Lectionary Calendar
Friday, July 18th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
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Bible Commentaries
Comentario BÃblico Católico de Haydock Comentario Católico de Haydock
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Haydock, George Leo. "Comentario sobre Luke 24". "Comentario BÃblico Católico de Haydock". https://studylight.org/commentaries/spa/hcc/luke-24.html. 1859.
Haydock, George Leo. "Comentario sobre Luke 24". "Comentario BÃblico Católico de Haydock". https://studylight.org/
Whole Bible (29)New Testament (6)Gospels Only (1)Individual Books (3)
VersÃculo 5
Es digno de mención, que ninguno de los discÃpulos o amigos de Cristo, estaba tan asombrado y asombrado por las muchas apariciones de ángeles, etc. como para ser arrojado al suelo, como lo fueron los guardias y sus enemigos, pero sólo con respeto y temor reverencial miró hacia el suelo. Ni siquiera ninguno de ellos se postró para adorar a nuestro Salvador, cuando se les apareció; porque ya no se buscaba a Cristo en la tierra, entre los muertos, sino que habÃa resucitado y se lo buscaba desde el cielo.
De ahà se deriva la costumbre católica de rezar en tiempo pascual, y todos los domingos, etc. no de rodillas, sino con el cuerpo respetuosamente inclinado y con el rostro inclinado hacia el suelo. (Ven. Bede)
VersÃculo 13
San Jerónimo cree que Cleofás, uno de los dos discÃpulos, era ciudadano de Emaús y que invitó a Jesús a comer carne en su casa. Su casa fue luego transformada en una iglesia, que el mismo Padre dice que existió en su tiempo. Algunos piensan que Cleofás era hermano de San José; otros, que era esposo de MarÃa, hermana de la SantÃsima Virgen MarÃa y padre de Santiago el menor. Tanto los latinos como los griegos celebran la fiesta de San Cleofás y le dan el nombre de apóstol. Usuard dice que fue martirizado por los judÃos. (Calmet)
VersÃculo 16
Pero sus ojos estaban retenidos: ya sea por el cambio de rostro de nuestro Salvador, o de la manera que le agradaba. (Witham)
VersÃculo 18
¿Eres tú solo forastero en Jerusalén? ¿O eres el único forastero en Jerusalén? lo cual significaba que todos debÃan haber oÃdo hablar de lo que habÃa sucedido con respecto a Jesús. (Witham)
VersÃculo 21
Esperábamos, etc. como si hubieran perdido sus esperanzas anteriores, o ahora no supieran qué esperar: pero tal vez, como observa San AgustÃn, podrÃan usar esta precaución hablando ante un extraño. (Witham) &mdash- Estos dos discÃpulos estaban en el mismo error que los otros judÃos; que esperaba que el MesÃas los librarÃa de la sujeción a extraños y los restablecerÃa en su antigua libertad. La cruz y la pasión habÃan sido motivo de escándalo y cayeron ante ellos.
Dicen, tenÃamos esperanza; como si sus esperanzas se hubieran acabado. Lo que aumentó su desconfianza fue que Cristo habÃa prometido resucitar al tercer dÃa, y algunas de las mujeres habÃan dicho que realmente habÃa resucitado. Pero esperaban una manifestación tan pública y gloriosa de su resurrección, ya que su muerte habÃa sido ignominiosa y conocida por todo el mundo. He aquÃ, ya es el tercer dÃa desde que pasaron estas cosas :; si hubiera querido manifestar su poder, ya deberÃa haberlo hecho.
Asà razonan los discÃpulos, como si ya hubiera pasado el tercer dÃa, y como si fuera cierto que él no habÃa resucitado. ¿Tan difÃcil es creer lo que deseamos ardientemente? (Calmet) Proprium hoc miseros sequitur vitum
Nunquam rebus credere lætis.
VersÃculo 30
Los antiguos Padres piensan que nuestro Salvador consagró, en esta ocasión, y administró la EucaristÃa a los dos discÃpulos. En los Hechos de los Apóstoles, este mismo término, partimiento del pan, se explica sin dificultad de la EucaristÃa. San Lucas parece gustarle de esta forma de expresión, para significar ese sacramento. (Calmet)
VersÃculo 37
Los apóstoles pensaron que vieron un EspÃritu, bueno o malo, que habÃa tomado la forma de Jesús y habÃa venido a engañarlos. Para que no dudaran de la aparición de espÃritus, tenemos abundantes pruebas a lo largo de todo el Nuevo Testamento: y nuestro Salvador, en lugar de combatir esta opinión, parece más bien haberla confirmado en más de una ocasión. De hecho, San AgustÃn cree que no se puede negar sin temeridad que haya apariciones ocasionales de ángeles, demonios y almas de los muertos.
