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Friday, July 18th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
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Bible Commentaries
Comentario CrÃtico y Explicativo de toda la Biblia Comentario CrÃtico
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre James 4". "Comentario CrÃtico y Explicativo de toda la Biblia". https://studylight.org/commentaries/spa/jfb/james-4.html. 1871-8.
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre James 4". "Comentario CrÃtico y Explicativo de toda la Biblia". https://studylight.org/
Whole Bible (29)New Testament (6)Individual Books (4)
VersÃculos 1-17
CAPITULO 4
EN CONTRA DE LAS GUERRAS Y SUS ORIGENES: LAS CONCUPISCENCIAS DEL MUNDO; LOS JUICIOS MALEVOLOS; INTENCIONES PRESUNTUOSAS RESPECTO AL FUTURO.
1. ¿De dónde?âLa causa de las contiendas se busca a menudo en circunstancias externas, mientras que las concupiscencias Ãntimas son el origen verdadero. guerras, etc.âen contraste con âla pazâ de la sabidurÃa celestial. âPleitosâ aquà son âpeleasâ (el griego), el activo desarrollo de âlas guerrasâ. Las mejores autoridades insertan â de dóndeâ antes de âpleitos,â o peleas. Los tumultos señalaban la época anterior a la caÃda de Jerusalén, cuando Jacobo escribió. Alude a éstos indirectamente, Los âmiembrosâ son el primer sitio de la guerra; de allà pasa el conflicto entre hombre y hombre, entre nación y nación. no son?ââ¿no vienen..?â Una llamada a la conciencÃa de ellos. concupiscenciasâlit., placeres, eso es, la. pasión que incita el deseo (Nota 4:2) de los placeres; de ellas procuráis satisfacción a costa de vuestro prójimo, y por consiguiente, las luchas. las cuales combatenââcomo un ejército de soldados acampados dentroâ [Alford] del alma; guerra tumultuosa contra los intereses de vuestros semejantes, para adelantar los propios. Pero mientras ellas guerrean asà contra otros (sin saberlo él) guerrean contra el alma del hombre mismo, y contra el EspÃritu; por lo tanto, las concupiscencias deben ser âmortificadasâ por los cristianos.
2. Codiciáisâdeseáis; ponéis la mente y corazón sobre algún objeto. no tenéÃsâLa codicia no asegura la posesión misma. Por tanto, âmatáisâ para alcanzar la posesión. No probable en el caso de cristianos profesos de aquel entonces, en un sentido literal, sino que âmatarâ y âenvidiarâ (el Gr.: âdesear tenerâ) deberÃan traducirse devastar y oprimir por la envidia [Drusio]. Comp. MalaquÃas 11:5. âMatábaisâ: por la envidia, el celo y el deseo de alejarse de vuestro camino, y asà sois âhomicidasâ ante los ojos de Dios. [Estio]. Si se hubiera significado homicidio literalmente. [Alford], no creo que hubiera caÃdo tan pronto en la serie; ni que hubiesen llegado los cristianos entonces, ni aun ahora, a la abierta criminalidad. En la aplicación del texto por el EspÃritu a todas las edades, se incluye la matanza literal, que resulta del deseo de poseer; asà David y Acab. Hay una gradación: âdeseáisâ, la codicia individual de un objeto; âmatáis y ardéis en envidiaâ, el sentimiento y la acción de individuos contra individuos; âcombatÃsâ y âguerreáisâ, la acción de los muchos contra los muchos. no tenéis ⦠porque no pedÃsââLo que deseáisâ, no está en el original. Dios promete a los que oran, no a los que pelean. La petición de los injuriosos, homicidas y contenciosos, no es reconocida por Dios como oración. Si orarais, no habrÃa âguerras y luchasâ. He aquà pues la contestación a la pregunta (v. 1): â¿ De dónde las guerras y los pleitos?â
3. Anticipa el apóstol que algunos objetarán, diciendo: âPero pedimosâ (v. 2), y él replica: No es bastante que pidáis buenas cosas, sino que debéis pedir con buen espÃritu y buenas intenciones. âPedÃs mal para consumirlo (el objeto de vuestro pedido) en deleitesâ; no para que tengáis lo que necesitéis para el servicio de Dios. Contrástese el 1:5 con Mateo 6:31. Si oraseis bien, serÃan suplidas todas vuestras necesidades propias; entonces cesarÃan vuestras codicias, que motivan âguerras y luchasâ. Aun las oraciones de los creyentes son mejor contestadas muchas veces, cuando sus deseos resultan defraudados.
