the Fourth Week of Advent
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La Biblia de las Americas
San Marcos 10
Jesús en Judea
1 (a)Levantándose de allí, Jesús se fue* a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y se reunieron* de nuevo las multitudes junto a El, y una vez más, como acostumbraba, les enseñaba(b).
Enseñanza de Jesús sobre el divorcio
2 Y se le acercaron algunos fariseos, y para ponerle[a] a prueba, le preguntaban si era lícito a un hombre divorciarse de[b] su mujer. 3 Y respondiendo El, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? 4 Y ellos dijeron: Moisés permitió al hombre escribir carta de divorcio y repudiarla(c). 5 Pero Jesús les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento(d). 6 Pero desde el principio de la creación(e), Dios los hizo varon y hembra(f). 7 Por esta razon el hombre dejara a su padre y a su madre[c](g), 8 y los dos seran una sola carne(h); por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. 9 Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe. 10 Y ya en la casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre esto. 11 Y El les dijo*: Cualquiera que se divorcie de[d] su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella(i); 12 y si ella se divorcia de[e] su marido(j) y se casa con otro, comete adulterio.
Jesús bendice a los niños
13 (k)Y le traían niños para que los tocara; y los discípulos los reprendieron. 14 Pero cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como éstos[f] es el reino de Dios(l). 15 En verdad os digo: el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él(m). 16 Y tomándolos en sus brazos(n), los bendecía, poniendo las manos sobre ellos.
El joven rico
17 (o)Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de El(p), le preguntó[g]: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna(q)? 18 Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. 19 Tú sabes los mandamientos: "No mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre(r)". 20 Y él le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado(s) desde mi juventud. 21 Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo(t); y ven, sígueme. 22 Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.
Peligro de las riquezas
23 Jesús, mirando en derredor, dijo* a sus discípulos: ¡Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios(u)! 24 Y los discípulos se asombraron(v) de sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo*: Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios[h]! 25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de una[i] aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios(w). 26 Ellos se asombraron aún más, diciendo entre sí[j]: ¿Y quién podrá salvarse? 27 Mirándolos Jesús, dijo*: Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios(x). 28 Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido(y). 29 Jesús dijo: En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio(z), 30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero(aa), la vida eterna. 31 Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros(ab).
Jesús anuncia su muerte por tercera vez
32 (ac)E iban por el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos; y estaban perplejos(ad), y los que le seguían tenían miedo. Y tomando aparte de nuevo a los doce, comenzó a decirles lo que le iba a suceder: 33 He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre(ae) será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles. 34 Y se burlarán de El y le escupirán(af), le azotarán y le matarán, y tres días después resucitará.
Petición de Jacobo y Juan
35 (ag)Y se le acercaron* Jacobo[k] y Juan, los dos hijos de Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que hagas por nosotros lo que te pidamos. 36 Y El les dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros? 37 Ellos le dijeron: Concédenos[l] que en tu gloria(ah) nos sentemos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 38 Pero Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo bebo(ai), o ser bautizados con el bautismo con que soy bautizado(aj)? 39 Y ellos le dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: La copa que yo bebo, beberéis; y seréis bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado(ak), 40 pero el que os sentéis a mi derecha o a mi izquierda, no es mío el concederlo[m], sino que es para quienes ha sido preparado(al). 41 Al oír esto, los diez comenzaron a indignarse contra Jacobo[n] y Juan. 42 (am)Y llamándolos junto a sí, Jesús les dijo*: Sabéis que los que son reconocidos como gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos. 43 Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro servidor(an), 44 y cualquiera de vosotros que desee ser el primero será siervo de todos. 45 Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida[o] en rescate por muchos(ao).
El ciego Bartimeo es sanado
46 (ap)Entonces llegaron* a Jericó. Y cuando salía de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, un mendigo ciego llamado Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino(aq). 47 Y cuando oyó que era Jesús el Nazareno(ar), comenzó a gritar y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí(as)! 48 Y muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí(at)! 49 Y Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Y llamaron* al ciego, diciéndole: ¡Anímate(au)! Levántate, que te llama. 50 Y arrojando su manto, se levantó de un salto y fue a Jesús. 51 Y dirigiéndose a él[p], Jesús le dijo: ¿Qué deseas que haga por ti? Y el ciego le respondió: Raboní[q](av), que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanado[r](aw). Y al instante recobró la vista, y le seguía por el camino.