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Thursday, July 17th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
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Bible Commentaries
Comentario Popular de la Biblia de Kretzmann Comentario de Kretzmann
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 2 Kings 23". "Comentario Popular de Kretzmann". https://studylight.org/commentaries/spa/kpc/2-kings-23.html. 1921-23.
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 2 Kings 23". "Comentario Popular de Kretzmann". https://studylight.org/
Whole Bible (22)Individual Books (1)
VersÃculo 1
Y envió el rey, preocupado por el bienestar de todo su pueblo, y reunieron a él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén, como representantes de la nación.
VersÃculos 1-20
El pacto renovado
VersÃculo 2
Y el rey subió a la casa de Jehová, y todos los hombres de Judá, y todos los habitantes de Jerusalén con él, en una gran asamblea del pueblo, y los sacerdotes y los profetas, la palabra aquà probablemente se refiere a todos aquellos cuyo deber era predicar y explicar la Ley en público, y todo el pueblo, tanto pequeño como grande, las clases bajas asà como las personas distinguidas y adineradas; y leyó en sus oÃdos todas las palabras del Libro del Pacto que se encontraba en la casa del Señor, el pacto al cual la nación habÃa sido comprometida por Moisés.
VersÃculo 3
Y el rey se paró junto a una columna, probablemente un estrado o plataforma elevada, e hizo un pacto ante el Señor de caminar en pos del Señor, obedecerle y hacer Su voluntad, y guardar Sus mandamientos y Sus testimonios y Sus estatutos, los preceptos. del pacto, asà como de las obligaciones más generales hacia Dios y el prójimo, con todo su corazón y toda su alma, para cumplir las palabras de este pacto que fueron escritas en este libro, juró o prometió la lealtad de todo el pueblo, de toda la nación. Y todo el pueblo se mantuvo firme en el pacto, declarando su voluntad de cumplir con sus disposiciones.
VersÃculo 4
Y el rey mandó a HilcÃas, al sumo sacerdote y a los sacerdotes de segundo orden, los que ordinariamente estaban a cargo de los sacrificios, y los guardianes de la puerta, los levitas cuyo deber era custodiar el templo, que sacaran del templo. Templo del Señor todos los utensilios que se hicieron para Baal y para la arboleda, para las estatuas de Asera y para todo el ejército del cielo, todo aparato y equipo en altares y vasos consagrados a la idolatrÃa se encontró allÃ; y los quemó fuera de Jerusalén en los campos de Cedrón, como material bajo la maldición del Señor, y llevó sus cenizas a Betel, un acto que hizo inmundo ese antiguo lugar de idolatrÃa a los ojos de todos los adoradores.
VersÃculo 5
Y acabó con los sacerdotes idólatras, puso fin a sus actividades perniciosas, a quienes los reyes de Judá habÃan ordenado para quemar incienso en los lugares altos de las ciudades de Judá, porque hasta ese punto la idolatrÃa habÃa sido sancionada bajo Manasés y Amón, y en los alrededores de Jerusalén; a los que quemaron incienso a Baal, al sol, a la luna y a los planetas, las doce constelaciones del zodÃaco y a todo el ejército del cielo, porque la idolatrÃa practicada en aquellos dÃas era una extraña mezcla de cananeos. y culto caldeo.
VersÃculo 6
Y sacó el bosquecillo de la casa de Jehová, las estatuas de Asera instaladas por Manasés, fuera de Jerusalén, hasta el arroyo Cedrón, que fluÃa entre la ciudad y el Monte de los Olivos, y lo quemó en el arroyo Cedrón, y marcó él, el metal quemado, reducido a polvo, y arrojó su polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo, los cementerios del pueblo llano, para deshonrar aún más las cenizas de los Ãdolos destruidos.
VersÃculo 7
Y derribó las casas de los sodomitas, los prostitutas, que estaban junto a la casa del Señor, donde las mujeres, las que estaban asociadas con estas prácticas lascivas, tejÃan cortinas para la arboleda, telas de tienda como cubiertas para la Asera. Ãdolos.
