Lectionary Calendar
Thursday, July 17th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
video advertismenet
advertisement
advertisement
advertisement
Attention!
StudyLight.org has pledged to help build churches in Uganda. Help us with that pledge and support pastors in the heart of Africa.
Click here to join the effort!
Click here to join the effort!
Bible Commentaries
Comentario de Kelly sobre los libros de la Biblia Comentario de Kelly
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Kelly, William. "Comentario sobre Joel 2". Comentario de Kelly sobre los libros de la Biblia. https://studylight.org/commentaries/spa/wkc/joel-2.html. 1860-1890.
Kelly, William. "Comentario sobre Joel 2". Comentario de Kelly sobre los libros de la Biblia. https://studylight.org/
Whole Bible (27)Individual Books (2)
VersÃculos 1-32
Conferencias sobre los profetas menores.
W.Kelly.
"Palabra de Jehová que vino a Joel hijo de Petuel". Al igual que Oseas, Joel es uno de los primeros profetas (siendo incluso anterior a Jonás), pero difiere esencialmente en esto, mientras que el primero mira a todo el pueblo, el segundo fue guiado por Dios para restringirse a sà mismo a esa porción que exteriormente se adhirió a la casa de David, asà como las ordenanzas de la ley. Esto nos da, en consecuencia, una esfera mucho más contraÃda, pero por eso mismo contribuye a una mayor definición en los objetos observados, a lo que también ayuda una caracterÃstica viveza de estilo.
De hecho, el contraste es sorprendente entre estos dos profetas anteriores, siendo Joel tan notable por la suavidad del lenguaje, la plenitud del manejo y las transiciones fáciles, como Oseas por cierta negligencia áspera, brevedad preñada y giros repentinos, altamente expresivo pero para las mentes gentiles algo oscuro.
El gran tema de nuestro profeta es el dÃa de Jehová, y éste en toda su extensión, pero con especial aplicación a los judÃos, y sobre todo a Jerusalén. Al mismo tiempo, Joel comparte el hábito de todos los profetas, se puede decir, de tomar algún hecho presente, o que estaba cerca, como base para lo que era futuro. AsÃ, la profecÃa tenÃa un alcance inmediato o un objetivo práctico no lejano, mientras que junto con ella vemos cuán lejos está el EspÃritu de Dios de limitarse a lo que estaba realmente en acción o de naturaleza transitoria.
Ninguna profecÃa de las Escrituras tiene su propia solución; se construye para no ser. Limitarlo al pasado serÃa un descuido; dejar de lado el futuro destruirÃa el objeto más trascendental que Dios tiene en él. AsÃ, si negar el pasado es un error, negar el futuro lo es aún más. El uno habrÃa cortado algo de interés y beneficio entonces; el otro cierra su testimonio permanente de la gloria de Dios.
En ambos aspectos la sabidurÃa divina es más evidente. Ãl proveyó lo que fue una advertencia o aliento a Su pueblo cuando el profeta estaba en vista de las circunstancias que lo rodeaban; pero Ãl señaló hacia adelante a un tiempo que aún no habÃa llegado, cuando los resultados justos de lo que estaba en Su propia mente serán hechos buenos y manifiestos. Ahora esos resultados nunca pueden ser hasta que el reino de Dios venga en poder y gloria.
Es imposible que el EspÃritu de Dios pueda estar satisfecho con algo que ha estado entre los hombres o que está ahora. Todo lo que el hombre ha logrado, todo lo que existe, aunque haya un testimonio de varias maneras de lo que Dios es para con el hombre, brinda ¡ay! evidencia aún mayor y más constante del fracaso del hombre en usar correctamente lo que Dios le ha dado. Encontraremos estos principios generales plenamente confirmados, no sólo en Joel sino en todos los profetas; porque son invariables.
Entre los lectores de Joel ha habido no sólo dificultad sentida, sino que se puede decir malentendido; sin embargo, esto se debe más a su propia falta de percepción del tema que a cualquier falta de sentido o de lenguaje puro y directo en el profeta. Algunos han considerado estas inflicciones de langostas como meramente simbólicas; otros de nuevo niegan cualquier cosa más allá de los enjambres literales de insectos que se alimentaban sucesivamente de los productos de Palestina.
Pero Dios, porque es grande, puede fijarse en lo pequeño, mientras que, evidentemente, no puede limitarse a ello. Por lo tanto, es un error suponer que Dios se degradarÃa de alguna manera al notar las depredaciones de estas diversas langostas. Ãl toma el más vivo interés en Su pueblo para su gozo y bendición. Se preocupa de todo dolor que los agobia, y se digna usar para bien lo que aflige.
En consecuencia, el EspÃritu de Dios no cree que esté fuera de su conocimiento traer ante el pueblo de Dios lo que Dios pretendÃa con estas sucesivas depredaciones. El capÃtulo 1 los trae ante nosotros; pero la conexión que sigue muestra que entonces sólo eran hechos admonitorios. Es de dudar que representen a los enemigos que seguramente caerÃan sobre un pueblo a su debido tiempo si fuera impenitente. Bien podrÃan sugerir tal resultado a la mente reflexiva. Ya habÃan pasado; lo peor estaba por venir y estaba a la mano.
En Joel 2:1-32 las langostas literales quedan atrás (salvo, por supuesto, en la bendición, versÃculo 25, que lo invierte todo), y el profeta avanza hacia lo que representaban las langostas. AsÃ, el primer capÃtulo nos da hechos reales, nada más que las diversas criaturas que cometieron depredaciones en toda la vegetación de la tierra.
No parece que en sà mismos se pretenda recoger definitivamente ningún significado ulterior. Se nos presentan claramente las sucesivas desolaciones causadas por los insectos. Desde el versÃculo 15, Dios los usa como una introducción con el propósito de advertir a Su pueblo de una carga aún mayor y más trascendental. Los detalles de esto comienzan a presentarse en el capÃtulo 2, con una promesa de poder espiritual expresada en términos tales que el Nuevo Testamento podrÃa aplicarla al gran privilegio y poder que señalaba al remanente piadoso de los judÃos que invocaban el nombre del Señor en Jerusalén en Pentecostés, pero en su plena y preciosa importancia esperando su cumplimiento cuando todos los accesorios de la predicción se realicen al final de la era.
Joel 3:1-21 considera el asunto completo en juicio y bendición, los rasgos caracterÃsticos del dÃa de Jehová. Aquà nuevamente se puede ver que, en lugar de que la profecÃa consista en un pronóstico incierto y en términos exagerados, tales pensamientos se deben solo a hombres que no comprenden su alcance. ¿No serÃa más apropiado para ellos abstenerse de una opinión hasta que lo hagan? A mi juicio, nada puede ser menos reverente o más inconsistente con la modestia que tales declaraciones improvisadas y aleatorias sobre la palabra de Dios.
La verdad es que las Escrituras siempre son perfectas, pero los hombres no son competentes para hablar a menos que Dios les enseñe. AsÃ, humanamente hablando, hay quienes podrÃan apreciar las maravillas de los cielos, pero son torpes para percibir la construcción divina de una margarita; sin embargo, para cualquiera que haga una estimación correcta, la mano perfecta de Dios, incluso en una margarita, es tan clara y segura como en el sistema solar. Se trata sólo del lugar que cada criatura de Dios ocupa en su propio e inmenso esquema.
Su sabidurÃa y poder se muestran tanto en el minuto como en lo grandioso, masivo y sublime. Por lo tanto, no hay duda de que, si el telescopio abre muchas maravillas al hombre, el microscopio no es menos impresionante. Ambos son instrumentos importantes en la mano del hombre, y ambos están destinados, sin duda en la providencia de Dios, a mostrar al hombre desde el mundo natural un testimonio del poder divino en lo que está arriba y también en lo que está abajo.
Pero en todas las cosas lo que debe recogerse de él no es incienso para el hombre (sin negar la gran dignidad de quien es la cabeza o jefe natural de la creación), sino las maravillas de Dios en lo que Ãl ha obrado. Un principio similar se aplica a la palabra de Dios; porque allÃ, si Dios se muestra en lo que es vasto, tanto más se muestra en formas cuya minuciosidad podrÃa escapar fácilmente a la observación.
En todas partes se reclama la perfección para Dios, ya sea en lo que Ãl ha hecho o, sobre todo, en lo que Ãl ha escrito, y en lo que Ãl ha escrito más allá de lo que Ãl ha obrado, porque Su mente y sus caminos deben trascender Sus obras externas.
Porque la palabra de Dios se reclama el lugar más alto como la expresión de Su sabidurÃa Su sabidurÃa interior Porque lo que está conectado con la materia debe ceder ante lo que tiene que ver con la mente y los afectos, y sobre todo la manifestación de la naturaleza divina.
Ahora bien, la profecÃa es una parte notable de esta expresión de Su mente, aunque está lejos de ser la más elevada. Pero no creo que ninguna razón suficiente parezca suponer un vÃnculo de conexión entre los estragos causados ââpor estos insectos merodeadores y los juicios providenciales anteriores al dÃa de Jehová, que algunos asignan a la primera parte de la septuagésima semana cortada después del dÃa de Jehová. la iglesia es llevada al cielo.
Que ambos CapÃtulos deban entenderse de la misma manera, ya sea aludiendo a langostas o a un ejército hostil invadiendo Judá, es una noción temeraria e infundada, sin otra fuente que la voluntad del hombre añadida a una mente contraÃda. Indudablemente están Ãntimamente relacionados, pero hay mucha belleza en tomar la calamidad pasada como la ocasión de advertir a los judÃos de una inflicción mucho más terrible, y conectarla con el dÃa futuro de Jehová.
Tampoco veo ninguna razón sólida para considerar los cuatro enjambres respectivamente alegóricos de Tiglat-pileser, Salmanasar, Senaquerib y Nabucodonosor por un lado, ni por el otro del poder Asirio-Babilónico, el Medo-Persa, el Macedonio o Siro. -Macedonio, y el romano, o de este último modificado. Estas son especulaciones que encontraron favor entre ciertos escritores cristianos primitivos, asà como entre los judÃos de su época.
Pero cuanto más afirmamos el valor de la palabra profética, más resueltamente debemos oponernos a todo esquema de interpretación que tenga sabor a fantasÃa. Hacemos bien en temer la especulación en las cosas de Dios. Es la temeraria conjetura de hombres que no están sujetos a Su mente como se revela en las Escrituras, y que son demasiado apresurados para llegar a conclusiones. Si no estamos seguros, es sabio esperar en Aquel que no defrauda.
SerÃa deseable sopesar la base de las Escrituras para tales puntos de vista si se puede producir. Hasta ahora no se ha producido ninguno, salvo la analogÃa de los cuatro con las cuatro bestias y los cuatro carpinteros, de los que leemos en las visiones de Daniel y de ZacarÃas. ¿Puede concebirse evidencia más precaria? El profeta extrae una lección de advertencia de los hechos reales que habÃan ocurrido y estaban ante todos los ojos; y luego procede a hablar de eventos incomparablemente graves en gracia y juicio, la mayorÃa de los cuales aún quedan por cumplirse.
Pero no debemos confundir con ninguna parte de Joel 1:1-20 la plaga de langostas en Apocalipsis 9:1-21 bajo la quinta trompeta. Los estragos en Tierra Santa brindaron la ocasión para una descripción figurativa de un poderoso enemigo en el capÃtulo 2; las langostas literales no son más que una visita pasajera de Dios, ciertamente no despreciable, pero muy diferente del problema que se describe más adelante.
Puede haber una conexión entre Joel 2:1-32 (no 1) y Apocalipsis 9:1-21 , pero este último introduce sÃmbolos de una naturaleza mucho más complicada y apunta a un mal más profundo. Ambos se refieren a los hombres bajo el sÃmbolo de las langostas, y en el uso de las langostas en el capÃtulo 1 veo poco más que el interés de Dios en su pueblo.
Si Ãl asestaba un golpe, Ãl querÃa que se humillaran y le preguntaran y aprendieran de Ãl a través del profeta por qué se asestó. Estaba castigando a las personas que amaba para que pudieran ser partÃcipes de su santidad y escapar de los golpes más duros que de otro modo serÃan su porción.
"OÃd esto, ancianos, y prestad oÃdo, todos los habitantes de la tierra. ¿Ha sido esto en vuestros dÃas, o aun en los dÃas de vuestros padres?" Vuelve como lo harÃa el mayor, y busca como lo harÃa cada habitante, tal cosa no habÃa sido en los dÃas de ellos o de sus padres. Lo que habÃa ocurrido entonces se contarÃa de uno a otro de sus descendientes. Sin embargo, fue un flagelo fácilmente atribuido a causas secundarias, y se perdió toda ganancia, porque Dios quedó asà excluido. Si Ãl fuera oÃdo, lo que acababa de ocurrir en la tierra despertarÃa al arrepentimiento; si es despreciado, el profeta advierte de males mayores.
