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Thursday, July 17th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
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Bible Commentaries
Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento Comentario de Sutcliffe
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesÃa de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Ezekiel 24". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://studylight.org/commentaries/spa/jsc/ezekiel-24.html. 1835.
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Ezekiel 24". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://studylight.org/
Whole Bible (26)
VersÃculos 1-27
Ezequiel 24:1 . En el noveno año, del cautiverio de JoaquÃn; o el noveno año del reinado de SedequÃas. 2 Reyes 25:1 ; Jeremias 52:4 .
JoaquÃn, que es lo mismo que JeconÃas, reinó un año antes que su sobrino SedequÃas. 2 Crónicas 36:10 . JeremÃas habiendo notado el dÃa y el año de la ruina de la ciudad y el templo de Jerusalén como un hecho histórico, y Ezequiel el mismo evento como una cuestión de profecÃa, tenemos la prueba de que la caÃda del estado judÃo fue por la designación especial de cielo.
Ezequiel 24:11 . Luego ponlo vacÃo sobre las brasas; que el caldero mismo pueda fundirse y purificarse, como fue el caso de los metales de Jericó. Después de que las piezas elegidas hayan sido consumidas por varias muertes, aquà hay una quema, y ââla quemadura más caliente después de la muerte. ¿Qué puede ser esto sino la muerte segunda?
Ezequiel 24:16 . He aquÃ, te quito el deseo de tus ojos con un golpe de repentina aflicción. El profeta amaba a su esposa; ella era una diadema a sus ojos, y su único deseo en la tierra. Parece haber muerto de dolor, como ElÃ, cuando supo de su marido lo que habÃa sucedido en el arca. Pero su muerte debe mejorarse, por la inobservancia de las exequias, porque en Jerusalén no se las podÃa observar. Es bueno para los ministros, cuando se presentan oportunidades justas, mejorar la muerte de sus amigos por el bien de los vivos.
REFLEXIONES.
Cuando Nabucodonosor se sentó ante Jerusalén para comenzar el asedio, estaba tan ansioso por la reducción de esa ciudad malvada y rebelde, que comenzó sus operaciones en lo más profundo del invierno; porque Dios le habÃa dado un corazón para hacer su voluntad. Pero el hecho de que Ezequiel mencionara el dÃa del mes tendrÃa un buen efecto en los cautivos del Quebar. Los curarÃa de todos los deseos inoportunos de regresar y confundirÃa a los infieles entre ellos que habÃan presumido que las calamidades nunca llegarÃan.
La visión de la olla o caldera en el templo se repite aquà desde el capÃtulo once. Ahora, por la frecuente mención de sangre inocente, parecerÃa que durante el reinado de Manasés, 2 Reyes 24:4 , habÃa habido algún tumulto en Jerusalén, y que los hombres que se oponÃan a las medidas inicuas e idólatras de la corte, habÃan sido muerto en las calles o arrojado desde las rocas; ni su sangre habÃa sido cubierta, como mandaba la ley.
LevÃtico 17:13 . De hecho, esta fue una época que olvidó la ley. Dios sin embargo no se olvidó. Llegó su gran dÃa de sacrificio; y toda la ciudad era su caldera, impura e impura. Las piezas elegidas fueron los ricos, los orgullosos y los despreciadores de Dios en todas sus obras de gracia y justicia. Por tanto, el Señor invitó a todas las aves y bestias rapaces de Caldea y de todos los estados circundantes a su gran cena, para que un pueblo impuro pudiera completar la profanación de su santuario, que su propio pueblo habÃa contaminado primero con Ãdolos, y con todo abominación de los paganos.
El Señor condesciende a vindicar los terrores de su conducta como un acto de necesidad. Yo te purifiqué, y tú no fuiste purificado. Tres veces, en poco tiempo, Jerusalén habÃa sido saqueada y sus reyes habÃan sido llevados encadenados. Una vez por Faraón-necao, y dos veces por Nabucodonosor; y, sin embargo, la nación no fue reformada; y en lugar de buscar a Dios, se sumergieron en la penumbra de los crÃmenes abatidos. Por lo tanto, los tiempos de misericordia y probación habÃan pasado: Dios ya no podÃa bendecirlos con salud, cosechas y prosperidad sin ser parte de sus crÃmenes.
Oh, que los hombres y las naciones se asombren y santifiquen por el carácter impecable de la justicia. Que todo pecador incorregible sepa que el dÃa está cerca, cuando las perfecciones de Dios lo obligarán a golpear y glorificar su justicia, habiendo fallado el ejercicio de la misericordia.
La muerte repentina de la esposa de Ezequiel se mejoró para mostrar que no se debe hacer duelo por los judÃos masacrados en Jerusalén. Este tesoro, tan preciado para él, pero no acostumbrado a las penurias, le fue arrebatado de un golpe y en un dÃa. El estado fugaz de todo bien terrestre deberÃa enseñarnos a decir: ¿A quién tengo en el cielo sino a ti, y no hay nadie en la tierra que desee fuera de ti? Entonces, qué poco podemos descansar en invitar objetos.
La villa sonriente, las encantadoras glorietas, la amplia fortuna, la amable novia, la cautivadora progenie, sÃ, la vida misma puede arruinarse en una hora, y nuestros ojos pueden desviarse de las lágrimas por el espantoso terror de otras calamidades. Ezequiel no debe llorar ni llorar, ni comer el pan de luto que solÃan enviar los vecinos. No debe estar descubierto, sino llevar su tiara, gorro o sombrero.
La explicación de su conducta rebeló y ahogó a sus oyentes, como aparece en Ezequiel 33:10 . Cuando le preguntaron qué querÃa decir con una conducta tan extraordinaria, declaró que sus hijos caerÃan a espada y que no debÃan hacer duelo por ellos, sino que se consumieran en sus iniquidades. Asà Dios les harÃa beber la escoria de su copa.