VersÃculo 8
Y sacó a todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, donde vestÃan dedicados al culto local, y profanó los lugares altos donde los sacerdotes habÃan quemado incienso, desde Geba, en el lÃmite norte de Judá, hasta Beerseba, en su extremo sur. lÃmite, y derribó los lugares altos de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, el gobernador de la ciudad, la que estaba cerca de Millo, la ciudadela de Jerusalén, que eran, o también lo que era, a la izquierda de un hombre en la puerta de la ciudad, este segundo altar y lugar de adoración está cerca de una puerta por donde entraban y salÃan muchos extranjeros, el objetivo probablemente era brindar a estas personas la oportunidad de adorar a sus propios dioses.
VersÃculo 9
Sin embargo, los sacerdotes de los lugares altos, que habÃan participado en la adoración prohibida por el Señor, no subieron al altar del Señor en Jerusalén, no se les permitió oficiar en la adoración pura de Jehová, pero comieron del panes sin levadura entre sus hermanos, a ellos, como a los sacerdotes incapacitados por alguna desfiguración corporal, LevÃtico 21:17 , se les entregaba una parte de las ofrendas que traÃan para los sacrificios.
VersÃculo 10
Y él, JosÃas, profanó a Tofet, que está en el valle de los hijos de Hinom, al sur de la ciudad, donde se habÃan sacrificado niños a Moloc, IsaÃas 30:33 , para que nadie hiciera pasar a su hijo ni a su hija. el fuego a Molech.
VersÃculo 11
Y se llevó los caballos que los reyes de Judá habÃan dado al sol, los que se guardaban en el templo para el uso del culto del sol, a la entrada de la casa del Señor, junto a la cámara de Natán-melec. , el chambelán, el eunuco encargado del cuidado de estos caballos, que estaba en los suburbios, en la columnata, o huida, de celdas que servÃan para el mantenimiento de diversos materiales utilizados en el culto del Templo, y quemaron los carros del sol , que se utilizaban en solemnes procesiones en honor al sol, con fuego.
VersÃculo 12
Y los altares que estaban en la parte superior del aposento alto de Acaz, en el techo del palacio real, como habÃan sido restaurados por Manasés y Amón, que habÃan hecho los reyes de Judá, y los altares que Manasés habÃa hecho en el dos atrios de la casa del Señor, todos consagrados a la idolatrÃa, 2 Reyes 21:5 , el rey golpeó, dando órdenes de sacarlos con toda prisa, probablemente arrojándolos al valle del Cedrón, y derribándolos de allÃ, y arrojaron el polvo de ellos, como fueron quemados al pie del precipicio, en el arroyo Cedrón.
VersÃculo 13
Y los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, que estaban a la derecha del monte de la Corrupción, la cumbre meridional del monte de los Olivos, también conocido como el monte de las ofensas, que Salomón, rey de Israel, habÃa edificado para Astarté. , la abominación de los sidonios, la diosa cuya adoración estaba relacionada con prácticas inmorales graves, y por Quemos, la abominación de los moabitas, y por Milcom, la abominación de los hijos de Ammón, profanó el rey.
VersÃculo 14
Y rompió en pedazos las imágenes, las estatuas de piedra de los Ãdolos, y cortó las arboledas, las columnas de madera dedicadas a Asera-Astarté, y llenó sus lugares con huesos de hombres, contaminando asà los mismos lugares donde habÃan estado.
VersÃculo 15
Además, el altar que estaba en Betel, dentro de los lÃmites anteriores de Israel, ahora cerca del lÃmite sur de Samaria, y el lugar alto que Jeroboam, el hijo de Nehat, quien hizo pecar a Israel, habÃa hecho, tanto ese altar como el derrumbó el lugar alto, destruyendo todo el lugar de adoración, y quemó el lugar alto, evidentemente una casa construida en esta elevación, y la redujo a polvo, y quemó la arboleda, el Ãdolo de Asera, que habÃa tomado el lugar de la ternero o habÃa sido erigido además de eso.
VersÃculo 16
Y mientras JosÃas se volvÃa, buscando más abominaciones, vio los sepulcros que estaban allà en el monte, habiendo sido usado el vecindario como lugar de sepultura, y envió, y tomó los huesos de los sepulcros y los quemó sobre el altar, y lo profanó , porque el contacto con huesos humanos y sus cenizas lo profanaron, según la palabra del Señor que proclamó el hombre de Dios que proclamó estas palabras , diciendo a Jeroboam el nombre mismo del hombre que destruirÃa el lugar. de su idolatrÃa, 1 Reyes 13:2 .
