Lectionary Calendar
Thursday, July 17th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
video advertismenet
advertisement
advertisement
advertisement
Attention!
Take your personal ministry to the Next Level by helping StudyLight build churches and supporting pastors in Uganda.
Click here to join the effort!
Click here to join the effort!
Bible Commentaries
Comentario del Pobre Hombre de Hawker Comentario del Pobre Hombre
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto CortesÃa de BibleSupport.com. Utilizado con Permiso.
Estos archivos están en el dominio público.
Texto CortesÃa de BibleSupport.com. Utilizado con Permiso.
Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre John 6". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://studylight.org/commentaries/spa/pmc/john-6.html. 1828.
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre John 6". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://studylight.org/
Whole Bible (30)New Testament (6)Gospels Only (1)Individual Books (4)
VersÃculo 1
CONTENIDO
Jesús alimenta a una multitud en el desierto. Se retira a una montaña. De noche camina sobre el mar. Predica al pueblo.
VersÃculos 1-14
Después de estas cosas, Jesús cruzó el mar de Galilea, que es el mar de TiberÃades: (2) Y lo seguÃa una gran multitud, porque veÃan sus milagros, que hacÃa en los enfermos. (3) Jesús subió a un monte y se sentó allà con sus discÃpulos. (4) Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judÃos. (5) Cuando Jesús alzó los ojos y vio que se le acercaba una gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? (6) Y esto lo dijo para probarlo, porque él mismo sabÃa lo que harÃa.
(7) Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no les bastan, para que cada uno tome un poco. (8) Uno de sus discÃpulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: (9) Aquà hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; pero ¿qué son entre tantos? (10) Y Jesús dijo: Haz que los hombres se sienten. Ahora habÃa mucha hierba en el lugar. Entonces se sentaron los hombres, en número de unos cinco mil.
(11) Y Jesús tomó los panes; y habiendo dado gracias, distribuyó a los discÃpulos, y los discÃpulos a los que estaban sentados; e igualmente de los peces tanto como quisieran. (12) Cuando se llenaron, dijo a los discÃpulos: Recojan los pedazos que quedan, para que nada se pierda. (13) Los recogieron, pues, y llenaron doce cestas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habÃan comido. (14) Entonces aquellos hombres, cuando vieron el milagro que hizo Jesús, dijeron: En verdad es este el profeta que vendrÃa al mundo.
Si el lector observa lo que se dice aquà sobre la proximidad de la Pascua y lo compara con la apertura del último CapÃtulo, percibirá que debe haber pasado muy poco menos de un año entero entre uno y otro. . AquÃ, por lo tanto, debemos recordar lo que los otros evangelistas han registrado de esa porción en la vida y ministerio de Cristo. El mar de Galilea, al igual que lo que Lucas llama Gennesareth, Lucas 5:1 se hizo memorable en muchas ocasiones para la manifestación de la gloria de nuestro Señor, Lucas 5:1 particularmente después de que resucitó de entre los muertos.
Juan 21:1 . No hincho la página con observaciones sobre este milagro de Jesús alimentando a la multitud. A veces utilizo deliberadamente la brevedad (y le ruego al lector que la recuerde), para que pueda ser inducido a buscar con más fervor las enseñanzas de Dios el EspÃritu Santo. PermÃtanme, pues, en la presente ocasión, además de lo que ya se ha dicho, Mateo 14:14 ; Marco 6:35 ; Lucas 9:12 .
Solo observe, que la compasión de Jesús, manifestada en esas estaciones, al obrar un milagro para suplir las necesidades apremiantes del cuerpo, y para una multitud, que el Señor entonces supo, y luego probó, no eran de Ãl, en el pacto. de redención, (ver Juan 6:66 .) debe ser una fuente constante de consuelo, tanto para las necesidades del cuerpo como del alma, para su pueblo, durante todo su tiempo en la tierra.
