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Friday, July 18th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
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Bible Commentaries
Comentario de Calvino sobre la Biblia Comentario de Calvino
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
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Información bibliográfica
Calvino, Juan. "Comentario sobre Deuteronomy 1". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://studylight.org/commentaries/spa/cal/deuteronomy-1.html. 1840-57.
Calvino, Juan. "Comentario sobre Deuteronomy 1". "Comentario de Calvino sobre la Biblia". https://studylight.org/
Whole Bible (31)Individual Books (2)
VersÃculo 1
1. Estas son las palabras. Estos dos últimos pasajes pertenecen propiamente a los suplementos, en donde Dios luego ilustró más clara y familiarmente la Ley previamente dada por Ãl; comprenden también exhortaciones, mediante las cuales sometió las mentes de la gente a la obediencia, y elogios, por los cuales elogió y confirmó la Ley. La suma es que Moisés es nombrado ministro y embajador de Dios, quien por su boca prescribe a Israel todo lo que es correcto y justo. Pero cuando dice, "además del pacto, que hizo con ellos en Horeb", ( Deuteronomio 29:1), es necesario que el Decálogo se explique más completamente, para que su brevedad no lo oscurezca para un ignorante. y gente de corazón lento. Porque Dios, como los reyes terrenales, no aprendió de la experiencia para enriquecer su ley con nuevos preceptos, sino que consideró la comprensión aburrida y débil de la gente. La partÃcula de excepción, "al lado", no designa, por lo tanto, nada adicional, sino que solo significa que Dios habÃa repetido nuevamente Su pacto, para que pudiera entenderse de manera más clara y segura. En ese sentido, dio una prueba extraordinaria de su indulgencia, que antes de que entraran a la tierra, renovó su pacto unos cuarenta años después de su primera promulgación, y agregó una clara exposición del mismo, porque tenÃa que ver con una nueva generación. . Por esta razón, el lugar se menciona expresamente, porque desde allà se hace evidente el lapso de tiempo.
VersÃculo 6
6. El Señor nuestro Dios nos habló en Horeb. En esta segunda narración, Moisés declara expresamente que Dios no solo les dio una señal visible, levantando la nube, sino que también ordenó verbalmente a la gente que abandonara el Monte Sinaà y que se encargara de realizar el resto del viaje. Dios dice, entonces, que se pasó suficiente tiempo en un solo lugar; (1) porque, antes de abandonarlo, habÃa pasado un año entero allÃ. Aunque habÃa once dÃas de viaje antes de que llegaran a Kadesh-barnea, sin embargo, no sea que algo retrase a las personas, que eran naturalmente pero demasiado indolentes, el vÃnculo los estimula al establecerles la facilidad con la que se podrÃa lograr, diciéndoles que no tenÃan más que levantar los pies y avanzar para alcanzar el descanso prometido.
VersÃculo 9
9. Y te hablé en ese momento. No dice aquà que le sugirieron el consejo de otra parte, en cuanto al nombramiento de los jueces; pero, tal vez, no se atrevió a mencionar ningún nombre a estas personas orgullosas y perversas, para que no rechazaran lo que de otro modo era bueno, por desagrado de su autor, como extranjero. Sin duda él está aquà contando lo que habÃa sucedido antes; por lo tanto, se confiesa, a partir de sus propios sentimientos personales, que no es capaz de soportar la carga, si él solo se impone a toda la gente. Ãl aduce como la causa la inmensa multitud entre quienes necesariamente deben surgir muchos conflictos y controversias. En cuanto a lo que dice de su aumento, el comienzo de su perÃodo no debe tomarse del Ãxodo, sino que conmemora el extraordinario e increÃble favor de Dios, porque se habÃan multiplicado en gran medida bajo la cruel tiranÃa cuando estaban condenados a la destrucción total. ; y agrega una oración, para que en el futuro también les acompañe la misma bendición. Sin embargo, en estas palabras, les recuerda que la carga del gobierno se volverÃa cada dÃa más ardua y pesada; mediante el cual puede convencerlos más fácilmente para que proporcionen de inmediato lo que no podrÃa evitarse.