Es familiar para la mayorÃa de nosotros que la profecÃa siempre supone un estado de ruina. Viene donde hay tanta infidelidad en el pueblo de Dios que indica ruina inminente o real. La profecÃa es, pues, la intervención especial y excepcional de Dios, no tanto porque los hombres hayan faltado a su deber, cuanto cuando han sido culpables de una desviación general y fatal de su lugar, por lo que se encontrará que tiene un doble carácter.
Condena del estado de ruina por un lado, especificando en qué han pecado los hombres contra Dios, y pronunciando Su juicio; pero, por otra parte, da testimonio de un mejor estado de cosas en la gracia de Dios, que desplazará lo que ahora está en ruinas. Esto creo que es verdad de toda profecÃa. Se aplica incluso al jardÃn de Edén. La profecÃa siempre ofrece una bendición por un juicio divino que se avecina, y por lo tanto tiene un aspecto serio hacia la conciencia.
Dios no da el cumplimiento de la esperanza de algo mejor hasta que los males presentes que ya se han discernido moralmente sean realmente juzgados. MenospreciarÃa lo que Ãl ya habÃa dado si trajera un sistema para desplazarlo de otra manera. Por lo tanto, el juicio debe venir no solo de palabra, sino de hecho y en verdad. Y este juicio en el Antiguo Testamento es primero temporal, una palpable imposición de golpes sobre el mal de este mundo, y especialmente de Su propio pueblo culpable.
AsÃ, cuando las cosas resultan en un mal aún mayor, un juicio presente parcial se convierte en prenda de una reprensión mucho más severa, hasta que llegue el trato final de Dios, con su pleno e implacable juicio sobre el mundo.
Pero debemos recordar que en estas profecÃas antes de que viniera nuestro Señor no leemos del juicio ante el gran trono blanco. Nunca es el juicio del alma y el cuerpo en un estado resucitado. No tengo conocimiento de ninguna profecÃa del Antiguo Testamento que traiga el juicio eterno del hombre resucitado y consignado al lago de fuego como la muerte segunda. Esto es tan caracterÃstico del cristianismo como el juicio del mundo o de los hombres vivos sobre la tierra (es decir, de las naciones, tribus y lenguas) es el tema propio de la profecÃa del Antiguo Testamento.
El Apocalipsis de Juan, que es tan peculiar en sus temas como en su estilo, abarca temas del Antiguo y del Nuevo, y en la fraseologÃa hebrea-griega, muy apropiadamente, nos presenta ambos completamente.
Aquà podemos ver que la enseñanza tradicional es extremadamente defectuosa y doblemente engañosa, porque los hombres tratan de traer meros juicios providenciales al estado de cosas del Nuevo Testamento, ya que también injertarÃan un juicio eterno sobre las predicciones del Antiguo Testamento. La consecuencia es que se ejerce tensión sobre ambos Testamentos y se produce la confusión; porque la verdadera manera de entender la Biblia no es confundir las cosas que difieren, sino aceptar que la revelación divina cumple en cada una de sus dos partes distintas la función para la cual Dios inspiró a los levantados a comunicar Su mente.
El Antiguo y el Nuevo Testamento son perfectamente armoniosos, y no hay una lÃnea o palabra de uno que contradiga al otro; pero están muy lejos de ser o decir lo mismo. Dios se esfuerza especialmente en marcar la diferencia, de hecho escribiendo cada uno en una lengua diferente, el hebreo, que tiene su fundamento en la familia de Abraham según la carne, el otro griego, usado cuando Dios estaba enviando el evangelio a los gentiles como tal.
AsÃ, el griego era tanto un representante de los objetos gentiles como el hebreo encontró su objeto apropiado en Israel. Pero por todo eso Dios muestra Su mente en ambos. Solo el rasgo distintivo del Antiguo Testamento es Su gobierno, mientras que la verdad distintiva del Nuevo Testamento es Su gracia. El gobierno y la gracia son totalmente distintos; porque el gobierno es siempre un trato con el hombre, mientras que la gracia es la revelación de lo que Dios es y hace.
En consecuencia, uno supone invariablemente el juicio, y el otro es la manifestación plena de la misericordia y la bondad; y ambos encuentran su punto de encuentro en Cristo. Como Ãl es el Rey, en consecuencia es la cabeza del gobierno. Como Ãl es el Hijo de Dios, lleno de gracia y de verdad, Ãl es, en consecuencia, el único canal para toda la bendición peculiar del Nuevo Testamento. Su gloria, ahora que la poderosa obra de la redención está hecha, explica todos nuestros privilegios caracterÃsticos.
Pero aquÃ, en nuestra profecÃa, es evidente que habÃa algo más definido y dolorosamente diferente de tiempos pasados. Dios habÃa usado en dÃas anteriores, sin duda, a madianitas y filisteos y otros enemigos para castigar a Israel cuando era culpable especialmente de idolatrÃa. Pero aquà Ãl muestra que Su mano estaba extendida para tratar con él de la manera más humillante. En lugar de bendiciones en la canasta y la tienda debido a la fidelidad a Su gobierno, por el contrario, habÃan sido muy infieles, y ahora Jehová usarÃa incluso el mismo mundo de los insectos, por asà decirlo, para tratar con Su pueblo.
"Lo que dejó la oruga [o langosta que roe] se lo comió la langosta [enjambre]; y lo que dejó la langosta se lo comió el saltón [o langosta que lame]; y lo que dejó el saltón se lo comió la oruga [ o langosta consumidora] comido". Todo esto lo tomo en su significado literal, como si realmente hubiera ocurrido entonces.
Despertad, borrachos, y llorad, y aullad, todos los bebedores de vino, a causa del vino nuevo, porque os ha sido cortado de la boca. Porque ha subido a mi tierra una nación fuerte y sin número, cuya dientes son dientes de león, y él tiene las muelas de un gran león". No me resulta dudoso que se aluda a la depredación de langostas; pero la manera es peculiar, aunque Proverbios 30:25 ; Proverbios 30:27 , bien podrÃa prepararnos para ello.
Si las hormigas pueden describirse como un "pueblo", seguramente las langostas como una "nación". Además, la fraseologÃa allana el camino como una transición para algo más, de lo cual oiremos más, preparatoriamente en los versÃculos 15-20, completamente en Joel 2:1-32 . Es decir, Joel usa la visita actual como un hecho, pero además emplea un lenguaje que forma un pasaje fácil a la predicción de una nación que tratarÃa con los judÃos de una manera sin precedentes.
No hay duda de que la nación en cuestión es la asiria. AsÃ, el primer capÃtulo comienza con las repetidas y espantosas depredaciones de las langostas en los dÃas del profeta, pero continúa con los problemas de un dÃa terrible. El segundo capÃtulo no advierte directamente tales estragos de los insectos, sino que mezcla figuras tomadas de ellos con el asirio que seguramente deberÃa aparecer. Este parece ser el verdadero significado de la primera mitad del libro.
Por lo tanto, se muestra, todavÃa en lenguaje figurado, cómo se trató todo con la vid desperdiciada, la higuera descortezada, las ramas desechadas y emblanquecidas. El profeta los llama en consecuencia a lamentarse. No fue sólo que el paÃs y los hombres sufrieron la destrucción de sus recursos naturales como un castigo de Dios, sino que todo lo demás fue afectado. Las ofrendas religiosas sintieron la plaga sobre la tierra, la ofrenda de carne y la libación, una, el testimonio de devoción, y la otra, de gozo ante Dios.
Ambos fueron completamente cortados de la casa de Jehová. "Lamentaos como una virgen ceñida de cilicio a causa del marido de su juventud. La ofrenda de cereal y la libación son cortadas de la casa de Jehová; los sacerdotes aúllan, los ministros de Jehová. El campo está asolado, la la tierra está de duelo, porque el trigo se ha perdido, el mosto se ha secado, el aceite se ha consumidoâ. Cada señal de fertilidad estaba desapareciendo ahora; y por lo tanto, los mismos labradores son llamados a la vergüenza, y los viñadores al aullido, a causa del trigo y la cebada por lo que constituÃa el personal o incluso las necesidades más básicas de la vida (versÃculo 11).
Seguramente los árboles frutales no escaparon. âLa vid se secó, y la higuera se agostó; el granado, la palmera y el manzano, y todos los árboles del campo, se secaron; porque se secó la alegrÃa de los hijos de los hombresâ (verso 12)
Se concede que para un cristiano todo esto puede parecer algo fuera de su lÃnea, y por la razón obvia de que nuestras bendiciones están tan completamente separadas de la naturaleza. Debe recordarse que el judÃo gozaba de bendiciones naturales de Dios, mientras que las bendiciones del cristiano son sobrenaturales. Por supuesto, puede tener, junto con sus privilegios en Cristo, misericordias externas; pero estos no son la sustancia de su herencia en ningún momento.
Dios puede darlos o negarlos, sin ninguna señal de aprobación alguna. Pero ahora, para nosotros, las bendiciones apropiadas son de tipo espiritual. No fue asà con Israel. Por lo tanto, claramente habÃa una adecuación y una fuerza en estas visitas, que se pierde para el cristiano; y, por lo tanto, se siente tentado a justificar tales profecÃas cada vez que se las aplica a sà mismo, lo cual es apto para hacer.
Mantened su debido cumplimiento en la esfera de Israel y Palestina, y cesa toda necesidad de violentar las Escrituras. Entonces uno puede tomar todas esas profecÃas exactamente como son. No es que esto signifique limitarlos en un literalismo servil. Tenga la seguridad de que la mera aliteración es tan incorrecta como la alegorización sin justificación. Es un falso principio de interpretación. La letra, si sólo hay letra, mata.
El gran punto no es divorciar la letra del espÃritu, sino mantenerlos unidos. Debemos retener el significado exacto de cada palabra de Dios. No debemos atarla sólo a lo que está en la superficie; debemos recordar que si bien es la palabra del hombre, es esencialmente la palabra de Dios. Puede venir en parte a través de Moisés, pero esto no deja de ser la palabra de Dios. Se emplearon profetas, pero es Su palabra, sin importar quién la dé.
Por lo tanto, decir que solo debemos interpretar las Escrituras como cualquier otro libro es una falacia, sÃ, una falsedad, a primera vista. Que Dios se complace en transmitir Su mente en el lenguaje del hombre es perfectamente cierto; pero si fluye hacia mÃ, brota de Dios. Por lo tanto, a menos que su verdadera fuente y carácter se mantengan siempre a la vista, es imposible interpretar la palabra de Dios con justicia. Aquellos que lo olviden serán seguramente culpables de reducir las Escrituras a su significado más bajo, bajo el engaño de que la mÃnima parte es el todo.
Es evidente que esto serÃa indigno incluso tratándose de un hombre. Porque si tengo que ver con una persona de partes decididamente superiores a las mÃas, serÃa una locura suponer que mi mente debe ser la medida suficiente de lo que está en la suya. Es natural suponer que su capacidad podrÃa concebir pensamientos más profundos que los que yo he recibido hasta ahora, y que las palabras que uso en un nivel más bajo podrÃan sugerirle, si no transmitirle más.
¡Con cuánta mayor razón se aplica esto a la mente de Dios! Por lo tanto, harÃamos bien en llevar esto siempre en la memoria en cuanto a las Escrituras; porque después de todo, el verdadero principio de interpretación de la palabra escrita de Dios debe deducirse de Su propio relato de ella.
Ahora bien, encontramos en el Nuevo Testamento que puede haber una aplicación pasajera incluida dentro del alcance de una profecÃa, pero también un cumplimiento último y por lo tanto más completo. Por supuesto, ambos son ciertos. Es un error negar la aplicación inminente y menor: es aún más groseramente erróneo no buscar más. Estos puntos de vista, cuando se separan, dividen a los hombres comúnmente en dos escuelas opuestas de interpretación; pero será el camino más sabio para nosotros el evitar escuelas particulares y aferrarnos a la plenitud de las Escrituras, que contiene en armonÃa lo que tales partidos se oponen entre sÃ.
Debemos tomar la palabra de Dios en su mayor alcance, inclinándonos como Suyos, pero siempre dejando espacio para más, porque es Dios y no el hombre quien ha escrito esa palabra. "Ahora lo sabemos en parte". No podemos abarcar todo de una vez. Pero si sólo nos es posible aprender como discÃpulos, el Dios que hace preciosa y provechosa la aplicación de su palabra puede conducirnos a una mayor comprensión de ella en la medida en que podamos soportarla.