¡Mi hermano! Yo le dirÃa a todo hijo de Dios, que nada te tiente a desechar tu fe, ni a dejar que el miedo te abrume; Tanto tu pan que perece por el uso, como el que permanece para vida eterna, te será dado, y tu agua segura. IsaÃas 33:16 . Acuérdate de las propias palabras de Cristo: Considerad los cuervos, que no siembran ni cosechan, que no tienen almacén ni granero, y Dios los alimenta. ¿Cuánto sois mejores que las aves? Lea todo el pasaje, porque es muy dulce. Lucas 12:22 .
VersÃculos 15-21
Cuando Jesús, por tanto, comprendió que vendrÃan y lo tomarÃan por la fuerza para hacerlo rey, volvió a partir él solo al monte. (16) Y cuando llegó la noche, sus discÃpulos descendieron al mar, (17) entraron en una barca y cruzaron el mar hacia Capernaum. Y ya estaba oscuro y Jesús no habÃa venido a ellos. (18) Y se levantó el mar con un gran viento que soplaba. (19) Cuando habÃan remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba al barco; y tuvieron miedo. (20) Pero él les dijo: Soy yo, no temáis. (21) Entonces le recibieron voluntariamente en la barca; y en seguida la barca llegó a la tierra adonde iban.
¡Cuán poco sabÃa la multitud que Jesús era en verdad el rey de Jehová en Sión, que desde la eternidad se habÃa establecido en los decretos de compromisos del pacto! ¡Qué poco se conocÃa a Cristo entonces, y qué poco incluso ahora, por muchos que lo siguen y profesan ser cristianos, pero no lo son más que por su nombre! No creo que sea necesario volver a notar en este lugar lo que se ha observado en la relación del mismo relato por Mateo.
Ver Mateo 14:24 . Pero le ruego al lector, tanto entonces como ahora, que no pierda de vista tal demostración de la Divinidad de Cristo, mediante dos actos tan poderosos, como caminar sobre el mar y hacer que la llegada del barco en el momento en que él entró en él, sea en el lugar al que los discÃpulos se habÃan embarcado. ¿Y no camina Jesús ahora en espÃritu sobre todas las tormentosas dispensaciones de su pueblo para ayudarlos? ¿Y no los traerá después a casa, mucho antes de lo que esperaban, cuando por medio del fuego y el agua los llevó a un lugar rico? Salmo 66:12 .
VersÃculos 22-59
Al dÃa siguiente, cuando la gente que estaba al otro lado del mar vio que no habÃa otra barca allÃ, salvo aquella en la que habÃan entrado sus discÃpulos, y que Jesús no subió con sus discÃpulos a la barca, sino que sus discÃpulos se fueron solos; (23) Sin embargo, vinieron otras barcas de TiberÃades, cerca del lugar donde comieron pan después de que el Señor habÃa dado gracias: (24) Cuando la gente vio que Jesús no estaba allÃ, ni sus discÃpulos, también tomaron un barco. y vino a Capernaum, buscando a Jesús.
(25) Y cuando lo encontraron al otro lado del mar, le dijeron: RabÃ, ¿cuándo llegaste acá? (26) Jesús les respondió y dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque visteis las señales, sino porque comisteis los panes y os saciasteis. (27) Trabajad no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, que el Hijo del Hombre os dará, porque a él ha sellado Dios el Padre.
(28) Entonces le dijeron: ¿Qué haremos para realizar las obras de Dios? (29) Jesús respondió y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que él envió. (30) Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú para que veamos y te creamos? ¿Qué trabajas? (31) Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
(32) Entonces Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo que Moisés no os dio ese pan del cielo; pero mi Padre os da el verdadero pan del cielo. (33) Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. (34) Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este pan. (35) Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mà viene, nunca tendrá hambre; y el que en mà cree, no tendrá sed jamás.
(36) Pero os dije que también vosotros me habéis visto, y no creéis. (37) Todo lo que el Padre me da, vendrá a mÃ; y al que a mà viene, no le echo fuera. (38) Porque bajé del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. (39) Y esta es la voluntad del Padre que me envió: que de todo lo que me ha dado, nada pierda, sino que lo resucite en el último dÃa.