VersÃculo 13
13. Llévate hombres sabios. Por lo tanto, parece más claro que aquellos que iban a presidir en el juicio no fueron designados solo por la voluntad de Moisés, sino. elegido por los votos del pueblo. Y este es el tipo de libertad más deseable, que no deberÃamos estar obligados a obedecer a todas las personas que puedan ser sometidas tiránicamente sobre nuestras cabezas; pero lo que permite la elección, para que nadie pueda gobernar excepto que sea aprobado por nosotros. Y esto se confirma aún más en el próximo versÃculo, en el que Moisés relata que esperó el consentimiento de la gente, y que no se intentó nada que no los complaciera a todos. Nuevamente, él no menciona aquà las mismas virtudes que en Ãxodo 18; pero solo distingue a los jueces por tres calificaciones, a saber, que deben ser sabios, comprensivos y experimentados, todos los cuales están comprendidos bajo una sola cabeza, que deben poseer agudeza de intelecto y prudencia, confirmados por la experiencia y la práctica; porque ni la mayor probidad ni la diligencia serÃan suficientes; para el cargo de gobernante, aparte de habilidad y sagacidad. (204) Pero el primer epÃteto que los hebreos suelen aplicar en un mal sentido a los astutos y engañosos, aquà significa agudo y perspicaz. El segundo lo explico señalando a personas prudentes, dotadas de buen juicio y discreción. (205) El tercero puede tomarse de manera activa o pasiva; algunos por lo tanto lo traducen conocido o probado; pero aquà el sentido activo es el más adecuado. Por lo tanto, se requiere experiencia y conocimiento de los negocios en los jueces; porque nadie más que el practicado es competente para la gestión de negocios.
VersÃculo 16
16. Y he acusado a sus jueces. Este cargo no se encuentra en Ãxodo 18, donde el único objeto de Moisés era señalar el origen de la alteración; pero ahora omitiendo los elogios de su suegro, simplemente recuerda al recuerdo de los israelitas lo que hizo con ellos. Sin embargo, la suma de la exhortación es que deben juzgar imparcialmente entre sus hermanos; que se expresa más completamente en el siguiente verso, donde se les prohÃbe "reconocer rostros". (206) Porque no puede haber mayor corrupción que juzgar por la apariencia personal, que siempre aleja las mentes de los hombres de los méritos de la facilidad. Por lo tanto, Cristo se opone con razón a estas dos cosas entre sÃ, para "juzgar el juicio justo" y "según la apariencia". ( Juan 7:24.) Esto incluso los filósofos han percibido, cuando han advertido que, en la medida de lo posible, los jueces deben ser restringidos por leyes fijas, no sea que, dejándolos libres, deben ser influidos de esta manera o que por favor o por mala voluntad. Y, de hecho, siempre que haya una capacidad suficiente de intelecto, prevalecerá la equidad y la rectitud, a menos que el respeto a las personas influya en el juez. Es claro por el contexto, donde Moisés prohÃbe hacer una distinción entre lo pequeño y lo grande, lo que se entiende por "reconocer a las personas". Pero aunque los jueces a menudo infligen daño a los pobres y desdichados por su desprecio, Moisés anuncia la falta más común, cuando los acusa de "no temer a nadie"; dado que muy a menudo sucede que aquellos que de otra manera son justos y están dispuestos a estudiar lo que es equitativo y correcto, se ven obligados a desviarse por miedo a las amenazas de los poderosos, y no se atreven; varonilmente encuentran su mala voluntad. Moisés, por lo tanto, requiere magnanimidad en los jueces, para que no duden en provocar el odio de cualquiera, en su defensa de una buena causa. Pero debemos observar especialmente la razón por la cual él corrige su miedo y alarma; porque él dice que no deben temer a ningún hombre mortal, porque "el juicio es de Dios". Ãl no solo aquà les recuerda, como es; Parece que algunos deben rendir cuentas a Dios; pero muestra cuán absurdo es apartarse del rumbo correcto por miedo al hombre, porque asà la majestad de Dios es prostituida y expuesta al desprecio; tanto como para decir que este honor debe ser pagado a Dios, cuyos representantes son, que deben mirar a todos los hombres como si estuvieran debajo de ellos, y frenar la audacia de los ritos malvados con tan magnanimidad inflexible, que solo Dios puede tener la preeminencia. Lo mismo es el objeto de las palabras de Josafat:
âPresta atención a lo que haces, porque no juzgas por el hombre sino por el Señorâ. ( 2 Crónicas 19:6.)
Si esto quedara totalmente grabado en las mentes de los magistrados y pastores, no vacilarÃan tan a menudo; por confiar en la ayuda de Dios, se mantendrÃan firmes contra todos los terrores por los cuales están tan lamentablemente agitados. Por lo tanto, dejen que todos aquellos que son llamados a cualquier cargo público, se sostengan por esta doctrina, que están haciendo el trabajo de Dios, que es capaz de mantenerlos a salvo de la violencia y de la astucia del mundo entero. Sin embargo, al mismo tiempo, estas palabras nos enseñan que todos los puestos de mando son sagrados para Dios, de modo que cualquiera que sea llamado a ellos debe servir a Dios con reverencia y diligencia, y siempre reflejar que Ãl es el dominio del cual son ministros.
