Lectionary Calendar
Friday, July 18th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
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Bible Commentaries
Comentario CrÃtico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar Comentario CrÃtico Sin Abreviar
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre 1 Peter 1". "Comentario CrÃtico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://studylight.org/commentaries/spa/jfu/1-peter-1.html. 1871-8.
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre 1 Peter 1". "Comentario CrÃtico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://studylight.org/
Whole Bible (30)New Testament (6)Individual Books (3)
VersÃculos 1-25
CAPITULO 1HOMILIA SOBRE LA DIVINIDAD: GRATITUD POR LA ESPERANZA VIVA PARA LA CUAL SOMOS ENGENDRADOS, LO QUE PRODUCE GOZO EN MEDIO DE PADECIMIENTOS: ESTA SALVACION, OBJETO DEL MAS PROFUNDO INTERES DE PARTE DE PROFETAS Y ANGELES: SU COSTO TAN ALTO, MOTIVO PARA LA SANTIDAD Y EL AMOR, COMO HEMOS NACIDO DE NUEVO DE LA PALABRA DE DIOS QUE PERMANECE PARA SIEMPRE.
1. Pedro-forma griega de Cefas, hombre de piedra. apostol de Jesucristo-El que predica de otra manera que no sea como mensajero de Cristo, no debiera ser escuchado; si como tal predica, entonces es lo mismo que si oyeses a Cristo hablando en tu presencia. extranjeros esparcidos-lit., âperegrinos de la dispersiónâ; ocurre sólo en Joh 7:35 y aquà en el Nuevo Testamento y en el Psa 147:2 (Versión de los Setenta). âlos echados de Israelâ; la designación peculiar dada a los judÃos en su condición de dispersos por todo el mundo siempre desde el cautiverio babilónico. A éstos se dirige Pedro, como apóstol de la circuncisión, en primer orden; pero no en el limitado sentido temporal solamente; considera su condición temporal como una sombra de su vocación celestial para ser extranjeros y peregrinos sobre la tierra, que esperan a la Jerusalén celestial por hogar propio. Asà los cristianos gentiles, como el Israel espiritual, son incluÃdos secundariamente, teniendo la misma vocación. Alude claramente a los cristianos gentiles (Psa 1:14; Psa 2:10; Psa 4:3; comp. el 1:17; 2:11). Los cristianos, si consideran debidamente su vocación, nunca deben establecerse aquÃ, sino sentirse como transeúntes. Como los judÃos en su dispersión difundieron por las naciones el conocimiento del Dios único, preparatorio para el primer advenimiento de Cristo, asà los cristianos dispersos entre los inconversos, difunden el conocimiento de Cristo en preparación para su segunda venida. âLos hijos de Dios esparcidos por doquierâ constituyen un todo en Cristo, que âlos junta con amor en unoâ, ahora parcialmente y en el EspÃritu, después, más perfecta y visiblemente. âElegidosâ, en el orden griego, precede a âextranjerosâ, electos en relación con el cielo, extranjeros en referencia a la tierra. La elección aquà es la de individuos a la vida eterna por la soberana gracia de Dios, como lo siguiente lo demuestra. âMientras que cada uno está seguro de su propia elección por el EspÃritu, no recibe seguridad alguna tocante a otros, ni hemos de ser demasiado curiosos (Joh 21:21-22); Pedro los enumera entre los elegidos, puesto que llevan la apariencia de haber sido âregeneradosâ [Calvino]. Llama a toda la Iglesia por el término que estrictamente pertenece sólo a la mejor porción de ellos [Calvino]. La elección a oÃr y la elección a vida eterna son distintas. Ser consciente de la elección es un fuerte motivo para la santidad. El ministro invita a todos, y con todo no disimula la verdad de que en ningunos, salvo los elegidos, efectuará la predicación la bendición eterna. Como el principal fruto de la exhortación, y aun de las amonestaciones, redunda para âlos elegidosâ, por tal razón, principÃa por dirigirse Pedro a los tales. Steiger traduce: A âlos electos peregrinos que forman la dispersión en Ponto â¦â El orden de las provincias es que serÃan miradas por uno que escribiese desde el oriente, desde Babilonia (Joh 5:13); del nordeste hacia el sur a Galacia, del sudeste hacia Capadocia, luego hacia Asia y de vuelta hacia Bitinia, al oeste de Ponto. Contrástese el orden en Act 2:9. Ahora está sirviendo a los mismos a quienes habÃa predicado en Pentecostés: âPartos, Medos, Elamitas, habitantes de Mesopotamia y de Judeaâ-es decir, judÃos que estaban ahora sujetos a los partos, cuya capital era Babilonia, donde Pedro trabajó en persona-de Capadocia, Ponto, Asia, Frigia, Bitiniaâ, la dispersión asiática derivada de Babilonia, a los cuales ministra por carta.
2. presciencia-el amor preordinante (Act 1:20), inseparable de la presciencia de Dios, el origen de la elección y el molde al cual se conforma. Act 2:23 y Romanos 11:2 prueban que âprescienciaâ es preordinación. La presciencia de Dios no es la percepción en base alguna a acción ajena a él mismo; con todo en ella se comprende la libertad, y se excluye toda coartación absoluta. [Anselmo en Steiger]. Porque el Hijo de Dios fue âantes conocidoâ (asà el griego en el 1:20: âordenado antes â¦â) para ser el Cordero sacrificial, no contra su voluntad ni con ella, sino con su voluntad reposada en la voluntad del Padre. Esto incluye la acción consciente; y más, hasta la aquiescencia gozosa. âConocerâ en el hebreo como en el griego incluye como propios de uno la aprobación y el reconocimiento. El hebreo señala la unidad de amar y escoger con tener una palabra para expresar los dos conceptos, bachar (heiretizo, V. de los Setenta). Pedro desciende de la eterna âelecciónâ de Dios por el nuevo nacimiento, a la âsantificaciónâ del creyente, para que de ésta pueda elevarlos de nuevo por la consideración de su nuevo nacimiento, a la âviva esperanzaâ de la âherenciaâ celestial. [Heidegger]. Las tres Personas divinas las introduce en sus respectivas funciones en la redención. en santificación-El elemento en que son elegidos. La elección de Dios se realizó y se manifestó âenâ la santificación de ellos. Los creyentes son âsantificados por la ofrenda de Cristo una vez por todasâ (Heb 10:10). âTú debes creer que eres santo; pero no por tu propia piedad, sino por la sangre de Cristoâ [Lutero]. Esta es la verdadera santificación del EspÃritu, obedecer el evangelio, confiar en Cristo. [Bullinger].-La separación por el EspÃritu del creyente como consagrado a Dios. La ejecución de la elección de Dios (Gal 1:4). Dios el Padre nos da la salvación por la elección gratuita; el Hijo la compra con el derramamiento de su sangre; el EspÃritu Santo aplica el merecimiento del Hijo al alma por la palabra evangélica [Calvino]. Comp. Num 6:24-26, la triple bendición del Antiguo Testamento. para obedecer-El Gr., âpara obedienciaâ, el resultado y la finalidad de Dios con respecto a nosotros: la obediencia, que consiste en la fe y en lo que mana de la fe; âobedeciendo a la verdad por el EspÃrituâ (Num 1:22). Rom 1:5, âobediencia a la feâ, y obediencia fruto de la fe. ser rociados-el Gr. âpara obediencia y rociamiento de sangre â¦â No en la justificación mediante la expiación hecha una vez por todas, expresada en las frases anteriores, sino (como el orden indica) en ser diariamente rociados con la sangre de Cristo, y asà limpiados de todo pecado, lo que es el privilegio de todo justificado que âcamina en la luzâ. gracia-la fuente de la âpazâ. sea multiplicada-aun más que hasta ahora. Dan 4:1. âYa tenéis la paz y la gracia, mas no todavÃa en la perfección; por tanto, debéis seguir creciendo, hasta que el viejo Adán esté muertoâ [Lutero].
