He aquÃ, el asirio, emperador y pueblo, toda la nación, era un cedro en el LÃbano, distinguido por su belleza y excelencia, con hermosas ramas, es decir, hermosas y espesas de follaje, y con una mortaja de sombra, con un matorral de ramas que proyecta una sombra sólida y de gran estatura; y su copa estaba entre las gruesas ramas, llegaba hasta el borde de las mismas nubes del cielo.
El cedro asirio recibió asà el primer y pleno beneficio de la fuerza fertilizante de la corriente, y otros árboles se vieron obligados a contentarse con canales más pequeños. Asiria fue bendecida mucho más que todas las naciones en prosperidad material de todo tipo.
Todas las aves del cielo hicieron sus nidos en sus ramas, y debajo de sus ramas todas las bestias del campo dieron a luz sus crÃas, y bajo su sombra moraron todas las grandes naciones, es decir, toda la gente de la nación y todos los dependientes. Los estados disfrutaron de una maravillosa prosperidad durante la era de la grandeza de Asiria.
Asà era hermoso en su grandeza, a cuenta de la grandeza que le habÃa sido dada, en la longitud de sus ramas, porque los estados tributarios contribuÃan tanto a su estatura y fuerza; porque su raÃz estaba junto a muchas aguas.
Y extraños, invasores extranjeros, los terribles de las naciones, los soldados caldeos, conocidos por su fiereza, lo han cortado y lo han dejado, quedando aquà la imagen de un árbol talado; sobre los montes y en todos los valles sus ramas cayeron, todas las naciones tributarias y provincias fueron cortadas, y sus ramas, todas las colonias y ciudades dependientes, fueron quebradas por todos los rÃos de la tierra, como cuando un árbol poderoso, al caer por la ladera de la montaña, se hace añicos en pequeños pedazos; y todo el pueblo de la tierra, antes dependiente de Asiria, ha descendido de su sombra y lo ha dejado.
Sobre su ruina, como ha caÃdo de cabeza, presentando asà la imagen de un cadáver, todas las aves del cielo permanecerán, y todas las bestias del campo estarán sobre sus ramas, las mismas que antes habÃan estado bajo su dominio. ahora recurriendo a las aves y a las bestias de presa para despedazar el cadáver, es decir, para sacar vida de la caÃda de Asiria, para edificarse sobre sus ruinas:
hasta el final, con este objetivo final en mente, que ninguno de todos los árboles junto a las aguas se ensalce por su altura, todas las demás naciones se benefician del ejemplo de Asiria, ni se disparen entre las densas ramas, entre las mismas nubes del cielo, ni sus árboles se levantan en su altura, con el mismo orgullo pecaminoso, todos los que beben agua, mientras obtienen su fuerza solo del Señor; porque todos han sido entregados a la muerte, a los abismos de la tierra, al reino subterráneo de la muerte, en medio de los hijos de los hombres, con los que descienden al abismo.
Información bibliográfica Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Ezekiel 31". "Comentario Popular de Kretzmann". https://studylight.org/commentaries/spa/kpc/ezekiel-31.html. 1921-23.
VersÃculo 1
Y sucedió en el undécimo año, después de la cautividad de JoaquÃn, en el tercer mes, el primer dÃa del mes, justo dos meses después de la profecÃa dada en el capÃtulo 30, que la palabra del Señor vino a mÃ. , diciendo,
VersÃculos 1-9
Comparación entre el poder de Faraón y el de Asiria
VersÃculo 2
Hijo de hombre, habla a Faraón, rey de Egipto, enviándole el mensaje aquà transmitido al profeta del Señor de los tiempos, y a su multitud, el pueblo de Egipto con todas sus riquezas, porque el paÃs rebosaba de prosperidad: ¿De quién eres tú? como en tu grandeza? El Señor se prepara intencionalmente para hacer una comparación completa y detallada, a fin de sacar la lección que deseaba transmitir.
VersÃculo 3
He aquÃ, el asirio, emperador y pueblo, toda la nación, era un cedro en el LÃbano, distinguido por su belleza y excelencia, con hermosas ramas, es decir, hermosas y espesas de follaje, y con una mortaja de sombra, con un matorral de ramas que proyecta una sombra sólida y de gran estatura; y su copa estaba entre las gruesas ramas, llegaba hasta el borde de las mismas nubes del cielo.