(Calmet) &mdash- Esto, sin embargo, no justificará la credulidad de muchas personas ignorantes y débiles, que piensan que nadie puede morir, pero su espÃritu seguramente aparecerá; mucho menos justificará las observaciones supersticiosas de sucesos inusuales, que tan comúnmente se informa que suceden, como significativos de un alma difunta. Estos sucesos son raros; ni debemos suponer que el Todopoderoso estarÃa dispuesto a suspender o cambiar las leyes establecidas de la naturaleza sin una causa suficiente, a saber. algún bien conocido, ya sea por el alma del difunto, o por los amigos sobrevivientes. (Haydock)
VersÃculo 39
Un espÃritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Este fue un argumento de un cuerpo verdadero y real. Podemos darnos cuenta de que Cristo trajo tales pruebas, ya que sabÃa que eran suficientes para convencerlos de su resurrección, aunque no eran demostraciones en sà mismas. Porque cuando imaginaban que veÃan o tocaban un cuerpo, y que comÃan con ellos, estas cosas aparentemente podÃan ser hechas por un espÃritu.
Ver Génesis xviii. ver. 9. y Génesis xix. ver. 3. y ver. 16. donde leemos que los ángeles, en forma de hombres, comen, y tomaron a Lot, a su esposa y a sus hijas,de la mano y los sacó de Sodoma. Nuestros sentidos, por lo tanto, a veces pueden ser engañados, como pueden ser mostrados por otros diversos casos. Pero los argumentos de los que Cristo nos hizo en este momento, para inducir a los apóstoles a creer en su resurrección, deben tomarse con todas las circunstancias: como 1º, con los testimonios corroboradores de las Sagradas Escrituras, en las que se predijo su resurrección; En segundo lugar, recordaron lo que él mismo les habÃa dicho tantas veces, que resucitarÃa al tercer dÃa; En tercer lugar, coincidieron también los testimonios ya dados por los ángeles de que habÃa resucitado; Cuarto, los milagros de su muerte y resurrección; En quinto lugar, el mismo Cristo les abrió al mismo tiempo el entendimiento, para conocer y creer esta verdad, que verdaderamente habÃa resucitado. (Witham)
VersÃculo 43
Cristo come, no porque tuviera necesidad de alimento para sostenerse después de su resurrección, mientras nosotros sostenemos nuestros cuerpos y vidas mediante el refrigerio corporal; pero lo hizo para mostrar a sus discÃpulos que su cuerpo realmente habÃa resucitado de entre los muertos. (Ven. Bede)
VersÃculo 45
Si, después de todas las extraordinarias oportunidades de instrucción que los apóstoles habÃan tenido de la boca de nuestro divino Salvador, todavÃa era necesario que él les infundiera una nueva luz, abriéndoles la mente para comprender las Escrituras; ¿Qué debemos pensar de los presuntuosos intentos de la numerosa tribu de modernos intérpretes inspirados por sà mismos, que siempre están dispuestos a descartar la palabra del Señor? aunque tan perfectamente ignorantes que su autoridad, lejos de ser admitida, serÃa ridiculizada hasta el desprecio, ¿intentarÃan explicar la menor dificultad, sobre el tema más indiferente de la literatura profana? ¡Hasta tal punto se ha extendido el espÃritu de seducción en la actualidad! (Haydock)
VersÃculo 47
Comenzando en Jerusalén. El sentido es que debÃan predicar primero a los judÃos y luego a todas las naciones. (Witham)
VersÃculo 49
La promesa de mi Padre; es decir, el EspÃritu Santo, a quien Cristo habÃa prometido que su Padre y él enviarÃan. (Juan xiv. 26. y xvii. 7.) (Witham)
VersÃculo 51
Como un segundo ElÃas fue llevado al cielo, pero de una manera mucho más gloriosa. ElÃas fue tomado en un cuerpo mortal y corruptible: pero nuestro divino Salvador, en un estado glorioso, impasible e inmortal; donde ahora él está nuestra cabeza, habiendo asumido la naturaleza de hombre, y está coronado con más que la gloria de un ángel. (Theophylactus) &mdash- ¡Qué gloria esta para nosotros! Nuestra cabeza está vestida de gloria eterna; asà nosotros, sus miembros, recibiremos una participación en su reino eterno. (San Juan Crisóstomo)