3. Empieza, como Pablo, al principiar sus epÃstolas, dando gracias a Dios por la grandeza de la salvación; en esto (1) anticipa el futuro (Dan 1:3-9) y (2) vuelve sobre lo pasado. [Alford]. Bendito-vocablo griego (eulogetos, âbendito seaâ) que se aplica a Dios, distinto del que se usa (eulogemenos, bendecido), con respecto al hombre. Padre-Esta EpÃstola entera concuerda con el âPadre nuestroâ: âPadreâ,Dan 1:3, Dan 1:14, Dan 1:17, Dan 1:23; Dan 2:2; ânuestroâ,Dan 1:4; âen los cielosâ,Dan 1:4; Sea santificado tu nombreâ,Dan 1:15-16; Dan 3:15; âvenga tu reinoâ,Dan 2:9; âsea hecha tu voluntadâ2Sa 2:15; 2Sa 3:17; 2Sa 4:2, 2Sa 4:19; âpan diarioâ,2Sa 5:7; âperdón de pecadosâ,2Sa 4:8, 2Sa 4:1; âtentaciónâ 4:12; âliberaciónâ, 4:18 [Bengel]; comp. el 3:7 y 4:7, alusiones a la oración. Barak en el hebreo, âbendiceâ, lit., arrodillarse. Dios, la fuente de bendiciones debe ser bendito por todas sus obras. grande misericordia-Que la âmisericordiaâ de Dios alcanzara hasta nosotros, culpables y enemigos, es prueba de que es grande y plena. nos ha regenerado-del EspÃritu por la palabra (1:23); aunque éramos por naturaleza hijos de la ira, y muertos en pecados. en-Gr. eis, âparaâ; para esperanza, para que la tengamos. viva-o âvivienteâ. Tiene vida en sÃ, da vida, y espera vida objetivamente [De Wette]. Viviente es una expresión favorita de Pedro (1:23; 2:4, 5). Se deleita en contemplar la vida venciendo la muerte en el creyente. La fe y el amor siguen a la esperanza (1:8, 21, 22). â(Para) una esperanza vivaâ es explicada aun más por â(para) una herencia incorruptible ⦠que ⦠no marchitase â¦â y âpara (alcanzar la) salud (salvación) ⦠aparejada para ser revelada en el postrimero tiempoâ. Yo prefiero, con Bengel y Steiger, unir como en el griego: âpara una esperanza viva (que posee vida y vitalidad) mediante la resurrección de Jesucristoâ. La fe, el medio subjetivo de la resurrección espiritual del alma, es obrada por el mismo poder por el cual Cristo fue resucitado de los muertos. El bautismo es el medio objetivo (3:21). [Nota del Traductor: El bautismo, se puede decir que es el medio simbólico, figurativo, de la resurrección a novedad de vida. El EspÃritu obra independientemente de medios.] Su fruto moral es una vida nueva. La relación de nuestra filiación con la resurrección aparece también en Luk 20:36; Act 13:33. La resurrección de Cristo es la causa de la nuestra, (1) como causa eficiente (1Co 15:22); (2) como causa ejemplar, estando todos los santos por resucitar a similitud de la resurrección de él. Nuestra âesperanzaâ es de que Cristo, resucitado de los muertos, ha ordenado el poder, y ha venido a ser el modelo de la resurrección del creyente. El alma, renacida de su estado natural para la vida de la gracia, nace luego otra vez para la vida de gloria. Mat 19:28 : âRegeneración, cuando se sentará el Hijo del hombre en el trono de su gloriaâ; la resurrección de nuestros cuerpos es una salida como si fuera de la matriz de la tierra y la entrada a la inmortalidad, una natividad para otra vida. [El Obispo Pearson.] Las cuatro causas de nuestra salvación son: (1) la causa primaria, la misericordia de Dios; (2) la causa inmediata, la muerte y resurrección de Cristo; (3) la causa formal, nuestra regeneración; (4) la causa final, nuestra dicha eterna. Como Juan es el discÃpulo del amor, asà Pablo es el de la fe, y Pedro el de la esperanza. De ahà que Pedro, más que los demás apóstoles, subraya la resurrección de Cristo; una coincidencia entre la historia y la EpÃstola, y una prueba de su genuinidad. La resurrección de Cristo fue la ocasión de la restauración de Pedro mismo, por Cristo, después de su caÃda.