VersÃculo 4
Las aguas, el hecho de que él creciera en un lugar bien regado, lo engrandeció, el abismo lo enalteció con sus rÃos corriendo alrededor de sus plantas, literalmente, "en cuanto a los arroyos del diluvio, ella estaba dando vueltas su plantación ", es decir, alrededor del lugar donde estaba situado el cedro, y envió sus pequeños rÃos, los arroyos de riego más pequeños, a todos los árboles del campo.
El cedro asirio recibió asà el primer y pleno beneficio de la fuerza fertilizante de la corriente, y otros árboles se vieron obligados a contentarse con canales más pequeños. Asiria fue bendecida mucho más que todas las naciones en prosperidad material de todo tipo.
VersÃculo 5
Por tanto, su altura fue exaltada sobre todos los árboles del campo, se destacó en la abundancia de crecimiento, y sus ramas se multiplicaron, de modo que se extendieron ramas robustas en todas direcciones, y sus ramas se alargaron a causa de la multitud de aguas cuando él salió disparado, a causa de la abundante humedad que le permitió lanzar nuevas ramas en todas direcciones. Asiria, que disfrutaba de una prosperidad casi incomparable, pudo fundar colonias y someter reinos más pequeños, y todos estos estados tributarios contribuyeron a la grandeza adicional del imperio.
VersÃculo 6
Todas las aves del cielo hicieron sus nidos en sus ramas, y debajo de sus ramas todas las bestias del campo dieron a luz sus crÃas, y bajo su sombra moraron todas las grandes naciones, es decir, toda la gente de la nación y todos los dependientes. Los estados disfrutaron de una maravillosa prosperidad durante la era de la grandeza de Asiria.
VersÃculo 7
Asà era hermoso en su grandeza, a cuenta de la grandeza que le habÃa sido dada, en la longitud de sus ramas, porque los estados tributarios contribuÃan tanto a su estatura y fuerza; porque su raÃz estaba junto a muchas aguas.
VersÃculo 8
Los cedros en el jardÃn de Dios no pudieron esconderlo, no pudieron superarlo, es decir, todas las demás naciones y estados del mundo fueron superados por Asiria en grandeza y gloria; los abetos, o cipreses, no eran como sus ramas, y los castaños, los plátanos, conocidos por la espesura de su follaje, no eran como sus ramas, ni ningún árbol en el jardÃn de Dios, en este caso todo el ancho mundo, era semejante a él en su belleza.
VersÃculo 9
Lo hice hermoso por la multitud de sus ramas, como se describió en detalle anteriormente, de modo que todos los árboles del Edén que estaban en el jardÃn de Dios lo envidiaron, fue objeto de envidia en todo el mundo. Aunque la descripción se limita a Asiria, el objeto del mensaje dirigido al faraón de Egipto es evidente de inmediato, a saber, servir como una advertencia del Señor, el Dador de toda prosperidad terrenal, quien es capaz tanto de conceder como de retener. lo que los hombres más valoran en la tierra.
VersÃculo 10
Por tanto, asà dice el Señor Dios, dirigiéndose aquà directamente al rey de Asiria, aunque el objeto, llevar a casa la lección al Faraón por medio del mensaje, es inconfundible, porque te has elevado en altura, en blasfema altivez en relato de una prosperidad que no era más que un regalo de arriba, y él, la dirección aquà volviendo a la tercera persona, ha disparado su copa entre las densas ramas, hasta las mismas nubes, y su corazón se enaltece en su altura , en orgullo pecaminoso e insultante,
VersÃculos 10-18
La lección de la caÃda de Asiria
VersÃculo 11
Por tanto, lo entregué en mano del valiente de las naciones, a saber, Nabucodonosor de Babilonia; seguramente tratará con él, literalmente, "hará, hará con él", o, en forma moderna, seguramente lo acabará; Lo eché por su maldad, el Señor rechazó a Asiria de delante de Su rostro.
