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Sunday, December 22nd, 2024
the Fourth Week of Advent
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Bible Commentaries
Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia Comentario Crítico
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Estos archivos son un derivado de una edición electrónica preparada a partir de texto escaneado por Woodside Bible Fellowship. Esta edición expandida del Comentario Jameison-Faussett-Brown está en el dominio público y puede ser utilizado y distribuido libremente.
Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Exodus 10". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://www.studylight.org/commentaries/spa/jfb/exodus-10.html. 1871-8.
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Exodus 10". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://www.studylight.org/
Whole Bible (29)Individual Books (1)
Versículos 1-29
LA PLAGA DE LANGOSTAS.
1. para dar entre ellos estas mis señales, etc.—Los peores pecadores deben ser advertidos, aunque haya poca esperanza de arrepentimiento, y por esto aquellos milagros sorprendentes que llevaban una demostración tan clara y concluyente de la existencia y carácter del verdadero Dios, fueron obrados en series prolongadas delante de Faraón, para dejarlo sin excusa cuando finalmente el juicio fuera ejecutado.
2. para que cuentes a tus hijos y a tus nietos, etc.—Había otro motivo ulterior y superior de la inflicción de aquellos terribles juicios: que el conocimiento de ellos allí y que el registro permanente de ellos todavía proporcionase una lección saludable e impresionante a la iglesia, hasta los tiempos finales. Los historiadores mundanos habrían podido describirlos como acontecimientos extraordinarios que caracterizaron esta era de Moisés en el antiguo Egipto. Pero a nosotros se nos enseña a trazarlos desde su causa: los juicios de la ira divina sobre un rey y un pueblo groseramente idólatras.
4. yo traeré mañana langosta—Moisés fué comisionado para repetir la petición tantas veces negada, con la seguridad de que una respuesta desfavorable sería seguida al día siguiente por una invasión de langostas. Tal vez azote más terrible que el de estos insectos voraces nunca afligió a una tierra; vuelan en enjambres tan numerosos, que obscurecen la tierra que infestan, y sobre cualquier lugar donde descienden, lo convierten en desierto desolado, despojando al suelo de su verdor, a los árboles de sus hojas y corteza, y produciendo en pocas horas un grado tal de desolación que requiere un lapso de años para recuperarse.
7-11. los siervos de Faraón dijeron—Muchos de sus cortesanos habrían sufrido serias pérdidas en las plagas anteriores, y la perspectiva de tal calamidad como la que amenazaba, y la magnitud de la cual sus experiencias pasadas les ayudaban a comprender, los indujeron a hacer una reconvención al rey. Viendo que sus consejeros no lo apoyaban en su resistencia continuada, volvió a llamar a Moisés y a Aarón, y habiendo expresado su consentimiento a la partida de los israelitas, les preguntó quiénes habían de ir. La contestación pronta y decisiva de que “todos”, que ni hombre ni animal habían de quedar, levantó una tormenta de furia en el corazón del orgulloso rey; él permitiría que los hombres adultos se fueran. Pero ningunas otras condiciones serían oídas.
11. echáronlos de delante de Faraón, etc.—En Oriente, cuando una persona de autoridad o rango se siente molestado por una petición que no esté dispuesta a conceder, hace señal a sus servidores, que se lanzan adelante, y asiendo al suplicante ofensor por el cuello, lo arrastran fuera de la cámara en violenta precipitación. De semejante carácter fué la escena apasionada en la corte de Egipto, cuando el rey se había excitado con tal ataque de furia incontenible como para tratar tan ignominiosamente a los dos venerables representantes del pueblo hebreo.
13. Jehová trajo un viento oriental—La vara de Moisés fué levantada nuevamente y vinieron las langostas. Nacen en el desierto, y son traídas a Egipto solamente por un viento oriental, donde vienen en nubes que obscurecen el sol, destruyendo en pocos días toda hoja verde en el camino que recorren. El hombre, con todas sus invenciones, nada puede hacer para protegerse de la invasión abrumadora. Egipto ha sufrido muchas veces por las langostas. Pero la plaga que siguió a la agitación de la vara milagrosa, fué completamente sin igual. Temiendo una ruina irreparable del país, hizo llamar apriesa a Moisés, y confesando su pecado, imploró la intercesión de Moisés, quien pidió a Jehová y éste envió “un viento occidental fortísimo, y quitó la langosta”.
21-29. LA PLAGA DE TINIEBLAS.
21. Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas—Cualesquiera que fuesen los medios secundarios empleados para producirlas, si densas neblinas o vapores, según algunos, o tormenta de arena. o el “chamsin”, según otros, fué tal la obscuridad que casi se podía percibir por los órganos del tacto, y tan prolongada como para continuar tres días, como sucede con el “chamsin”. (Hengstenberg.) El carácter aterrador de esta calamidad consistía en esto: que el sol era un objeto de la idolatría egipcia; que el cielo claro, puro, de aquel país nunca era desfigurado por la aparición de una nube. Aquí, también, el Señor hizo una grande diferencia entre Gosén y otras partes de Egipto.
24-26. Faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: Id, servid a Jehová—Espantado por la obscuridad preternatural, el rey testarudo cede, y propone un nuevo compromiso de que los rebaños y las manadas fuesen dejados como garantía del regreso del pueblo. Pero se acerca la crisis, y Moisés insiste en cada detalle de su demanda. El ganado haría falta para los sacrificios; cuántos o cuán pocos no podría saberse mientras no llegasen al lugar de los ritos religiosos. Pero la emancipación de Israel de la esclavitud egipcia había de ser completa.
28. díjole Faraón: Retírate de mí La firmeza tranquila de Moisés provocó al tirano. Frenético por el contratiempo y rabia, con malicia ofendida y desesperada, lo arrojó de su presencia, y prohibió que volviera jamás.
29. Moisés respondió: Bien has dicho—En efecto, nunca volvería Moisés a verlo.