4. Para una herencia-el objeto de nuestra esperanza (v. 3), que por tanto no es una esperanza muerta, sino viva. La herencia es del creyente ya, por tÃtulo, estándole acreditada en efecto; la entrada para poseerla es futura, y es esperada como cosa cierta. Siendo âengendradoâ de nuevo como âhijoâ, es âherederoâ, asà como los padres terrenales engendran hijos que heredarán los bienes de ellos. La herencia es la salvación (vv. 5, 9): âla gracia ⦠presentada en la revelación (aparición) de Cristoâ (v. 13); âuna corona de gloria que es inmarcesible.â incorruptible-que no tiene en sà los gérmenes de la muerte. Las negaciones de las imperfecciones con que nos encontramos en esta vida son los principales medios de llevar a nuestras mentes un concepto de las cosas celestiales que todavÃa âno han subido al corazón del hombreâ, y que aun no tenemos las facultades capaces de conocer plenamente. Pedro, temerario, impulsivo, y muy susceptible a las impresiones externas, era tanto más apto para sentir con dolor la corrupción arraigada, que, acechando bajo el esplendor de las cosas más hermosas de la tierra, las condena a pronta podredumbre y muerte. no puede contaminarse-âherencia ⦠incontaminableâ (Gr. amianton); no manchada por el pecado como los bienes terrenos, ni en la adquisición, ni en el uso de ellos; no susceptibles de mancha alguna. âEl rico o es hombre fraudulento, o es heredero de fraudulento.â [Jerónimo.] Aun la herencia de Israel estaba contaminada por el pecado del pueblo. La contaminación se insinúa de intrusa hasta en nuestras cosas santas de ahora, mientras que el servicio de Dios debe de ser puro. ni marchitarse-Comp. al v. 24 en contraste. Aun la parte más delicada de la herencia celestial sigue siendo inmarcesible. âEn sustancia incorruptible; en pureza incontaminable; en hermosura inmarcesibleâ [Alford]. reservada-guardada (Col 1:5; 2Ti 4:8); el pretérito perfecto, que expresa un estado fijo y permanente, âque ha sido y está guardadaâ. La herencia está en seguridad, sin riesgo, fuera del alcance de Satanás, aunque nosotros, los herederos, estamos aún en medio de peligros. Con todo, si somos creyentes, nosotros también, asà como la herencia, somos âguardadosâ (el mismo griego, Joh 17:12) en seguridad por Jesús (v. 5). en los cielos-donde no puede ser ni destruÃda ni robada. No se sigue que, por cuanto está guardada en los cielos, no haya de estar después en la tierra también.
5. para nosotros-El Gr., âpara vosotrosâ, como en el v. 6. Está segura, no sólo en sà a salvo de toda desgracia, sino también de toda enajenación, de modo que nadie la puede recibir en nuestro lugar. HabÃa dicho ânosotrosâ en el v. 3; ahora se dirige a los elegidos, a fin de animarlos y de exhortarlos. somos guardados-El Gr. âPara vosotros los ⦠los guardados,â âlos que estáis siendo guardados.â Refuta la objeción: â¿De qué provecho es dicha salvación que nos está reservada en el cielo, como en puerto tranquilo y seguro, cuando nosotros somos arrojados en el mundo sobre turbulento mar en medio de mil naufragios?â [Calvino]. Como la herencia está guardada (v. 4) en seguro para los lejanos âherederosâ, asà deben ellos ser guardados en sus personas para asà estar seguros de alcanzarla. Ni carecerán ellos de ella, ni ella de ellos, âNosotros estamos guardados en el mundo, asà como nuestra herencia está guardada en el cieloâ. Esto define el âvosotrosâ (ânosotrosâ en nuestra versión). La herencia, sabed, pertenece sólo a los que âperseveran hasta el finâ, siendo âguardados por (o en) la virtud de Dios por feâ. Comp. Luk 8:13 en contraste. Dios mismo es nuestro solo poder guardador. âEs su poder el que nos guarda de nuestros enemigos. Es su longanimidad lo que nos salva de nosotros mismosâ [Bengel], Jud 1:1: âconservados en Jesucristoâ; Phi 1:6; Phi 4:7; âguardaráâ, el mismo verbo en el griego como aquÃ. Este guardar se efectúa, de parte de Dios, por su âpoderâ, la causa eficiente; de parte del hombre, por medio de la fe, el medio efectivo. en la virtud-El creyente vive espiritualmente en Dios, y en virtud de su poder, y Dios vive en él. âEnâ denota que la causa es inherente en los medios, u obra orgánicamente por ellos, los cuales existen también en la causa. El poder de Dios que guarda al creyente no es ninguna fuerza externa que obre sobre él desde afuera con necesidad mecánica, sino el poder espiritual de Dios, en el cual vive, y de cuyo EspÃritu está vestido. Baja éste sobre él, y luego mora en él, asà como está en él. [Steiger]. Que na die se jacte de que está guardado por el poder de Dios para salvación, si no está caminando por la fe. Ni el conocimiento especulativo y la razón, ni las obras de aparente caridad, tendrán valor, aparte de la fe Es por la fe que la salvación se recibe y también está guardada. para (alcanzar la) salud salud-El Gr. âpara salvaciónâ. âLa salvaciónâ no es meramente operada para nosotros en tÃtulo por Cristo, escriturada a nuestro nombre cuando creemos, sino en efecto manifestada, y para ser finalmente perfeccionada. aparejada, etc.-Cuando Cristo se manifieste, ella será manifestada. Los preparativos para ello están ahora haciéndose, y comenzaron cuando Cristo vino: âTodas las cosas están ya aparejadasâ; la salvación está ya hecha, y sólo espera el tiempo del Señor para ser manifestada: él está preparado âpara juzgarâ. postrimero tiempo-el último dÃa, que termina el dÃa de la gracia: el dÃa de juicio, de redención, de la restitución de todas las cosas, y de la perdición de los impÃos.
6. En lo cual-en la cual esperanza de la salvación final. os alegráis-âcon exultaciónâ, âos regocijáis con exhuberanciaâ. La salvación se realiza por la fe (v. 9), como cosa tan efectivamente presente como para causar exultación a pesar de las tribulaciones existentes. si es necesario-âSi es la voluntad de Dios que asà seaâ, [Alford], porque no todos los creyentes están atribulados. Uno no debe pedir ni imponerse una cruz, sino sólo âalzarâ la cruz que Dios le impone (âsu cruzâ). No se debe forzar demasiado el texto de 2Ti 3:12. No todo creyente, ni todo pecador, es probado con aflicciones [Theophylact]. Algunos piensan erróneamente que no obstante nuestro perdón en Cristo, hace falta alguna suerte de propiciación o expiación por el pecado. afligidos-El Gr. âentristecidosâ. La âtristezaâ ya se considera pasada, o al menos temporaria; el âgozo exultanteâ, presente y continuo. Es porque el gozo realizado, de la salvación venidera, hace que la presente tristeza parezca cosa del pasado. Al primer golpe de la aflicción os entristecisteis, pero ahora en anticipación os alegráis, pareciéndoos pasada la presente aflicción. tentaciones-o sea, pruebas de vuestra fe.
