, de modo que difiera de acuerdo con la actitud mental del agente moral, es evidente que no está fuera del alcance de una influencia puramente espiritual modificar un evento temporal. La oración de los soldados de Cromwell arrodillados en el campo no podÃa disminuir el número, o embotar las armas de los Cavaliers, pero podÃa dar tal fuego de celo y frialdad de pensamiento, que convertirÃa a cada hombre en un órgano de justicia todopoderosa, y llevarÃa el poder. victoria que imploró.
Dondequiera que el contacto vivo entre el espÃritu humano y lo Divino pueda poner en funcionamiento nuestro considerable control sobre las combinaciones y procesos del mundo natural, todavÃa queda un margen, prácticamente indefinido, para la oración para que la amarga copa del sufrimiento externo pueda fallecer; sólo que nunca sin esa confiada recaÃda: "No se haga mi voluntad, sino la tuya".
J. Martineau, Horas de pensamiento, vol. ii., pág. 220.
Referencias: 1 Timoteo 2:8 . A. Blomfield, Sermones en la ciudad y el campo, p. 286. 1 Timoteo 2:9 . Expositor, primera serie, vol. ii., pág. 317. 1 Timoteo 2:13 ; 1 Timoteo 2:14 .
T. Gasquoine, Christian World Pulpit, vol. xiii., pág. 182. 1 Timoteo 2:15 . Revista del clérigo, vol. ii., pág. 13. 1 Timoteo 3:1 . Expositor, primera serie, vol. ii., pág. 396. 1 Timoteo 3:8 . IbÃd., Pág. 465.