Lejos de pensar esto como un defecto de la palabra de Dios, es más bien su caracterÃstica distintiva y su propiedad admirable y exclusiva. Siendo la palabra de Dios, es capaz de una aplicación muy amplia y variada. Cualquier ilustración del hombre puede indicarlo pero en pequeña medida. La verdad es que la escritura sabe a infinito, siendo la expresión de la mente de Dios, aunque revestida de palabras de hombres.
Por lo tanto, es realmente único; porque aunque puede tener en su superficie lo que satisface la necesidad pasajera del dÃa, debajo de esto corre una corriente profunda y creciente, que fluye hacia el océano lleno de los propósitos cumplidos y la gloria de Dios.
Volviendo a nuestro capÃtulo, el llamado no viene simplemente al lamento y la tristeza, lo cual estaba bien, y el efecto previsto de una visitación tan grave de Dios, sino más bien: "Santificaos con ayuno". Es más que nombrar uno. La santificación supone siempre la separación a Dios. Santificados nosotros mismos por la gracia, tenemos derecho a tratar incluso los asuntos más ordinarios con la palabra de Dios y la oración, como se nos exhorta a hacerlo en 1 Timoteo 4:1-16 . Introduce a Dios. Sin esto no puede ser. "Convocad una asamblea solemne, reunid a los ancianos ya todos los habitantes de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová".
Luego sigue por primera vez una frase de gran trascendencia: "¡Ay del dÃa! Porque cercano está el dÃa de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso". Ahora, es una cosa especialmente importante obtener una visión clara del dÃa de Jehová. La verdad prominente involucrada en ese dÃa es que supone el juicio manifiesto del mundo por parte de Dios. La elección de la expresión "dÃa" implica esto.
No se trata de juicios secretos ni de tratos providenciales. Eso podrÃa ser durante la noche, y sin ser visto. De hecho, la prueba más completa y la ilustración más hermosa de la providencia es cuando Ãl hace uso de asuntos ordinarios para producir los resultados más sorprendentes, pero resultados que juegan un papel distinto en el mantenimiento, protección, vindicación, justificación del propio pueblo de Dios, o en traer un castigo digno a sus enemigos.
Tomemos como ejemplo claro todo el libro de Ester. Quizás no haya un desarrollo más notable de la gran verdad de la divina providencia en la Biblia. Como sorprendente concomitante de esto, observe cómo el nombre de Dios no aparece en todas partes. Esto que los hombres ignorantes han supuesto que es un defecto; mientras que en verdad, si el nombre se mencionara abiertamente en su curso, el libro se estropearÃa materialmente.
El objetivo principal es evidenciar Su mano obrando secretamente donde Su nombre no podÃa ser correctamente proclamado. Lejos de ser una falta, esta es una de las consideraciones más fortalecedoras cuando recordamos que todos los dÃas tenemos que ver con una providencia secreta similar.
No se quiere decir con certeza que esto es todo; porque ahora sabemos que Dios se ha revelado plena y personalmente en Su Hijo. El nombre de Dios no sólo se nos ha proclamado , sino que, por asà decirlo, se nos ha invocado. Somos llevados a una relación viva con Ãl: "Subo a mi Padre ya vuestro Padre, a mi Dios ya vuestro Dios". Pero además de eso, qué consuelo saber que mientras Dios mismo, como nuestro Padre, nos guÃa por Su EspÃritu, la providencia secreta de Dios controla las circunstancias y obliga a los enemigos donde no podrÃamos estar, y no podrÃamos hacer nada si estuviéramos, sà donde ¡No deberÃamos hacer nada! Pero Dios no deja de obrar por nosotros, ya menudo obra también por sus peores adversarios.
El diablo mismo es uno de los que están más obligados a cumplir los mandatos de la providencia de Dios. Ãl, cuando menos lo pretende o lo espera, realiza, a pesar de sà mismo, lo que Dios quiere decir en bondad. ¿No es esto entonces una verdad llena de consuelo? Si Satanás está obligado cuando más se exalta a sà mismo a ser únicamente el basurero de Dios, es muy evidente que podemos confiar en nuestro misericordioso Señor para todo; porque el pie del orgullo, después de todo, no puede dejar de hacer servicios serviles para los propósitos de Dios. No importa quién sea o qué pueda ser; la providencia de Dios invisible invariablemente cumple sus propósitos.
Que se repita que esto no es todo. Tenemos algo infinitamente más cercano e Ãntimo; y hago esta observación tanto más cuanto que no faltan los que piensan que un cristiano debe ser guiado simplemente por la providencia de Dios; no es exagerado afirmar que tal orientación serÃa siempre errónea. Nunca se establece como guÃa. La providencia no guÃa a los santos, sino que controla las circunstancias y los enemigos.
El EspÃritu Santo se digna guiar a los cristianos. TodavÃa tenemos que ver con cosas externas; y allà obra la providencia de Dios. Pero tenemos que ver con Dios como nuestro Dios y Padre; y aquà no estamos abandonados a los procesos invisibles de las circunstancias y lo que podrÃan parecer ser las bajas del mundo, aunque en realidad estamos logrando propósitos o fines divinos. Tenemos que ver con la guÃa directa del EspÃritu Santo, quien se complace en guiarnos por medio de la palabra escrita. Esto pone todo en su lugar, al menos a la fe.
Es un descuido suponer que vincular la guÃa del EspÃritu Santo con la palabra de Dios es sacarla de los asuntos de la vida diaria en cualquier caso. Sin duda hay instintos de vida espiritual; pero la palabra de Dios es suficientemente grande para abarcarlo todo. Y este aumento de aprehensión espiritual no sirve más que para ampliar la esfera de la obediencia, sólo que no siempre percibimos la amplitud excesiva de la palabra, y algunas veces podemos ser guiados insensiblemente donde podrÃamos dejar de alegar un texto definido.
¡Qué reconfortante encontrar nuestra convicción sostenida, fortalecida y llevada más inteligentemente por las Escrituras directas! El simple creyente es asà guiado, más de lo que a primera vista parece, por la palabra de Dios. Ves a un cristiano inmediatamente tomando exactamente la lÃnea correcta. Si le preguntas por qué hizo tal o cual cosa, tal vez no te lo pueda decir con claridad. Por eso, cuando se afirma que el EspÃritu Santo guÃa por la palabra, no se quiere decir que siempre hay una aplicación positiva y distinta de la palabra divina por parte del que es guiado.
Sin duda, en cualquier medida de nuestro conocimiento de las Escrituras, uno puede señalar inteligentemente el ejemplo y el principio, si no el precepto formal, en las Escrituras de lo que se hace de acuerdo con la voluntad de Dios. Siempre se debe buscar la capacidad de captar del alcance de Su palabra la conducta a seguir oa presionar a los demás.
AsÃ, por ejemplo, suponiendo que un padre le diga al niño cristiano que se ocupe de que la olla hierva a fuego lento correctamente, o cualquier otro deber del más simple de todos los dÃas, ¿significa que uno puede traer una escritura para esto? Ciertamente uno puede. El niño que está puesto a velar para que la leche no se desborde está llamado a actuar en obediencia a sus padres, y asà agradar al Señor.
Si se excluye de la esfera de los principios de las Escrituras, ¡qué daño debe resultar! Por un lado, el niño cristiano en tales circunstancias se fortalece asombrosamente por el sentimiento de que no se trata de la leche, ni de la olla, ni del fuego, o sólo del encargo de los padres, sino de hacer la voluntad de Dios.
Es bueno vincular a todos con Ãl. Por lo tanto, parecÃa bien tomar las cosas más pequeñas que pudieran considerarse demasiado bajas para la dignidad de la inspiración; pero la verdad es que no hay nada más maravilloso en las Escrituras como en Cristo que esta misma caracterÃstica. Ambos muestran con hechos y con palabras que no hay nada demasiado grande para el hombre, y que no hay nada demasiado pequeño para Dios.
Por tanto, "que la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros en toda sabidurÃa;... y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios y Padre por medio de él".
Supongamos ahora un caso más desconcertante. Un evangelista tiene dos o tres estaciones ante él para predicar el evangelio. ¿Adónde dirige la Escritura a uno más que a otro? ¿Debo renunciar a la palabra aquÃ? Ciertamente no. Si fuera a un lugar donde otro siervo de Cristo estuviera predicando el evangelio, no me sentirÃa dispuesto a lanzarme a hacer la obra, sabiendo que la autoafirmación o el desprecio de los demás serÃan igualmente contrarios a la gracia del evangelio.
Si el terreno está abierto, bien; si ya está ocupado, uno esperarÃa hasta que se le pida. Tenemos que representar a Cristo asà como presentar las buenas nuevas. Si uno fuera un evangelista tan grande, uno no deberÃa pensar en interferir con uno que era menos; si fuera un hombre sabio y lleno de gracia, estarÃa muy contento de recibir ayuda y compañerismo en la obra. Una puerta abierta que se sabe que está aquà o allá serÃa un fuerte llamado, incluso si hubiera muchos adversarios.
Si hubiera otros trabajando en el campo, seguramente el Maestro nos harÃa consultar como consiervos, para que no se hable mal o se juzgue mal el bien deseado. El amor llevarÃa a un obrero a contratar la cooperación de otro para ayudar en la obra del Señor, un principio ampliamente ilustrado en la palabra de Dios. Y asà uno se encontrarÃa dirigido con una conciencia ejercitada ante Dios, y no por las meras circunstancias de la providencia; como dice el apóstol: "Os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia.
"Estoy persuadido de que la sabidurÃa de Dios se ha anticipado a cada caso en las Escrituras, si tenemos oÃdos para oÃr, y se pronuncia sobre cada dificultad que puede surgir para el creyente, aunque no aparte de su estado. De ahÃ, por supuesto, la insensibilidad de la conciencia, o incluso falta de inteligencia, puede entorpecer nuestra percepción, y por lo tanto más o menos exponernos al menos a la incertidumbre, y puede ser al error y al error; sin embargo, en tales casos, la bondad de Dios interfiere verdaderamente para impedir los resultados completos para los simples que carecen de inteligencia.
Pero es nuestro privilegio, ahora que el EspÃritu Santo mora en nosotros, traer todo dentro del alcance de la palabra escrita. Por lo tanto, suponga que debe ir de compras: allà de inmediato surge una pregunta; y seguramente te inclinarás a uno de dos deseos. En su compra buscará agradar a usted mismo oa Cristo. Incluso para decidir adónde ir, la misma prueba es realmente aplicable. Si entre una multitud de tiendas desea saber cuál es la adecuada para visitar, aún le queda por delante agradar a Cristo.
¿No se puede preguntar a la conciencia cuál es mi motivo para ir aquà o allá? Ãl es fiel y sabe decidir por el uso que el EspÃritu hace de la palabra al juzgar los secretos del corazón. En la gran mayorÃa de los casos, tal autocrÃtica acortarÃa muchas visitas a tal o cual tienda, asà como también harÃa una gran diferencia en lo que se compra. Tome el hábito muy común de gratificar el gusto de uno. Cuando uno entra en una tienda, la tentación que se le ocurre a la mente es conseguir lo que le gusta hasta donde pueda. ¿Dónde está Cristo en esto?
Entonces podemos buscar la guÃa clara del Señor por medio de Su EspÃritu en los asuntos diarios de la vida, asà como en las ocupaciones más espirituales que ocupan nuestro servicio; pero la medida de nuestra espiritualidad y conocimiento de la palabra mide nuestra habilidad para usar la palabra correctamente como nuestro directorio. Y asÃ, donde no vemos claramente un deber de actuar, nuestro deber es esperar en lugar de actuar. La espera es una confesión de ignorancia, pero al menos de dependencia.
Deseamos hacer Su voluntad y no esperaremos en vano. "A los mansos guiará en el juicio; a los mansos les enseñará su camino". "Habla, Señor, que tu siervo oye", dice la actitud de espera, donde la inquieta voluntad propia incitarÃa a tal o cual acto. Pero Dios guÃa o trayendo claramente ante uno algo que llama al amor por la acción, o haciéndolo esperar aún más. Indudablemente, asà como hay realidad en la relación de un creyente con Dios, asà él puede buscar una guÃa especial.