(40) Y esta es la voluntad del que me envió: que todo el que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el dÃa postrero. (41) Entonces los judÃos murmuraron contra él, porque decÃa: Yo soy el pan que descendió del cielo. (42) Y dijeron: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo es entonces que dice: Bajé del cielo? (43) Respondió Jesús y les dijo: No murmuréis entre vosotros; (44) Nadie puede venir a mà si no lo trae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el dÃa postrero.
(45) Está escrito en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Todo aquel que oyó al Padre y aprendió, viene a mÃ. (46) No es que nadie haya visto al Padre, sino el que es de Dios, ha visto al Padre. (47) De cierto, de cierto os digo: El que cree en mÃ, tiene vida eterna. (48) Yo soy ese pan de vida. (49) Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron.
(50) Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él coma, no muera. (51) Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que daré es mi carne, que daré por la vida del mundo. (52) Los judÃos, por tanto, riñeron entre sÃ, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? (53) Entonces Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo, que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
(54) El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el dÃa postrero, (55) porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. (56) El que come mi carne y bebe mi sangre, en mà permanece, y yo en él. (57) Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mÃ. (58) Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná y murieron. El que come de este pan vivirá para siempre. (59) Estas cosas las dijo en la sinagoga, mientras enseñaba en Capernaum.
He considerado correcto no romper el hilo del discurso de nuestro Señor, sino repasarlo y luego proponer algunas observaciones generales al final, que el Señor amablemente haga provechosas.
Y, primero, le ruego al lector que me comente la maravillosa sublimidad de las palabras de nuestro Señor. Cuán evidentemente manifestaron la grandeza de su carácter Todopoderoso. ¡Qué profeta, qué apóstol, qué siervo de Jehová jamás utilizó tal lenguaje! Yo soy el pan de vida, el pan vivo de Dios, que descendió del cielo. El que come de este pan vivirá para siempre. Los hombres carnales, no despiertos, pueden, como hicieron los judÃos, confundir la bienaventuranza de las palabras de nuestro Señor y clamar: ¿Cómo puede este hombre darnos su carne para comer? Pero, todo creyente verdaderamente regenerado, entrará en la plena comprensión del significado de nuestro Señor, y dirá con los Apóstoles: ¡Señor! ¡Danos siempre este pan!
Detengo al lector para que observe conmigo la belleza y adecuación de la semejanza. Como el pan común es el báculo del cuerpo, asà Cristo, el pan celestial, es la vida del alma. Y asà como el cuerpo no puede subsistir sin el alimento diario, tampoco puede el alma sin su apoyo espiritual en Cristo. SÃ, el alma tiene más necesidad de Cristo, en su persona, plenitud y gracia, que el cuerpo del pan que perece.
Porque, en el peor de los casos, que por falta de pan, el cuerpo languidece y muere, no es más que una muerte un poco prematura, y que de otro modo habrÃa muerto a su debido tiempo. Pero el alma sin Cristo, el pan de vida, debe pasar hambre para siempre, y aunque existe, vive solo para la miseria eterna.
¡Lector! vean, les suplico, la vasta e infinita importancia de alimentarse espiritualmente de Cristo. ¡Oh! ¡Qué dulce vida de fe, mirar asà a Cristo y saber que Cristo es el pan de vida! Sentir un anhelo diario por él, un hambre por él, como el vivo apetito de un trabajador sano siente por su comida diaria. Asà fue como los santos hombres de la antigüedad anhelaron a Cristo. Sintieron su necesidad de él. Encontraron su alma satisfecha en él, y como uno de ellos lo expresó, asà todos lo disfrutaron, más pintura para Cristo que el ciervo para los arroyos de agua.
Lector, no descarte esta parte del discurso de nuestro Señor hasta que lo haya meditado bien y haya consultado esas Escrituras. Salmo 42:1 y Salmo 43:1 ; Efesios 3:17 ; Salmo 89:16 ; Oseas 14:8 ; Salmo 63:1
Quisiera pedirle al lector que se fije a continuación en esa parte tan preciosa de este discurso de Jesús, donde Cristo habla de su designación para el alto cargo de Mediador. Porque a él ha sellado Dios el Padre. Obsérvese que, dentro del alcance de esas siete palabras, están contenidos los caracteres de oficio de toda la Deidad, en el nombramiento del Dios-Hombre-Mediador. Ãl, es decir, Cristo, Dios el Padre, es decir, en su propio carácter personal peculiar en el pacto.
