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Friday, July 18th, 2025
the Week of Proper 10 / Ordinary 15
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Bible Commentaries
Comentario de Clarke Comentario Clarke
Declaración de derechos de autor
Derechos de autor=Estos archivos están en dominio público.
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Información bibliográfica
Texto de la bibliografÃa=Clarke, Adam. "Comentario sobre Leviticus 14". "El Comentario de Adam Clarke". https://studylight.org/commentaries/spa/acc/leviticus-14.html. 1832.
Texto de la bibliografÃa=Clarke, Adam. "Comentario sobre Leviticus 14". "El Comentario de Adam Clarke". https://studylight.org/
Whole Bible (24)Individual Books (2)
VersÃculo 1
CAPITULO XIV
Introducción a los sacrificios y ceremonias que se utilizarán para
la purificación del leproso, 1-3.
Dos aves vivas, madera de cedro, escarlata e hisopo,Â
para el que iba a ser purificado, 4.
Uno de los pájaros debÃa ser sacrificado, 5;
y el ave viva, con la madera de cedro, la grana y el hisopo,
para mojarla en la sangre y rociarla sobre el que habÃa
sido infectado con la lepra, 6, 7;
después de lo cual debÃa lavarse la ropa, afeitarse la cabeza, lasÂ
cejas, barba, etc., bañarse, permanecer fuera siete dÃas, 8, 9
al octavo dÃa debe traer dos corderos, una oveja
una décima parte de harina y un poco de aceite, 10;
que el sacerdote debÃa presentar como ofrenda por la culpa,
ofrenda por el pecado y ofrenda por las ovejas ante el Señor, 11-13.
Después debÃa rociar la sangre y el aceite sobre la
persona que iba a ser purificada, 14-18.
La expiación hecha por estas ofrendas, 19, 20.
Si la persona era pobre, un cordero, con la harina y el aceite,
dos tórtolas o dos pichones, 21, 22.
Ãstos debÃan ser presentados, y la sangre y el aceite aplicados como antes,
23-32.
Leyes y ordenanzas relativas a las casas infectadas por la
lepra, 33-48.
Se debe hacer una expiación para limpiar la casa,Â
similar a la realizada para el leproso curado, 49-53.
Resumen de este capÃtulo y del anterior, relativo a
las personas, los vestidos y las casas leprosas, 54-56.
El fin para el que se dieron estas diferentes leyes, 57.
NOTAS SOBRE EL CAPITULO. XIV
VersÃculo 3
Verso LevÃtico 14:3. El sacerdote saldrá del campamento.  Como el leproso estaba separado del pueblo y obligado, a causa de su impureza, a habitar fuera del campamento, y no podÃa ser admitido hasta que el sacerdote declarara que estaba limpio, era necesario que el sacerdote saliera a inspeccionarlo y, si estaba curado, ofreciera por él los sacrificios requeridos para su readmisión en el campamento. Como sólo el sacerdote tenÃa autoridad para declarar limpia o impura a una persona, era necesario que la persona curada se presentara ante el sacerdote, para que éste declarara que estaba limpia y era apta para la sociedad civil y religiosa, sin lo cual, en ningún caso, podÃa ser admitida; por eso, cuando Cristo limpió a los leprosos, Mateo 8:2, les ordenó ir y mostrarse al sacerdote.
VersÃculo 4
Verso LevÃtico 14:4. Dos aves vivas y limpias.  Si estas aves eran gorriones, tórtolas o palomas, no sabemos probablemente cualquier clase de ave limpia, o ave apropiada para ser comida, podrÃa ser usada en esta ocasión, aunque es más probable que se emplearan tórtolas o palomas, porque éstas parecen haber sido las únicas aves ofrecidas en sacrificio. De la madera de cedro, el hisopo, el ave limpia y la lana o el filete de escarlata, se hacÃa un aspergillum, o instrumento para rociar. La madera de cedro servÃa de mango, y el hisopo y el ave viva se unÃan a él mediante la lana escarlata o el filete carmesÃ. El pájaro se ataba a este mango de manera que su cola quedara hacia abajo, para poder sumergirlo en la sangre del pájaro que se habÃa matado. El conjunto servÃa de instrumento para rociar la sangre, y una vez terminada esta operación, se soltaba al ave viva y se le permitÃa ir a donde quisiera. En esta ceremonia, según algunos rabinos, "el pájaro vivo significaba que la carne muerta del leproso se restablecÃa; la madera de cedro, que no se corrompe fácilmente, que estaba curado de su putrefacción; el hilo de escarlata, la lana o el filete, que habÃa recuperado su buena complexión; y el hisopo, que era purgante y odorÃfero, que la enfermedad se habÃa eliminado por completo, y el mal olor que la acompañaba habÃa desaparecido por completo". Ainsworth, Dodd, y otros, han dado muchos de estos conceptos rabÃnicos. De todas estas purificaciones, y de las circunstancias que las acompañan, podemos decir con seguridad, porque el Nuevo Testamento nos autoriza a hacerlo, que señalaban la purificación del alma por medio de la expiación y el EspÃritu de Cristo; pero establecer analogÃas entre el tipo y la cosa tipificada es difÃcil y precario. El significado general y el diseño lo entendemos suficientemente; los detalles no son fácilmente determinables, y por lo tanto de poca importancia; si hubieran sido de otra manera, habrÃan sido señalados.