Pero nunca olvidemos que cuando no tenemos un deber claro ante nosotros, debemos abstenernos de actuar en absoluto. No hablo exactamente de una impresión, sino de un simple llamado al deber, o de la energÃa positiva del amor desinteresado. Indudablemente, existe la guÃa del EspÃritu Santo a menudo sin la letra de un mandato, pero no por lo tanto sin las Escrituras. Tanto la manifestación activa del amor como los llamados del deber caen dentro de las Escrituras, que nos muestran su plenitud en Cristo.
Por ejemplo, un cristiano no sabe qué hacer, supongamos, el próximo lunes. Pero su mente está decidida a servir al Señor; y él no está ansioso por ello. Un individuo viene mientras está esperando en el Señor, y trae ante sà un reclamo para servirle de una manera que no esté fuera de su medida. ¿No es entonces bastante claro el deber? ¿Se puede dudar de eso en lo más mÃnimo? ¿No es la voluntad del Señor que quien le ama responda a una llamada de amor?
Si vienen dos y representan cosas similares ante ti, ¿tienes alguna escritura que te diga cuál elegir? ¿No surgirá la perplejidad? Por lo que podrÃa parecer y realmente puede ser. Pero, de hecho, tales perplejidades no surgen a menudo, si es que alguna vez lo hacen, sin algún medio distinto proporcionado por el Señor para juzgar entre ellos.
Se resuelve asà en gran medida en una cuestión de comunión con Dios. El hijo de Dios que va en comunión con Ãl no se quedará perplejo ni sabrá lo que significa, porque habitualmente camina con Aquel que es luz. Nuestro Padre se deleita al máximo en guiar a un niño cuyo objetivo es sólo encontrarse con Su mente. Por supuesto, es otra cosa si tenemos fines y propósitos propios; en tal caso, un cristiano no esperarÃa sinceramente.
Pero "el secreto del Señor está con los que le temen"; y aunque puede que no haya un precepto positivo, sin embargo, existe el escuchar la mente de Dios en las Escrituras de muchas maneras reales aunque menos directas. Si hay una perplejidad, es hora de parar. Uno no puede actuar correctamente sin la palabra; y esto se pierde a menudo por falta de comunión, lo que implica la guÃa del EspÃritu Santo; pero no debemos separar esto de la escritura.
De esta larga digresión volvemos a nuestro profeta, y allà nos encontramos en terreno no sólo de tal juicio moral como el que siempre contiene la palabra de Dios, sino de tratos solemnes y públicos. El dÃa de Jehová no es Su control secreto por causas o circunstancias secundarias. Es la manifestación de Su juicio sobre el hombre en la tierra. En consecuencia, el sentido completo del dÃa de Jehová es ese gran trato cuando Dios "juzgará al mundo con justicia por aquel varón a quien resucitó de los muertos", para citar una escritura bien conocida del Nuevo Testamento que se refiere a esto.
"Juzgar al mundo con justicia" es una verdad completamente diferente de juzgar a los muertos. Es el mundo habitable. No contempla la resurrección de los individuos que una vez componÃan su población. La tierra habitable como tal es el verdadero significado de Hechos 17:1-34 . Asà que el dÃa de Jehová cae aquÃ.
La principal diferencia es que el dÃa de Jehová en el Antiguo Testamento se pone en conexión directa con el lugar especial de Israel, su relación con Dios, quien se les habÃa revelado. Es la era en que al hombre ya no se le permitirá frustrar ni estorbar los propósitos de Dios, y cuando Ãl mismo ya no trabajará más simplemente en los caminos de la providencia secreta, ni siquiera por la misión del EspÃritu Santo como ahora en el cristianismo.
formándonos y moldeándonos por la palabra según Cristo, pero cuando Dios tomará al mundo bajo Su gobierno directo primero, para destruir el mal; luego, para el mantenimiento y difusión de lo que es bueno.
Asà es el dÃa de Jehová. En consecuencia, "aquel dÃa" abarca los juicios divinos que serán ejecutados por Cristo como Jehová Dios de Israel, cuando aparezca en gloria, asà como todo el perÃodo milenario. Todo es llamado el dÃa de Jehová.
Pero relacionado con esto, es de suma importancia entender claramente la diferencia de ese dÃa con todos los anteriores; pero particularmente para discriminar entre ese dÃa y el acto anterior de su venida para recibir a los que le esperan, ya sean santos que han muerto o aquellos que luego se encontrarán vivos en la tierra hasta ese momento. La "venida del Señor" es una expresión más amplia que el "dÃa del Señor" (o "Jehová").
"El dÃa" es una parte particular de Su venida, cuando a Su llamado los santos muertos se levantan, y los santos vivos son transformados, y ambos son arrebatados juntos de la tierra para encontrarse con Ãl en el aire. Este gran evento, la traslación de los que son de Cristo al cielo, no tiene nada que ver en sà mismo con la manifestación del gobierno del mundo por parte de Jehová; y por lo tanto, confundir la venida o presencia del Señor con Su dÃa es un grave error.
* Después de que los santos hayan sido llevados al cielo, el mundo seguirá aparentemente igual, pero en realidad mucho peor. En ningún sentido actual es juzgado por la gracia del Señor al llevar a los Suyos a la casa del Padre. Pero el dÃa del Señor supone invariablemente el juicio del mundo, aunque incoativamente incluye juicios menores en el Antiguo Testamento; no asà su presencia o venida, que manifestará plenitud de gracia a los que amó hasta el extremo. Al mismo tiempo, cuando llegue el dÃa de Jehová, seguirá siendo la venida del Señor; porque en esto claramente los dos se unen.
*La distinción entre estos dos, el ÏαÏÎ¿Ï Ïία y el ἡμÎÏα del Señor, es la clave de 2 Tesalonicenses 2:1-17. Todo el capÃtulo, por no decir toda la provincia de la profecÃa, está envuelto en confusión donde esto no se ve. Porque, ¿dónde estarÃa la fuerza o incluso el sentido de rogar a sus hermanos cristianos por la presencia o venida del Señor que no se dejen sacudir por el rumor acerca de Su dÃa, si el dÃa y Su venida son los mismos? Considerando que es completamente inteligible y pertinente rogarles con una esperanza tan llena de buen ánimo como la presencia del Señor que está ligada a la reunión de los santos para encontrarse con Ãl en lo alto, que no se inquieten por la alegación, por la cual ellos falsamente citó comunicaciones autorizadas del EspÃritu y una supuesta carta del mismo apóstol, que Su dÃa, ese dÃa del juicio de los vivos en la tierra, ya estaba presente.
Un correctivo del error es el llamado del cristiano a su propia esperanza de unirse al Señor en Su venida, para seguirlo fuera del cielo en el dÃa de Su aparición. El otro es dar a conocer ciertos acontecimientos terribles del mal, el la apostasÃa y el hombre de pecado sacados a la luz, antes de que llegue ese dÃa.
AsÃ, en resumen, el dÃa del Señor es el lado público y gubernamental de Su venida; pero la venida del Señor abarca eventos de otro carácter distinto y anterior a ese dÃa. Esto puede servir como una forma clara y compendiada de afirmar lo que podrÃa probarse fácilmente con muchos pasajes de las Escrituras. Sólo debemos tener en cuenta que la venida del Señor para recibir a los santos hacia Sà mismo es una verdad exclusivamente del Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento proclama el dÃa de Jehová, el Nuevo Testamento avala esta verdad, manteniéndola y aclarándola aún más. Pero el Nuevo Testamento añade otra verdad distinta de ella; es decir, que Cristo vendrá a recibirnos a Sà mismo, y nos presentará en la casa del Padre; después de lo cual traerá el dÃa de Jehová, cuando los santos vendrán con él en gloria. Entonces será el dÃa de Jehová, porque este es el tiempo en que Ãl destruirá a todos Sus enemigos, la bestia y el falso profeta, o Anticristo, con todos sus seguidores; y además, el rey del norte, o asirio, el mismo poder prefigurado por la poderosa nación que inquietó a Israel en la antigüedad, y que se nos presenta mucho más plenamente en el segundo capÃtulo de nuestra profecÃa.
Antes de hablar un poco más sobre el asirio, permÃtanme señalar aquà la alusión a las trompetas. Es una clara referencia al uso prescrito en el Libro de los Números. La trompeta debÃa ser tocada por los sacerdotes en dos ocasiones principales. Uno de ellos era para el camino de los campamentos, y el otro era para llamar a la asamblea a la puerta del tabernáculo. Si iban a la guerra, se tocaba una alarma con las trompetas, y Jehová se acordaba y los salvaba de sus enemigos.
Quizá podamos decir entonces que esto último fue de parte del pueblo para traer a Jehová; mientras que el sonar más común era de parte de Jehová para reunir al pueblo en vista de sus fiestas solemnes y sacrificios delante de su Dios. Ãstos eran los usos principales de las trompetas de plata, y ambos son empleados por Joel. âTocad trompeta en Sion, y dad alarmaâ. No se requiere mucha habilidad en la interpretación para ver el significado de esa trompeta, porque el EspÃritu de Dios ha definido claramente su carácter y objeto. âTocad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra; porque viene el dÃa de Jehová, porque está cercano.â
Esto advirtió de lo que era tremendo para Israel. El dÃa de Jehová estaba cerca, un dÃa en el que no solo los enemigos estarÃan allÃ, sino que Jehová se acordarÃa de Israel, no todavÃa para salvar a su pueblo, sino para usar al enemigo como azote para ellos. Esto bien podrÃa ser una nota de alarma; Jehová no estarÃa ausente. No era simplemente el dÃa del asirio, sino el de Jehová. ¿Se piensa que como el juicio contra el cual se advirtió a los judÃos era tan remoto, estarÃan expuestos a decir: "No vendrá en nuestros dÃas ni sobre nuestros hijos"? Respondo que sà llegó en su dÃa.
El mismo poder asirio, que vino entonces cerca del tiempo de Joel, reaparecerá en los últimos dÃas. Esta es la verdadera clave de todas las dificultades que los hombres evocan en el Antiguo Testamento. Debemos recordar que esas naciones extranjeras no están más acabadas que los judÃos. Muchos de ellos han perdido o cambiado sus nombres, pero aún permanecen. Y cuando llegue el momento de la restauración de Israel a través de los juicios al final de la era, ellos también reaparecerán y serán conocidos como los asirios una vez más.
Las naciones no mueren más de lo que los hombres individuales nunca se levantan finalmente. Tan cierto como que una resurrección espera a los hombres, habrá un renacimiento de esos gentiles enemigos de los judÃos. Es notable también que sus actos finales tendrán el mismo carácter moral que su curso iniciático. Esto insinúa claramente un principio divino de tratar al final por los pecados del principio, porque ellos repetirán sus antiguos pecados al final.
El mismo celo de Israel, la misma determinación de exterminar a los judÃos, la misma oposición incrédula a los consejos de Dios que los caracterizó en sus primeras épocas, se encontrará también en su última aparición. El cÃrculo de su unidad histórica se hace evidente desde el punto de vista moral, el mismo carácter de culpa reproducido con el juicio de Dios sobre ellos a causa de ella.
No es entonces que tenga ninguna duda de que el control milagroso del asirio en el dÃa de Senaquerib es el tipo del derrocamiento final en el dÃa de Jehová; o que el evento pasado fue un dÃa de Jehová, no en el sentido pleno, sino una aplicación real, aunque preparatoria, del dÃa de Jehová, y una promesa infalible de la catástrofe final. Esto, que no es más que el simple hecho, me parece que reviste la Escritura del mayor interés posible; y, más que eso, demuestra su carácter vivo.
En lugar de simplemente mirar hacia atrás a las cosas que hace mucho tiempo que están muertas y desaparecidas, leemos lo que ha sido de lo que será en una escala aún mayor, y con temas mucho más solemnes, aunque también más alentadores. Por lo tanto, podemos entender cómo ese dÃa tenÃa incluso entonces un propósito práctico; pero tenÃa, no obstante, el alcance adicional ya señalado.
Es aquà donde el partido racionalista está tan fatalmente extraviado, porque tratan a la Biblia tanto profética como histórica como una mera momia, si no una compilación escasa y corrupta de los antiguos registros de los hebreos, con miradas a otras tribus que una vez existieron pero que son ahora pasó y para siempre.
Pero ese dÃa seguramente llegará, "un dÃa de tinieblas y de tinieblas, un dÃa de nubes y de densas tinieblas, como la mañana se extiende sobre los montes". Es imposible aplicar esto a la venida del Señor para recibir a Sus santos arrebatados para encontrarse con Ãl. ¿Puede alguien desear un ejemplo más claro de la locura de identificar el dÃa de Jehová, con sus terrores para la tierra, con la venida de Cristo para trasladar a los Suyos a lo alto? ¿Su presencia que nos reúne con Ãl en lo alto será de alguna manera "un dÃa de oscuridad y nubes espesas"? La confusión es un error palpable.