4. Los manuscritos más antiguos omiten âadúlteros yâ y dicen sólo âadulterasâ. Dios es el marido legÃtimo; los hombres del mundo son tenidos colectivamente como una adúltera, e individualmente como adúlteras. del mundoâen cuanto los hombres del mundo y sus motivos y hechos sean ajenos a Dios; por ejemplo, sus deleites egoÃstas (v. 3), âsus guerras y pleitosâ codiciosos y ambiciosos (v. 1). enemistadâno meramente âenemistadosâ; un estado de enemistad misma. Comp. 1 Juan 2:15, Joel 2:15, el que quisiere serâEl griego es enfático: âel que resuelve ser amigo del mundoâ. Logre su propósito o no, si su deseo es de ser amigo del mundo, se constituye, llega a ser (asà el griego), ipso facto, âenemigo de Diosâ. Contrástese: âAbrahán el amigo de Dios.â
5. sin causaâEl Gr., âvanamenteâ; ninguna palabra de las Escrituras puede ser en vano. La cita aquÃ, como en Efesios 5:14, no parece ser tanto un pasaje particular como un colegiado bajo la inspiración por Jacobo, del tenor general de tales textos del Antiguo y del Nuevo Testamentos como Números 14:29; Proverbios 21:10; Gálatas 5:17. espÃritu que mora en nosotrosâOtros manuscritos dicen: âQue Dios hizo morar en nosotrosâ, es decir, en Pentecostés. Si asà se traduce, â¿codicia para envidia del EspÃritu (Santo) que Dios colocó en nosotros?â es decir, como vosotros en vuestras âguerras y pleitosâ mundanos. Por cierto que no; estáis caminando según la carne, no en el EspÃritu, mientras codiciáis para envidia unos contra otros. La amistad con el mundo tiende a engendrar la envidia; el EspÃritu da frutos diferentes. Alford atribuye el epÃteto âpara envidiaâ en el sentido injustificable de celos, al EspÃritu Santo; âEl EspÃritu Santo desea celosamente tenernos por suyosâ. En nuestra versión el sentido es: âel espÃritu (natural) que tiene su morada en nosotros codicia para (a, o hacia) envidiaâ. Codiciáis, y por cuanto no tenéis lo que codiciáis (vv. 1, 2), envidiáis a vuestro vecino que lo tiene, y asà el espÃritu de envidia os impele hacia la âpeleaâ. Jacobo aquà se refiere Apocalipsis 3:14, Apocalipsis 3:16.
6. Masâpero, al contrario élâDios. da mayor graciaâgracia siempre creciente; tanto más cuanto os apartéis de la âenvidiaâ [Bengel]. diceâEl mismo Dios, que hace que su EspÃritu more en los creyentes (v. 5), por el mismo EspÃritu también habla en las Escrituras. La cita aquà probablemente es Proverbios 3:34; pues es probable que la referencia general del v. 5 sea Proverbios 21:10. En el hebreo es: âescarnece de los escarnecedoresâ, es decir, de los que piensan que âla Escritura habla en vanoâ. resisteâlit., se pone en orden de batalla en su contra, asà como ellos, lo mismo que Faraón, que se levantaron contra Dios. Dios vuelve a pagar al pecador âen la misma monedaâ. âLa soberbiaâ es la madre de âla envidiaâ (v. 5); es peculiarmente satánica, pues a causa de ella Satán cayó. los soberbiosâEl griego en derivación significa que uno aparenta ser superior a sus semejantes, y asà se levanta en contra de Dios. los humildesâque no son envidiosos ni codiciosos ni ambiciosos en cuanto a lo mundano. Contrástese el v. 4.
7. Someteos a Diosâpara que seáis de âlos humildesâ (v. 6, con el v. 10, y 1 Pedro 5:6). resistid al diabloâBajo su bandera, el orgullo y la envidia están alistados; resistid las tentaciones que vienen por su intermedio. La fe, oraciones humildes y la sabidurÃa celestial, son las armas de la resistencia. El lenguaje es guerrero. âSometeosâ, como el buen soldado que se pone en completa sujeción a su capitán. âResistidâ, estad firmes, sin temor. huiráâPorque es la promesa de Dios, no la certeza que hombre dé a hombre [Alford]. Huirá derrotado, como huyó de Cristo.
8. Allegaos a DiosâComp. Deuteronomio 30:20; por medio de la oración (vv. 2, 3), âresistiendo a Satanásâ, quien quiere impedir nuestro acceso a Dios. se allegaráâpropicio. limpiad las manosâlos instrumentos externos de acción. Sólo los limpios de manos pueden ascender al monte del Señor (justificados por medio de Cristo, el único que fué puro, y como tal âascendióâ allá). purificad los corazonesâde vuestro adulterio espiritual (v. 4, vuestra mundanalidad); vuestros corazones: la fuente interior de toda impureza. vosotros de doblado ánimoâdivididos entre Dios y el mundo; el de doble ánimo tiene el mal en el corazón: el pecador lo tiene asimismo en las manos.
9. AfligÃosâlit., soportad la miseria, eso es, llorad los tristes resultados de vuestros pecados. ArrepentÃos con profunda tristeza en lugar de vuestra risa actual. Un llanto bendito. Contrástese IsaÃas 22:12; Lucas 6:25. Jacobo no añade aquÃ, como en el 5:1: âaulladâ, donde predice el destino de los impenitentes con la próxima destrucción de Jerusalén. en tristezaâlit., en caÃda de rostro bajad la vista.
