the Fourth Week of Advent
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La Biblia de las Americas
2 Corintios 5
1 Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada[a](a), es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos(b), eterna en los cielos. 2 Pues, en verdad[b], en esta morada gemimos, anhelando ser vestidos(c) con nuestra habitación celestial; 3 y una vez vestidos, no seremos hallados desnudos. 4 Porque asimismo, los que estamos en esta tienda, gemimos agobiados, pues no queremos ser desvestidos, sino vestidos(d), para que lo mortal sea absorbido por la vida(e). 5 Y el que nos preparó para esto mismo es Dios, quien nos dio el Espíritu como garantía[c](f). 6 Por tanto, animados siempre y sabiendo que mientras habitamos[d] en el cuerpo(g), estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista[e](h)); 8 pero cobramos ánimo y preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar[f] con el Señor(i). 9 Por eso, ya sea presentes o ausentes, ambicionamos serle agradables(j). 10 Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo[g](k), de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo.
La nueva criatura
11 Por tanto, conociendo el temor del Señor(l), persuadimos a los hombres, pero a Dios somos manifiestos, y espero que también seamos manifiestos en vuestras conciencias(m). 12 No nos recomendamos otra vez a vosotros(n), sino que os damos oportunidad de estar orgullosos de nosotros(o), para que tengáis respuesta para los que se jactan en las apariencias y no en el corazón. 13 Porque si estamos locos[h], es para Dios; y si estamos cuerdos, es para vosotros(p). 14 Pues el amor de Cristo nos apremia[i](q), habiendo llegado a esta conclusión: que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron(r); 15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos(s). 16 De manera que nosotros de ahora en adelante ya no conocemos a nadie según la carne(t); aunque hemos conocido a Cristo según la carne, sin embargo, ahora ya no le conocemos así. 17 De modo que si alguno está en Cristo(u), nueva criatura es[j](v); las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas(w).
El ministerio de la reconciliación
18 Y todo esto procede de Dios(x), quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo(y), y nos dio el ministerio(z) de la reconciliación; 19 a saber, que Dios estaba en Cristo(aa) reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres[k] sus transgresiones(ab), y nos ha encomendado a[l] nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Por tanto, somos embajadores(ac) de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo os rogamos(ad): ¡Reconciliaos con Dios(ae)! 21 Al que no conoció pecado(af), le hizo pecado por nosotros(ag), para que fuéramos hechos justicia de Dios en El(ah).