Pero más que esto, Su presencia nunca es llamada Su "dÃa". No tengo ninguna duda de que la razón es la que ya se ha indicado claramente: la noción de Su "dÃa" siempre supone manifestación. "Ese dÃa" puede haber sido antiguo en un sentido simplemente providencial, como por ejemplo cuando Senaquerib fue destruido; pero es muy evidente que esta fue la mano de Dios desplegada terriblemente sobre el hombre, y esto es lo que se entiende por manifestación al mundo; aunque poco a poco irá mucho más lejos que cualquier cosa pasada.
De hecho, se dice que los cristianos son hijos del dÃa antes de que llegue el dÃa, en contraste con los hombres que generalmente son "hijos de la noche", como podemos ver en 1 Tesalonicenses 5:1-28 . Somos hijos de la luz y del dÃa, porque ahora tenemos la naturaleza de Cristo, y vendremos con Ãl cuando amanezca ese dÃa.
Pero es un error suponer que debemos esperar el dÃa antes de ser llevados a nuestro lugar en el cielo; mientras que es cierto por las Escrituras que, cuando llegue ese dÃa, estaremos previamente en nuestros propios asientos celestiales, y saldremos del cielo con el Señor. "Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria".
A continuación tenemos una descripción muy gráfica del ejército asirio. "Pueblo grande y fuerte; no lo hubo jamás, ni lo habrá después de él, hasta los años de muchas generaciones. Delante de ellos fuego devora, y detrás de ellos llama abrasadora: la tierra es como el jardÃn de Edén delante de ellos, y detrás de ellos un desierto asolado; sÃ, y nada escapará de ellos. La apariencia de ellos es como la apariencia de caballos, y como jinetes, asà correrán.
No hay duda de que en este esbozo notablemente nervioso, donde se supone que un ejército sin paralelo se enfrentará a la tierra, la profecÃa va más allá de lo que entonces atacó a los judÃos. pasado ahora prominente, el futuro aún más grave detrás de él), con el fin de hacer frente a la fuerza total de las expresiones divinas. El asirio entonces era un conjunto más formidable, sin embargo, después de toda su insolencia vanagloriosa destruido tan completamente en una sola noche, que Senaquerib regresó en desgracia, evidentemente, conscientemente, confesamente golpeado, pero el dÃa futuro contemplará una hueste mucho más espantosa.
PermÃtanme decir aquà que, según las Escrituras, no puede haber la menor duda de que Rusia está reservada para desempeñar un papel muy importante en esta gran crisis futura. Porque la polÃtica de ese vasto imperio moderno afecta los mismos objetivos que el asirio de los últimos dÃas. Se sabe que Rusia, desde su posición en el noreste, busca el liderazgo como soberano sobre las potencias orientales, adquiriendo influencia polÃtica, para poder moldear y guiar esas vastas hordas de Asia central hacia el sur.
Estoy convencido de que la influencia occidental dentro de poco será completamente aniquilada en el este, y que el dominio de nuestro propio paÃs en la India está destinado a ser de corta duración. Pero esto es meramente de paso, que si es cierto sirve después de todo para mostrar la importancia de tener un juicio bÃblico sobre estos asuntos, y cómo preparan la mente para lo que, cuando llegue, sacudirá si no paralizará a los que no han creÃdo.
eso; mientras que, por el contrario, el desarrollo de los hechos, que preparan el camino para los inmensos cambios de los últimos dÃas, concuerda con la fe de los que creen en la palabra de Dios. Estas cosas no los conmueven de su firmeza; están preparados para esperarlos, en lugar de sorprenderse.
De nuevo, en el versÃculo 5, "Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes, como estruendo de llama de fuego que consume hojarasca, como pueblo fuerte en orden de batalla. Delante de ellos estará el pueblo". mucho dolor: todos los rostros se oscurecerán. Correrán como valientes, escalarán el muro como hombres de guerra, y marcharán cada uno por su camino, y no romperán sus filas, ni el uno se empujará; cada uno andará por su camino; y cuando caigan sobre la espada, no serán heridos.
Correrán de aquà para allá en la ciudad; correrán sobre el muro; subirán sobre las casas; entrarán por las ventanas como ladrones. La tierra temblará delante de ellos; los cielos se estremecerán; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas quitarán su resplandor; y Jehová dará su voz delante de su ejército; porque muy grande es su campamento, porque fuerte es el que ejecuta su palabra; porque grande es el dÃa de Jehová, y muy terrible; ¿y quién podrá soportarlo?â De esta manera notable el profeta mezcla el nombre y el dÃa de Jehová con los asirios empleados entonces para hacer Su obra.
El mismo enemigo es llamado en IsaÃas 10:1-34 "la vara de su ira", "el hacha" que se jactaba sobre Aquel que cortaba con ella. Ciertamente, por tanto, el Señor Jehová se volverá contra esa hacha y la destruirá. Ãl la empleará para cumplir Sus propósitos sobre un pueblo culpable; pero en cuanto los destruyó sin piedad y sin el menor temor de Dios, se volverá contra lo que se exaltó, aprovechándose de su desagrado para destruir a su pobre pueblo si pudiera.
En consecuencia, después de esto encontramos el llamado práctico al arrepentimiento. âPor tanto, ahora también, dice Jehová, convertÃos a mà con todo vuestro corazón, y con ayuno y llanto y lamento; y rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertÃos a Jehová vuestro Dios, porque él es clemente y misericordioso, tardo para la ira y grande en misericordia, y se arrepiente del mal, ¿quién sabe si volverá y se arrepentirá, y dejará bendición tras de sÃ, una ofrenda y una libación a Jehová vuestro Dios? (versÃculos 12-14).
Luego viene el segundo toque de las trompetas; pero esto es distinto. "Tocad la trompeta en Sión, santificad un ayuno, convocad una asamblea solemne". No es ahora, "Suena una alarma", sino, "Santifica un ayuno, llama a una asamblea solemne". Es la reunión del pueblo hacia Dios, no simplemente su fuerte llamado a Dios para que aparezca por ellos en su gran alarma ante el enemigo. Juntad al pueblo, santificad la congregación, juntad a los ancianos, juntad a los niños y a los que maman; salga de su cámara el novio, y de su aposento la novia.
Que los sacerdotes, los ministros de Jehová, lloren entre el pórtico y el altar.â Asà está la completa postración del pueblo como un todo, aun hasta el mismo novio y novia y niño de pecho; incluyendo a los sacerdotes también asà como a pueblo, pero no en su propio lugar, porque tienen que salir, y están con el pueblo en humillación, no aparte en dignidad oficial.Es el cuadro más admirable de una nación humillándose ante Dios, de modo que toda clase de sociedad en la vida polÃtica, religiosa y familiar dan paso al sentido de su pecado ante Dios.
No existe un nivelador como el pecado, o lo que es la consecuencia del pecado, la muerte; pero es algo bendito cuando el llamado de la gracia de Dios produce arrepentimiento, lo que realmente significa que el corazón toma el lugar de reconocer nuestro propio mal y aceptar lo que Dios tiene que decirnos al respecto. Nada hay más admirable para un alma, sino la gracia de Dios que la produce. Pero, moralmente considerado, el arrepentimiento es siempre saludable para su pueblo, consciente de haber respondido indignamente a la gracia que les habÃa mostrado.
No puede sino conducir a la restauración de la comunión a través del juicio propio ya una obediencia práctica de acuerdo con él. Asà será con el judÃo poco a poco. "Y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no des a oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ellos; ¿por qué dirán entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?" La alteración marginal de "gobernar sobre" es "usar un sinónimo en contra".
Pero el texto es confirmado por las versiones antiguas, ya que de hecho la construcción del margen parece contraria al lenguaje hebreo, el sustantivo solamente (no el verbo) admite el sentido de burla.
Pero Dios escucha. "Entonces Jehová estará celoso de su tierra, y se compadecerá de su pueblo. SÃ, Jehová responderá" no sólo por alarma, sino por su genuino arrepentimiento ante Ãl mismo. En lugar de insensibilidad o esfuerzos por mejorar, se acercarán a Jehová en el sentido de sus pecados. Cuando se vuelvan contritos a su palabra, cuando reciban en su corazón al que viene en el nombre de Jehová, Ãl aparecerá en respuesta a su clamor.
Y ahora viene la plena seguridad de la comodidad. El enemigo asirio es eliminado. "Mas apartaré lejos de vosotros al [ejército] del norte, y lo arrojaré a una tierra árida y desolada, con su rostro hacia el mar oriental, y su parte trasera hacia el mar extremo, y su hedor subirá, y subirá su mal olor, porque ha hecho grandes cosasâ. Confesadamente, "el norte" no significa ninguna irrupción de langostas, porque vienen del sur.
Es el gran enemigo de los últimos dÃas, que no perecerá en el mar como suelen hacer esos insectos, sino que será conducido a una tierra yerma y desolada, con su rostro hacia el este o Mar Muerto, y su parte trasera hacia el trasero. o Mar Mediterráneo. ¡Solo juicio de orgullo! porque "se engrandeció para hacer".
Pero es Dios quien realmente hará grandes cosas. "No temas, oh tierra" (nota esto como definitivamente la esperanza de la nación judÃa); âAlégrense y regocÃjense, porque Jehová hará grandes cosas. No temáis, bestias del campo". Están llamados a someterse a renovación, en lugar de desfallecer por la falta incluso del sustento común. El dÃa milenario de alegrÃa para la tierra y toda la creación está ante nosotros aquÃ. Por lo tanto, "los pastos del el desierto brota, porque el árbol da su fruto, la higuera y la vid dan su vigor.
Todo es al revés. No es cristianismo con sus bendiciones espirituales en los lugares celestiales, y con desprecio y sufrimiento en la tierra para los fieles, sino bendición y recompensa terrenal, asà como misericordia divina y salvadora, como veremos. entonces, hijos de Sión, regocijaos en Jehová vuestro Dios porque os ha dado la lluvia temprana con moderación, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardÃa en el primer mes.
Y las eras se llenarán de trigo, y los sebos rebosarán de vino y de aceite. Y os restituiré los años que comió la langosta, el saltón, el saltón y la oruga, mi gran ejército que envié contra vosotros.â Asà Dios hará más que deshacer el mal. restaurará lo que Ãl no les quitó. Ãl borrará por la plenitud de Su bendición todas sus penas y vergüenzas pasadas. "Y comeréis en abundancia, y os saciaréis, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, que ha hecho con vosotros maravillas : y mi pueblo nunca será avergonzado".
Pero, ¿podrÃa esto satisfacer? ¿PodrÃa ser suficiente incluso para la mente renovada? Ciertamente no podrÃa satisfacer a Aquel que debe ser Dios, no sólo en el gobierno justo, ya sea de amigos o enemigos, sino en Su amor por Su pueblo. Por lo tanto, tenemos un carácter completamente distinto de bendición introducido después de esto, donde en hebreo comienza el tercer capÃtulo. Es lamentable que, en este respecto, el hebreo tiene una clara ventaja sobre el arreglo gentil, las versiones modernas no han seguido al primero.
"Y acontecerá después". Es aquà donde encontramos la clara ruptura. Tal vez no sea exagerado decir que la unión de estas dos secciones ha tendido a estropear la fuerza de esta escritura. Los versÃculos 28 y 29 entonces son bastante diferentes de lo que pasó antes. Es una bendición de orden superior, que brota del amor de Dios, pero evidentemente de una manera espiritual. "Y acontecerá después que derramaré mi EspÃritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones; y también sobre los siervos y sobre las siervas en aquellos dÃas derramaré mi EspÃritu.
Es la misma escritura, como sabemos, la que el apóstol Pedro cita el dÃa de Pentecostés para mostrar que la inmensa bendición de ese dÃa estaba de acuerdo con el mayor favor prometido para el reino, no esa excitación humana o locura moral que los hombres equivocados o engañados se apresuraron a imputar a aquellos que superaban a otros en poder espiritual.
Pero, observen, el apóstol no afirmó que esta escritura se cumpliera. Ãl dice: "Es lo dicho por el profeta Joel"; y asà es Lo que se prometió fue el derramamiento del EspÃritu Santo. Sin decir que el hecho presente era el cumplimiento de la profecÃa (que los hombres han asumido, con gran malentendido de las Escrituras y humillación del cristianismo), mostró que era de esa naturaleza, y por lo tanto, como para ser vindicado por la profecÃa anterior. su conciencia; pero el lenguaje del apóstol está guardado, mientras que los comentaristas no. Van demasiado lejos. Hacemos bien en aferrarnos siempre a las Escrituras.