7. La finalidad de la tentación, o prueba, es la comprobación. prueba-el examen, aprobación. Para que vuestra fe asà probada âsea hallada (el aoristo: una vez por todas, como resultado del examen en el dÃa del juicio) para (resultando en) alabanza â¦â es decir, la alabanza que imparte el Juez. el cual perece-El oro perece, y con todo es probado con fuego. Si el oro perecedero es examinado con fuego para quitarle la escoria y estimar su genuinidad, ¿cuánto más necesita vuestra fe, que nunca perece, pasar por la prueba ardiente para quitarle todo lo defectuoso y probar su pleno valor? gloria-âHonraâ no es tan fuerte como âgloriaâ. Como la âalabanzaâ está en palabras, asà la âhonraâ es de hechos: la recompensa honoraria. cuando ⦠manifestado-El Griego., âen la revelación â¦â Asà en el v. 13. A la revelación (Griego., apokalipsis) de Cristo, también tendrá lugar la revelación, o manifestación, de los hijos de Dios (Rom 8:19). Comp. 1Jo 3:2, en el griego.
8. Al cual, no habiendo visto, le amáis-aunque en otros casos es el conocimiento de la persona lo que produce el amor hacia ella. Son más âbienaventurados los que no vieron y con todo creyeronâ, que los que creyeron porque vieron. Sobre el amor de Pedro mismo a Jesús, véase Joh 21:15-17. Aunque los apóstoles lo habÃan visto, dejaron ya de conocerlo meramente según la carne. en el cual creyendo-lo que produce un regocijo exultante. al presente-la presente condición en contraste con la futura, cuando los creyentes âverán su rostroâ. inefable-Comp. 1Co 2:9. glorificado-Un gozo que está ya rodeado de gloria. La âgloriaâ es en parte una posesión presente por la presencia de Cristo, âel Señor de la gloriaâ, en el alma; en parte, la anticipación asegurada. âEl gozo del cristiano está ligado con el amor a Jesús; su base es la fe: no es pues ni egoÃsta ni arroganteâ [Steiger].
9. obteniendo-en asegurada anticipación; âel fin de la fe (vuestraâ), o sea su consumación triunfante, la âsalvaciónâ finalmente cumplida (Pedro aquà confirma la enseñanza de Pablo sobre la justificación por la fe): obteniendo también ahora el tÃtulo de propiedad y las primicias de ella. En el siguiente v. 10, la salvación se trata como ya presente, mientras que âlos profetasâ no la tenÃan aún presente. Debe pues referirse en el v. 9 al presente: la liberación ahora de un estado de ira: los creyentes ahora mismo âobtienen la salvación,â aun cuando su plena ârevelaciónâ es futura. de (vuestras) almas-El alma inmortal era lo que estaba perdido, asà que âla salvaciónâ concierne en primer lugar al alma; el cuerpo participará de la redención más adelante; el alma del creyente está salva ya: prueba adicional de que el âobtener la salvaciónâ es cosa del tiempo presente.
10. La magnitud de esta âsalvaciónâ está probada por el ardor con que âlos profetasâ, y aun âlos ángelesâ, la escudriñaron. Aun desde el principio del mundo esta salvación ha sido testimoniada por el EspÃritu Santo. los profetas-término general que incluÃa a todos los autores inspirados del Antiguo Testamento. han inquirido-con perseverancia: asà el griego. Mucho más se nos revela a nosotros que lo que alcanzaron con diligente investigación los profetas. Con todo no se dice que ellos la buscaran, sino que inquirieron y buscaron âacerca deâ ella (asà el griego) Ellos ya estaban seguros acerca de la redención que estaba por venir. No vieron plenamente, como nosotros, pero desearon ver al uno y mismo Cristo que nosotros vemos plenamente en espÃritu. âComo Simeón estuvo ansiosamente deseando anteriormente y quedó tranquilo en paz sólo cuando hubo visto a Cristo, asà todos los santos del Antiguo Testamento vieron a Cristo sólo veladamente y como si estuviese ausente-ausente no en el poder y la gracia, sino por cuanto no estaba aún manifiesto en carneâ [Calvino]. Los profetas, como individuos, tuvieron que reflexionar sobre el sentido figurado y de largo alcance de sus profecÃas; porque sus palabras, como profetas, en su función pública, no eran propias de ellos tanto como del EspÃritu, que hablaba por ellos y en ellos: asà opinó Caifás. Un testimonio notable de la inspiración verbal; las palabras que los autores inspirados escribieron son palabras de Dios, que expresan la mente del EspÃritu, las cuales los escritores mismos escudriñan, para encontrar el hondo sentido precioso, lo mismo que hacen los lectores creyentes. El verbo (inquirir) indica que tenÃan indicaciones de seguir en búsqueda. de la gracia que habÃa de venir-a saber, la gracia del Nuevo Testamento: arras de âla graciaâ de la perfecta âsalvaciónâ âpara ser traÃda con la (segunda) revelación de Cristoâ. Los creyentes del Antiguo Testamento también poseÃan la gracia de Dios: eran hijos de Dios, pero eran como menores de edad, asà como siervos; mientras que nosotros gozamos los plenos privilegios de hijos adultos.
11. escudriñando-âcon referencia a qué tiempo o qué suerte de tiempoâ. Asà lo expresa el griego. Este qué expresa el tiempo en absoluto; qué cuál habÃa de ser la era de la venida del MesÃas; qué suerte de tiempo, qué eventos y rasgos caracterizarÃan el tiempo de su venida. La conjunción o infiere que algunos de los profetas, si no podÃan como individuos descubrir el tiempo preciso escudriñaron los rasgos y eventos caracterÃsticos del tiempo. El griego por âtiempoâ aquà es la sazón, la época, el tiempo propio en los propósitos de Dios. el EspÃritu de Cristo ⦠en ellos-(Act 16:7, Versión Moderna: âel espÃritu de Jesúsâ; Rev 19:10.) Asà Justino Mártir dice: âJesús fue aquel que apareció y se comunicó con Moisés, Arahán y los demás patriarcasâ. Clemente de AlejandrÃa lo llama âel Profeta de profetas, y Señor de todo el espÃritu profético.â significaba-âdaba intimación.â prenunciaba-âtestificaba de antemano los padecimientos (ordenados) para el Cristoâ, o en respecto a Cristo. âCristoâ, el ungido Mediador, cuyos padecimientos fueron el precio de nuestra âsalvaciónâ (vv. 9, 10), el cual es el conducto de âla gracia que habÃa de venir a nosotrosâ. las glorias-de su resurrección, de su ascensión, de su juicio y reino venideros, las consecuencias necesarias de los padecimientos. después de ellas-(Rev 3:18-25; Rev 5:1). Puesto que âel EspÃritu de Cristoâ es el espÃritu de Dios, Cristo es Dios. Es sólo porque el Hijo de Dios habÃa de ser nuestro Cristo que se reveló a sà mismo y por sà al Padre en el Antiguo Testamento, y que por el EspÃritu Santo, que procede eternamente del Padre y del Hijo, habló a los profetas.