10. delante del Señorâcomo continuamente en la presencia del que solo es digno de ser enaltecido; reconociendo su presencia en todos vuestros caminos, el verdadero impulso a la humildad. El árbol para poder crecer hacia arriba, debe echar las raÃces muy hacia abajo; asà el hombre, para ser exaltado, debe tener la mente hondamente arraigada en la humildad. En 1 Pedro 5:6 : âHumillaos pues bajo la poderosa mano de Diosâ, es decir, en sus tratos providenciales; un pensamiento distinto del que tenemos aquÃ. os ensalzaráâen parte, en este mundo; plenamente en el venidero.
11. Habiendo mencionado los pecados de la lengua (cap. 3.) aquà enseña que el hablar mal procede del mismo espÃritu de soberbia en perjuicio del prójimo que causó los âpleitosâ condenados en este capÃtulo (v. 1. Hermanosâque demuestra la inconsecuencia en hermanos de hablar despectivamente los unos de los otros. murmura de la leyâporque la ley, al mandar, âAmarás a tu prójimo como a ti mismoâ ( 1 Pedro 2:8), virtualmente condena la murmuración y el juicio [Estio]. Aquellos que arrogantemente condenan los actos y palabras de otros que no les gustan, tratando asà de alcanzar la buena fama de su propia santidad, ponen su propia morosidad en lugar de la ley, y se arrogan el derecho a censurar superior a la ley de Dios, condenando lo que la ley permite [Calvino]. Tal hombre obra como si la ley no pudiera realizar su propia función de juzgar, y pretende tomarla él mismo [Bengel]. Esta es la última mención de la ley en el Nuevo Testamento. Alford correctamente opina que la âleyâ es la antigua ley moral aplicada en su comprensiva plenitud espiritual por Cristo: âla ley de la libertadâ. si tú juzgas a la leyâAl hacer a un lado la hermandad cristiana, llamados todos por igual a ser hacedores de la ley, en sumisión a ella, tal hombre se arroga el oficio de juez.
12. Uno es el dador de la leyâSegún los mejores textos: âUno es legislador y juezâ. Tradúzcase âHay uno solo que es (a la vez) Legislador y Juez, (es decir) el que puede salvar y destruirâ. Vale decir que Dios solo es Legislador y Juez, porque él solo puede ejecutar sus sentencias; nuestra incapacidad en este respecto demuestra nuestra presunción al tratar de obrar como jueces, como si fuésemos dioses. quién eres tú?âEl orden en el griego es enfático: âTú, ¿quién eres. .?â ¡Qué arrogancia temeraria, la de juzgar a tus hermanos, arrancando a Dios el oficio que le pertenece a él asà sobre ti como sobre ellos! a otroâLos mejores manuscritos âa tu prójimoâ.
13. Ea ahoraâpara llamar la atención vamos pues. los que decÃsâen jactancia respecto al mañana. Hoy y mañanaâEl Gr., âhoy o mañanaâ, como si tuvieseis la libre elección del dÃa como una seguridad. a tal ciudadâla ciudad que está en la mente de quien habla: ésta ciudad. estaremos allá un añoâLit., âharemos el año allÃâ. El lenguaje expresa que terminado el año, formularán los planes para los años por venir [Bengel]. compraremos ⦠ganaremosâSus planes para el futuro son mundanos.
14. no sabéisâlo del mañana: de qué naturaleza es vuestra vida: cuán instable es. Ciertamente esâLos manuscritos más antiguos dicen: âPorque vosotros sois un vaporâ. Bengel, con otros. traduce: âPorque él (el mañana) será un vaporâ ( 1 Pedro 4:13). Lo anterior expresa: âVosotros mismos sois transitoriosâ: de modo que todo lo vuestro, vuestra vida misma, participa de la misma naturaleza efÃmera. Ninguna autoridad antigua apoya el texto recibido. y luego se desvaneceââDespués se desvanece asà como vinoâ; lit., luego (como apareció) asà se desvanece [Alford]
15. Lit., âEn vez de decir vosotros: Si el Señor quisiere â¦â (decÃs, v. 13) âhoy y mañana â¦â y si viviéremosâLos mejores manuscritos rezan: âSi el Señor quisiere, viviremos, y también haremos â¦â Los jactanciosos hablaron como si la vida, la acción, y la suerte particular de la acción estuviesen en su poder, mientras que las tres cosas dependen enteramente de la voluntad de Dios.
16. Mas ahoraâpues bien; como está la cosa. os jactáisââos gloriáis con arrogante presunciónâ, es decir, en la vana confianza de que el futuro para vosotros sea seguro (v. 13).
17. El principio ilustrado por el ejemplo particular que se acaba de discutir aquà se postula: el saber sin el hacer se le imputa al hombre como grave pecado presuntuoso. El apóstol vuelve sobre el principio asentado al principio, de que nada perjudica al alma más que las impresiones desperdiciadas. Los sentimientos se disipan y desvanecen, si no se encarnan en la práctica. Por cuanto no obraremos, a menos que sintamos emoción, si no llevamos a la realidad nuestros sentimientos, pronto dejaremos de sentirlos.