VersÃculo 27
27. Y murmurabas en tus tiendas. En otra parte dice que también lloraron; aquà solo habla de sus murmullos, lo que mejor se adaptaba a su reproche. Luego les recuerda cuán malignos habÃan sido su ingratitud y perversidad al reprender a Dios a causa de la bendición especial que les habÃa conferido, como si les hubiera hecho una herida grave. No podrÃa haberles ofrecido una prueba más manifiesta de su amor paterno hacia ellos que por su liberación. Lo más inicuo, por lo tanto, es su modo de pagarle, a saber, quejándose de que habÃan sido criados cruelmente para morir, y construyendo en el odio su gran amor. Está claro en el siguiente versÃculo que, aunque Moisés no relaciona los detalles en su orden correcto, todavÃa no hay contradicción en sus palabras. Un poco antes, parecÃa haber elogiado sin reservas a los espÃas, como si hubieran realizado su oficio de manera honesta y fiel, pero ahora, por el lenguaje de la gente, muestra que fueron los autores de la revuelta, en la medida en que ellos inertes, por el terror que inspiraron, a quienes deberÃan haber alentado.
VersÃculo 29
29. Entonces te dije, no temas. Aquà omite la dirección de Caleb y Joshua: ya que solo declara brevemente las cabezas de lo que habÃa hablado a la gente. Simplemente muestra que, cuando se esforzó por recordarlos en el sentido correcto, sus esfuerzos y dolores fueron ineficaces. Más aún, él razona por experiencia que bien podrÃan poner sus esperanzas en la ayuda de Dios, porque Ãl fue ante ellos como una luz; y, como prueba de esto, les recuerda que, después del desconcierto de los egipcios, no dejó de ejercer Su poder para proteger hasta el final a aquellos a quienes habÃa entregado una vez. Esta, entonces, es su propuesta, que aunque puedan ser conscientes de su propia debilidad, aún asÃ, por el poder de Dios, serÃan vencedores, ya que los habÃa tomado bajo su cuidado y se habÃa declarado a sà mismo su lÃder; lo cual indica con la expresión "va delante de ti". Y, para que no quede ninguna duda, él pone en contra de sus obstáculos actuales los milagros del poder de Dios, que habÃan experimentado, no solo en el comienzo de su redención, sino en el progreso continuo de su liberación, cuando, en su pérdida y desesperación. estado, Ãl los habÃa restaurado innumerables de la muerte a la vida. Por lo tanto, concluye que no deberÃan tener miedo, no que desearÃa que estuvieran completamente libres de todo temor y cuidado, sino para que pudieran superar todos los obstáculos, cuando la confianza derivada de la pronta ayuda de Dios prevaleciera en sus corazones. . Ãl dice enfáticamente que Dios habÃa luchado "ante sus ojos", para llevarlos a una convicción más plena por la evidencia de sus propios sentidos.
VersÃculo 31
31. Y eso, el desierto donde has visto. Aquà se conmemora el curso constante de la gracia de Dios; de donde podrÃan inferir con seguridad, que Ãl, que los habÃa perseguido con tantos beneficios, seguirÃa siendo el mismo en este acto de coronación. Ãl, por lo tanto, usa la imagen del porte, porque el camino no habrÃa sido de ninguna manera pasable a menos que Dios los hubiera llevado, por asà decirlo, sobre Sus hombros, tal como un padre solÃa llevar a su bebé. AsÃ, por un lado, se exalta la increÃble bondad de Dios, que se habÃa dignado hasta ahora para condescender y tomar al pueblo en Sus brazos; y, por otro lado, a la gente se le recuerda su propia enfermedad, ya que, a menos que el poder de Dios lo confirme, apenas habrÃan sido competentes para avanzar un paso. En otro lugar, conservando una parte de esta similitud, Moisés compara a Dios con un águila, (56) que lleva a sus crÃas sobre sus alas y les enseña a volar. Y seguramente, a menos que (los israelitas) hubieran sido elevados por medios sobrenaturales, nunca habrÃan sido iguales a la centésima parte de las dificultades que encontraron.