12. No sólo les fue revelado el futuro a ellos, sino también esto, que dichas revelaciones del futuro les fueron dadas no para ellos mismos, sino para el bien de nosotros de los tiempos del evangelio. Esto, lejos de desanÃmarlos, los alentó más para testificar abnegadamente en el EspÃritu para el bien parcial de su propia generación (sólo de creyentes), y para el pleno beneficio de la posteridad. Contrástese en tiempos evangélicos, Rev 22:10. No que sus profecÃas fuesen desoÃdas con las instrucciones espirituales tocantes al Redentor, por su propia generación, sino que la plena luz no habÃa de ser dada antes de que el MesÃas viniese; fué para el bien de ellos que tuvieron esta ârevelaciónâ, para que no se desanimasen por no descubrir claramente a pesar de su investigación y búsqueda todos los pormenores de la âsalvación venidera.â A Daniel le fue revelado el tiempo (Dan 9:25-26). Nuestros inmensos privilegios están asà expuestos por el contraste con los de ellos, no obstante que tuvieron honor grande de que el EspÃritu hablara en ellos; y esto como incentivo a aun mayor consagración de nuestra parte que la que ellos mismos hubieran manifestado (v. 13). para nosotros-los manuscritos más antiguos dicen âvosotrosâ, como en el v. 10. Este versÃculo expresa que nosotros los cristianos podemos entender las profecÃas con la ayuda del EspÃritu, en la parte más importante, es decir, hasta donde han sido ya cumplidas. por el EspÃritu Santo enviado-en Pentecostés. Manuscritos posteriores dicen: âen el EspÃritu â¦â; Los evangelistas hablando por el EspÃritu Santo eran testigos infalibles. âEl EspÃritu de Cristoâ estaba en los profetas (v. 11), pero no manifiestamente, como en el caso de la iglesia cristiana y sus primeros predicadores, âenviado del cieloâ. ¡Cuán favorecidos somos nosotros, al ser servidos, en cuanto a la âsalvaciónâ, por los profetas y asimismo por los apóstoles, anunciando éstos como en efecto cumplidas las mismas cosas que aquéllos predijeron! en las cuales-cosas âque ahora os son anunciadasâ por los predicadores evangelistas, a saber, âlos padecimientos de Cristo v las glorias que habÃan de seguirâ (vv. 11, 12). ángeles-superiores aun a los profetas. Los ángeles, como tampoco nosotros mismos, no poseen un conocimiento intuitivo de la redención. âMirarâ es lit., aquà en el griego: âencorvarse para mirar profundamente hasta el fondo de una cosaâ. Véase nota sobre el mismo vocablo en Jam 1:25. Como los querubines se encorvaban sobre el propiciatorio, emblema de la redención, en el lugar santÃsimo, asà los ángeles contemplan fijamente y anhelan profundizar âel gran misterio de la piedad, Dios manifestado en carne, justificado en el EspÃritu, visto de los ángelesâ. Su âministerio a favor de los herederos de la salvaciónâ naturalmente los predispone a compenetrarse de este misterio que refleja tal gloria sobre el amor, justicia, sabidurÃa y poder del Dios y Señor suyo y nuestro. Lo pueden conocer sólo por su manifestación en la iglesia, puesto que ellos no tienen la porción directa en él que tenemos nosotros. âLos ángeles tienen sólo el contraste entre el bien y el mal, sin el poder de la conversión del pecado a la justicia: presenciando dicha conversación en la Iglesia, anhelan informarse del conocimiento de los medios por los cuales se efectúaâ [Hofman en Alford].
13. Por lo cual-Viendo que los profetas ministraron a vuestro favor en estos altos privilegios evangélicos, en que ellos mismos no participaron plenamente, aunque los escudriñaron, y vieron que hasta los ángeles deseaban âmirarloâ, ¡cuán fieles y vigilantes debierais vosotros ser respecto a ellos! los lomos ⦠ceñidos-refiriéndose a las palabras de Cristo mismo (Luk 12:55), una figura sugerida por la manera en que los israelitas comÃan la pascua, atada la larga ropa exterior a la cintura con un cinturón, como en preparación para viajar. Los obreros, los corredores, luchadores, y guerreros (como figuras tÃpicas de los cristianos) asà se ceñÃan, tanto para acortar el ropaje de modo que no impidiera la acción, como para ceñir y fortificar el cuerpo para la acción. El creyente debe tener la mente (sus poderes intelectuales) preparada y presta siempre para la venida de Cristo. âReunid la potencia de vuestro espÃrituâ [Hensler]. Con templanza, eso es, sujeción propia espiritual, para que uno no sea derrotado por las seducciones del mundo y de la carne, y con la âperfecta esperanzaâ de la revelación (aparición) de Cristo, es la verdadera manera de âceñir los lomos de la mente (entendimiento)â. perfectamente-para que no haya nada deficiente en vuestra esperanza, ninguna caÃda de vuestra confianza. Si se tradujera âhasta el finâ (teleios), podrÃa hacer alusión a âel finâ (telos) del v. 9, el fin de vuestra fe y esperanza, a saber, âla gracia que os es traÃda en (asà dice el griego) la revelación de Cristoâ. Como la gracia será entonces perfeccionada, asà debéis esperar perfectamente. âEsperadâ es repetición del v. 3; las dos apariciones no son sino dos etapas de la gran revelación de Cristo que abarca el Nuevo Testamento del principio al fin.
