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Friday, July 18th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
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Bible Commentaries
Comentario CrÃtico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar Comentario CrÃtico Sin Abreviar
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Mark 5". "Comentario CrÃtico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://studylight.org/commentaries/spa/jfu/mark-5.html. 1871-8.
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Mark 5". "Comentario CrÃtico y Explicativo sobre Toda la Biblia - Sin abreviar". https://studylight.org/
Whole Bible (27)New Testament (6)Gospels Only (1)Individual Books (3)
VersÃculos 1-43
CAPITULO 5Curación Gloriosa del Endemoniado Gadareno (vv. 1-20).
1. Y vinieron de la otra parte de la mar a la provincia de los Gadarenos. 2. Y salido él del barco, luego [véase v. 6] le salió al encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espÃritu inmundo-âque tenÃa demonios ya de mucho tiempoâ (Luk 8:27). En Mateo (Luk 8:28): âle vinieron al encuentro dos endemoniadosâ. Aunque no haya discrepancia entre estos dos relatos, más que el testimonio de dos testigos: uno de los cuales da testimonio de algo hecho a una persona, mientras que el otro afirma que habÃa dos, es difÃcil ver cómo los detalles principales dados a qui pudieran aplicarse a más de una persona.
3. Que tenÃa domicilio en los sepulcros-Lucas (Luk 8:27) dice: âY no vestÃa vestido, II estaba en casaâ. Estos sepulcros eran cavados en las cavernas peñascosas del lugar, y servÃan de refugios y escondites
4. Porque muchas veces habÃa sido atado con grillos y cadenas, etc.-Lucas (Luk 8:29) dice: âya de mucho tiempo le arrebatabaâ (el espÃritu inmundo); y le guardaban preso con cadenas y grillos; mas rompiendo las prisiones, era agitado del demonio por los desiertosâ. El obscuro poder tiránico por el cual era dominado, lo investÃa de una fuerza sobrehumana, y hacÃa que se burlase de las limitaciones. Mateo (Luk 8:28) dice que era âfiero en gran manera, que nadie podÃa pasar por aquel caminoâ. InfundÃa terror a toda la comarca.
5. Y siempre, de dÃa y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con las piedras-Aunque él era un terror para los demás, él mismo sufrÃa miserias indecibles, para calmar las cuales buscaba alivio derramando lágrimas y sintiendo la tortura que él mismo se infligÃa.
6. Y como vió a Jesús de lejos, corrió, y le adoró-no con una vivacidad espontánea que dijese a Jesús: âAtráeme, y correre tras de tiâ; sino sintiéndose interiormente obligado para presentarse rápidamente ante el Juez, para recibir la sentencia de expulsión.
7. ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios AltÃsimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes-o, como en Mat 8:29 : â¿has venido acá a molestarnos antes de tiempo?â Véase la nota sobre el cap. 1:24. ¡He aquà al atormentador, que prevee, teme y pide exención de tormentos! En Cristo ven ellos a su atormentador predestinado. Saben que el tiempo de su destrucción está fijado y ellos sienten como si ya hubiera llegado. (Jam 2:19).
8. Porque le decÃa-es decir, antes que clamara el espÃritu inmundo-Sal de este hombre, espÃritu inmundo-Generalmente, la obediencia a un mandamiento de esta naturaleza era inmediata. Pero aquà cierta demora es permitida a fin de manifestar tanto más señaladamente el poder de Cristo y lograr sus propósitos.
9. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas?-El objeto de esta pregunta fué el de extraer una declaración que describiera la virulencia del poder demonÃaco que tenÃa esclavizada a aquella pobre vÃctima. Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos-o, como en Lucas (Jam 8:30): âPorque muchos demonios habÃan entrado en élâ. Una legión, en el ejército romano, cuando tenÃa su contingente completo, contaba con seis mil soldados; pero aquà la palabra es usada, como lo hacemos nosotros con muchas otras palabras semejantes, por un número indefinidamente grande, bastante grande en este caso, como para arrojar dos mil puercos al mar y destruirlos.
10. Y le rogaba mucho que no le enviase fuera de aquella provincia-El ruego, como ha de notarse, fué hecho por un espÃritu, pero a favor de muchos. Lucas (Jam 8:31) dice: âle rogaban que no los mandaseâ. Su siguiente petición (v. 12) aclara bien este punto. [Notamos aquà un pequeño error en nuestra versión española. El v. 10 deberÃa leerse: ây le rogaba mucho que no los enviaseâ, etc. Nota del Trad.]