Y el sellamiento es el acto especial en la unción de Cristo por el EspÃritu Santo. ¿Cuán dulce, cuán dulce y ricamente consolador para el alma de un creyente es contemplar el acto conjunto de los Santos Tres en Uno, en la misión de Cristo Jesús? Ruego al lector que recurra a algunas escrituras en cuestión, a modo de confirmación. IsaÃas 42:1 ; Salmo 110:1 ; Hebreos 7:21 ; Hechos 10:38 ; IsaÃas 61:1 etc.
Lucas 4:18 ; Hebreos 5:1
PermÃtanme llevar al lector de la mano, a una tercera mejora, que enseña este bendito discurso de Jesús. Porque cuando los judÃos exigieron lo que debÃan hacer, para poder realizar la obra de Dios? Jesús dio esta notable respuesta: Esta es la obra de Dios, (dijo Jesús), que creáis en el que él ha enviado. Como si, y lo que de hecho es realmente el caso, toda la obra de Dios consistiera en una creencia y aprehensión correctas del amado Hijo de Dios.
Y pequeñas, como pueden parecer estas cosas a los ojos de algunos hombres, es la obra más grande de la tierra, y nunca se ha realizado en el corazón de ningún hombre sino por un milagro. De hecho, es lo que Cristo llama, obra de Dios y no del hombre. Es obra del EspÃritu de Dios en el corazón. ¡Oh! ¡Por gracia, creer en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo! 1 Juan 5:10
Una palabra más, a modo de mejora, de este divino discurso de Jesús. Cuán verdaderamente bienaventurado es aprender de los labios del mismo Cristo, que la provisión hecha para traer a casa a todos sus redimidos, aquà en gracia y después en gloria, es tan segura, que todos los que el Padre le ha dado, vendrán a él. ; y al que viene, Jesús no lo echa fuera. Como Moisés le dijo al faraón, no debe dejarse ni una pezuña.
Ãxodo 10:26 . Asà que aquÃ, todos los rebaños deben pasar nuevamente bajo la mano del que los cuenta. Jeremias 33:13 . Nada en la tierra puede igualar la preciosa certeza de esta gloriosa verdad. Tampoco puede fallar, no, ni en una sola instancia.
La pérdida de un alma, por quien Cristo murió, y que el Padre le dio, empañarÃa la corona del Señor Jesucristo para siempre. Pero la cosa es imposible. Se fundamenta en un pacto ordenado en todas las cosas y seguro. 2 Samuel 23:5 . El tenor del pacto es eterno y de eficacia perpetua, y en el que Dios mismo se compromete, tanto para él como para su pueblo, no lo haré y no lo harán.
Jeremias 32:40 . Y el Señor Jesús se refiere, en una confirmación adicional de la verdad que revive el alma, que como testimonio de la enseñanza divina, la venida a él lo prueba. Todos los niños serán enseñados por Dios, dice Cristo. Entonces, dice Jesús, aquà está la evidencia, todo el que oyó y aprendió del Padre.
viene a mÃ. ¡Lector! Será un cumplimiento bendito de las palabras de Cristo, si usted y yo, de haber venido a Jesús para la vida y la salvación, por la presente probamos nada menos que ¡somos enseñados por Dios! IsaÃas 54:13 ; Jeremias 31:34 . Y esto es para hacer lo que dijo Juan el Bautista, para sellar nuestro sello de que Dios es verdadero. Juan 3:33
Sólo detendré al lector con una observación más, de este bendito sermón de Cristo, sólo para llamar su atención sobre lo que nuestro Señor ha dicho, que nadie puede venir a mÃ, (dijo Jesús), excepto el Padre que ha enviado. yo, dibujalo! Hay algo muy fuerte, tanto en las palabras de Cristo como en la doctrina de Cristo, como se contiene en este versÃculo. Ningún hombre, sean sus dones naturales, sean cuales fueren sus dones naturales, o las ventajas externas de escuchar la palabra de Dios tantas veces, puede, en sà mismo, encontrar una disposición o habilidad para venir a Jesús, para creer en él, excepto mi Padre (que es, no con exclusión de las vivificaciones de Cristo, o del EspÃritu Santo, porque todas las personas de la Deidad están incluidas en el acto salvador), que me ha enviado, atrae; es decir, inclinar secreta y dulcemente el corazón a venir a Jesús.
