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Bible Commentaries
2 Samuel 19

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

Versículos 1-43

JOAB HACE QUE EL REY DEJE DE LAMENTARSE.

3. Entróse el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente—El rumor de la condición desconsolada del rey infundió una tristeza general e inoportuna. Sus tropas, en vez de ser acogidas como se recibía siempre a un ejército victorioso, con música y otras demostraciones de regocijo público, se escurría secreta y silenciosamente en la ciudad, como si estuviesen avergonzadas por haber cometido algún crimen.

4. el rey, cubierto el rostro—Una de las sénales usuales de luto (véase cap. 15:30).

5. Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos—Retirándote para entregarte a tu dolor, como si fueran desagradables a ti sus servicios, y enojosa su devoción. En vez de saludar su regreso con gozo y gratitud, les has negado la pequeña recompensa de verte. La reconvención de Joab era justa y necesaria, aunque fué pronunciada con dureza. El era de aquellos que echan a perder sus servicios importantes por la insolencia de sus modales; y que siempre despiertan un sentimiento de obligación en aquellos a quienes rinden algunos servicios. El habló a David en un tono de arrogancia, que a un súbdito no correspondía mostrar a su rey.

7. Levántate pues ahora, y sal fuera, y halaga a tus siervos—El rey sintió la verdad de la reprensión de Joab; pero la amenaza por la cual fué esforzada, fundada en la gran popularidad del general en el ejército, lo señaló como persona peligrosa; y esta circunstancia, y la violación de la orden implícita de que tratara benignamente a Absalom por amor de él, produjo en David un odio firme, el cual fué manifestado en sus últimas órdenes dadas a Salomón.

8. se levantó el rey, y sentóse a la puerta—Aparecía diariamente en el lugar acostumbrado para oír causas. vino todo el pueblo delante del rey—es decir, los nativos leales que habían quedado fieles a su gobierno y que habían peleado por su causa. Israel había huído—es decir, los adherentes de Absalom, quienes, en la derrota de él se habían desparramado y salvado mediante la fuga.

9-43. LOS ISRAELITAS VUELVEN AL REY A JERUSALEM.

9. todo el pueblo porfiaba en todas las tribus de Israel—El reino estaba completamente desorganizado. Los sentimientos de tres partidos diferentes son representados en los vers. 9 y 10: los realistas; los adherentes de Absalom, quienes habían sido muy numerosos; y aquellos que eran indiferentes a la dinastía davídica. En estas circunstancias el rey tenía razón para no volver en seguida, como vencedor, para ascender nuevamente al trono. Era necesaria una reelección en alguna forma. Se quedó por algún tiempo al otro lado del Jordán, esperando ser invitado a volver. La invitación fué hecha pero sin la concurrencia de Judá; y David, chasqueado e irritado por la aparente tibieza de su propia tribu, despachó a los dos sumos sacerdotes para instar a los judaítas a tomar un interés prominente en su causa. Fué el acto de un político hábil; como Hebrón había sido la sede de la rebelión, fué acto cortés de su parte el alentarlos a volver a su lealtad y deber; y fué una instancia a su honor el no ser la última de las tribus. Pero este mensaje especial, y la preferencia dada a ellos motivó una explosión de celos entre las otras tribus que casi fué seguida por consecuencias fatales.

13. Asimismo diréis a Amasa, etc.—Este fué un golpe político diestro. David entendía perfectamente la importancia, para extinguir la rebelión, de sacar de aquella causa al único que la podría tener viva; entonces secretamente intimó su intención de elevar a Amasa al comando de un ejército en lugar de Joab, cuya arrogancia había llegado a ser insoportable. El rey justamente calculó que por temple natural así como también por gratitud por el perdón real, él se mostraría un servidor más dócil. Seguramente, David pensó con toda sinceridad cumplir su promesa. Pero Joab procuró retener su alto puesto (véase en cap. 20).

14. inclinó el corazón de todos los varones de Judá—es decir, Amasa, quien había sido ganado, usó de su grande influencia para unir nuevamente toda la tribu de Judá a los intereses de David.

15. Judá vino a Gilgal—Como lugar más conveniente donde pudiesen hacer los preparativos para traer al rey y la corte a través del Jordán.

16, 17. Semei … y con él venían mil hombres de Benjamín—Este despliegue de sus seguidores tenía por fin mostrar las fuerzas que él podría levantar en contra o en apoyo del rey. Expresando su profundo pesar por su anterior conducta ultrajosa, fué perdonado inmediatamente; y aunque el hijo de Sarvia insistió en la conveniencia de hacer de este jefe un ejemplo público, su intromisión fué rechazada por David con magnanimidad, y con la mayor confianza de que se sentía restablecido en su reino (véase 1 Reyes 2:8).