VersÃculo 17
Luego dijo: ¿Qué tÃtulo es ese que veo? Se refirió a la lápida, o monumento, de un sepulcro en el barrio. Y los hombres de la ciudad le dijeron: Es el sepulcro del hombre de Dios que vino de Judá y proclamó estas cosas que has hecho contra el altar de Betel, una de las profecÃas más notables de todo el Antiguo Testamento.
VersÃculo 18
Y él, JosÃas, dijo: Déjalo; que nadie mueva sus huesos; sus huesos no debÃan usarse para profanar el santuario de la idolatrÃa. Asà que dejaron en paz sus huesos, los salvaron de la contaminación general, con los huesos del profeta que salió de Samaria, 1 Reyes 13:11 .
VersÃculo 19
Y también todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, todos los santuarios erigidos para propósitos idólatras, que los reyes de Israel habÃan hecho para provocar a ira al Señor, JosÃas quitó e hizo con ellos conforme a todo. los actos que habÃa hecho en Betel, los destruyó y profanó a todos.
VersÃculo 20
Y mató a todos los sacerdotes de los lugares altos que allà estaban, sacerdotes paganos que se habÃan establecido en el paÃs, sobre los altares, que asà se convirtieron en sus lugares de ejecución, y quemó huesos de hombres sobre ellos, y volvió a Jerusalén. Aunque el Señor ya no permite métodos militantes de este tipo, todavÃa se necesita el espÃritu que los impulsó. Es deber de cada congregación cristiana quitar todas las ofensas de en medio, no tolerar la impiedad o la mundanalidad en ninguna forma. La reforma conservadora de Lutero y sus colaboradores nos muestra de qué manera debemos proceder.
VersÃculo 21
Y el rey, probablemente en los primeros años de sus labores de reforma, mandó a todo el pueblo, diciendo: Celebrad la Pascua a Jehová, vuestro Dios, como está escrito en el libro de este pacto, Ãxodo 12:3 ; LevÃtico 23:5 ; Números 9:2 ; Deuteronomio 16:2 . Este mandato se cumplió, como leemos 2 Crónicas 35:1 .
VersÃculos 21-30
La Pascua guardada
VersÃculo 22
Ciertamente no se celebró tal Pascua desde los dÃas de los Jueces que juzgaron a Israel, ni en todos los dÃas de los reyes de Israel, ni de los reyes de Judá,
VersÃculo 23
sino en el año dieciocho del rey JosÃas, en el cual se celebró esta Pascua para el Señor en Jerusalén. En cuanto a la asistencia, en cuanto al estricto apego a los preceptos de la Ley, este fue el festival más extraordinario de su tipo jamás celebrado.
VersÃculo 24
Además, los trabajadores con espÃritus familiares, los nigromantes y los magos, y las imágenes, los dioses domésticos, a quienes se imputaba el poder mágico, y los Ãdolos, dioses pequeños, que también se usaban principalmente en los hogares, y todas las abominaciones. que fueron espiados en la tierra de Judá y en Jerusalén, JosÃas los despidió, puso fin a todas las prácticas supersticiosas y al culto a los Ãdolos que se llevaban a cabo en las casas privadas, para que pudiera cumplir las palabras de la Ley que estaban escritas en el libro que el sacerdote HilcÃas encontró en la casa del Señor. QuerÃa ver todos los preceptos del Señor en práctica en toda la tierra.
VersÃculo 25
Y como él no hubo rey antes que él que se volviera al Señor con todo su corazón y con toda su alma y con todas sus fuerzas, de acuerdo con toda la Ley de Moisés, que él tenÃa la intención de hacer cumplir con toda severidad; ni después de que él se levantara allà nadie como él, estaba solo a este respecto.
VersÃculo 26
No obstante, el Señor no se apartó del ardor de su gran ira con que se encendió su ira contra Judá, a causa de todas las provocaciones que Manasés le habÃa provocado. La ofensa dada por Manasés habÃa sido tan grande y las consecuencias de sus muchas transgresiones tan profundamente arraigadas que ni siquiera esta reforma, con toda su demostración externa de éxito, fue incapaz de detener la marea de indignación de Dios.
