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Bible Commentaries
Jeremías 26

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

Versículos 1-24

JEREMIAS ES DECLARADO DIGNO DE MUERTE, PERO DEBIDO A LA INTERPOSICION DE AHICAM, SE SALVA. SE ADUCEN EN FAVOR DEL PROFETA LOS CASOS SIMILARES DE MIQUEAS Y URIAS. Las profecías reputadas ofensivas fueron las consignadas detalladamente en los caps. 7, 8 y 9 (véase el v. 6 de este cap. con los vv. 12 y 14 del cap. 7); y citadas aquí sumariamente [Maurer], proferidas probablemente en una de las grandes fiestas (la de los tabernáculos, según Usher; pues a los habitantes de “todas las ciudades de Judá” los representa como presentes, v. 2). Véase Nota, cap. 7:1.

2. en el atrio—el mayor, desde el cual podía ser oído por todo el pueblo. que vienen para adorar—el culto sin la obediencia es vano ( 1 Samuel 15:21). todas las palabras—( Ezequiel 3:10). no retengas palabra—( Deuteronomio 4:2; Deuteronomio 12:32; Proverbios 30:6; Hechos 20:27; 2 Corintios 2:17; 2 Corintios 4:2; Apocalipsis 22:19). No tenía que suprimir ni suavizar nada por miedo de ofender; ni exponer fría e indirectamente aquello que, expuesto únicamente con energía, puede producir buenos resultados.

3. Quizá oirán—habla a lo humano, y no como si Dios no conociera de antemano todas las contigencias, sino para señalar la terquedad del pueblo y lo difícil de curarlo, así como para mostrar su bondad, haciéndoles un ofrecimiento que los dejase sin excusa [Calvino].

5. los profetas—los intérpretes inspirados de la ley (v. 4), quienes la adaptaron al uso del pueblo.

6. como Silo—(Nota, cap. 7:12, 14; 1 Samuel 4:10; Salmo 78:60). maldición—(cap. 24:9; Isaías 65:15).

8. los sacerdotes—El capitán o prefecto del templo tenía autoridad para prender a los que delinquían en él, el cual contaba con la ratificacíon de los sacerdotes. profetas—los falsos profetas La acusación contra Jeremías era que había dicho cosas falsas en nombre de Jehová, acto que se castigaba con la pena de muerte ( Deuteronomio 18:20). Su profecía contra el templo y la ciudad (v. 11) podía exponérsela espaciosamente como una contradicción de las mismas palabras de Dios (Salmo 132:14). cf. Hechos 6:13.

10. príncipes—miembros del Consejo de Estado, o Gran Consejo, el cual conocía de tales delitos. oyeron—el clamor del tumulto popular. subieron—de la casa del rey al templo, el cual estaba en sitio más elevado que el palacio real. y sentáronse—como jueces, en la puerta el lugar ordinario para tratar estos asuntos de la puerta nueva—construída originalmente por Jotam ( 2 Reyes 15:35, “la puerta más alta”), la que había sido recientemente restaurada.

12. Jehová me envió—justificación válida contra cualesquiera leyes que se alegasen en contra suya. contracontra—más bien, tocante a. Jeremías evita intencionalmente decir “contra”, lo cual los irritaría sin necesidad. La misma palabra hebrea (v. 11) que debiera traducirse tocante, la habían usado ellos, bien que dándole un sentido desfavorable, Jeremías emplea esa misma palabra en mejor sentido que ellos, lo que da a entender que aún había lugar para el arrepentimiento: de suerte que sus profecías tendían al bien real de la ciudad; en cuanto atañe o conviene a esta casa … ciudad [Grocio].

13. (vv. 3, 19).

14. Aquí se pone de manifiesto la humildad de Jeremías y la sumisión a las potestades existentes ( Romanos 13:1).

15. sobre vosotros—En lugar de escapar de los males predichos, si derramáis mi sangre, más bien incurriréis en más graves penalidades, a causa de semejante acto ( Mateo 23:35).

16. los príncipes y todo el pueblo—ese voluble pueblo, influído poco antes por los sacerdotes, pedía que lo matasen (v. 8); ahora, bajo la influencia de los príncipes, exige que no se le condene a murete. Véase con respecto a Jesús, antitipo de Jeremías, los hosannas de la multitud proferidos unos días antes, ese mismo pueblo, persuadido por los sacerdotes, como en este caso, gritó: “Fuera con él, crucifícale” (Mateo 21, y 27:20-25). Los sacerdotes, envidiosos de su santo celo, eran más enemigos suyos que los príncipes, cuyas funciones eran más seculares que religiosas. A un profeta no se le podía condenar legalmente a muerte, a menos que profetizase en nombre de otros dioses (por consiguiente, decían: “en el nombre del Señor”), o después que su profecía dejase de cumplirse. Entre tanto, si predecía alguna calamidad, podría prendérsele. Véase con el caso de Miqueas ( 1 Reyes 22:1).