En cuanto a la promesa de que el EspÃritu debe ser derramado sobre "toda carne", debemos tener en cuenta que "toda carne" contrasta con la restricción al judÃo. Esta es otra caracterÃstica que hizo que el don pentecostal ilustrara tan admirablemente la escritura. Por el hecho manifiesto de que Dios hizo que los que recibieron el EspÃritu Santo hablaran en las diferentes lenguas distribuidas por el mundo gentil, no haciendo que todos los conversos hablaran el idioma judÃo (pobre cosa si es verdad, que no lo es, pero una mera sueño de paradoja superficial), pero hacer que los judÃos reunidos en su dispersión entre todas las naciones hablaran las lenguas de los gentiles era un magnÃfico testimonio de la gracia que salÃa a los gentiles para encontrarlos donde estaban.
El juicio de Dios les habÃa infligido estas diversas lenguas, y habÃa roto por completo el ambicioso proyecto de unirse para establecer una unidad propia a través de la torre de Babel. Pero la gracia de Dios salió exactamente donde Su juicio los habÃa colocado. Si un golpe aplastante puso su orgullo en tantas zanjas separadas, la gracia de Dios salió a estas zanjas y los bendijo donde yacÃan, levantándolos de su estado caÃdo.
Tal es entonces la primera interrupción, y realmente el comienzo de una nueva cepa, lo cual es suficientemente claro por la forma en que se introduce. "Acontecerá después,que derramaré mi EspÃritu" rompe, por lo tanto, con lo que va antes, y asÃ, de nuevo, lo adapta admirablemente al uso al que lo aplica el apóstol Pedro. Pero luego debemos recordar que cuando llegue el dÃa en que el EspÃritu Santo ser derramado de nuevo, no para reunir a un pueblo para el cielo, sino para los propósitos terrenales de la gracia de Dios (pues esa es la diferencia), se manifestará que el EspÃritu Santo será dado a los hombres por completo aparte de su ser JudÃos Asà que en el dÃa de Pentecostés, cuando eran exclusivamente judÃos, todavÃa se mostró por el milagro de las lenguas gentiles que Dios no tenÃa la intención de detenerse allÃ, sino de ir hacia todas las naciones.
Dios nunca abandonará ese principio. Ãl no quiere estar limitado a los hijos de Israel nuevamente. Ãl bendecirá a los hijos de Israel una vez más, y también tomará a Judá como tal, y cumplirá cada palabra que Ãl ha prometido para su alegrÃa unida. No hay bien que Ãl les haya anexado en Su palabra que Ãl no les conceda; pero nunca más se limitará a los judÃos en el dÃa que viene.
Y por lo tanto, cuando el EspÃritu Santo sea derramado en ese momento, será estrictamente sobre "toda carne", no significando que cada individuo en el milenio tendrá el EspÃritu Santo; pero que ninguna raza que quede después de ese gran dÃa quedará excluida del don del EspÃritu. Ninguna clase de personas, ninguna edad, ningún sexo será olvidado en la gracia de Dios.
Pero puede ser conveniente señalar aquà que no se piensa en curar o mejorar la carne, como dicen los padres y los teólogos. La luz del Nuevo Testamento nos muestra la falacia de tal punto de vista. La vieja naturaleza es juzgada; nuestro viejo hombre es crucificado, no renovado. Hemos muerto a nuestro estado de Adán, y entramos en una nueva posición en Cristo, y estamos llamados a caminar como muertos y resucitados con Cristo.
Las señales externas aquà nombradas precederán al dÃa que aún no se ha cumplido. Es vano aplicar los versÃculos 30, 31 al primer advenimiento. "Haré prodigios en el cielo y en la tierra" es evidentemente otro carácter de las cosas. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el dÃa grande y espantoso de Jehová.
"Habrá una notable manifestación externa del poder divino antes de que se ejecute el juicio. Dios siempre envÃa un testimonio antes de la cosa misma. Ãl no golpea antes de advertir. Asà es en Su trato con nosotros todos los dÃas. Lo que cristiano tiene castigarlo antes de que sea amonestado por el EspÃritu de Dios?Siempre hay una sensación de error y una falta de comunión sensible al espÃritu antes de que el Señor inflija el golpe que habla de su amor vigilante sobre nuestros caminos descuidados.
Ãl da la oportunidad, si se puede decir asÃ, de ponernos moralmente bien; y si no prestamos atención a la enseñanza, entonces viene el dolor. Y aquà está. Estas maravillas no pueden dejar de atraer la mente y la atención de los hombres, pero en realidad no serán atendidas. Encaprichados y bajo dureza judicial, harán oÃdos sordos a todos, y asà el dÃa grande y terrible de Jehová los alcanzará como ladrón.
Pero Dios al menos no fallará. Ãl habÃa predicho que asà deberÃa ser, y Su pueblo prestará atención. Habrá un remanente capacitado para ver, y preeminentemente, como sabemos, de entre los judÃos, aunque de ninguna manera limitado a ellos, como sabemos de la segunda mitad de Apocalipsis 7:1-17 y el final de Mateo 25:1-46 . TodavÃa habrá el testimonio de "toda carne" preparado para la gloria de Jehová a punto de ser revelado.
"Todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo" muestra que la bendición es por fe, y por lo tanto por gracia. "Toda carne" no significa necesariamente cada individuo, pero, como sabemos por otros pasajes de las Escrituras, la bendición aquà se extiende en gran medida hacia todas las clases, es decir, hacia todas las naciones e incluso todas las divisiones entre naciones. Pero todo esto es de gran importancia, porque el sistema judÃo naturalmente tendÃa tanto a limitar a Dios como a hacer clases dentro de los judÃos.
Solo la familia de Aarón podÃa entrar al santuario; solo los levitas podÃan tocar los vasos sagrados con impunidad; mientras que esta mayor bendición de Dios saldrá con el carácter más indiscriminado de la gracia. âY acontecerá que todo aquel que invocare el nombre de Jehová, será salvo; porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y en el remanente a quien Jehová llamare.
"Por eso es claro que, aunque es bendición para Israel, nuestro profeta Joel se mantiene fiel a su propósito. La ciudad de Jerusalén permanece como el centro grande y real; reaparece el monte Sion, el signo de la gracia para el reino que Jehová establecerá". en ese dia.
En lo que sigue tenemos solamente los eventos finales, que van directamente al milenio. âPorque he aquÃ, en aquellos dÃas, y en aquel tiempo, cuando haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalénâ. Esta profecÃa ni siquiera habla de todo Israel, aunque por supuesto su redención es segura. El cautiverio de Judá y Jerusalén no es una verdadera dificultad; porque los judÃos, en cierto sentido, nunca han sido devueltos a la tierra, como los profetas les garantizan que lo esperen.
Ellos están sufriendo la consecuencia de haber sido llevados cautivos una y otra vez: y en ese sentido pueden ser considerados como cautivos, asà como en Génesis 15:1-21 la aflicción que la simiente de Abraham estaba sufriendo en una tierra extraña se cuenta desde un mucho antes de que realmente llegaran allÃ. Objeciones por las que parece que queda asà la verdad moral del cautiverio.
Dios cuenta el tiempo del cautiverio desde el momento en que fueron llevados de Palestina y dispersados ââpor todas las tierras por los babilonios y luego por los romanos. Pueden mejorar en las tierras de los gentiles y parecer tan grandes como lo fue José en la tierra de Egipto; pero aun él era el José rechazado en cuanto a Israel, al mismo tiempo que era el José exaltado en la tierra de Egipto. La reversión de su cautiverio espera su restauración por el poder divino y la misericordia aún no cumplida.
Reuniré también a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allà litigaré con ellas por mi pueblo y por mi heredad Israel, a quienes han esparcido entre las naciones, y repartido mi tierra. Y ellos han echar a suertes." Pero las naciones, todas las naciones, serán juzgadas como tales en este mundo en aquel dÃa. Por lo tanto, se describen las diversas indignidades que habÃan hecho a Israel, y Jehová declara que les devolverá la recompensa.
Se aferra a la retribución justa. Lo que le hicieron sufrir a Israel, lo deben sufrir ellos mismos. Es justo a los ojos de Dios que las naciones que agraviaron e insultaron a Israel, no sólo durante la ley, sino hasta el final, después del cristianismo, reciban lo que habÃan dado a los judÃos. Y venderé vuestros hijos y vuestras hijas en manos de los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, a un pueblo lejano.
Por lo tanto, debe proclamarse entre los gentiles que pueden reunir todas sus fuerzas y evitar su destino si pueden. Preparad la guerra, despertad a los valientes, que todos los hombres de guerra se acerquen; que suban".
AsÃ, en lugar de que se produzca la paz antes de que venga el dÃa de Jehová, habrá de realizarse una reunión tan amplia para la guerra como el mundo nunca ha visto hasta ahora. El deseo de hacer grandes cosas, la impaciencia por las obligaciones, el ansia de conquista y la gloria militar, inculcarán en los hombres tal gusto por la guerra en poco tiempo, que ninguna restricción será suficiente para mantenerlos dentro de los lÃmites, especialmente porque los celos mutuos habrán llevado a la acumulación de grandes almacenes para fines militares.
Asà que las escenas finales de esta era se encontrarán descritas en las Escrituras. Repito, si la conclusión de uno se sacara de los pensamientos de los hombres, mucho podrÃa decirse en contra. Algunos podrÃan pensar que la época habÃa adquirido un mejor sentido, que tenÃan una convicción demasiado profunda del pecado y la locura de sus antepasados ââa este respecto, y que en adelante la protesta y el arbitraje reemplazarÃan gradualmente a la diplomacia más salvaje de "sangre y hierro".
"Pero en vano se espera asà dominar las pasiones y la voluntad del hombre. El tiempo de la paz aún no es. Los hombres pueden pensar que van a tener éxito, pero será con los gentiles como en la antigüedad con Israel. Los judÃos tratarán de regresar a su tierra, y se usará el poder polÃtico de algunas naciones para establecerlas en paz, pero cuando se piensa que todo va bien, el trabajo se detiene y los judÃos vuelven a ser objeto de persecución. celos a los gentiles.
Antes de la cosecha, como dice IsaÃas 18:1-7 , la hermosa promesa de fruto es cortada de raÃz y queda en nada. En lugar de tener a Cristo para que reine sobre ellos en ese estado, solo preparan un trono para el anticristo. Tal será el rápido resultado de ello, con una deshonra indescriptible para Dios y una ruina sin igual para todos los involucrados.
El hecho es que Dios tiene la intención de traer a Su pueblo Ãl mismo a Su tierra. Vemos a lo largo del Antiguo Testamento la bendición del pueblo en la tierra que Ãl les dio. Todo intento de anticipar el tiempo, o de cambiar los métodos de Dios por medios humanos, no sólo es vano, sino que implicará la ruina como consecuencia directa de tal presunción.
La tarea propia de los cristianos ahora no deberÃa ser restaurar a los judÃos, sino señalar únicamente a Cristo para que puedan ser salvos. Nunca puede haber bendición para el mundo como un todo hasta que Dios restaure a Israel. Cristo aceptado por esa nación y reinando sobre ella es la condición esencial de la paz y la bendición universales. El cristiano es llamado a salir del mundo e incluso ahora asociado con el cielo.
Conocemos a Cristo resucitado de entre los muertos y glorificado, y por lo tanto estamos esperando ser llevados al cielo cuando venga por nosotros. Ni siquiera Dios mismo emprende todavÃa la obra de regeneración de la tierra como tal, ni lo hará hasta ese dÃa. Mientras tanto, está reuniendo a los coherederos que entonces reinarán con Cristo.
Por lo tanto, antes de que llegue ese dÃa, se probará claramente el fracaso total de los esquemas filantrópicos y de otro tipo para mejorar el mundo. Se verá que todos esos esfuerzos de los hombres, o incluso de los cristianos, en la ignorancia de Su mente y falsas esperanzas, deben llegar a ser peor que nada. En el mejor de los casos, no son más que panaceas que no sirven de ninguna manera para el propósito previsto, sino que mantienen la ilusión por un tiempo. Pronto deben responder a la llamada irónica del profeta: "Santificad la guerra, despertad a los valientes, acérquense todos los hombres de guerra, suban.