VersÃculo 5
Verso LevÃtico 14:5. Sobre el agua corriente. Literalmente, agua viva, es decir, de manantial. El significado parece ser este: Se tomaba un poco de agua (aproximadamente un cuarto de tronco, una cáscara de huevo y media, según los rabinos) de un manantial, y se ponÃa en una vasija de barro limpia, y se mataba al ave sobre esta agua, para que la sangre cayera en ella; y en esta sangre y agua mezcladas, se sumergÃa el instrumento antes descrito, y se rociaba siete veces sobre la persona que iba a ser limpiada. El agua viva o de manantial se elegÃa porque era más pura que la que se tomaba de los pozos, ya que esta última a menudo estaba en un estado pútrido o corrupto; porque en una ceremonia de purificación o limpieza, todo debe ser lo más puro y perfecto posible.
VersÃculo 7
Verso LevÃtico 14:7. Soltará el ave viva.  Los judÃos enseñan que en esta ocasión se emplearon aves silvestres, no se utilizó ningún animal doméstico o domesticado. El Sr. Ainsworth conjetura piadosamente que las aves vivas y muertas pretendÃan representar la muerte y resurrección de Cristo, por la cual se hizo una expiación para purificar el alma de su lepra espiritual. El ave soltada guarda una estrecha analogÃa con el chivo expiatorio.Consulte LevÃtico 16:5-3.
VersÃculo 8
Verso LevÃtico 14:8. Y afeitarle todo el pelo.  Para que el agua con la que iba a ser lavado llegara a todas las partes de su cuerpo, para que pudiera ser limpiado de cualquier impureza que pudiera quedar en cualquier parte de la superficie de su cuerpo. Los sacerdotes egipcios se afeitaban todo el cuerpo cada tres dÃas, para evitar todo tipo de contaminación.
VersÃculo 10
Verso LevÃtico 14:10. Dos corderos. Uno para la ofrenda por la culpa, LevÃtico 14:12, el otro para una holocausto , LevÃtico 14:19-3.
Una cordera. Â Este era para una ofrenda por el pecado, LevÃtico 14:19.
Tres décimos de harina. Tres partes de un efa, o tres omers; véase todas estas medidas explicadas, Clarke " Ãxodo 16:16 " .  Las tres décimas partes de harina eran para una minchah, ofrenda de carne o de gratitud, LevÃtico 14:20. La ofrenda por el pecado era por su impureza; la ofrenda por la culpa, por su transgresión; y la ofrenda de gratitud, por su clemencia. Ãstas constituÃan la ofrenda que cada uno debÃa presentar al sacerdote; ver Mateo 8:4.
VersÃculo 12
Verso LevÃtico 14:12. Ofrendas mecidas.  Consulte Ãxodo 29:27 y LevÃtico 7:38, donde el lector encontrará una amplia relación de todas las diversas ofrendas y sacrificios utilizados entre los judÃos.
VersÃculo 14
Verso LevÃtico 14:14. Sobre la punta de la oreja derecha.  Ãxodo 29:20.
VersÃculo 21
Verso LevÃtico 14:21. Y si es pobre - tomará un cordero.  No podÃa haber limpieza sin un sacrificio. Sobre esta base, el apóstol ha observado adecuadamente que todas las cosas bajo la ley son purificadas con sangre; y que sin derramamiento de sangre no hay remisión. Aunque la persona sea pobre, debe proporcionar un cordero; no se puede prescindir de esto: - asà que cada alma a la que llega la palabra de la revelación divina, debe traer ese Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. No hay redención sino en su sangre.
VersÃculo 34
Verso LevÃtico 14:34. Cuando lleguéis a la tierra - y ponga la plaga de la lepra. Probablemente a partir de este texto se ha considerado generalmente que la lepra era una enfermedad infligida inmediatamente por Dios mismo; pero es bien sabido que en la Escritura se representa frecuentemente a Dios haciendo lo que, en el curso de su providencia, sólo permite. Se supone que la infección de la casa, asà como de la persona y de los vestidos, procedÃa de la animalcula. LevÃtico 13:47 y " LevÃtico 13:52 ".