14. De sobriedad de espÃritu y perseverancia de esperanza, pasa a obediencia, santidad y reverencial temor. Como hijos-indicando su presente carácter real de ârenacidosâ (vv. 3, 22). obedientes-Griego, âhijos de obedienciaâ; hijos de los cuales la obediencia es su caracterÃstica natural y predominante, como el niño es de la misma naturaleza de la madre y del padre. Comp. en contraste, Eph 5:6, âlos hijos de desobedienciaâ. Comp. el v. 17, âinvocáis por Padreâ, de quien sois âhijosâ. Teniendo la obediencia de la âfeâ (v. 22) asà como la de la práctica (vv. 16, 18). âLa fe es la obediencia suprema, porque se desempeña a las órdenes supremasâ. [Lutero.] no conformándoos-La moda (Griego, squema) externa es pasajera y meramente superficial. La âformaâ, o conformación en el Nuevo Testamento es algo más profundo, más perfecto y esencial. los deseos que antes tenÃais-las caracterÃsticas de vuestro estado de ignorancia de Dios: tanto de judÃos como de gentiles. La santificación se describe primero negativamente (v. 14, âno conformándoos â¦â desvistiéndoos el viejo hombre, la forma exterior, asà como la conformación interna); luego positivamente (v. 15, vistiéndoos el nuevo. Comp. Eph 4:22, Eph 4:24). Los âdeseosâ o concupiscencias manan del original ânacimiento en pecadoâ (herencia de nuestros primeros padres, los que por deseo voluntario trajeron el pecado al mundo), el que siempre, desde que el hombre quedó distanciado de Dios, trata de llenar con cosas terrenales el vacÃo que siente en su ser; las formas múltiples que asume la concupiscencia congénita se llaman en el plural concupiscencias. En el regenerado, en cuanto concierne al nuevo hombre, que constituye su ego verÃdico, âel pecadoâ ya no existe; pero en la carne, el viejo hombre existe. Por eso surgen los conflictos, continuados sin interrupción al través de la vida, en los que el nuevo hombre generalmente prevalece y al fin vencerá completamente. Pero el hombre natural no conoce lucha alguna sino la de sus concupiscencias una con otra, o bien con la ley, sin poder para vencerlas.
15. Lit., âSino (antes) según la norma de aquel que os llamó y que es (cuya caracterÃstica es de ser) santo, sed (griego, llegad a ser) vosotros también santos.â Dios es nuestro gran modelo. La llamada (vocación) de Dios es el motivo a que Pedro apela frecuentemente en sus epÃstolas. Todo aquel que engendra, engendra un vástago que se le asemeja. [Epifanio]. âQue los hechos del hijo demuestren similitud con los del Padreâ [AgustÃn]. conversación-comportamiento, curso de vida; la conducta de uno, como distinta de su naturaleza Ãntima, a la que exteriormente debe corresponder. Los cristianos ya son santos a Dios por la consagración; deben serlo también en su conducta externa y en su comportamiento en todo sentido.
16. La escritura es la verdadera fuente de toda autoridad en asuntos de doctrina y práctica. sed ⦠por que yo soy-Es conmigo que tenéis que haberos. Vosotros sois mÃos. Por tanto absteneos de la corruptela gentÃlica. Somos demasiado propensos a tener respeto para los hombres [Calvino]. Yo soy la fuente de la santidad, siendo santo en mi esencia, sed pues celosos para ser participantes de la santidad, para que seáis como yo también soy [DÃdimo]. Dios es esencialmente santo; la criatura es santa en cuanto sea santificado por Dios. Dios, quien da el mandamiento de ser santo, está dispuesto a dar también el poder de obedecerle, es decir, por medio de la santificación del EspÃritu (v. 2).
17. si-es decir, âpuesto que invocáis por Padre â¦â pues todos los regenerados oran como hijos, diciendo: âPadre nuestro, que estás en los cielosâ. sin acepción de personas-(Act 10:34; Rom 2:11; Jam 2:1), que juzga sin aceptar a judÃo sobre el gentil (2Ch 19:7; Luk 20:21; dicho propiamente de un juez que no tiene prejuicios con respecto a personas). El Padre juzga por medio del Hijo, que ejerce su autoridad delegada (Joh 5:22). Esto señala la unidad armoniosa y completa de la Trinidad. obra-la obra de cada hombre es una unidad completa, sea buena o mala. Las obras particulares de cada uno son manifestaciones del carácter general de su obra completa de la vida, que indica si fue de fe y amor, por los que solamente podemos agradar a Dios y evitar la condenación. conversad-conducÃos, partaos. peregrinación-El estado objetivo de los judÃos en su dispersión es emblemático del estado peregrino de todos los creyentes en este mundo, ausentes de nuestra verdadera patria. temor-el reverencial, no el servil. El que es vuestro Padre es también vuestro Juez: pensamiento que bien puede inspirar el temor reverencial. Observa Theophylact: Un doble temor se menciona en las escrituras: (1) el elementario, que produce en uno la seriedad; (2) el perfectivo: siendo éste el motivo por el cual Pedro les urge a que sean obedientes. El temor no es incompatible con la certidumbre, sino con la seguridad carnal: el temor produce la vigilante precaución para no ofender a Dios y apostatar. âEl temor y la esperanza manan de la misma fuente: el temor evita que abandonemos la esperanzaâ [Bengel]. Aunque el amor no tiene en si temor, sin embargo, en nuestra actual condición de imperfecto amor, éste necesita que el temor lo acompañe como principio subordinado. Este temor ahoga todos los demás temores. El creyente teme a Dios, y asà no tiene a otro alguno que temer. No temer a Dios es la mayor bajeza e insensatez. De él manaba el coraje de los mártires, más bien que de humano valor.