VersÃculo 32
32. Sin embargo, en esto no creyeron al Señor. Significa que habÃan sido los observadores más prejuiciosos de las obras de Dios, desde su poder, tan a menudo experimentado y. tan bien entendido, no los habÃa despertado a confiar en Ãl. Porque en la palabra ××ר, dabar, que hemos traducido, abarca todas las pruebas por las cuales Dios habÃa testificado, que solo en Ãl habÃa todo lo necesario para asegurar su salvación completa. Y esta era, por asà decirlo, una doctrina real o práctica, cuando Dios los llamó a confiar en Ãl al extender su mano. Aún asÃ, los acusa de incredulidad con referencia a la promesa; porque, aunque la fe no solo es pronta y lista en la obediencia, sino que vigoriza y acelera todo el centro comercial, la causa de su inercia fue que no le hicieron caso a Dios, que habÃa prometido otorgarles la tierra de Canaán, y no lo hizo. descansa sobre su pacto. En relación con esto también, dice, que Dios marcó los lugares y las estaciones donde deberÃan acampar, ya que, a menos que hubiera sido su diseño guiarlos hacia adelante, este cambio de lugares habrÃa sido superfluo. Fue, por lo tanto, una supina groserÃa no referir estos signos para detenerse y proceder a su objeto propio, ya que era equivalente a despreciar a Dios cuando les tendÃa la mano.
VersÃculo 34
34. Y el Señor escuchó la voz de tus palabras. He mostrado en otra parte lo que se entiende por el oÃdo de Dios, es decir, que nada se le puede ocultar, pero ese vÃnculo tendrá en cuenta y juzgará todas nuestras palabras y hechos. Y esto es digno de nuestra observación; porque los hombres nunca se atreverÃan a murmurar contra Ãl, a menos que se prometieran impunidad (75) de que Ãl no estuviera presente. En segundo lugar, aprendemos de ahà que Dios, que es un Juez justo, no procede apresuradamente y sin causa para infligir castigo a los hombres, y que no manifiesta severidad sin un examen completo del caso. Ãl, por lo tanto, quiere decir que se privaron de su herencia asegurada, cuando estuvieron cerca de recibirla, a través de su propia rebelión y depravación.
VersÃculo 37
37. También el Señor estaba enojado conmigo. No es en un espÃritu cobarde que les transfiere la culpa de la infidelidad, que les habÃa confesado a sà mismo; pero, dado que solo habÃa caÃdo como consecuencia de ser abrumado por su obstinada maldad, justamente les reprocha el hecho de que Dios estaba enojado con él a causa de su pecado. Si con este pretexto hubiera intentado atenuar su culpa ante Dios, o sustituir su criminalidad por la suya, no habrÃa hecho otra cosa que duplicar el mal: pero, al reprochar a la gente, se quejó de manera correcta y apropiada de que la causa de su pecado habÃa surgido de ellos. Como si hubiera dicho que eran tan perversos que incluso él habÃa sido corrompido por ellos y se habÃa asociado con su culpa y su castigo. Ãl aquÃ, sin embargo, agrega respetando a Joshua lo que antes habÃa pasado en silencio. Su nombramiento como sucesor de Moisés sirvió para alentar a la gente; porque era un motivo notable para la esperanza de que deberÃan escuchar una provisión ya hecha, que después de la muerte de Moisés no deberÃan ser destituidos de un lÃder, que los gobernarÃa bajo los auspicios de Dios.
Por qué Dios prefirió a este hombre a todos los demás, especialmente cuando Caleb es más elogiado en otros lugares, solo es conocido por Ãl mismo. Sabemos que Ãl elige, según su propia voluntad, a aquellos a quienes destina a cualquier cargo, para que la dignidad de los hombres dependa de su favor gratuito. "Pararse delante" de una persona es equivalente a estar cerca para hacer sus órdenes; y parece que esta fue la condición de Joshua para que el castigo sea más manifiesto; en la medida en que, por una inversión completa, se le da un sucesor a Moisés, quien habÃa sido su sirviente.
VersÃculo 39
39. Además, sus pequeños. Ya he demostrado que Dios tan templado su juicio que, aunque ninguno de los culpables debe escapar impunemente, su fidelidad debe permanecer segura e inviolable, y que la maldad de los hombres no debe anular el pacto que habÃa hecho con Abraham. Ãl, por lo tanto, pronuncia una sentencia sobre ellos, que nunca deberÃan disfrutar de la herencia que habÃan despreciado: sin embargo, declara que, sin embargo, será verdadero en el cumplimiento de lo que habÃa prometido, y mostrará su misericordia hacia sus hijos, quienes en su desesperación habÃan condenado a ser presa de sus enemigos.