11. Y estaba allà cerca del monte-En Mat 8:30, se dice que âestaba lejos de ellosâ. Pero estas dos expresiones, lejos de ser inconsecuentes, sólo confirman, por su precisión, la exactitud minuciosa del relato-una grande manada de puercos paciendo-No puede haber duda de que los dueños de los puercos eran judÃos puesto que a ellos habÃa venido el Señor para ofrecer sus servicios. Esto explicará lo que sigue.
12. Y le rogaron todos los demonios, diciendo-âSi nos echasâ (Mat 8:31)-EnvÃanos a los puercos para que entremos en ellos-Si ellos hubieran dicho todo lo que tenÃan en su mente, tal vez éstas hubieran sido sus palabras: âSi tenemos que dejar nuestro dominio sobre este hombre, permite que continuemos nuestra obra dañina en otra forma: que entrando en estos puercos, y destruyendo asà la propiedad de la gente, podamos endurecer sus corazones contra tiâ.
13. Y luego Jesús se lo permitió-En Mateo este permiso es dado con una brevedad majestuosa: âIdâ. Si los dueños eran judÃos, ellos estaban manejando un negocio ilegal; si paganos, insultaban la religión nacional: en cualquier caso el permiso fué justo. Y saliendo aquellos espÃritus inmundos, entraron en los puercos, y la manada cayó-o, âse precipitóâ-por un despeñadero-âpor un peñasco sobresalienteâ-en la mar; los cuales eran como dos mil-El número de los puercos es dado sólo por nuestro evangelista gráfico-y en la mar se ahogaron-o, âmurieron en las aguasâ (Mat 8:32).
14. Y los que apacentaban los puercos huyeron, y dieron aviso-âcontaron todas las cosas, y lo que habÃa pasado con los endemoniadosâ (Mat 8:33)-en la ciudad y en los campos. Y salieron para ver qué era aquello que habÃa acontecido-Asà tuvieron la evidencia tanto de los porqueros como de sus propios sentidos, acerca de la realidad de ambos milagros.
15. Y vienen a Jesús-Mateo (Mat 8:34) dice: âY he aquà toda la ciudad salió a encontrar a Jesúsâ-y ven al que habÃa sido atormentado del demonio, y que habÃa tenido la legión, sentado-âa los pies de Jesúsâ, agrega Lucas (Mat 8:35), en contraste con sus anteriores costumbres salvajes y vagabundas-y vestido-Como nuestro evangelista no habÃa dicho que âno vestÃa vestidoâ (Luk 8:27), el sentido de esta aserción sólo podrÃa ser conjeturado, si no hubiera sido asentado por el âmédico amadoâ quien suple este detalle aquÃ. Este es un caso admirable de lo que podrÃamos llamar coincidencias providenciales entre los diferentes evangelistas: en que uno de ellos da por supuesta una cosa, como conocida generalmente, pero que nunca habrÃamos sabido, si no fuese que alguno o algunos de los otros lo contaran, y serÃan incomprensibles algunas de sus aserciones sin el conocimiento dado por otros. La ropa cuya falta sentirÃa el pobre hombre, en el momento en que recuperó el sentido, fué sin duda provista por alguno de los Doce-y en su juicio cabal-pero ¡Oh, cuánto más elevado! (Compárese con un caso análogo, aunque de una clase diferente en Dan 4:34-37). y tuvieron miedo-Si hubiese sido asombro solamente, habrÃa sido del todo natural; pero otros sentimientos, de carácter más sombrÃo, pronto se manifestaron.
16. Y les contaron los que lo habÃan visto, cómo habÃa acontecido al que habÃa tenido el demonio, y lo de los puercos-Asà tuvieron el doble testimonio de los porqueros y de sus propios sentidos.
17. Y comenzaron a rogarle que se fuese de los términos de ellos-¿Fueron sólo los dueños de la propiedad estimable, ahora perdida, los que hicieron esto? Por desgracia, no. Porque Lucas dice (Dan 8:37): âEntonces toda la multitud de la tierra de los Gadarenos alrededor, le rogaron que se fuese de ellos; porque tenÃan gran temorâ. Los espÃritus inmundos, pues, habÃan logrado su propósito. El pueblo irritado no pudo soportar la presencia de Jesús; y su temor no les permitió mandarle que se fuese; de modo que le rogaban que se retirara, y él tomó la palabra de ellos por lo que era.