VersÃculo 12
Y extraños, invasores extranjeros, los terribles de las naciones, los soldados caldeos, conocidos por su fiereza, lo han cortado y lo han dejado, quedando aquà la imagen de un árbol talado; sobre los montes y en todos los valles sus ramas cayeron, todas las naciones tributarias y provincias fueron cortadas, y sus ramas, todas las colonias y ciudades dependientes, fueron quebradas por todos los rÃos de la tierra, como cuando un árbol poderoso, al caer por la ladera de la montaña, se hace añicos en pequeños pedazos; y todo el pueblo de la tierra, antes dependiente de Asiria, ha descendido de su sombra y lo ha dejado.
VersÃculo 13
Sobre su ruina, como ha caÃdo de cabeza, presentando asà la imagen de un cadáver, todas las aves del cielo permanecerán, y todas las bestias del campo estarán sobre sus ramas, las mismas que antes habÃan estado bajo su dominio. ahora recurriendo a las aves y a las bestias de presa para despedazar el cadáver, es decir, para sacar vida de la caÃda de Asiria, para edificarse sobre sus ruinas:
VersÃculo 14
hasta el final, con este objetivo final en mente, que ninguno de todos los árboles junto a las aguas se ensalce por su altura, todas las demás naciones se benefician del ejemplo de Asiria, ni se disparen entre las densas ramas, entre las mismas nubes del cielo, ni sus árboles se levantan en su altura, con el mismo orgullo pecaminoso, todos los que beben agua, mientras obtienen su fuerza solo del Señor; porque todos han sido entregados a la muerte, a los abismos de la tierra, al reino subterráneo de la muerte, en medio de los hijos de los hombres, con los que descienden al abismo.
¡Cuán tonto es que los poderosos de la tierra se enaltezcan en un orgullo pecaminoso, cuando, después de todo, todos son hombres débiles y mortales, totalmente dependientes de la bondad del Dios cuya providencia sola los sostiene!
VersÃculo 15
Asà dice el Señor Dios, al describir la impresión que causó la caÃda de Asiria en otras naciones y al hacer la aplicación al caso de Faraón: El dÃa en que descendió al sepulcro, cuando la potencia mundial asiria fue destruida, yo causó un duelo, los hombres se detuvieron por un tiempo para considerar la calamidad con horror y dolor; Cubrà el abismo para él, literalmente, "Yo cubrÃ, por su cuenta, el diluvio", lo que le habÃa dado su poder vivificante, y contuve sus inundaciones, reteniendo las diversas corrientes de las que se habla en el versÃculo 4, y se detuvieron las grandes aguas; e hice llorar al LÃbano por él,literalmente, "oscurecerse sobre él, en duelo por la caÃda del poderoso cedro Asiria", y todos los árboles del campo se desmayaron por él. A causa del derrocamiento de Asiria, el mundo entero sufrió, de modo que se cortaron todas las fuentes de riqueza y poder.
VersÃculo 16
Hice temblar a las naciones al sonido de su caÃda, previendo en su derrocamiento una calamidad similar para ellos, cuando lo arrojé al infierno con los que descienden al abismo, al reino de la muerte; y todos los árboles del Edén, los mejores y escogidos del LÃbano, de los que se habla en los versÃculos 8 y 9, todos los que beben agua, serán consolados en las partes inferiores de la tierra, ya que la poderosa Asiria se vio obligada a compartir su destino en el reino. de los destruidos de la faz de la tierra.
VersÃculo 17
También descendieron con él al infierno, compartiendo la suerte de Asiria, con los muertos a espada; y los que eran su brazo, sus auxiliares o aliados, que habitaban bajo su sombra en medio de los paganos, dependiendo de su poder militar. Al concluir este párrafo y capÃtulo, se hace la solicitud al faraón, a quien una vez más se dirige directamente.
VersÃculo 18
¿A quién te pareces asà en gloria y grandeza entre los árboles del Edén? entre las diversas naciones del mundo, bendecidas por Dios, como son, con muchos y grandes dones de su bondad. Sin embargo, serás derribado con los árboles del Edén , como lo habÃa sido Asiria, hasta los confines de la tierra; En medio de los incircuncisos, de las naciones impÃas, con los muertos a espada, yacerás .
Asà serÃa el destino de Egipto como el de Asiria. Este es el Faraón y toda su multitud, asà le sucederÃa a él y a todo su pueblo con sus orgullosas riquezas y su comportamiento jactancioso, dice el Señor Dios. Es fácil para Dios hacer un ejemplo y un espectáculo de todos sus enemigos.