VersÃculo 45
Verso LevÃtico 14:45. Derribará la casa. "Ante la sospecha de que una casa estaba infectada, el sacerdote la examinaba y ordenaba encerrarla durante siete dÃas; si encontraba que la peste o los signos de la peste (vetas huecas, verdosas o rojizas) no se habÃan extendido, ordenaba encerrarla siete dÃas más. Al decimotercer dÃa lo volvÃa a visitar; y si encontraba que el lugar infectado se habÃa atenuado, o habÃa desaparecido, sacaba esa parte de la pared, la llevaba a un lugar impuro, reparaba la pared, y hacÃa que toda la casa fuera revocada de nuevo. Luego se encerraba por un tercer perÃodo de siete dÃas, y al decimonoveno dÃa, si encontraba que la plaga habÃa vuelto a brotar, ordenaba derribar la casa". Ver Ainsworth. ¿No podemos aprender de todo esto una lección de instrucción? Si los medios utilizados por Dios y sus ministros para la conversión de un pecador se vuelven inútiles por su obstinación deliberada; si por sus malas prácticas pisotea la sangre del pacto con la que podrÃa haber sido santificado, y hace caso omiso del EspÃritu de Dios, entonces Dios derribará su casa, sacará su alma de su tabernáculo terrenal, enviará la casa, el cuerpo, a la corrupción, y el espÃritu a la perdición de los hombres impÃos. Lector, mira bien cómo está tu alma. Dios no se burla: lo que el hombre siembra, eso cosechará.
VersÃculo 53
Verso LevÃtico 14:53. Soltará el pájaro vivo. PodrÃa llamarse también pájaro de la muerte, asà como el chivo, en LevÃtico 16:5-3,  se llama el chivo expiatorio. Los ritos son similares en ambos casos, y probablemente tenÃan casi el mismo significado.
Ya hemos tenido ocasión de observar (véase el final del capÃtulo anterior) que la lepra era fuertemente emblemática del pecado; a lo que podemos añadir aquÃ: -
1. Que la lepra era una enfermedad generalmente reconocida como incurable por cualquier medio humano; y por lo tanto los judÃos no intentaban curarla. Lo que aquà se ordena hacer no era para curar al leproso, sino para declararlo curado y apto para la sociedad. Del mismo modo, el contagio del pecado, su culpa y su poder, sólo pueden ser eliminados por la mano de Dios; todos los medios, sin su influencia especial, no pueden ser de utilidad.
2. El cuerpo debe ser rociado y lavado, y un sacrificio ofrecido por el pecado del alma, antes de que el leproso pueda ser declarado limpio. Para limpiar al leproso espiritual, el Cordero de Dios debe ser sacrificado, y el rociamiento de su sangre debe ser aplicado. Sin el derramamiento de esta sangre no hay remisión.
3. Cuando el leproso se limpiaba, estaba obligado a presentarse al sacerdote, cuya competencia era declararlo limpio y apto para relacionarse con la sociedad civil y religiosa. Cuando un pecador se convierte del error de sus caminos, es asunto, como es la prerrogativa, de los ministros de Cristo, después de haberse informado debidamente de todas las circunstancias, declarar a la persona convertida del pecado a la santidad, unirla al pueblo de Dios, y admitirla a todas las ordenanzas que pertenecen a los fieles.
4. Cuando el leproso fue limpiado, la ley lo obligó a ofrecer un regalo al Señor por su curación, como prueba de su gratitud y evidencia de su obediencia. Cuando un pecador es devuelto al favor divino, debe ofrecer continuamente el sacrificio de un corazón agradecido y, en obediencia voluntaria, mostrar las virtudes de Aquel que lo ha llamado de las tinieblas y la miseria a una luz y felicidad maravillosas.
Lector, asà era la lepra, su naturaleza destructiva y sus consecuencias, y los medios para eliminarla; asà es el mal espiritual representado por ella, tales sus consecuencias, y tales los medios por los que sólo puede ser eliminado. La enfermedad del pecado, infligida por el diablo, sólo puede ser curada por el poder de Dios.
1. ¿Eres un leproso? ¿Comienzan a aparecer en ti las manchas de esta infección espiritual?
2. ¿Eres joven, y sólo entras en los caminos del mundo y del pecado? Los malos hábitos son más fáciles de vencer hoy que mañana.
3. ¿Eres viejo y estás arraigado en la transgresión? ¡Qué bondadoso es tu Hacedor al haberte conservado con vida tanto tiempo! Vuélvete de tus transgresiones, humilla tu alma ante él, confiesa tu iniquidad e implora el perdón. Busca y encontrarás. He aquà el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
4. ¿No has continuado en la verdad, sirviendo a tu Creador y Salvador con un corazón amoroso y obediente? Qué cortante es esa palabra: ¿No hubo DIEZ limpios? pero ¿dónde están los NUEVE? Probablemente tú eres uno de ellos. Confúndate por tu ingratitud, y aflójate por tu reincidencia; y solicita por segunda vez la eficacia sanadora de la gran expiación. Vuélvete, reincidente, porque él está casado contigo, y sanará tus reincidencias, y te amará libremente. Amén. Que asà sea, Señor Jesús.