Cuando limita esta gracia a sus pequeños, cuya edad aún no les permitÃa discernir entre el bien y el mal, significa que todos los que ya habÃan llegado a los años de la razón, eran, desde los más pequeños hasta los más grandes, cómplices en el crimen, ya que el contagio se habÃa extendido por todo el cuerpo. Seguramente fue un prodigio increÃble, que una multitud tan grande se dejara llevar por la furia diabólica, como para que nada no se viera afectado por ella, a menos que tal vez una muerte oportuna elimine a algunos de los viejos más que por el vicio de otros. los suyos Pero, incluso si una centésima parte de ellos hubiera sido inocente del crimen, Dios habrÃa dejado algunos sobrevivientes.
"No tener conocimiento del bien y del mal" es equivalente a ser incapaz de "discernir entre su mano derecha y su mano izquierda"; por esa expresión en Jonás, ( Jonás 4:11), Dios exime de la condena a aquellos pequeños, que todavÃa no tienen poder para formar un juicio. Sin embargo, a partir de ahÃ, algunos han intentado tontamente probar que el pecado original no contamina a los niños pequeños; y que los hombres no están involucrados en ninguna culpa, excepto cuando se han contraÃdo por su propio acto voluntario (arbitrio). Porque la cuestión aquà no es la naturaleza de la raza humana; simplemente se hace una distinción entre los niños y aquellos que han provocado consciente y deliberadamente la ira de Dios; mientras que la corrupción, que es la raÃz (de todos los males, (76) ) aunque no puede producir inmediatamente su fruto en pecados reales, no es (77) por lo tanto inexistente.
VersÃculo 41
41. Entonces respondiste y me dijiste. El arrepentimiento fue demasiado tarde, lo que impulsó a los israelitas a su esfuerzo de actividad irrazonable; aunque, como he explicado anteriormente, no se arrepintieron verdadera y seriamente, ya que, cuando debieron haber soportado pacientemente el castigo de Dios, trataron de sacudirse y alejarlo de ellos mediante un nuevo acto de desobediencia. En una palabra, no hicieron nada más que patear contra los pinchazos. Pero tal es la energÃa de los hombres, cuando su propia imaginación los guÃa, que se atreverán a cualquier cosa que Dios prohÃba. Pero aquÃ, su locura mucho peor se traicionó a sà misma, ya que, cuando fueron retenidos nuevamente, todavÃa se niegan a obedecer. Además, no solo les prohÃbe pelear, sino que les niega su ayuda. Entonces, ¿qué podrÃa ser más monstruoso que eso, en oposición a la voluntad de Dios, y cuando se retirara la esperanza de su ayuda, deberÃan comprometerse en lo que antes se habÃan negado obstinadamente a intentar bajo sus auspicios, y por su mandato, y con el promesa de éxito seguro? Y, sin embargo, la hipocresÃa también ciega las mentes de los hombres, que imaginaron que estaban corrigiendo y compensando el mal que duplicaron. Moisés luego relata cómo recibieron la recompensa que merecÃan; tanto como para decir que, aunque pueden ser lentos para aprender, aún asà se familiarizaron, por lo contrario que experimentaron, cuán fatal es no obedecer a Dios: porque los tontos nunca aprenden sabidurÃa excepto debajo de la vara.
VersÃculo 45
45. Y volviste y lloraste delante del Señor. Aquà apela al testimonio de su propia conciencia; porque nunca habrÃan sido llevados al llanto y las oraciones, excepto por la fuerza de sus propios sentimientos. Como, entonces, estaban muy convencidos de que se infligÃa un castigo justo a su obstinación, la necesidad los llevó a buscar a Dios: en consecuencia, no tenÃan motivos para quejarse, aunque Dios se manifestó implacable.
En el último verso hay una ambigüedad en el significado de estas palabras, "muchos dÃas, según el número de dÃas". Algunos, traduciendo el verbo en el tiempo perfecto, "en el que habÃamos permanecido allÃ", (80) suponen que aún permanecen allà otros cuarenta dÃas. Pero es igualmente probable; que se hace referencia a un tiempo indefinido: como si hubiera dicho, que la gente se demoró allà mucho tiempo, de donde se puede inferir, que yacÃan como personas estupidas, por falta de saber qué hacer.
Es Kadesh-barnea a la que se refiere Moisés, de donde los espÃas habÃan sido enviados; y no el Kadesh donde Miriam murió, y donde la gente murmuró por falta de agua.