18. Otro motivo del temor reverencial y vigilante (v. 17) de desagradar a Dios, es la consideración del alto precio de nuestra redención del pecado. Nótese que somos nosotros, no el cielo, los que somos comprados con la sangre de Cristo. No se dÃce en las escrituras que la sangre de Cristo compre el cielo para nosotros; el cielo es la âherenciaâ (v. 4) que nos es dada a nosotros como hijos de Dios. redimidos-Siendo el oro y la plata en sà mismos aptos para la corrupción (v. 7: âel oro que perece;â comp. las palabras de Pedro mismo en Act 3:6, una coincidencia), a nadie pueden librar de la muerte espiritual y corporal; son pues de demasiado poco valor. Comp. el v. 19 en contraste: âla sangre de Cristo â¦â Los israelitas eran rescatados por medio siclo cada uno (Exo 30:12-16 : comp. Num 3:44-51), que se destinaba para la compra del cordero para el sacrificio diario. Pero el Cordero que redime a los israelitas espirituales lo hace âsin dinero y sin precioâ. Entregada por el pecado a la justicia de Dios, la Iglesia de los primogénitos es redimida del pecado y de la maldición por la preciosa sangre de Cristo (Mat 20:28; 1Ti 2:6; Tit 2:14; Rev 5:9). En todos estos textos está la idea de la sustitución, la entrega de uno por otro por vÃa de rescate o de equivalente. El hombre âestá vendido bajo pecadoâ como esclavo: encerrado bajo la condenación de la maldición. El rescate fue, pues, pagado al Juez, justamente airado, y fue aceptado por Dios como satisfacción vicaria por nuestro pecado, por cuanto fue su amor tanto como su justicia lo que lo predeterminó. Un israelita vendido esclavo por deuda podÃa ser redimido por uno de sus hermanos. Como. pues, no podÃamos rescatarnos a nosotros mismos, Cristo asumió nuestra naturaleza a fin de hacerse nuestro pariente más cercano y hermano, y ser asà nuestro Goel o Redentor. La santidad es el fruto natural de la redención de ânuestra vana conversaciónâ; porque aquel por el cual somos redimidos es el mismo para el cual somos redimidos. âSin la justa abolición de la maldición, o no podrÃa haber liberación, o-cosa imposible-la gracia de Dios y su justicia deberÃan hallarse en conflictoâ [Steiger]; mas ahora, Cristo habiendo llevado la maldición de nuestro pecado, liberta de ella a los que son hechos hijos de Dios por su EspÃritu. vana-autoengañadora, irreal, y sin provecho: que promete el bien que no produce. Comp. la conducta de los gentiles, Act 14:15; Rom 1:21; Eph 4:17; la de los filósofos humanos, 1Co 3:20; la de los judÃos desobedientes, Jer 4:14. conversación-comportamiento. Para saber lo que el pecado es, debemos saber lo que costó. de nuestros padres-las tradiciones judaicas. âLa piedad humana es una vana blasfemia, y el mayor pecado que puede el hombre cometerâ [Lutero]. Hay un solo Padre a quien imitar (v. 17); comp. Mat 23:9, la misma antÃtesis [Bengel].
19. preciosa-de inestimable valor. El orden griego es: âCon preciosa sangre, como de un cordero sin mancha (en sÃ) y sin contaminación (contraÃda por el contacto con otros), (la misma sangre) de Cristoâ. Aunque fue verdadero hombre, quedó puro en sà mismo (âsin manchaâ), y sin ser infectado por impresión alguna del pecado desde afuera (âsin contaminaciónâ), lo que le hubiera hecho inepto para ser nuestro Redentor propiciador: asà el cordero pascual, y toda vÃctima para el sacrificio, asà también, la Iglesia, la Esposa, por su unión con él. Como la redención de Israel del poder de Egipto requirió la sangre del cordero pascual, asà nuestra redención del pecado y de la maldición requirió la sangre de Cristo; âpreordinadoâ él (v. 20) desde la eternidad, asà como el cordero pascual era elegido anticipadamente en el dÃa diez del mes.
20. La preordinación eternal hecha por Dios, del sacrificio redentor de Cristo, y el completamiento del mismo âen estos postrimeros tiempos por amor de nosotrosâ, constituyen otra obligación que se nos impone de mantener una conducta santa, considerando cuán grandes cosas se han hecho asà para nosotros. El lenguaje de Pedro en la historia corresponde al de aquà (Act 2:23), una coincidencia impensada y marca de la genuinidad. La redención no fue una consideración tardÃa, ni remedio de un mal imprevisto, ideado al momento de su aparición. La preordinación del Redentor por Dios refuta la calumnia de que, sobre la teorÃa cristiana, hubo un perÃodo de 4.000 años de nada, salvo un Dios airado. Dios nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo. manifestado-en su encarnación, en la plenitud del tiempo. Existió desde la eternidad antes que fuese manifestado. en los postrimeros tiempos-1Co 10:11 : âlos fines de los siglosâ. Esta última dispensación, compuesta de âtiemposâ marcados por grandes cambios, pero reteniendo una unidad general, se extiende desde la ascensión de Cristo hasta su venida para juzgar.
21. por él-Comp. âLa fe que es por (medio de) élâ. Act 3:16. Por Cristo, por medio de su EspÃritu, que tenemos en su resurrección y ascensión, que nos capacÃta para creer. Este versÃculo excluye a todos los que no âpor él creen en (eis con el acusativo) Diosâ, incluye a todos los que de toda edad y de todo clima creen en Dios. Lit., âson creyentes en Diosâ. Creer en Dios expresa una confianza Ãntima: âcreyendo para amar a Dios, entrar en él, asiéndose de él, incorporados en sus miembros. Por esta fe el impÃo es justificado, de modo que de aquà en adelante la fe misma empieza a obrar en amorâ [P. Lombardo]. Creer sobre (Gr. epÃ, o el locativo) Dios, expresa la confianza que se fundamenta en Dios, que reposa sobre él. âLa fe en (Griego, âenâ con el locativo) su sangreâ (Rom 3:25), denota que su sangre es el elemento en que la fe tiene su lugar propio y permanente. Comp. con esto, Act 20:21 : âel arrepentimiento para con (eis con el acusativo) Dios y la fe hacia (eis con el acusativo) Cristoâ: donde hay un solo artÃculo para determinar ambos sustantivos, arrepentimiento y fe, lo que los une inseparablemente formando una sola verdad; donde hay arrepentimiento, allà hay fe; cuando uno conoce a Dios el Padre espiritualmente, entonces debe conocer al Hijo, por el cual solo podemos llegar al Padre. En Cristo tenemos vida: si no tenemos la doctrina de Cristo, no tenemos a Dios. El único camino vivo a Dios es por Cristo y su sacrificio. el cual lo resucitó-La resurrección de Jesús por Dios es el fundamento especial de nuestro âcreer:â (1) porque por ella Dios declaró abiertamente su aceptación de su Hijo como nuestro sustituto; (2) porque por ella y su glorificación él ha recibido poder, es decir, el EspÃritu Santo, para impartir âfeâ a sus elegidos: el mismo poder que nos faculta para creer en aquel que lo resucitó. Nuestra fe no debe ser sólo en Cristo, sino también por Cristo y por medio de Cristo. âPuesto que en la resurrección de Cristo y en su consiguiente dominio está fundada nuestra seguridad, allà la fe y la esperanza encuentran su apoyoâ. [Calvino]. para que vuestra fe y esperanza sea en Dios-el objeto y el efecto de la resurrección de Cristo por Dios. Declara Pedro lo que fué en efecto el resultado y hecho, no es una exhortación, salvo sólo de manera indirecta. Vuestra fe surge de la resurrección; vuestra esperanza, del hecho de que Dios âle ha dado gloriaâ. (Comp. el v. 11, âlas gloriasâ). Acordaos de que Dios levantó y glorificó a Jesús para el ancla de vuestra fe y esperanza en Dios, y conservad vivas asà estas gracias. Aparte de Cristo ni hubiéramos podido sino tener miedo y no creer ni esperar en Dios. Comp. vv. 3, 7-9, 13, sobre la esperanza en su relación con la fe; el amor se introduce en el v. 22.