Tiempo completo es para que los valientes despierten, y para que todos los hombres de guerra se acerquen y suban. Transformad vuestras rejas de arado en espadas, y vuestras podaderas en lanzas; diga el débil: Fuerte soy. ReunÃos [o 'apresura'], y venid, naciones [o 'naciones'] todas, y juntaos [de] alrededor; haced descender allÃ, oh Jehová, a tus poderosos". Sin duda esas legiones de ángeles están en la mente del EspÃritu', que el Señor Jesús declinó para sà mismo.
"Lleva allà a tus poderosos" para que se enfrenten al mundo en su poder. Porque en aquel dÃa habrá, por asà decirlo, una batalla campal entre los poderes de Dios y los del mal, cuyo resultado no se puede dudar. "Que las naciones se despierten y suban al valle de Josafat, porque allà me sentaré para juzgar".
En este pasaje no creo que el llamado repetido a "despertar" tenga alguna referencia a la resurrección real, lo cual es incompatible con una condición nacional o de tiempo para este mundo. Jehová sigue el estilo de Su desafÃo y advierte a las naciones que necesitarán toda su vigilancia asà como todos los recursos. Ãl los invita a ese valle de Josafat donde los vivos están destinados a enfrentar un juicio que nunca olvidarán.
El "valle de Josafat" es un lugar literal en la tierra de Israel; y esto de nuevo refuta la noción de una escena de resurrección, que es presentada por las solemnidades del gran trono blanco; no por figuras sacadas de la hoz o de la cuba, que en realidad pertenecen exclusivamente al trato del Hijo del Hombre con las naciones. De otra manera, la cosecha se usa para recoger el trigo en el granero celestial y la subsiguiente quema de la cizaña.
En este lugar encontrarán sus tumbas los gentiles reunidos. No hay un solo objeto del que el hombre se enorgullezca que no caiga en el polvo de la muerte. El favor que el mundo muestra ahora hacia el judÃo se convertirá en odio antes de que termine su dÃa. Las apariencias falsas y los brillos justos se desvanecerán y dejarán al hombre en la deformidad desnuda del pecado para que Dios lo juzgue.
Es bien sabido que algunos filósofos clarividentes de la época han llegado a conclusiones muy graves por motivos distintos a los que las Escrituras pueden dar a quienes creen en ellas. Cualquiera que esté familiarizado con los hombres de esta época sabe que el autor de los folletos de los Ãltimos DÃas no es un creyente, sino un hombre del mundo; sin embargo, nadie, excepto los tontos, puede dudar de que es una persona de pensamiento audaz, si no profundo, en su forma y estilo peculiares.
Pero él también publica sus folletos de los últimos dÃas no menos que los que creen en la palabra profética. Tiene un fuerte sentido de que las cosas no pueden continuar como ahora; que pronto habrá una crisis y una ruptura completa de todas las instituciones existentes, y que las poderosas influencias que están obrando ahora están destinadas a lograr ese fin. ¿Y luego que? Ãl no sabe nada; ni nadie puede salvar en la medida en que cree en la palabra de Dios.
Hace sólo unos dÃas leÃa las palabras de un difunto poeta filosófico y hombre de letras en general, a quien no necesito nombrar, un personaje audaz que una vez preocupó tanto al gobierno alemán que se vio obligado a abandonar su paÃs y gastar no poco de su vida en ParÃs. Este hombre escribió allà con bastante libertad, por supuesto, y dio su opinión de que la Revolución Francesa era solo un juego de niños en comparación con lo que se avecinaba.
Franceses a los que consideraba incapaces de sentimientos profundos. Hacen poco más que burlarse de las cosas sagradas o polÃticas, siendo todos sus sentimientos de un orden ligero, lo que los predispone a pelear con bromas y engaños; pero en cuanto a los alemanes, su amor y su odio son serios, sus propios pensamientos no sólo tienen alas sino también manos. Cuando los alemanes tengan su revolución, será grave para toda la humanidad, frÃamente tranquila en la concepción, apasionada en la ejecución.
¡No luchan por los derechos humanos de las naciones, sino por los derechos divinos de la humanidad! Piensan que los hombres deben a la materia grandes sacrificios expiatorios, para que sean perdonadas las viejas ofensas contra ella. Porque el cristianismo, incapaz de destruirla, la ha ultrajado en cada ocasión; desaprobado los goces más nobles; redujo los sentidos a la hipocresÃa; ¡y se oÃa por todas partes nada más que pecados! El cristianismo, por lo tanto, están decididos a destruir. El sentimiento de su propia divinidad excitará al hombre a erguirse, y es a partir de ese momento que la verdadera grandeza y el verdadero heroÃsmo aparecerán para glorificar esta tierra.
Tales son los sentimientos audaces del panteÃsmo moderno. ¿Puede algún avance acercarnos al anticristo? ¡AsÃ, el único Dios es el hombre, que debe vivir y debe vivir según las leyes de su naturaleza! ¡Fuera la moralidad! "Deseamos fundar una democracia de dioses terrestres, todos iguales en la felicidad y en la santidad. Vosotros [¡revolucionarios franceses!] pedid ropa sencilla, modales austeros, placeres baratos; nosotros, por el contrario, deseamos néctar y ambrosÃa, mantos de púrpura, la voluptuosidad de los mejores vinos, baile de ninfas, música y comedias.
"¡Fuera el juicio! No destruimos solamente a los sacerdotes, sino también a la religión que restringe y advierte, ¡la fe de Aquel que sufrió en la cruz! Disfrutaremos hasta el contentamiento de nuestro corazón, cuando llegue nuestro dÃa para llamar al mundo y a la religión a un ajuste de cuentas. por las cadenas que han puesto durante tanto tiempo sobre la raza humana.Tal es la tensión general de su obra sobre Alemania.
Es terrible pensar cuán verdaderamente los anhelos de este espÃritu hegeliano se fusionan con la imagen que la profecÃa proporciona de la apostasÃa y el hombre de pecado. Creo que en medio de tales sueños revolucionarios suena un testimonio profundo del corazón de quien sabe lo que está obrando en los infieles hombres de progreso, y que fue más franco que de costumbre en expresar sus esperanzas y deseos, como siendo uno de ellos. Sin duda fue una persona franca, un poco adelantada a la época; y en consecuencia sufrió la pena; sin embargo expresa y nos hace oÃr lo que los hombres quieren.
La anarquÃa será el signo predominante del cambio que se avecina, el rechazo de toda moderación.* Poco pensó el citado alemán que estaba anticipando inconscientemente el estado anticristiano de la cristiandad. Los hombres parecerán tener éxito, pero el efecto del éxito será traer al Señor para que consuma con el aliento de Su boca, y para destruir al inicuo con el resplandor de Su aparición.
Sabe bien que los baluartes de la sociedad serán un mero castillo de naipes, y que la voluntad del hombre no resistirá por mucho tiempo la débil resistencia. Los hombres están decididos a salirse con la suya, y lo harán para su propia perdición, consumación a la cual los ingenios y pensadores, los doctrinarios de este dÃa, los empujan. Las clases altas están escuchando en gran medida, y lo harán aún más, ya que las clases bajas se han alejado hace mucho tiempo. Tendrán su lÃder adecuado, quien finalmente hará la guerra contra el Cordero; pero el Cordero vencerá; porque El es Señor de señores y Rey de reyes.
* "La filosofÃa de Alemania es un asunto importante que concierne a toda la raza humana; y solo nuestros bisnietos estarán en condiciones de decidir si debemos recibir elogios o reproches por haber elaborado nuestra filosofÃa en primer lugar, nuestra revolución. en el segundo, creo que el orden que hemos adoptado era digno de un pueblo metódico: las cabezas que la filosofÃa ha empleado en la meditación podrÃan haber sido segadas a placer por la revolución, pero la filosofÃa no podrÃa haber hecho uso de las cabezas asà tratadas por la revolución.
Pero, sin embargo, mis queridos compatriotas, no se angustien: la revolución alemana no será ni más alegre ni más suave que la precedieron la CrÃtica de Kant, el Idealismo trascendental de Fichte y la FilosofÃa de la Naturaleza. Estas doctrinas han desarrollado fraguas revolucionarias que ahora sólo esperan el momento de estallar y llenar el mundo de terror y admiración. Entonces aparecerán los kantistas, que no oirán más reverencia en el mundo de los hechos que en el mundo de las ideas, y que levantarán sin piedad, con hacha y espada, el suelo de nuestra vida europea para extirpar los últimos raÃces del pasado.
En la misma escena aparecerán los fichteanos, cuyo fanatismo de la voluntad no puede ser dominado ni por el miedo ni por el interés; porque viven en espÃritu y desprecian la materia. Pero los más temibles de todos serán los filósofos de la Naturaleza cuando tomen parte activa en una revolución alemana y se identifiquen en la obra de destrucción; pues si la mano del kantista golpea con firmeza y seguridad, porque su corazón es inaccesible a cualquier respeto tradicional; si el fichteano desprecia todos los peligros, porque para él no tienen existencia real; el filósofo de la Naturaleza será verdaderamente terrible cuando se ponga en comunicación con los poderes originales de la tierra, evoque los recursos ocultos de la tradición, evoque toda la fuerza del antiguo panteÃsmo alemán, y vuelve a despertar ese ardor de la batalla que los viejos alemanes desplegaron, un ardor que no tenÃa por objeto la destrucción ni siquiera la victoria, sino simplemente el placer del combate mismo.
El cristianismo ha suavizado hasta cierto punto ese furor brutal de la batalla, pero lo ha no haber podido extinguirlo; y tan pronto como se rompa la Cruz, el talismán restrictivo, veréis desencadenarse de nuevo toda la ferocidad y exaltación frenética de los Berserkers, cantada por los poetas del norte.
Las viejas divinidades guerreras se levantarán de sus fabulosas tumbas, y limpiarán de sus párpados el polvo de las edades; Thor volverá a agitarse con su gigantesco martillo, y ¡ay de las catedrales! Allà se representará un drama, comparado con el cual la Revolución Francesa no fue más que un inocente idilio. Las naciones se agruparán alrededor de Alemania como en los bancos ascendentes de un anfiteatro, y grandes y terribles son los juegos que esperan a sus ojos".
Sin duda, si la palabra de Dios no nos advirtiera claramente de tal futuro, no darÃa la menor importancia a los pronósticos de ningún hombre, sino que considerarÃa tan terrible asunto los desvarÃos de un fanático. Pero el creyente que escudriña la palabra de Dios puede decir de antemano lo que Dios ha dicho y escrito allÃ, y ve los principios en acción en estas llamadas tierras cristianas.
La palabra de Dios que brota de la fuente más alta (es decir, su propio conocimiento perfecto de lo que está por venir) es igualmente digna de confianza, ya sea que nos hable de cosas presentes, pasadas o futuras.
En ese dÃa entonces se trata no tanto de los cielos como de la tierra. Jehová tiene la intención de tomar la tierra bajo Su cuidado. Multitudes, muchedumbres en el dÃa de la decisión; porque cercano está el dÃa de Jehová en el valle de la decisión. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas quitarán su resplandor. Jehová rugirá desde Sión, y pronunciará su voz de Jerusalén".
Jehová aparecerá, y demolerá primero a las potencias occidentales, con su cabeza religiosa en Jerusalén. Porque sabemos por Daniel y el Apocalipsis de Juan que el Imperio Romano se establecerá nuevamente. No entiendo por esto al Papa, sino al poder imperial. Los italianos ciertamente están bastante cansados ââdel papado. Pero el antiguo Imperio Romano resucitará una vez más. Reaparecerá, repetirá sus viejos pecados en nuevas formas y será juzgado por lo que hizo desde el principio hasta el final.
El imperio de Roma fue el que tuvo la responsabilidad de la crucifixión del Hijo de Dios, y Dios no ha olvidado esto, sino que quiere juzgarlos por ello. AsÃ, el Imperio latino revivido será el poder polÃtico occidental, que rechaza por completo el cristianismo como una fábula. El poder religioso, o lo que ahora es la cristiandad, fusionándose con el judaÃsmo renegado, también será apóstata. Ambos harán que la apostasÃa sea completa.
Es muy evidente que la bestia tendrá su sede en Roma; y el falso profeta en Jerusalén. La bestia religiosa o segunda estará donde Cristo fue crucificado; y allà se encontrará la bestia o poder civil imperial con sus partidarios ante la aparición del Señor. No tengo ninguna duda de que para esto se están preparando las cosas, y que el despojo de su dominio temporal al Papa y la entrega de Roma a Italia son pasos en el camino hacia el Imperio Romano restaurado, asà como hacia una nueva forma de jefe religioso en el Tierra Santa.
