the Fourth Week of Advent
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La Biblia de las Americas
Malaquías 3
El día del juicio
1 He aquí, yo envío a mi mensajero[a], y él preparará[b] el camino delante de mí(a). Y vendrá de repente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis(b); y el mensajero[c](c) del pacto en quien vosotros os complacéis(d), he aquí, viene —dice el Señor de los ejércitos. 2 ¿Pero quién podrá soportar el día de su venida? ¿Y quién podrá mantenerse en pie cuando El aparezca(e)? Porque El es como fuego(f) de fundidor y como jabón de lavanderos. 3 Y El se sentará como fundidor y purificador de plata, y purificará(g) a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como a plata, y serán los que presenten ofrendas[d] en justicia al Señor(h). 4 Entonces será grata al Señor la ofrenda[e] de Judá y de Jerusalén(i), como en los días de antaño y como en los años pasados(j). 5 Y me acercaré a vosotros para el juicio, y seré un testigo veloz contra los hechiceros(k), contra los adúlteros(l), contra los que juran en falso(m) y contra los que oprimen al jornalero en su salario(n), a la viuda y al huérfano(o), contra los que niegan el derecho del extranjero[f] y los que no me temen[g] —dice el Señor de los ejércitos. 6 Porque yo, el[h] Señor, no cambio; por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido consumidos[i](p).
El pago de los diezmos
7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis estatutos y no los habéis guardado(q). Volved a mí y yo volveré a vosotros —dice el Señor de los ejércitos(r). Pero decís: "¿Cómo hemos de volver?" 8 ¿Robará[j] el hombre a Dios? Pues vosotros me estáis robando. Pero decís: "¿En qué te hemos robado?" En los diezmos y en las ofrendas[k](s). 9 Con maldición estáis malditos(t), porque vosotros, la nación entera, me estáis robando[l]. 10 Traed todo el diezmo(u) al alfolí[m], para que haya alimento[n] en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto —dice el Señor de los ejércitos— si no os abriré las ventanas del cielo(v), y derramaré para vosotros bendición(w) hasta que sobreabunde[o](x). 11 Por vosotros reprenderé al devorador, para que no os destruya los frutos del suelo(y); ni vuestra vid en el campo será estéril —dice el Señor de los ejércitos. 12 Y todas las naciones os llamarán bienaventurados(z), porque seréis una tierra de delicias(aa) —dice el Señor de los ejércitos.
El justo y el injusto
13 Vuestras palabras han sido duras contra mí —dice el Señor—. Pero decís: "¿Qué hemos hablado contra ti?" 14 Habéis dicho: "En vano es servir a Dios(ab). ¿Qué provecho hay en que guardemos sus ordenanzas y en que andemos de duelo delante del Señor(ac) de los ejércitos? 15 "Por eso ahora llamamos bienaventurados a los soberbios(ad). No sólo prosperan los que hacen el mal(ae), sino que también ponen a prueba a Dios y escapan impunes."
16 Entonces los que temían[p] al Señor se hablaron unos a otros, y el Señor prestó atención(af) y escuchó, y fue escrito delante de El un libro(ag) memorial para los que temen[q] al Señor y para los que estiman[r] su nombre. 17 Y ellos serán míos —dice el Señor(ah) de los ejércitos— el día en que yo prepare[s](ai) mi tesoro especial[t](aj), y los perdonaré[u] como un hombre perdona al[v] hijo(ak) que le sirve. 18 Entonces volveréis a distinguir entre el justo y el impío(al), entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.