18. Y entrando él en el barco, le rogaba el que habÃa sido fatigado del demonio, para estar con él-el corazón agradecido, recientemente librado de los demonios, ansiaba unirse con su maravilloso Bienhechor.
19. Mas Jesús no le permitió, etc.-El ser misionero de Cristo en la región donde él era tan conocido y por tanto tiempo temido. fué una vocación mucho más noble que la de seguir al Señor allá donde nadie le habÃa conocido, y donde otros trofeos no menos ilustres podrÃan ser producidos por el mismo poder y gracia.
20. Y se fué, y comenzó a publicar-no sólo entre sus amigos, a quienes Jesús le envió inmediatamente, sino-en Decápolis-asà llamada por ser una región de diez ciudades. (Véase el comentario sobre Mat 4:25)-cuán grandes cosas Jesús habÃa hecho con él: y todos se maravillaban-Por toda aquella región importante proclamó a su nuevo Señor, este hombre que habÃa sido objeto de la misericordia divina, y algunos, como es de esperarse, hicieron algo más que âmaravillarseâ.
21-43. LA HIJA DE JAIRO RESTAURADA A LA VIDA-LA MUJER CON FLUJO DE SANGRE SANADA. (Pasajes paralelos, Mat 9:18-26; Luk 8:41-56). La fecha de esta escena aparecerá luego.
La Hija de Jairo (vv. 21-24).
21. Y pasando otra vez Jesús en un barco a la otra parte-del lado gadareno del lago, donde habÃa sanado al endemoniado, hasta el lado occidental, a Capernaum-se juntó a él gran compañÃa-la cual ârecibióle.. ; porque todos le esperabanâ (Luk 8:40). La enseñanza abundante de aquel dÃa (cap. 4:1, etc., y Mateo cap. 13) sólo habÃa despertado el apetito del pueblo. Aunque, según parece, sufrieron una decepción porque los habÃa dejado en la tarde para cruzar el lago, ellos aun esperaban en la costa quizás debido a alguna insinuación hecha por alguno de sus discÃpulos, de que Jesús volverÃa en la misma tarde. Tal vez algunos de ellos pudieron presenciar, desde lejos el apaciguamiento de la tempestad. La popularidad del Señor estaba creciendo rápidamente. y estaba junto a la mar. 22. Y vino uno de los prÃncipes de la sinagoga-de cuya clase sólo unos pocos creÃan en Jesús (Joh 7:48). Según la forma de este relato uno supondrÃa que este prÃncipe habÃa estado con la multitud en la ribera esperando ansioso el regreso de Jesús, e inmediatamente a su llegada habÃa trabado conversación con él. Pero Mateo (Joh 9:18) nos dice que el prÃncipe vino a Jesús, cuando éste hablaba sobre el tema del ayuno, a la misma mesa de Mateo; y hemos de suponer que este convertido publicano debió saber lo que sucedió en aquella ocasión memorable, cuando hizo esta fiesta a su Señor. Asà pues, concluÃmos que el orden correcto de los acontecimientos es indicado sólo por el primer evangelista. llamado Jairo-o âJaieroâ. Es el mismo nombre que Jair en el Antiguo Testamento (Num 32:41; Jdg 10:3; Esther 2:5). y luego que le vió, se postró a sus pies-En Mateo (9:18) se dice que âle adoraba.â El sentido es igual en ambos casos.
23. Y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija-Lucas (8:42) dice: âtenÃa una hija única, como de doce añosâ. Lit., âmi hijitaâ. Según un rabino bien conocido, citado por Lightfoot, una hija, hasta cumplir los doce años, era llamada âpequeñaâ; después, âjovencitaâ-está a la muerte-Mateo lo dice asÃ: âMi hija es muerta poco haâ, o âacaba de morirâ. La noticia de su muerte llegó al padre después de la curación de la mujer con flujo de sangre; pero el relato breve de Mateo no da sino el resultado, como en el caso del siervo del centurión (Mat 8:5, etc.). ven y pondrás las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá-o âpara que sea sanada y vivaâ, según una lección del todo preferible. Esta fe de parte de uno que pertenecÃa a una clase tan empapada en prejuicios, significaba más que en otras personas.