Pero el asirio sobrevive a ese poder, y esto es lo que aquà se describe, no Babilonia, ni Roma, sino el rey del norte, quien también aparecerá en los últimos dÃas, retomando sus viejas pretensiones y oposición a Israel. Tal es, pues, el asirio de Joel; es el [ejército] del norte, la cabeza de las potencias del norte y del este del mundo, quien poco a poco, como en la antigüedad, entrará en colisión con los judÃos.
Reúne a la gran asamblea de las naciones de las que se habla aquÃ. Las potencias occidentales comprenderán la flor de Europa, ayudando y apuntalando al falso profeta que luego reinará en Jerusalén. Los hombres han visto cierta disputa que surgió en torno a los lugares santos, donde las potencias occidentales entraron en una seria colisión con las del noreste. Esto se llevará a cabo aún más aguda y extensamente cuando la bestia y sus diez cuernos sostenga al anticristo allÃ. El hombre que se establecerá para tener el poder espiritual más alto reinará en Jerusalén, y será el último anticristo personal, con los poderes occidentales como sus partidarios.
No hay duda de que muchos judÃos serán reunidos en su tierra antes de que llegue esa crisis: porque la segunda bestia los gobierna. Pero, por supuesto, volverán incrédulos. Entonces será el fruto de la acción del hombre. Los gentiles trabajarán con este fin. A falta de esto, Dios reunirá después a los israelitas de todos lados. El asirio entonces se mostrará a sà mismo como su adversario, y parecerá tener éxito al principio, para aumentar su destrucción en su tiempo; especialmente porque el imperio occidental (la bestia), con el aliado religioso y jefe en Palestina, habrá sido juzgado previamente por el poder divino.
Esto los asirios lo considerarán obrado a su favor. Inferirán que van a tener las cosas a su manera entonces, y simplemente vendrán por lo tanto a recibir su juicio después de que el Señor haya borrado a los poderes occidentales.
Inglaterra, como el resto de Europa occidental, estará bajo la influencia apóstata de Roma y el anticristo; porque no hay poder que proteste fielmente contra esta iniquidad. Por razones similares, si pudiera aventurarme a dar una opinión (y nunca pienso en dar mi propio pensamiento como algo más que eso), es que los Estados Unidos de América se hundirán en un pantano polÃtico; y como hasta ahora han sido un mero omnium meetum o conglomerado del resto del mundo, especialmente de Europa, que comprende sin duda una gran cantidad de habilidad, industria y empresa, pero también no poco de la escoria y la basura de todas las naciones. ; asà que creo que se dividirán en facciones de ruidosos elementos primitivos; y, después de desvanecerse en jactanciosas vaporizaciones, finalmente estallará como una burbuja.
La población en sà misma no hace fuerte a una nación. Algunas de las naciones más grandes en masas de hombres han sido polÃticamente débiles ante un pequeño reino enérgico. Mire el poder de DarÃo, a diferencia de Alejandro y sus macedonios. El último parecÃa despreciable. ¿No les pareció la mayor locura a estos pocos aventureros invadir Asia y enfrentarse a los enormes armamentos de Persia? Sin embargo, el macho cabrÃo con su cuerno fue demasiado para las mirÃadas del gran rey, y el segundo imperio se derrumbó.
En cuanto a Estados Unidos, concibo que el joven poder gigante que ha crecido tan rápido se hundirá aún más rápido, probablemente debido a una disputa intestina, pero seguramente de alguna manera antes de que llegue ese dÃa. Se romperán en diferentes fragmentos. Su principal objetivo es mantener la unidad polÃtica. Esta es su gran ambición, y aunque pueda parecer que se sostiene y avanza, como todo lo ambicioso es apto para prosperar por un tiempo, todo será derribado en poco tiempo.
Porque es un hecho notable que no hay lugar en la profecÃa para una gran potencia influyente, como lo serÃan naturalmente los Estados Unidos de América, si mantuvieran su cohesión durante tanto tiempo. ¿Es concebible que exista tal poder en ese dÃa sin que se mencione? ¿Puede explicarse la omisión salvo por su disolución? Sin embargo, deseo particularmente que todos entiendan que esto se extrae simplemente de los principios generales de la palabra de Dios.
Supongo que la India será parte del sistema nororiental del que se habla aquà y en otros lugares. Los británicos perderán la posesión de la India, a medida que las nacionalidades se despierten para anhelar su propia posición distintiva. Y tal es incluso ahora la tendencia, que la profecÃa claramente reconoce como caracterÃstica del fin de esta era. El imperio ruso, siendo él mismo nororiental, está destinado a ser el poder soberano allÃ.
Es posible que no se den cuenta de la función que les atribuye la profecÃa divina, de su inmenso éxito y de su destrucción total bajo la mano de Jehová. Pero la escritura es clara. (Compare Ezequiel 38:1-23 ; Ezequiel 39:1-29 ) El juicio divino no se adormecerá.
Que son sólo las naciones vivas, las malvadas de la tierra, las que son juzgadas aquà por un derramamiento de juicio divino, cuando no piensan más que en una campaña o polÃtica, quedará claro por lo que sigue: un resucitar de entre los muertos para ser juzgado según sus obras no lo es. âEchad la hoz, que la mies está madura; venid, descended, porque el lagar está lleno, las grosuras rebosan, porque es grande su maldad.
Multitudes, multitudes en el valle de la decisión: porque cercano está el dÃa de Jehová en el valle de la decisión. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas quitarán su resplandor." Sin embargo, no es "el fin" de 1 Corintios 15:24 , sino la consumación de la era, de esta presente era mala, que será seguida por el glorioso reino mundial de nuestro Señor y de Su Cristo ( Apocalipsis 11:1-19 ), y el cumplimiento de la gran masa de las profecÃas en la bienaventuranza de la tierra bajo Su reinado.
Los versÃculos 16 y 17 hacen esto igualmente claro y seguro. âY Jehová bramará desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; mas Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel. Y sabréis que yo Soy Jehová tu Dios que habito en Sión, mi santo monte; entonces Jerusalén será santa, y no pasará más por ella extraño.
âEn el juicio de los muertos no rugirá Jehová como aquà de Sion, ni morará allÃ, santificando a Jerusalén. Porque la tierra y el cielo habrán huido. ( Apocalipsis 20:11 ) La creación absolutamente nueva sigue por la eternidad en Apocalipsis 21:1-5 .
Pero aquà el cuadro es tan diferente como para suponer necesariamente un tiempo totalmente distinto. Es la Jerusalén terrenal, no la celestial; no es el grito del Señor llamando a los Suyos a encontrarse con Ãl en el aire, sino Su rugido como el de un león contra Sus enemigos en la tierra. Es Su morada en Sión, Su monte santo, para hacer de la santidad de Jerusalén ya no una burla sino una bendita realidad. TodavÃa no es la hora en que los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos se derretirán con gran calor, siendo quemada la tierra y las obras que en ella hay.
Porque acontecerá en el tiempo del que aquà se habla, "que los montes destilarán vino nuevo, y los collados fluirán leche, y todos los rÃos de Judá correrán con aguas, y una fuente brotará del casa de Jehová, y regarán el valle de Sittim: Egipto será asolado, y Edom será en desierto asolado, por la violencia contra los hijos de Judá, por cuanto derramaron sangre inocente en su tierra.
Pero Judá habitará para siempre, y Jerusalén de generación en generación. Porque limpiaré la sangre de ellos que no he limpiado, porque Jehová mora en Sion.â Es el tiempo de la restitución de todas las cosas según la corriente plena del testimonio profético, pero de ninguna manera la última hora de ese dÃa cuando todo debe ser destruido para el juicio eterno y los cielos nuevos y la tierra nueva, no en un incoativo sino en el sentido completo y absoluto de las palabras.
La confusión de hombres piadosos, capaces y eruditos sobre este tema es increÃble para aquellos que no los han examinado cuidadosamente con un conocimiento competente de la verdad bÃblica para juzgarlos. No es correcto decir, por ejemplo, que las imágenes describen la plenitud de las bendiciones espirituales que Dios en todo momento difunde en ya través de la iglesia; ni está bien fundado suponer que en la tierra (y el texto habla de la tierra) la iglesia tiene un arrendamiento de tales bendiciones para siempre, a menos que uno hable solo de aquellos individuos que tienen vida eterna; tampoco podemos hablar a la ligera de que los enemigos de la iglesia serán eliminados para siempre, a menos que limitemos nuestros pensamientos a los poderes de las tinieblas ( Efesios 6:12 ), que seguramente no son lo que se pretende aquà con las desolaciones de Egipto y Edom.
Las objeciones a tomar la profecÃa en su significado estricto y natural no tienen el peso de exigir un sentido mÃstico. Asà se dice que âla promesa no puede relacionarse con la exuberancia de las bendiciones temporales, ni siquiera como muestras del favor de Dios. Porque él dice: 'una fuente saldrá de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim'. Pero el valle de Sitim está al otro lado del Jordán, más allá del Mar Muerto, de modo que por naturaleza las aguas no podÃan correr allÃ.
Pero aquà yace el error, porque el reino del Señor sobre la tierra (que San Juan declara que durará mil años) difiere esencialmente de todas las edades anteriores, asà como del estado eterno que sucede. del Nuevo Testamento deja en claro que su rasgo distintivo es el encabezamiento de todas las cosas en el cielo y de todas las cosas en la tierra en Cristo, la Cabeza gloriosa del universo que ahora disfruta de la bendición prometida por la cual la creación inferior gimiente todavÃa anhela.
Por lo tanto, habrá una condición perfecta para los de arriba (incluida la iglesia entonces glorificada), un estado bendito pero no absolutamente perfecto para los de abajo, entre los cuales Israel, convertido y plantado en su propia tierra bajo el MesÃas y el nuevo pacto, tendrá el lugar más alto.
Por lo tanto, es fácil ver que será el momento de eliminar los efectos de la maldición y derramar las bendiciones tanto espirituales como naturales. En testimonio de esto saldrá la fuente vivificante de la casa de Jehová, cuyas aguas tomarán su curso hasta el valle de Sitim al otro lado del Mar Muerto. El punto mismo es un poder de bendición más allá de la naturaleza que va directamente a través de un mar tan lúgubre.
Ezequiel 47:1-23 da detalles completos y establece una excepción a la curación, que es importante porque niega la idea del cielo o la eternidad.
ZacarÃas 14:8 nos deja saber que, de las aguas vivas que saldrÃan de Jerusalén en aquel dÃa, la mitad irÃa al oeste al Mediterráneo, y la otra mitad al este al Mar Salado, no afectadas por las vicisitudes del año. Indudablemente junto con esto se concederá abundantemente el bien espiritual; pero no hay base sólida para cuestionar el hecho fÃsico real y sus consecuencias en aquel dÃa tan glorioso para Jehová-MesÃas.
Debemos dejar espacio en el futuro para la reivindicación divina de sà mismo en la creación inferior, recordando la reconciliación con Dios de todas las cosas asà como de los creyentes ( Colosenses 1:20-21 ), y que Cristo es cabeza sobre todas las cosas para el iglesia que es su cuerpo. Se admite que la visión de Ezequiel pertenece a esta vida; como también Apocalipsis 21:24-26 ; Apocalipsis 22:1-2 . Pero en ninguno está la conexión con el presente siglo malo, sino con el buen siglo venidero.
Se verá que no defiendo ningún pseudo-literalismo, y reconozco libremente las fuertes figuras empleadas; como por ejemplo las montañas que destilan vino nuevo, y las colinas que manan leche; pero seguramente la fuerza es la espontaneidad sobrenatural con la que Dios entonces hará que la tierra produzca sus reservas más selectas de la creación tanto animada como inanimada. El dÃa del trabajo y del dolor ha pasado; y esto a través de la gracia del segundo hombre, no la habilidad del primer hombre más que sus merecimientos.
Jehová solo será exaltado en aquel dÃa. Pero no es una descripción de nuestras bendiciones espirituales en los lugares celestiales. Sin duda es la Judá y la Jerusalén terrenales; pero la misericordia y la verdad han obrado en el pueblo, y el poder divino en la tierra y ciudad del gran Rey. Su bendición permanecerá para siempre, mientras dure la tierra; sÃ, Judá ciertamente está en una forma nueva por toda la eternidad. âY vengaré [o declararé libre de culpa] su sangre [que] yo no habÃa vengado; y Jehová morará en Sión.
"No es la iglesia ni militante ni triunfante, sino la vindicación y bendición permanente de su pueblo terrenal, cuando cumple su prenda del monte que escogió desde antiguo como su descanso para siempre.