17. Siba criado de la casa de Saúl—Había engañado a su amo; y cuando recibió orden de preparar los asnos para que el príncipe rengo pudiera ir a encontrarse con el rey, huyó precipitadamente para ser el primero en rendir homenaje al rey; de modo que Mefiboset, siendo cojo, tuvo que quedarse en Jerusalem hasta la llegada del rey.

18. la barca—probablemente eran balsas, como todavía se usan en esta parte del río.

20. he venido hoy el primero de toda la casa de José—es decir, antes que todo el resto de Israel (Salmo 77:15; Salmo 80:1; Salmo 81:5; Malaquías 10:6).

24-30. Mephi-boseth descendió a recibir al rey—La recepción dada a Mefiboset fué poco honrosa para David. La sinceridad del dolor de aquel príncipe por las desgracias del rey, no pueden ponerse en duda. “No había lavado sus pies, ni cortado su barba”—no se había bañado. Los hebreos se cortaban el pelo en la parte superior (véase Levítico 13:45) y en las mejillas, pero cuidadosamente fomentaban su crecimiento en el mentón, de oreja a oreja. Además de tañir la barba de negro o rojo, cosa que no es una regla general en el Oriente, hay varias maneras de recortarla: la crían en una forma abultada y cerduda, hinchada y redonda; o la terminan como una pirámide, en punta aguda. Sea cual fuere la moda, se la arreglan siempre con sumo cuidado; y generalmente los hombres llevan un pequeño peine con este propósito. La negligencia de esta atención a su barba era prueba indubitable de la profundidad del dolor de Mefiboset. Parece que el rey lo recibió por vía de reconvención, y que no estuvo del todo seguro de su culpa o de su inocencia. Es imposible alabar el trato ni tampoco aprobar la recompensa parcial de David en este caso. Si él fué demasiado violento y distraído por causa de las circunstancias para indagar ampliamente el asunto, debería haber postergado su decisión; porque si por “partáis las tierras” quería decir que el anterior arreglo continuaría, por el cual Mefiboset era reconocido propietario, y que Siba sería el labrador de la tierra, fué una injusticia darle un trabajador que lo había calumniado tan groseramente. Pero si por “partáis las tierras”, ellos habían de tener partes iguales, la injusticia de la decisión fué aumentada grandemente. De todos modos, el espíritu generoso y desinteresado que manifestó Mefiboset, era digno de un hijo del generoso Jonathán.

31-40. Barzillai Galaadita—La categoría, la gran edad y la devoción caballerosa de este jefe galaadita, conquista nuestro respeto. Su negativa de ir a la corte, su recomendación de su hijo, su acompañamiento al través del Jordán, y la escena de separación del rey, son incidentes interesantes. Qué suerte de favor real fué concedida a Quimham, no ha sido relatado; pero es probable que David haya dado una buena parte de su patrimonio personal en Beth-lehem a Quimham y sus herederos en perpetuidad (Jeremias 41:17).

35. voz de los cantores y de las cantoras—Las bandas de músicos profesionales forman una dependencia prominente de las cortes de los príncipes orientales.

37. muera … junto al sepulcro de mi padre y de mi madre—Este es un caso del fuerte afecto que sienten los pueblos del Oriente por los lugares de sepultura pertenecientes a sus familias.

40-43. El rey entonces pasó a Gilgal … y todo el pueblo de Judá, con la mitad del pueblo de Israel—Quizá por su impaciencia por seguir su viaje o por otra causa, David no esperó hasta que todas las tribus hubiesen llegado para conducirlo de regreso a su capital. La procesión empezó tan pronto como Amasa hubo traído la escolta judaíta, y la preferencia dada a esta tribu produjo celos tan amargos, que estuvieron a punto de encender una guerra civil más fiera que aquella que acababa de terminar. Se entabló una guerra de palabras entre las tribus, apoyando Israel su argumento en sus números superiores: “nosotros tenemos en el rey diez partes”; mientras que Judá no tenía más que una. Judá fundó su derecho de tomar la iniciativa, sobre la razón de su más cercano parentesco con el rey. Esta era una pretensión peligrosa para la casa de David; y demuestra que ya habían sido sembradas las semillas de aquella disensión entre las tribus que con el tiempo condujo al desmembramiento del reino.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre 2 Samuel 19". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://www.studylight.org/commentaries/spa/jfb/2-samuel-19.html. 1871-8.
 
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