Lectionary Calendar
Saturday, July 19th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
video advertismenet
advertisement
advertisement
advertisement
Attention!
Tired of seeing ads while studying? Now you can enjoy an "Ads Free" version of the site for as little as 10¢ a day and support a great cause!
Click here to learn more!
Click here to learn more!
Bible Commentaries
Comentario BÃblico de Sermón Comentario BÃblico de Sermón
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto CortesÃa de BibleSupport.com. Usado con Permiso.
Estos archivos están en el dominio público.
Texto CortesÃa de BibleSupport.com. Usado con Permiso.
Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Joshua 2". "Comentario BÃblico de Sermón". https://studylight.org/commentaries/spa/sbc/joshua-2.html.
Nicoll, William R. "Comentario sobre Joshua 2". "Comentario BÃblico de Sermón". https://studylight.org/
Whole Bible (31)Individual Books (2)
VersÃculos 1-24
Josué 2:1 .
Los espÃas son parte de la infeliz maquinaria de la guerra. Se cuentan tan necesarios como el general, o como el niño que toca la corneta. Es con un ejército y en una guerra que Josué ahora debe mostrar a Jehová, y debe emplear todas las artes del soldado. Hubiera sido difÃcil con los dos espÃas si no hubieran estado alojados de manera tan extraña. Rahab se quitó la vida en sus manos para no poner en peligro la de ellos. Era ingeniosa, valiente, noble, mala; los recibió en su puerta en paz, los dejó salir por la ventana a escondidas; envió a sus propios habitantes a una persecución ociosa junto al rÃo, y envió a los extranjeros a salvo a las colinas, solo porque sabÃa que los hombres eran espÃas de Israel.
I. Las palabras de Rahab ( Josué 2:9 ) nos permiten conocer los sentimientos con los que los cananeos miraban a Israel en el desierto. La fama y el temor del nombre de Israel habÃan precedido al pueblo como el viento que viaja antes de una tormenta. Era un misterio una nación que se alimentaba de la noche y bebÃa de las piedras; era un anfitrión fantasma que luchaba sin que nadie supiera cómo.
Aun asÃ, Jericho estaba decidido a resistir. PodrÃa ser en vano, pero su rey probarÃa su espada contra esta cosa espiritual que se llamaba el pueblo de Jehová. HabÃa un espÃritu diferente en un pecho en Jericó, y era el pecho de una mujer. Asà como los marineros han encontrado la mera madera de un barco que apunta irremediablemente pero fielmente a la estrella del norte, asÃ, en medio de los fragmentos de lo que una vez fue la vida de una mujer, mientras iban a la deriva en el crepúsculo por las calles de Jericó, el corazón de Rahab estaba temblando hacia la estrella que saldrÃa de Jacob y el cetro que saldrÃa de Israel.
Hay una lección para nosotros aquÃ. Seguramente hay un deber más adivino para nosotros que, como el viento, perseguir las hojas marchitas de una vida arruinada por nuestras calles, aunque sólo sea lo suficientemente lejos de las puertas de nuestra iglesia. Seguramente hay trabajo más varonil para los hombres que pisotear las flores marchitas del bosque.
II. AsÃ, desde un lugar poco probable, se nos enseña el poder de la fe. En la refriega de la guerra, Rahab se sentó allà con su esperanza, arreglada para arder como una lámpara, tan sin miedo como el hombre en la torre cuando la tormenta está alrededor del faro.
III. También nos hemos explicado la naturaleza de la fe. Rahab no sabÃa lo que significaba la palabra "fe", pero la cosa misma estaba en su corazón, y encontró expresión, no en palabras, sino en obras.
Asà les sucedió a los espÃas en Jericó; y después de tres dÃas en las montañas, llevaron su informe a Josué. Ãl escuchó lo que tenÃan que decir, y en la noche las tribus de Israel levantaron sus tiendas, y al amanecer de la mañana, la alta nube gris sobre el arca de Jehová se abrÃa paso a tientas hacia los vados del Jordán.
Armstrong Black, Contemporary Pulpit, vol. i., pág. 153.
Referencias: Josué 1:10 . Parker, vol. v., pág. 61. Josué 1:16 ; Josué 1:18 . IbÃd., Pág. 71. Josué 2:11 .
J. Irons, Thursday Penny Pulpit, vol. vii., pág. 385; Parker, vol. v., pág. 273. Josué 2:21 . JM Ashley, Church Sermons, vol. ii., pág. 169; Spurgeon, Mañana a mañana, pág. 109; W. Meller, Village Homilies, pág. 54; Parker, vol. v., pág. 80.