22. purificado ⦠verdad-Griego, âEn la (vuestra) obediencia de (vale decir a) la verdadâ (evangélica de la salvación), vale decir, en el hecho de haber creÃdo vosotros. La fe purifica el corazón dándole el único motivo puro, el amor a Dios (Act 15:9. Rom 1:5), âobediencia a la feâ. por el EspÃritu-frase omitida de los manuscritos más antiguos. El EspÃritu Santo es el Purificador al impartir la obediencia de la fe (v. 2; 1Co 12:3). en amor-Griego, âpara amorâ, el resultado propio de la purificación de vuestros corazones por la fe. â¿A qué fin debemos llevar una vida pura? ¿Para asà ser salvados? No: sino para esto: para poder servir a nuestro prójimoâ [Lutero]. caridad (amor) hermanable-Griego, âfiladelfiaâ, amor fraterno. Es distinto del amor común. âEl cristiano ama primero a los que están en Cristo: y luego a todos los que pueden estarlo, es decir, a todos los hombres, asà como Cristo, hombre, murió por todos, y asà espera que todos lleguen a ser sus hermanos cristianos.â [Steiger]. Bengel observa que aquà como en 2Pe 1:5-7, el âamor fraternalâ es precedido por las gracias purificaderas, o sea, âfe, conocimiento y piedadâ, etc. El amor a los hermanos es la evidencia de nuestra regeneración y justificación por la fe. sin fingimiento-comp. el 2:1, 2: âdejando ⦠fingimientos ⦠sin engañoâ. amaos unos a otros-Cuando la purificación por fe para el amor de los hermanos ha formado el hábito, entonces siguen los actos, de modo que el amor es a la vez hábito y hecho entrañablemente-Griego, âintensamenteâ con todos los poderes en tensión (4:8). âConstantementeâ, Act 26:7. puro-omitido de los manuscritos más antiguos, âamor de corazónâ.
23. La fraternidad cristiana surge de nuestro nuevo nacimiento de una simiente imperecedera, la palabra permanente de Dios. Esta es la consideración aquà puntualizada para llevarnos a practicar el amor fraternal. Como la relación natural da origen al afecto natural, asà la relación espiritual da origen al amor espiritual y por tanto permanente, asà como la semilla de que nace es permanente, y no transitoria como lo son las cosas terrenales. de ⦠de ⦠por-âLa palabra de Diosâ no es el material del nuevo nacimiento espiritual, sino el medio. Por medio de la palabra el hombre recibe la incorruptible simiente del EspÃritu Santo, y asà viene a ser ârenacidoâ: Joh 3:3-5, ânacido de agua y del EspÃrituâ; habiendo una sola preposición griega con los dos sustantivos, se enseña la Ãntima conexión del signo y la gracia, o sea el nuevo nacimiento significado. La Palabra es el instrumento remoto y anterior: el bautismo, el instrumento próximo y sacramental. La palabra es el instrumento en relación con el individuo; el bautismo, en relación con la iglesia como sociedad (Jam 1:18). Nacemos de nuevo del EspÃritu, pero no sin el uso de medios, sino por la palabra de Dios. La palabra no es el principio engendrador mismo, sino sólo aquello por lo cual éste obra: el vehÃculo del misterioso poder germinante [Alford]. que vive y permanece para siempre-Es porque el EspÃritu de Dios la acompaña, que la palabra lleva en sà el germen de la vida. Los asà renacidos viven y permanecen para siempre, en contraste con los que siembran para la carne. âEl evangelio lleva fruto incorruptible, no obras muertas, porque es en sà incorruptibleâ [Bengel]. Porque aun cuando la voz y el habla se desvanecen, el corazón queda aún, la verdad comprendida en la voz. Ella se arraiga en el corazón, y es viviente; sÃ, y es Dios mismo. A Moisés dice (Exo 4:12): âYo seré en tu bocaâ [Lutero]. âEl evangelio nunca dejará de ser, aunque su ministerio cesaráâ [Calvino]. La permanente gloria de la resurrección siempre está relacionada con nuestra resurrección por el EspÃritu. La regeneración, que principia con la renovación del alma del hombre, en la resurrección se efectúa en el cuerpo, y luego en toda la naturaleza.
24. La prueba textual de que la palabra de Dios vive para siempre, en contraste con la debilidad del hombre. Si nacierais de nuevo de la carne, de simiente corruptible, perecerÃais también de nuevo âcomo la hierbaâ; pero dado que aquella de la cual habéis recibido la vida permanece eternamente, asà también ella os hará eternos. carne-el hombre en su naturaleza meramente terrena. como-omitido de los manuscritos más antiguos: âtodo hombre es hierbaâ. del hombre-los manuscritos más antiguos dicen: âgloria de ellaâ, de la carne. Dicha âgloriaâ la comprenden la sabidurÃa, la potencia, las riquezas, el honor, la hermosura, arte, virtud y justicia del hombre natural (sinónimo de âla carneâ), todo transitorio (Joh 3:6), pero no absolutamente, pues la gloria del hombre, en su verdadero ideal realizado en Cristo, es eterna. secóse-No bien existe, deja de existir. cayó-la flor; el texto recibido: âsu florâ, de la hierba. âLa hierbaâ es la carne; âla flor,â la gloria de la carne.
25. (Psa 119:39.) ésta es la palabra, etc.-Es eterno lo que nace de simiente incorruptible (v. 24): vosotros habéis recibido la simiente incorruptible, la palabra (v. 25); por tanto habéis nacido para la eternidad, y estáis ya destinados para vivir eternamente (vv. 22, 23). No tenéis que ir lejos para buscar la palabra; entre vosotros está, eso es, el bendito mensaje del evangelio que os predicamos. No dudéis que el evangelio predicado por Pablo y abrazado por vosotros mismos es la verdad eterna. Asà la unidad del credo de Pablo y de Pedro aparece. Véase mi Introducción, la que demuestra que Pedro escribe a algunas de las iglesias entre las que Pablo ministró y a las cuales escribió.