¡Lector! pausa sobre las palabras. ¡Son muy dulces para un hijo de Dios y muy solemnes para los carnales! El hijo de Dios descubre en el amor eterno de Dios, los seguros dibujos del Padre. Ver Jeremias 31:3 . y consuélate. Y, lector, si Dios el Padre atrae a su pueblo a Cristo, ¿quién o qué los alejará? Juan 10:27 .
VersÃculos 60-65
Por tanto, muchos de sus discÃpulos, al oÃr esto, dijeron: Dura es esta palabra: ¿quién puede oÃrla? (61) Cuando Jesús supo en sà mismo que sus discÃpulos murmuraban por ello, les dijo: ¿Esto os escandaliza? (62) ¿Qué, y si veis al Hijo del Hombre ascender adonde estaba antes? (63) El espÃritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado, son espÃritu y son vida.
(64) Pero hay algunos de ustedes que no creen. Porque Jesús sabÃa desde el principio quiénes eran los que no creÃan y quién le iba a entregar. (65) Y él dijo: Por eso os dije que nadie puede venir a mà si no le fuere dado de mi Padre.
¿Qué discÃpulos fueron estos que asà se expresaron? No pueden ser los Apóstoles. Tampoco era ninguno en quien se habÃa realizado una obra salvadora de gracia en su corazón. La palabra discÃpulo abarca todo lo que va tras otro. Y, como nuestro Señor dijo en la gran misa que lo siguió, que fue porque comieron de los panes y se saciaron, por lo que acudieron a él, asà cuando descubrieron que esos placeres carnales probablemente ya no los tomarÃan más. lugar, se sintieron ofendidos y llamaron duros los dichos de Cristo.
¡Pero lector! Te ruego que no pases por alto la ocasión que Jesús aprovechó de sus murmuraciones para dejar caer un discurso muy dulce y precioso sobre él y su pueblo. Ver Juan 3:13 y Comentario.
VersÃculos 66-71
A partir de ese momento, muchos de sus discÃpulos volvieron y no andaban más con él. (67) Entonces Jesús dijo a los doce: ¿Os iréis también vosotros? (68) Entonces le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. (69) Y nosotros creemos, y estamos seguros de que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. (70) Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a los doce, y uno de vosotros es el diablo? (71) Habló de Judas Iscariote, hijo de Simón: porque él era el que le iba a entregar, siendo uno de los doce.
Ruego al lector que marque bien el carácter de los que se dice que aquà regresaron y no caminaron más con Jesús. No los apóstoles. Ni uno solo a quien el Padre le habÃa dado a Cristo, y en cuyos corazones se habÃa realizado una obra salvadora de Dios el EspÃritu Santo. Ninguno de estos está insinuado en lo más mÃnimo. Pero las personas a las que se alude son los discÃpulos carnales y meros nominales que siguieron a Jesús, algunos, para comer de los panes y los peces, y algunos que habÃan esperado que Cristo se erigiera en rey para liberar a la nación de los romanos. yugo, bajo el cual habÃan gemido durante mucho tiempo.
Mientras estos objetivos estaban a la vista, todos estaban dispuestos a seguir a Cristo. Pero cuando Jesús desestimó todas sus esperanzas de un reino temporal, y en lugar de la opulencia de este mundo, habló de una cruz y abnegación a todos los que lo seguirÃan, sus Hosannahs pronto se convirtieron en el grito de CrucifÃcalo. ¡Lector! ¿No es de temer, por lo que vemos a diario en la vida común, que tales casos no sean singulares? ¿Es este predicador celestial en realidad más amado, en el dÃa actual de mucha profesión, cuando la exaltación total de Cristo y la nivelación del polvo a todos los pecadores son los únicos sujetos de su salvación? ¿No se rebelan todos los fariseos modernos por igual contra la doctrina de una vida espiritual, en Cristo, y un completo desprecio de sà mismos en la conciencia de su propia depravación total ante Dios?