17. Véase la interposición de Gamaliel ( Hechos 5:34, etc.). ancianos—algunos de los príncipes mencionados en el v. 16, cuya edad y dignidad darían peso a los precedentes de los pasados tiempos aducidos por ellos.

18. ( Miqueas 3:12). Morasti—llamado así a causa de ser natural de la aldea de ese nombre en la tribu de Judá. Ezechías—Tal precedente durante el reinado de un rey bueno, probaba que Jeremías no era el único profeta, ni el primero que había amenazado a la ciudad y al templo sin incurrir en pena de muerte. el monte del templo—el Moria, sobre el cual se levantaba el templo (llamado por antonomasia “la casa”) se cubrirá de maleza en lugar de edificios. Al citar anteriores profecías, Jeremías nunca lo hace sin alteraciones, sino que adapta el lenguaje a su propio estilo, demostrando así su autoridad en el manejo de las Escrituras, por estar él mismo inspirado.

19. Ezequías, lejos de matar a Miqueas, se sintió inducido a “temer a Dios”, y a orar por la remisión de la sentencia contra Judá ( 2 Crónicas 32:26). Jehová se arrepintió—( Éxodo 32:14; 2 Samuel 24:16). ¿Haremos … tan grande mal …—mantando a Jeremías?

20. Como la huída y captura de Urías debió llevar algún tiempo, “el comienzo del reinado de Joacim” (v. 1) no puede significar el verdadero principio, sino el segundo o tercer año de sus once años de reinado. Hubo también—quizás tenga relación con el v. 24, como comentario del profeta, y no que sea la continuación del discurso de los ancianos: “Y aunque hubo un hombre que profetizaba … Urías, etc. (lo que prueba cuán grande era el peligro que Jeremías corría, y cuán maravillosa se mostró la providencia de Dios en preservarlo), no obstante la mano de Ahicam”, etc. [Glassio]. El contexto, sin embargo, indica más bien que las palabras son la continuación del discurso precedente de los ancianos. Estos aducen otro ejemplo además del de Miqueas, bien que de diferente carácter, a saber, el de Urías, quien tuvo que sufrir a causa de sus profecías; pero ellos dan a comprender, aunque no se aventuran a expresarlo, que con eso habían añadido pecado a pecado; y que tal acción ningún bien le había reportado a Joacim, pues la notoria condición del Estado en ese tiempo, demuestra que una terrible venganza los amenaza si persisten en tales actos de violencia. [Calvino]. Joacim … envió … a Egipto—Este había sido entronizado por Faraón de Egipto ( 2 Reyes 23:34), lo que explica la presteza con que logró que los egipcios le entregasen a Urías, no bien este profeta hubo entrado en Egipto, buscando en él un asilo. Urías presentó fielmente su mensaje, pero incurrió en falta, al hacer abandono de su obra; de ahí que Dios permitió que perdiese su vida, en tanto que Jeremías fué librado del peligro. La senda del deber es a menudo senda de seguridad.

23. sepulcros del vulgo—liter., hijos del pueblo (véase 2 Reyes 23:6). Parece que había un cementerio aparte para los profetas ( Mateo 23:29). Pero al cadáver de Urías le fué negado ese honor, a fin de que no fuese tenido por verdadero profeta.

24. Ahicam—hijo de Safán el escriba o secretario real. Ese era uno de aquellos a quienes el rey Josías, espantado por las palabras del libro de la ley, los envió a preguntar a Jehová ( 2 Reyes 22:12, 2 Reyes 22:14). De ahí que su intervención aquí en favor de Jeremías es lo que podríamos esperar, dada su pasada asociación con aquel buen rey. Su hijo, Gedalías, siguió en las huellas de su padre, de tal suerte que fué elegido por los babilonios para que se encargase de la seguridad de Jeremías después de la toma de Jerusalén; y viendo que podían confiar en su lealtad, lo pusieron a la cabeza del resto del pueblo que fué dejado en Judea (cap. 39:14; 2 Reyes 25:22). manos del pueblo para matrio—A menudo, cuando los príncipes quieren eliminar a un hombre bueno, prefieren valerse de un tumulto popular, más bien que hacerlo por orden suya, a fin de cosechar los resultados del crimen sin el riesgo de la malquerencia del pueblo ( Mateo 27:20).

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Jeremiah 26". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://www.studylight.org/commentaries/spa/jfb/jeremiah-26.html. 1871-8.
 
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