VersÃculo 27
Y el SEÃOR dijo: También quitaré a Judá de mi presencia, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad de Jerusalén que he escogido, y la casa de la cual dije: Mi nombre estará allÃ, 1 Reyes 8:29 .
VersÃculo 28
Ahora, los demás hechos de JosÃas, y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el Libro de las Crónicas de los reyes de Judá? Cf 2 Crónicas 35.
VersÃculo 29
En sus dÃas, el faraón Necao, rey de Egipto, subió contra el rey de Asiria, al rÃo Ãufrates, probablemente Nabopolasar, que gobernaba tanto Babilonia como Asiria. Y el rey JosÃas fue contra él para impedir que marchara por su paÃs; y él, el rey de Egipto, lo mató en Meguido cuando lo habÃa visto, se encontraron en batalla en esta ciudad, en la llanura de Jezreel, al pie del monte Carmelo.
VersÃculo 30
Y sus siervos lo llevaron en un carro muerto desde Meguido, lo llevaron a Jerusalén y lo sepultaron en su propio sepulcro. AsÃ, el intento de JosÃas de evitar la desgracia de su paÃs se encontró con el desastre, murió en defensa de su posición. AsÃ, los justos son misericordiosamente arrebatados antes de que la desgracia les sobrevenga, y encuentran paz en el sepulcro hasta el gran dÃa de la resurrección. Y el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de JosÃas, lo ungió y lo hizo rey en lugar de su padre.
VersÃculo 31
Joacaz, a quien la gente del paÃs habÃa ungido rey con preferencia a su hermano Eliacim, tenÃa veintitrés años cuando comenzó a reinar; y reinó tres meses en Jerusalén. Y el nombre de su madre era Hamutal, hija de JeremÃas de Libna. Antes de su ascenso al trono habÃa llevado el nombre de Salum, Jeremias 22:11 .
VersÃculos 31-37
El reinado de Joacaz y de Joacim
VersÃculo 32
E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, hijo inicuo de padre temeroso de Dios, conforme a todo lo que habÃan hecho sus padres, especialmente Acaz, Manasés y Amón.
VersÃculo 33
Y el faraón Necao, que en ese momento habÃa ganado el dominio sobre Judá, lo puso en bandas y lo tomó cautivo en Ribla, en la tierra de Hamat, ya que aparentemente continuaba su campaña contra el rey del este, para que no reinara. en Jerusalén, porque Faraón no estaba satisfecho con la elección de rey por parte del pueblo, y se alegró de que Joacaz estuviera en su poder; y sometió la tierra a un tributo de cien talentos de plata y un talento de oro (un total de unos 22.000 dólares), pago que se exigÃa para enfatizar su supremacÃa.
VersÃculo 34
Y Faraón Necao nombró a Eiaquim, hijo de JosÃas, heredero aparente, por rey en la habitación de JosÃas, su padre, y cambió su nombre por Joacim, y se llevó a Joacaz. Y llegó a Egipto y murió allÃ, sin que se supiera nada más sobre su edad o la duración de su cautiverio.
VersÃculo 35
Y Joacim, completamente dependiente de Faraón, dio la plata y el oro, que habÃan sido exigidos como tributo, a Faraón, pero gravó la tierra para dar el dinero según el mandamiento de Faraón; exigió la plata y el oro de la gente de la tierra, de cada uno según sus impuestos, de acuerdo con su tasación, para dárselo a Faraón-Necao.
VersÃculo 36
Joacim tenÃa veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Y el nombre de su madre era Zebuda, hija de PedaÃas de Ruma, una ciudad en los alrededores de Siquem.
VersÃculo 37
E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todo lo que habÃan hecho sus padres. JeremÃas habla de él como un prÃncipe inconsciente y codicioso, ansioso por obtener riquezas y poder a expensas de sus desafortunados súbditos, Jeremias 22:13 . Se estaba preparando el camino para el juicio de ira de Dios sobre el pueblo que lo habÃa rechazado. Aun asÃ, la venida del gran DÃa del Juicio está anunciada por las señales que el Señor Jesús nos ordenó observar, Mateo 24.