A menudo me he detenido a admirar las palabras tiernas, dulces y llenas de gracia de nuestro Señor, a sus pocos seguidores fieles, en la pregunta, ¿ustedes también se irán? No es como si Jesús tuviera la más mÃnima aprensión de la partida de cualquiera que, desde el don de su Padre y la gracia-unión en sà mismo antes de todos los mundos, estuviera asegurado en el pacto y dispuesto en el dÃa de su poder. Efesios 1:4 ; Juan 6:37 ; Salmo 110:3 .
Y, como dice otra bendita Escritura, Jesús sabÃa bien lo que habÃa en el hombre. Juan 2:25 y quién deberÃa traicionarlo. Juan 13:11 . Pero las palabras expresaban dulcemente el amor y la ternura del corazón de Jesús por los suyos. Es como si Jesús hubiera dicho que la partida de todos los que se han ido es como deberÃa ser. Ninguno de ellos ha tenido jamás una unión de gracia conmigo. Juan 17:9 . Pero eres mÃa.
Y admiro el celo ferviente, el amor y el apego de Pedro, expresados ââen las pocas pero llamativas palabras que pronunció en esta ocasión. Y habló como la boca de los demás, es decir, todos menos el traidor Judas. Porque es evidente que en este momento, y durante un considerable espacio después, ninguno de los fieles Apóstoles tenÃa la menor sospecha de la infamia de este hombre terrible. ¿Y cómo debieron quedar impresionados con la respuesta del Señor a Pedro: ¿No os he elegido yo a los doce? ¡Y uno de ustedes es un demonio! ¡SÃ! elegido doce a un cargo exterior.
Pero no todo a la gracia interior. De hecho, los doce fueron elegidos para ser apóstoles. Lucas 6:13 . Pero Judas obtuvo solo una parte, como Pedro lo explicó después, de este ministerio. Hechos 1:17 . No forma parte del libro de la vida. Nunca escogido en Cristo por el Padre, antes de la fundación del mundo.
Efesios 1:4 . La única parte de un mero oficio, sin unión ni comunión en gracia. ¡Oh! ¡Qué horror de tal estado! [Vea Hebreos 6:4 y el comentario allÃ.]
VersÃculo 71
REFLEXIONES
¡Precioso Señor Jesús! mientras te contemplo a ti, mi Dios y Salvador, como se establece en este capÃtulo, alimentando a las multitudes con el pan que perece con el uso, y convirtiéndote en el mismo momento para todo tu pueblo en el pan vivo, impartiendo sólidos, sustanciales y que alimentan el alma. , alimento que nutre el alma, por tiempo y por la eternidad; Señor, te alabo por la misericordia distintiva, y le ruego a mi Dios que despierte en mi corazón un apetito tan ansioso por ser alimentado y nutrido en la vida divina, ¡como nadie más que el mismo Cristo puede satisfacer! ¡Señor! siempre dame este pan! Alza la luz de tu rostro sobre mi alma, y ââalegrará mi corazón, más que en el tiempo en que aumentaron su trigo y su vino.
¿Y eres tú, querido Señor, el sellado del Padre? ¿Prueba Dios el EspÃritu Santo a tu pueblo sus unciones, tanto de la cabeza gloriosa como de sus miembros? ¡Oh! para que la gracia asà te reciba, asà venga a ti, ya que tan rica provisión se ha hecho para todo lo que el Padre te ha dado por venir. SÃ, creo que quisiera que viniera todo pecador pobre, despierto y sensible. Escuche, hermano mÃo, lo que dice Jesús.
Vendrán todos los que sean de esta descripción y carácter. Y estoy seguro de que Jesús aceptará todos los que vengan, porque aquà dice que no los echará fuera de ninguna manera. ¡Señor! DirÃa por mà mismo y por toda tu familia redimida: ¡he aquÃ! ¡Venimos a ti, porque tú eres el Señor nuestro Dios! Tú tienes palabras de vida eterna.