La Mujer con Flujo de Sangre Sanada (vv. 23-34).
24. Y fué con él, y le seguÃa gran compañÃa, y le apretaban. 25, 26. Y una mujer ⦠habÃa sufrido mucho de muchos médicos-La expresión tal vez no se refiere necesariamente al sufrimiento que soportaba bajo el tratamiento médico, sino al tratamiento muy variado que habÃa tenido.-y habÃa gastado todo lo que tenÃa, y nada habÃa aprovechado, antes le iba peor-Un caso patético, y sensiblemente agravado que ilustra nuestro estado natural como criaturas caÃdas (Eze 16:5-6), y enseña cuán ineficaces son los remedios humanos contra las enfermedades espirituales (Hos 5:13). El alto propósito de todos los milagros de sanidad que efectuó nuestro Señor, sugiere irresistiblemente esta manera de considerar los casos como el presente. La exactitud de esta opinión aparecerá todavÃa más claramente, a la medida que avancemos.
27. Como oyó hablar de Jesús, llegó-Sin duda ella habÃa oÃdo de sus curaciones maravillosas; y oyendo de éstas, junto con su amarga experiencia al consultar a otros médicos, habÃa sido bendecida con el despertamiento en su alma de una firme confianza en que aquel que tan de buena gana habÃa obrado tales curaciones en otros, podÃa y no se negarÃa a sanarla a ella también. por detrás entre la compañÃa-escondiéndose, mas buscando a Jesús-y tocó su vestido-Según la ley ceremonial, el contacto con alguna mujer que tuviese esta enfermedad, habrÃa contaminado a la persona tocada. Algunos creen que el conocimiento de esto habrÃa podido explicar por qué ella se acercaba furtivamente entre la compañÃa por detrás y que no tocaramas que el borde de su vestido. Pero por intuición, y como resultado de la fe que la trajo a Jesús, sabÃa que aquel tacto podrÃa librarla a ella de la enfermedad contaminante y que este maravilloso Médico estarÃa por encima de semejantes leyes ceremoniales.
28. Porque decÃa-âentre sÃâ (Mat 9:21)-Si tocare tan solamente su vestido, seré salva-es decir: âSi sólo puedo llegar de alguna manera al contacto con este glorioso Médicoâ. ¡Qué fe tan maravillosa!
29. Y luego la fuente de su sangre se secó-No sólo se estancó el flujo de sangre (Luk 8:44), sino que la causa del mismo fué del todo quitada, de manera que por sus sensaciones corporales ella supo inmediatamente que estaba perfectamente sanada.
30. Y luego Jesús, conociendo en sà mismo la virtud-o âeficaciaâ-que habÃa salido de él-Jesús era consciente de la salida de su poder sanador, el cual no era, como en los profetas y apóstoles, algo ajeno a su Persona, sino que estaba permanentemente dentro de él como su âpropia plenitudâ-volviéndose a la compañÃa-o âmultitudâ-dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? 31. Y le dijeron sus discÃpulos-Lucas dice (Luk 8:45): âY negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestroâ-Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?-¿Preguntas tú, Señor: quién te tocó? Más bien debes preguntar: ¿Quién no me tocó? pues es grande la multitud. âY Jesús dijo: Me ha tocado alguienâ, o una persona definida me ha tocado, âporque yo he conocido que ha salido virtud de mÃâ (Luk 8:46). SÃ; la gente le atropellaba y apretaba; le codeaba, pero involuntariamente; eran meramente llevados por la muchedumbre; pero alguien, cierta persona le habÃa tocado con tacto consciente, voluntario, dependiente de la fe; habÃa extendido su mano expresamente para estar en contacto con él. A esta persona y a esta sola reconoce y busca Jesús. De la misma manera, como hace tiempo dijo AgustÃn, las multitudes todavÃa llegan igualmente cerca de Cristo y sus medios de gracia; pero se acercan sin ningún propósito, y son sólo arrastradas por la multitud. El contacto voluntario, guiado por una fe viva, es el único medio para alcanzar la virtud salvadora que Jesús ofrece.
32. Y él miraba alrededor para ver a la que habÃa hecho esto-no con el fin de llamar a cuentas a un reo, sino, como veremos luego, para recibir de la persona sanada un testimonio de lo que él habÃa hecho por ella.
33. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en sà habÃa sido hecho-alarmada, como naturalmente lo serÃa una mujer humilde y tÃmida, ante la necesidad de hacer una manifestación pública, pero consciente de su caso que tenÃa una historia que hablarÃa por ella-vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad-Lucas (Luk 8:47) dice: âEntonces, como la mujer vió que no se habÃa ocultado, vino temblando, y postrándose delante de él declaróle delante de todo el pueblo la causa por qué le habÃa tocado, y cómo luego habÃa sido sanaâ. Esto, aunque puso a prueba la modestia de la mujer creyente, fué precisamente lo que deseaba Cristo al exponerla a la vista de todos: Un testimonio público de su curación, la descripción de su enfermedad, con sus esfuerzos inútiles para obtener su curación, y el alivio instantáneo y perfecto que le produjo el acto de tocar al Gran Médico.
34. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva: ve en paz, y queda sana de tu azote-Aunque fué sanada en el momento que creyó, a ella le parecÃa que habÃa robado su sanidad y temÃa declararla. Jesús, pues, da su aprobación real a su conducta. ¡Pero qué gloriosa despedida de labios de aquel que es ânuestra pazâ, cuando dice: âVe en pazâ!
La Hija de Jairo Restaurada a la Vida (vv. 35-43).
35. Tu hija es muerta; ¿para qué fatigas más al Maestro? 36. Mas luego Jesús ⦠dijo al prÃncipe de la sinagoga: No temas, cree solamente-Jesús, sabiendo cómo el corazón del padre atribulado desfallecerÃa al oÃr tales noticias, y los pensamientos tristes que vendrÃan a su mente si se hubiera tardado en contestar, se apresura a alentarle, y lo hace en la forma acostumbrada diciéndole: âNo temas, cree solamenteâ. ¡Palabras poderosas de valor inmutable! ¡Cuán vÃvidamente tales incidentes dejan ver el conocimiento que Cristo tiene del corazón humano, y su tierna simpatÃa! (Heb 4:15).
37. Y no permitió que alguno viniese tras él sino Pedro, y Jacobo, y Juan hermano de Jacobo-Véase el comentario sobre el cap. 1:29.
38. vino a casa del prÃncipe de la sinagoga, y vió el alboroto, los que lloraban y gemÃan mucho-âlos tañedores de flautas, y la gente que hacÃa bullicioâ (Mat 9:23), lamentando la muerte de la niña. (Véase 2Ch 35:25; Jer 9:20; Amo 5:16).
39. Y entrando, les dice: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La muchacha no es muerta, mas duerme-tan breve fué el tiempo que estuvo muerta que serÃa más parecido a un corto sueño.
40. Y hacÃan burla de él-más bien, âse reÃan de élâ, âsabiendo que estaba muertaâ (Luk 8:53). Este es un testimonio importante a la realidad de su muerte. mas él, echados fuera todos-La expresión en el original es fuerte: âcuando hubo echado a todos afueraâ; es decir, a todos los que estaban haciendo bullicio, y algunos otros que hubieran estado allà por simpatÃa, a fin de que estuviesen presentes sólo aquellos que habÃan sido más afectados, y los que él habÃa traÃdo como testigos del gran acto que estaba por ser obrado-toma al padre y a la madre de la muchacha, y a los que estaban con él-Pedro, Jacobo y Juan-y entra donde la muchacha estaba. 41. Y tomando la mano de la muchacha-como habÃa tomado la de la suegra de Pedro (cap. 1:31)-le dice: Talitha cumi-Las palabras son arameas, o sirocaldeas, el idioma entonces común en Palestina. A Marcos le gusta asentar tales palabras asà como eran pronunciadas. Véase el cap. 7:34; 14:36).
42. Y luego la muchacha-La palabra es diferente de la de los vv. 39, 40, 41, y significa âdoncella jovenâ o âniña pequeñaâ se levantó, y andaba-detalle vÃvido dado evidentemente por un testigo ocular-porque tenÃa doce años. Y se espantaron de grande espanto-El lenguaje aquà usado es el más fuerte.
43. Mas él les mandó mucho que nadie lo supiese-El único motivo que podemos atribuir a esto, es su deseo de no permitir que el sentimiento público tocante a él llegara demasiado precipitadamente a una crisis-y dijo que le diesen de comer-como una señal de restauración completa.